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mamarracho

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Mensajes publicados por mamarracho


  1. Día 18 (17/05/2009) "El retorno"

     

    Poco que contar de este día, una vuelta como la ida pero con alguna turbulencia de más y con un coro de finlandeses que nos alegró un poco el vuelo a Barcelona, ensayando tres canciones ante todos los presentes en el avión.

    Volvemos de Japón sin haber vivido ni un pequeño terremoto, mala fama tienen jeje. La verdad que ha habido bastantes blufs en este viaje, no todo Japón es como te lo pintan. En mi opinión Japón me ha gustado y repetiría, intentando ver la isla de Hokkaido que nos ha quedado pendiente, pero esperaba aún más del país. Hay que reconocer que hay muchas cosas guapísimas como Kioto, el Parque de Nara o Miyajima, pero también hay mucha chuscada. Me quedo con el Japón tradicional y sus casas antiguas de madera, sus templos y santuarios, antes que con la parte moderna de rascacielos. Parece que han perdido el sentido de la construcción y ahora hacen todo al tuntún y de manera chapucera, con grandes urbes creciendo sin parar. Eso de que las autopistas y vías de tren corten la ciudad con puentes por donde les parezca me ha matado. Y el estilo de arquitectura de los edificios nuevos más de lo mismo, todo prefabricado y metálico. Ves una gran avenida de una ciudad y no sabes en cual estás, podría ser cualquiera ya que son todas muy parecidas.

    Bueno, pues hasta aquí este viaje que ya ha finalizado. Ahora a esperar para el siguiente, en enero del 2010 Australia!


  2. Día 17 (16/05/2009) "Procesiones"

     

    Nada más salir del albergue nos topamos con bastantes grupos de procesiones. Se ve que estos días son las fiestas del barrio de Asakusa. Procesiones al estilo de las de España en Semana Santa, pero en vez de santos o vírgenes los costaleros llevan una especie de artefactos. Están todas las calles engalanadas de farolillos al estilo del del Templo Senso-ji. Destacar la eficacia de la policía para cortar el tráfico en pocos segundos para permitir el paso del desfile religioso.

    Estuvimos viéndolo un rato y seguimos hacia al sitio que teníamos pensado para este último día de viaje. El parque de Ueno es el más chusco que hemos visto en todo Japón. Bastante pobre y lleno de mendigos, parece la Espanya Industrial en sus peores momentos. En Ueno hay varios templos, pagodas y museos. Después del parque vimos el barrio antiguo de Yanaka, que está junto a él. Quedan algunas típicas casas japonesas en calles estrechas entremezcladas con otras más nuevas, pero tan pocas y tan feas que ni siquiera les he echado una foto. Esta es la parte de Tokio que más se podría parecer a Kioto, pero bastante de lejos.

    Como el día anterior, pasamos la tarde en el albergue sesteando y jugando a cartas en el bar, por donde pululaba un madrileño culé solitario un poco pesado. Anoche el Madrid perdió ante el Villarreal, dejando la Liga en manos del Barça. Ya van 2 de 3 para el triplete. Y aquí acaba todo, mañana de vuelta a Barcelona.

     

     

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    Procesión

     

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    + Procesión

     

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    Vaya paquete

     

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    Parque de Ueno

     

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    Doraemon

     

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    Gran Pagoda Budista

     

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    Santuario Gojo, zorro Inari

     

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    Charca

     

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    Estatua de Saigo Takamori, líder del ejército Meiji

     

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    Cuidado con la pelota!

     

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    Puerta del Infierno de Rodin, en el exterior del Museo Nacional de Arte Occidental

     

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    Sin comentarios

     

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    Avispa muerta de tamaño considerable


  3. Día 16 (15/05/2009) "Día de gordos"

     

    Se nos acabó el JRP, así que estos 2 últimos días van a ser de bastante relax. Y ya nos va bien porque el ritmo del viaje ha sido alto y no nos ha sobrado casi tiempo ningún día para vaguear. En el InterRail que hicimos el año pasado nos quedaba más tiempo libre. Si tan solo nos ha dado tiempo de jugar dos partidas de cuatrola. Aunque normal con los 20 kms de media que hemos hecho cada día. Cierto es también que yo he leído más de lo que leí en el anterior viaje, de momento llevo Pura anarquía de Woody Allen, Next de Michael Crichton (este libro es de Anta) y ahora estoy con el Diario de Ana Frank.

