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Piter ganó por última vez el día 6 Febrero 2012
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Venga va, voy a seguir publicando el diario por aquí, que me sabe mal haberlo dejado abandonado tanto tiempo. A ver si en los próximos cuelgo fotos de todos los días hasta el octavo, que es el que pongo ahora. Espero que os guste. Martes, 19 de julio de 2011. Día 8. CAPÍTULO 8 – ESTRASBURGO PARA PRINCIPIANTES De nuevo fue una sorpresa para mí poder dormir en el tren. Lo cierto es que aún descansé más tiempo que en el otro trayecto nocturno. Abrí los ojos cuando, teóricamente, faltaba más de una hora para llegar a París, pero incluso habiendo saliendo con retraso, el tren llegó antes de la hora prevista. Allí estábamos, en la estación de Austerlitz, con el tren parado a saber desde cuándo y nosotros durmiendo a pierna suelta. Desde Austerlitz fuimos en metro a la Gare de l’Est, estación desde donde salían los trenes que nos interesaban. Nos planteamos montarnos en el [acronym=Train à grande vitesse. Tren de alta velocidad francés]TGV[/acronym] y rezar para que no pasara el revisor, pero decidimos no tentar a la suerte y elegir la opción B para llegar a Estrasburgo: cinco horas de viaje con dos transbordos incluidos. Eran muchas horas, sí, pero con los 18€ del [acronym=Train à grande vitesse. Tren de alta velocidad francés]TGV[/acronym] comíamos dos días, y si seguíamos castigando a la tarjeta con más suplementos, la broma se convertiría en putada. Era hora de sacrificarse un poco. El primer transbordo fue en Bar-le-Duc, un pueblo totalmente desconocido para nosotros. Lo único reseñable de ese trayecto es que en ese tren vi algo que nunca había visto; los compartimentos de los vagones eran cerrados, como en el Expresso de Hogwarts (ignora la comparación si no has visto/leído Harry Potter). En tren iba prácticamente vacío, así que nos asentamos a nuestro antojo en un compartimento los dos solos, a intentar planchar la oreja. Seguidamente cogimos otro tren hasta Nancy, dónde teníamos que pasar algo más de una hora. Nancy tenía más nombre que Bar-le-Duc, pero aún así desechamos la oportunidad de dar una vuelta y lo único que hicimos fue buscar un supermaché para comprar la comida. Después del viaje busqué información y descubrí que podríamos haberle dado una oportunidad al lugar, pero en el momento consideré que lo mejor que tenía la ciudad era coincidir con el nombre de la hija del gran Frank Sinatra. De Nancy ya fuimos directos a Estrasburgo, y ese fue uno de los trayectos más bonitos del viaje. El paisaje se tiñó del verde de los frondosos bosques que había a izquierda y derecha, e íbamos dejando atrás vacas pastando en el campo y pequeñas localidades como Lunéville. Habíamos entrado en la Alsacia. Enlazar las siete horas del nocturno con cinco más para llegar a Estrasburgo resultaba, a priori, una paliza. Para unos incombustibles como nosotros resultó fácilmente soportable, y con aire triunfal salimos de la estación de Estrasburgo (edificio bastante destacable, por cierto) y nos dirigimos al apartahotel en el que pasaríamos las próximas dos noches. Estaba bastante bien por el precio que pagamos (22€ persona/noche). Teníamos cocina, algo muy esperado y que nos facilitaría variar un poco la dieta rica en bocadillos que estábamos siguiendo a rajatabla. Reposamos la comida (un bocadillo, precisamente) mientras hacíamos zapping en la televisión francesa. Nos decantamos por ver el final de una etapa del Tour antes de bajar a ver la ciudad. Llegamos al centro histórico siguiendo al río Ill. A esa parte de la ciudad la llaman Grande Ile (Gran Isla), porque está completamente rodeada por el río. Allí se encuentra la Catedral, de la que vimos el interior aprovechando que era gratis entrar. Es curiosa la variedad de color de las vidrieras y el reloj astronómico del interior, aunque no sabíamos qué marcaba y cómo lo hacía exactamente. Ejemplo de la arquitectura gótica del siglo XV, con sus 142 metros de altura, la Catedral de Estrasburgo fue la obra arquitectónica más alta del mundo hasta el S XIX. En la misma plaza de la Catedral se encuentra la Casa Kammerzell, una de las casas más antiguas de la ciudad, convertida ahora en hotel y restaurante. Por las calles de Estrasburgo es innegable la influencia alemana, tanto en el diseño de las casas como en