    De esta manera hemos dejado las cosas que están más cerca del albergue para los días que quedan, los lugares donde podemos ir andando. Uno de ellos ha sido el barrio de Ryogoku, zona de sumo. Allí está el estadio principal además de muchas escuelas (beya). Ya por la calle te vas cruzando con luchadores y aprovechamos para fotografiarnos con uno. Fuimos buscando las diferentes escuelas, ya que tenía entendido que podías presenciar entrenamientos, pero mentira. Los entrenos son a puerta cerrada en locales muy pequeños. Ya nos avisó una guía del estadio que sin contacto no entraríamos en ninguno. La primera escuela donde lo intentamos fue Iztsu Beya, la única que tenía una puerta accesible. Pero nada más abrirla nos salió al paso un manager a hacernos el signo de la X con los brazos, queriendo decir que no éramos bien recibidos. En la segunda tuvimos algo más de suerte, Kasugano Beya. Había 4 luchadores fuera haciendo ejercicios, 2 con kimono y 2 con cinto. Y después en otra escuela mejor fortuna aun, porque a través de sus ventanas se podía ver todo el entreno desde la calle. Aunque no parecían poner mucho entusiamos los aprendices en las peleas.

    Y otro blufo, para que te fíes de info en según que webs. Vimos que el museo del sumo que está dentro del estadio era gratis. Y claro que es gratis, gratis si pagas una entrada para un combate y consigues pasar al interior del recinto.

    Después de Ryogoku fuimos al barrio de nuestro albergue a ver su templo callejero, el Senso-ji o Asakusa Kannon. Desde la primera puerta hasta la principal está todo lleno de mercadillo de souvenirs y de comida, todo con mucho ambiente. El pabellón estaba en obras, pero pudimos ver su Puerta Hozo-mon, su pagoda o el Buda Nade Botokesan, que se toca para dar fortuna.

     

     

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    Honda

     

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    Falete

     

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    Luchadores de sumo liándola en la calle

     

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    Entreno

     

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    Entreno con reflejo

     

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    Torre del estadio

     

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    Senso-ji

     

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    Puerta Hozo-mon


  4. Día 15 (14/05/2009) "Vaya, vaya, aquí no hay playa (decente)"

     

    Hoy me he puesto una camiseta de usar y tirar. Como dije, por todo Japón hay grandes tiendas estilo el 99 Shop donde venden productos interesantísimos a este precio. Entre esos artículos hay corbatas o zamarras, yo en concreto me pillé una camiseta negra de algodón. ¿Y porqué? Os explico: para este viaje me he traído camisetas y ropa interior vieja de la que me he ido deshaciendo por el camino, para aligerar equipaje aunque llevemos poco y para dejar sitio a las compras. Y quieras o no, la ropa sucia siempre ocupa más, aparte de que apesta por mucho que la metas en bolsas. En el próximo viaje habrá que plantearse el tema lavanderías. Pero es que además, directamente me he traído 2 camisetas de menos contando que cada una me la pongo dos días, así que aparte de una que compré de recuerdo y que ya me tendré que poner aquí, necesitaba otra. Esa es la razón. Esta técnica es muy recomendable para malandrines y sabandijas de los viajes como nosotros, a los que no les importe ir por la calle con un trapo más fino que papel de fumar. Es que si pones tal camiseta hacia la ventana le pasa la luz a las dos capas, peor que cualquiera que te dan por ahí de publicidad!

    Después de esta introducción pordiosera diré que hoy hemos ido a Kamakura. Esta ciudad no da ni para medio día. Principalmente su interés está en el Gran Buda de bronce (Daibutsu). Para verlo hay que pagar 200 yenes y si quieres pasar a sus entrañas 20 simbólicos yenes más. Su recinto no tiene nada ya que el templo en el que estaba se lo llevó un tifón. Y no me extraña, porque menuda ventolera pegaba joder! La otra idea que teníamos al ir era pasar un día de playa y con más razón cuando amaneció Tokio con un solaco increíble. Pero finalmente de buen tiempo nada. Había mucho windsurfero aprovechando la ocasión, el agua estaba revuelta y se te volaba toda la arena a la cara. Solo Anta se atrevió a meterse un momento en el agua, que dice que no estaba muy fría, solo para poder decir que se ha bañado en el Pacífico. Yo dejaré tal proeza para otra ocasión, por ejemplo algún año que visite California. Hay que reconocer que aún estamos en mayo y es normal que no haga buen tiempo para estar en la playa, pero no pinta muy bien el sitio de todas maneras. Y luego nos quejamos de La Barceloneta. En Kamakura hay más templos, pero poco importantes, de pago y como comprenderás lector, a estas alturas ya estamos hastiados de ellos.

    Por la tarde volvimos a Akihabara, ya que en los sitios que quedan por ver no va a haber nada de electrónica, aparte de que nos sobraba tiempo. Ya compramos los artefactos tecnológicos que buscábamos: Anta un marco digital y yo una Memory Sitck para mi cuñado. Miman y Joaka, después de dar muchas vueltas mirando una cámara de fotos y una de vídeo respectivamente, no compraron nada porque los precios no lo merecían. Nos hicimos alguna foto con las pavas disfrazadas de guarrona que nombré hace un par de días. Pensábamos que no se dejaban hacer fotos, ya que además de estar currando, el otro día vimos a una enfadarse mucho al ver como un fotógrafo intentaba retratarla. Pero debía ser un caso aislado esa tía, ya que otras posaban y todo.

    En esta segunda incursión por “Electric Town” localizamos tiendas de pornografía. Una de ellas tenía 5 plantas de estrechos pasillos con más y más revistas y películas porno pixeladas, con la censura del país. Pero lo importante que encontramos allí fueron las bragas usadas! Teníamos entendido que incluso había máquinas por Tokio que vendían tal perversión, pero fue aquí el único lugar donde las encontramos cuando pensábamos que ya no las veríamos. La cosa es muy penosa, un paquete de plástico transparente, con las bragas y una foto de la dueña con ellas puestas como prueba. Anda que no disfrutarían por ahí dentro el Maestro Mutenroshi y Ulong.

    De vuelta en el albergue merendé compartido con Anta un dorayaki gigante, uno como el famoso pastelito que siempre come Doraemon. Ya había probado alguna copia mala en España, pero el autóctono tampoco mejora mucho jajaja. Esa pasta interior de judías con apariencia de chocolate no me gusta nada.

     

     

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    Gran Buda de Kamakura

     

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    Interior de la cabeza

     

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    Playa de Kamakura

     

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    Enfermerita

     

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    Mazinger Z

     

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    Bragas usadas

     

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    Ay que se me vuela la falda!

     

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    Balcones taza

     

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    Dorayaki


  5. Día 14 (13/05/2009) "Todo el pescado está vendido"

     

    Madrugamos un poco para ir al mercado de Tsukiji, pero no lo suficiente ya que fue un fracaso. Llegamos al mercado a las 8:30 y ya no había una mierda allí, todo estaba vacío. Las subastas de pescado se hacen de 5:00 a 10:00, pero hoy se ve que acabaron antes de tiempo, no vamos a madrugar más para ver peces jajaja. Aquello es como un Mercabarna pero solo de pescado, no esperéis un mercado de barrio de toda la vida. Así que os recomiendo si de verdad queréis ver las subastas y demás madruguéis mucho para estar a las 5:00 allí y no perderos nada, vaya ganas.