el nombre de calles y plazas. No es de extrañar, ya que aparte de que la frontera está a escasos kilómetros, la Alsacia fue en su día territorio teutón. De nuevo no tuvimos suerte con la climatología y se puso a llover. Cerca de la plaza Gutemberg nos pusimos a cubierto en un parking. Esperamos a ver si aflojaba o paraba, pero como las gotas formaban burbujitas en los charcos (ver teoría sobre la lluvia en el capítulo 5) volvimos al apartamento después de hacer la compra. Por cierto, la teoría de Marc se volvió a cumplir; no paró de llover hasta la noche. En el ordenador público de la recepción nos conectamos por segunda vez en el viaje. Eran más o menos las siete de la tarde y ya estábamos en la habitación apalancados. Tenía la sensación de haber desaprovechado el día. Entre las horas de tren y la maldita lluvia apenas habíamos dado una vuelta por la ciudad. El día siguiente lo destinaríamos a ir a Colmar por la mañana y seguir viendo Estrasburgo por la tarde, en vez de ir a Colmar y luego a Eguisheim, como estaba planeado. Por las fotos que vimos, Eguisheim se trataba un pueblecito alsaciano de cuento, pero no dejaba de ser un Colmar en pequeño. En ese rato, aparte de preparar unos deliciosos macarrones para cenar, lavamos a mano un poco de ropa, aprovechando que pasaríamos dos noches allí y tendría tiempo suficiente de secarse. Con las tareas de higiene realizadas y con la barriga llena empezamos con las Kronembourg que habíamos comprado para darle uso a la nevera, pero queríamos descansar y nos fuimos a dormir antes de lo que venía siendo habitual. No lo había explicado, pero a mitad del viaje se nos iba a unir un nuevo compañero de viaje, Jesús. En tres días estaba previsto que nos encontráramos en Bélgica. Esa tarde hablamos con él; estaba ultimando los preparativos y deseando sumarse al viaje. Lo que no sabía es que le esperaba un contratiempo inesperado. Pero no adelantemos acontecimientos.
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Maaaaaaaaadre mía, qué de meses sin pasarme por el foro... y sin actualizar el diario llevo un año y medio. Entre otras cosas, me he dado cuenta de que Teru fue nombrado moderador, y que garefe avanzó (o terminó, no lo sé, sólo lo he mirado por encima) muchísimo su diario... Cómo está el tema por el foro? Sigue apagado? Vale la pena que prosiga el diario? Publicarlo, más que nada, porque redactarlo ya lo redacté, hace meses que lo terminé de escribir
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Lunes, 18 de julio de 2011. Día 7. CAPÍTULO 7 – ONLY LYON EXPRESS Aquella noche descansamos como ninguna otra. Las camas eran comodísimas y ni nos enteramos de cuando “el pistolero” se fue de la habitación. Para ir a Lyon teníamos dos opciones, un tren a las ocho y otro pasadas las diez. No hubo manera de despertarse antes de las siete para recoger la mochila y realizar la excursión hasta la estación, además de que partir tan pronto significaba perder el desayuno. Nos despertamos a las nueve, recogimos las mochilas con una calma excesiva y fuimos a desayunar. Concretamente, el desayuno se componía de pan para untar con dos mermeladas de dudosa calidad, café aguachirri y zumo de naranja (lo único decente). En la recepción nos encontramos a Max y Sarah, que se marchaban a Ginebra. Nos despedimos e intercambiamos el Facebook con ellos antes de salir del albergue con el tiempo justo para llegar a la estación. De hecho, el que realizó el trayecto Annecy-Lyon fue el primer tren (hasta el momento) que cogimos de milagro. De haberlo perdido, la visita a Lyon hubiera peligrado, porque el siguiente tren no salía hasta dos horas después. Dos horas fue lo que tardamos en llegar a la tercera ciudad en número de habitantes de Francia, Lyon. Lo primero que hicimos en ella fue la reserva del nocturno Annecy-París que íbamos a coger esa misma noche. También le preguntamos al chico que nos atendió, que hablaba un castellano perfecto, si el [acronym=Train à grande vitesse. Tren de alta velocidad francés]TGV[/acronym] París-Estrasburgo también costaba 18€. La respuesta fue afirmativa, así que emplearíamos el plan B para llegar a la capital de la Alsacia con tal de regatear al [acronym=Train à grande vitesse. Tren de alta velocidad francés]TGV[/acronym]. Al salir de la estación nos dirigimos a la parte antigua, conocida como Vieux Lyon (Viejo Lyon). Después de pasar