    De ahí fuimos al jardín de Hama que está al lado (300 yenes). Es un jardín de té, con su casa para la ceremonia y lagos con agua de mar muy chulos, pero hemos pillado una etapa de la primavera tardía en que ya no hay casi flores bonitas. Así que nos ha parecido un parque normal.

    Luego ya tiramos hacia Ginza, otro barrio pijeras al estilo Harajuku, situado en el auténtico antiguo centro de la ciudad. Allí está el famoso cruce de Yon-Chome, uno de los más transitados del mundo, en teoría conocido por sus pasos de peatones pintados en diagonal. Pero hay que decir que ya no lo tienen pintado así, sino de manera horizontal normal como en España. Menos mal que sí vimos en Shinjuku pasos así pintados en diagonal, mucho más cargados de gente que este. En el barrio hay muchos grandes almacenes de nivel que dejan a El Corte Inglés a la altura del betún. Sobre los cuales en la guía de Japón que llevamos dice que en sus tiendas de comida de las plantas de abajo hay degustaciones. Pero lo que hay en verdad son unos pica-pica de risa, en cualquier paradita por la calle te ofrecen más cosas a probar que ahí, así que mejor ni perdáis tiempo en pasaros. Y en los almacenes Matsuya se supone que tendría que haber bonsáis, pero tampoco tenían ni uno (no he visto un bonsái en todo el país).

    Vimos más cosas pero no muy remarcables, hasta que tiramos hacia el Palacio Imperial. Otra cagada, menudo full de día. No hemos visto nada en condiciones. La zona de los jardines más cercanos al palacio no se podían visitar, no sabemos si porque están siempre cerradas sus puertas o porque había alguna visita de algún dirigente importante hoy. Así que después de rodear hacia el norte el perímetro del foso conseguimos ver uno de los parquecitos del norte, Kitanomaru, pasando antes por delante del edificio de la Dieta, el Parlamento de Japón.

     

     

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    Durmiendo de pie recostado con la cabeza contra la pared!

     

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    Casa de té del jardín de Hama

     

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    Más Jardín de Hama

     

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    Puente en el Jardín de Hama

     

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    ¿Quieres aun más Jardín de Hama?

     

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    Capsule Tower

     

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    Las habitaciones del Capsule Tower por dentro son estilo El quinto elemento

     

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    Edificio San'ai, en la esquina de Yon-Chome

     

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    Tienda fotográfica

     

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    Teatro Kabuki-za

     

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    Techo del Foro Internacional

     

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    Torre de Tokio que cada día le cuesta más asomar entre los edificios

     

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    Puente Nijubashi en el foso del Palacio Imperial

     

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    Edificio de la Dieta

     

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    Parque Kitanomaru en el interior del recinto del Palacio Imperial


  6. Día 13 (12/05/2009) "¿Dónde están los frikis?"

     

    Veintipico kilómetros y sin ver checkpoints en concreto, sino distritos. Les llamamos checkpoints a los puntos que tenemos marcados para ver en el viaje, sean monumentos, templos, museos… Hoy hemos ido a Shibuya, Harajuku, Daiba y Akihabara de paso. Pillamos la Yamanote hasta Shibuya, zona comercial (sobretodo de moda) y de entretenimiento. Realmente poco que ver, así que fuimos subiendo hacia el norte en busca de Harajuku, la próxima parada, encontrándonos por el camino el Estadio sede de los Juegos Olímpicos de 1964 y un gimnasio anexo en el que había 4 mesas de ping-pong en un torneo escolar donde estaban jugando incluso algún partido de dobles, cosa que nunca había visto.

    Harajuku está antes de la parada del parque Yoyogi y toda la zona es conocida por sus tiendas de moda. Fuimos allí esperando encontrar frikis disfrazados o amantes del cosplay y no encontramos casi nada. En el Carrer Tallers de Barcelona te encuentras muchos más personajes, allí había tan pocos y tan desperdigados que ni merecía la pena hacerles fotos. Una decepción, se ve que se juntan los domingos por la tarde, pero el domingo nosotros estamos de vuelta. Delante de la estación de Harajuku surge una calle principal repleta de tiendas de las mejores marcas, es como su Passeig de Gracia. Pero paralela a esta hay un callejón llamado Takeshita-dori, con saldos repleto de adolescentes y colegialas (mucha campanera hay por Japón).

    Nos costó encontrar un sitio decente para comer por allí y por la tarde fuimos al puerto, Daiba u Odiaba. En verdad no es el puerto, sino una isla artificial moderna con edificios bastante guapos. Hasta allí solo va una línea de tren automático monorraíl desde Shinbashi (310 yenes). Las vías de este tren van aun más altas que las de otros, sin exagerar, a la altura de una 10ª planta (es que en Japón ni una vía de tren, aparte del metro, está soterrada y lo mismo pasa con los parkings, debe ser en prevención de terremotos). El tren cruza el mar para llegar hasta Daiba por el puente Rainbow, el cual junto a los edificios del lugar y una noria gigante recuerdan bastante a Yokohama. La isla tiene uno de los edificios más raros del mundo (una obra más de Kenzō Tange), la sede de la TVFuji, cadena que emite entre otras series Dragon Ball en Japón. También hay un edificio arco al estilo al de la Défense de París, una mini Estatua de la Libertad y muchos locales recreativos. Las vistas desde allí hacia la orilla de Tokio y su Torre deben ser espectaculares, pero parece que casi siempre sobre esta ciudad hay una especie de niebla o polución sospechosa que no te deja apreciar el skyline. El tiempo se está comportando, solo hemos tenido un par de días de lluvia no muy fuertes, pero aquí en Tokio se nota mucha más humedad, un calor pegajoso asqueroso.

    A la vuelta desde nuestra amiga la Yamanote mis compañeros de viaje decidieron parar un par de estaciones antes de Ueno, nuestro destino cerca de Asakusa. Bajamos en el barrio de la electrónica de Akihabara, donde esperaba ver más tiendas y de mejor calidad/precio, ya que muchas parecen un mercadillo con productos cutres. Aunque alguna se salva y tiene mejores precios de los vistos hasta ahora, parece que mientras más pequeña sea la tienda mejor es esta relación. Pues en este barrio vimos más tías disfrazadas que en Harajuku, aunque fuese por trabajo, ya que en Akihabara también hay tiendas de gadgets y otakus, que como reclamo publicitario tienen chicas disfrazadas de colegiala o sirvienta repartiendo flyers por la calle. Pero esta no era más que una primera parada al barrio, ya que aquí tenemos pensado volver uno de los últimos días, solo hemos ido a tantear el terreno y comparar precios con futuros posibles sitios, aunque creo que no habrá muchos más del estilo en lo que queda de viaje.

     

     

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    Metro lleno de cabezones

     

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    Shibuya 109

     

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    Gimnasio Olímpico

     

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    Ping-pong

     

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    Takeshita-dori

     

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    Monorrail

     

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    Arco en Daiba

     

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    WTF?!

     

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    Fuji TV

     

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    Tienda Laox en Akihabara

     

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    Bombillas


  7. Día 12 (11/05/2009) "Miman lover"

     

    Otro cambio de alojamiento, los dos anteriores no eran más que para probar las experiencias de un hotel cápsula y uno más tradicional. Ahora vuelta a un albergue, en el que estaremos más noches que en ninguno, el Asakusa Smile. Palizón de trenes hoy: tren privado, Yamanote y metro para llegar a Asakusa, más JR y Nikko Line más tarde para ir a ver el parque natural. Pero volvamos atrás. Otra vez, al movernos rápido ya desde la misma ciudad, llegamos antes del check-in, así que dejamos de cualquier manera las mochilas en la barra del bar del albergue para después salir.