por el Auditorium, uno de los edificios más altos de Lyon, llegamos al primer río de los dos que atraviesan la ciudad, el Ródano. Entre el Ródano y el Saona (que es su afluente) se sitúa la Plaza de Bellecour, centro de la ciudad y lugar donde está ubicada la oficina de turismo. Nos hicimos con unos mapas y comimos en el McDonald’s, después de mirar desde fuera y con mucho deseo unas pizzerías cuyo precio imaginábamos directamente proporcional a su buena pinta. Cosas destacadas de la plaza son una estatua de Luís XIV montado en un caballo, y unas letras blancas y rojas en las que se lee “Only Lyon”. Lo usan como un eslogan de la ciudad. En el mapa que nos dieron también lo ponía, es algo parecido al “I’Amsterdam”. Al cruzar el Saona nos encontrábamos en el Viejo Lyon, zona declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998. Después de toparnos con la iglesia de St Jean en obras, tomamos el funicular para subir a una de las colinas de la ciudad, Fourvière. La Basílica Notre-Dame de Fourvière, iglesia más destacable de Lyon, corona la colina, desde la que se obtienen las mejores vistas de la ciudad. Desde las alturas, además de los diferentes barrios, se ve el río Saona y se distingue el Auditorium a los lejos. Por fin nos estaba haciendo un día entero de sol. ¡Por primera vez en el viaje usamos las gafas de sol y pasamos calor! Esperábamos que ese fuera el final de nuestra mala suerte climatológica. Al bajar de la colina paseamos un rato por las callejuelas adoquinadas y peatonales del centro histórico. En ellas había muchos pequeños restaurantes donde, según había leído, se comía de maravilla, pero nuestra precaria economía nos impedía darnos semejante lujo. Al salir de los recovecos del Vieux Lyon, hubo un rato que fuimos sin consultar el mapa y aparecimos en un parque bastante alejado del centro, pero gracias a nuestra superdotada orientación, nos reenganchamos al camino justo en el Ayuntamiento y la Ópera. Se acercaba la hora de regresar a Annecy, así que poco a poco fuimos dirigiendo nuestros pasos hacia el sur, dirección estación. De camino paramos en un supermercado y compramos la cena; bocadillos vegetales una vez más. Nos aliviaba pensar que en el apartamento que habíamos reservado en Estrasburgo tendríamos cocina en la habitación y podríamos prepararnos algo caliente que no fueran kebabs o hamburguesas. Lyon me pareció una ciudad interesante, con atractivos suficientes como para dedicarle más tiempo del que le habíamos podido dar. Un día entero hubiera sido lo ideal. Pero quién sabe, quizás vuelvo a Lyon antes de lo que creía. Volviendo a Annecy, Marc cumplía con su rutina de desconectar el cerebro en los trenes mientras yo avanzaba el diario lentamente. En el parquecillo de enfrente de la estación cenamos y pasamos el rato charlando hasta que nos montamos en el tren que, una vez más nos dejaría en París, y que partió con exactamente 27 minutos de retraso.
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Posible primer Eurorail, dudas y eso.
tema responde a AndresNobody de Piter en Primeros pasos: interraileros novatos
Bienvenido al foro. http://forums.inter-rail.org/interrail/tema/18230-mensaje-de-bienvenida/ -
Porque es flipante que se citen post de hace 5 años xDDD
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Porque somos 4 gatos...
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Seguramente en los próximos meses vuelva de visita a Londres. Gracias a este foro me enteré de la existencia de "La pensión de la china" o Ideal Guest House. Toda la información que encuentro es antigua, y me gustaría saber si Ms Quan sigue regentando la pensión, y si el precio o el teléfono han variado (eran 10 libras por persona y noche). Cualquier dato reciente sobre el lugar me ayudará. Dudo que con lo muerto que está el foro pueda obtener alguna respuesta, pero por probar... Un saludo.
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París y Benelux verano 2012
tema responde a Alex Ochotrece de Piter en Primeros pasos: interraileros novatos
La excursión en bici vale lo que te cueste alquilar las bicis. Nosotros lo hicimos en MacBike (tiene una oficina al lado de la estación), 20€ por 2 días con el seguro. No te será difícil encontrar cómo llegar buscando información sobre Volendam, Marken... También puedes ir en autobús; pon en Google "Waterland Ticket". Un saludo.