    A partir de este punto del viaje ya no seguimos la pauta de visitas marcada antes de partir, sino que vamos moviendo los días entre Tokio y visitas fuera como nos parece y apetece, siempre teniendo en cuenta la validez del JRP, que se nos acabará para los 2 últimos días. Dentro de lo estimado del viaje, en el tramo final (en Tokio) había 8 días, en teoría 4 para la ciudad y 4 para excursiones (Kamakura, Nikko, Hakone y Yokohama). Para empezar, parece que después de ver el monte Fuji de lejos desde el tren y una “zona volcánica” en Beppu, nos cargamos definitivamente la excursión a Hakone, aparte de que no la tenemos muy clara ni sabemos tampoco cuanto nos costará. En cuanto a Yokohama, ya la visitamos ayer. Y para hoy, según las previsiones del tiempo, que eran muy buenas con un día soleado que te cagas, habíamos pensado ir a Kamakura, más que nada porque la ciudad es conocida por la práctica del surf en sus playas y queremos hacer la gracia de bañarnos en el Pacífico. Pero cuando llegamos a Asakusa hacía un tiempo de perros y estaba todo nublado, decidimos dejarlo mejor para otro día, así que para hoy nos hemos decantado por Nikko.

    Nikko está al norte de Tokio, después de toda la zona urbanizada. Decir que desde Tokio hasta Hiroshima no hay ni un puto tramo sin una casa. Nikko es un poblacho de 18.000 habitantes, pero lo interesante del lugar es su Parque Natural. En el hay todo un conjunto de templos recargadísimos cubiertos en parte por oro. El pase general que te permite la entrada básica a los 5 más importantes cuesta 1000 yenes. La zona no es muy grande y se ve rápido, pero merece la pena. Aunque esperaba más aun después de lo que había leído, que mejor dejases los templos de Nikko para el final del viaje, ya que eran tan impresionantes que todos los demás te parecerían una mierda después si lo hacías al revés. Pero a mi no me han parecido para tanto, sus recintos y sus templos centrales son bastante pequeños, me quedo antes con la inmensidad del Inari de Kioto o alguno de Nara.

    En la visita por Nikko nos encontramos con muchos colegios de excursión. En el interior de uno de los templos, un grupo de 4 o 5 colegialas nos comenzó a señalar y a reírse. Resultó que Miman les llamaba la atención por ser medio rubio. Entre otras paridas nos dijeron “We’re firends”. Miman es un ídolo de masas, va creando fans allá por donde avanza, pero el tío es muy humilde y pasó de ellas. Las tiene locas a las japonesitas.

    Después de la jornada y de vuelta en el albergue, hemos podido contemplarlo bien en todo su “esplendor”. Menudo cuchitril patillero, sin duda el peor alojamiento del viaje. ¿Qué ibas a esperar por 11.000 yenes 6 noches? Y pensar lo que nos queda aquí... El lugar parece estar frecuentado por viejales yonkis salidos de Can Tunis. Su puta cocina está más llena de grasa que la cabeza de Aznar y en ella solo hay 4 platos y 1 tenedor, cuando en la entrada hay más de 30 pares de zapatillas. Muy mal.

     

     

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    Super Dry Hall

     

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    Nikko

     

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    Estación JR East de Frank Lloyd Wright

     

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    Puente sagrado de Shinkyo

     

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    Pagoda

     

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    Guardián

     

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    Santuario Tosho-gu

     

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    No oigo, no hablo, no veo

     

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    Detalle

     

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    Campanario

     

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    Santuario Taiyuin-byo

     

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    Calzoncillo pañal de venta en el tren

     

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    Junta entre pisos


  8. Día 11 (10/05/2009) "Los guerreros del antifaz"

     

    ¡Qué mierda las taquillas del Hotel Cápsula! Antes de nada quiero repasar algunos puntos que se me hayan escapado sobre cosas diarias que te encuentras paseando por las calles de Japón:

    - Por todo el país tienes una sensación de seguridad total y en ningún momento te parece que te vayan a robar, puedes dejar tus cosas tranquilas por ahí. Ni nada que temer cuando te paras en medio de la calle y se te acerca alguien, casi siempre es para ofrecerte ayuda o para preguntar por curiosidad de donde eres. Esto te lo hacen en Barcelona y lo primero que piensas es que te van a dar el palo.

    - Todo está muy limpio, ni manchas ni charcos en las calles y llevo contabilizada una única mierda de perro. Por cierto, se ve a muy poca gente con perros y los pocos que hay son pequeños, una extraña raza mezcla de perro y zorro. Ni un grafiti en las fachadas y la gente se mueve con orden por los sitios, casi no se saltan un semáforo.

    - Los trenes tienen una precisión increíble, no llegan ni 1 minuto tarde, igualitos que los de nuestra RENFE.

    - Los lavabos son gratis en todos lados, no como en Europa. Los hay a montones por las calles, parques, trenes, estaciones y restaurantes. Y limpísimos también.

    - El único pero es la poca cantidad de papeleras y bancos que hay.

     

    Ahora pasaré a relatar el día 11 del viaje:

    Nada más levantarnos del hotel cápsula nos fuimos con todo el equipaje directos al hotel tradicional, el ryokan Kangetsu. Este es el alojamiento que peor situado tenemos de todo el viaje, muy al sur de Tokio, casi ya en Kawasaki. Así que para llegar hay que pillar la línea circular Yamanote hasta Gotanda y luego unos ferrocarriles privados con los que no sirve el JRP (190 yenes).

    El sitio muy chulo, una casita que parece un templo en miniatura, con su jardín lleno de agua y puentes. Aquí dormimos con futón en el suelo y también tenemos baño tradicional por tercer día consecutivo. Como llegamos antes del check-in, en ese momento nos estaban preparando las camas, dejamos las bolsas en la habitación y nos fuimos directos hacia Yokohama, otro cambio de plan en la ruta inicial. Nos parecía mejor ir hoy a Yokohama que más adelante, ya que ahora lo tenemos bastante cerca debido a la ubicación del hotel.

    Yokohama es la segunda ciudad más grande de Japón (3.645.507 hab.) y está pegada a la metrópolis de Tokio. Me ha sorprendido gratamente, ya que solo esperaba encontrarme un hormiguero industrial. Nada más salir de la estación de tren tienes el distrito Minato Mirai 21, una zona moderna en una isla artificial con toda una serie de rascacielos antiterremotos, pero no tan espectaculares ni altos de media como los de Shinjuku. Aunque entre ellos se encuentra la Landmark Tower, el edificio más alto del país con 269 m. Por la zona también está el estadio de fútbol del Yokohama Marinos y una noria gigante en medio de una feria.

    Avanzando hacia el sur junto al mar se llega al barrio chino, donde hay un pequeño templo, el Kantei-byo, mucho más recargado que los japoneses. Cerca, junto al paseo marítimo, hay un parque desde donde se puede ver el Puente de la Bahía, el faro interior más alto del mundo (conocido como Marine Tower, casi todas las ciudades tienen su torre) y varado en el puerto un ferry que recorrió entre 1930 y 1960 la ruta entre Yokohama y Seattle. En el barrio chino es bastante más caro comer aunque todo parezca más cutre. Ya allí no distinguimos por la cara si la gente es autóctona o chinos.

    Acabamos rápido de visitar la ciudad, así que llegamos al ryokan después de comer. Leer, partidas de cartas en los jardines y baño tradicional. Y por último una sesión de fotos con los kimonos y otras con extraña pose de superhéroes en calzoncillos con la toalla colgada al cuello y el antifaz de Finnair puesto, demasiado lamentables como para colgarlas aquí jajaja.

     

     

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    Ryokan

     

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    Multi campos de béisbol en Kawasaki

     

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    Hasta 4 niveles de vías

     

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    Estadio de fútbol del Yokohama Marinos

     

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    Paseo en Minato Mirai 21

     

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    Landmark Tower

     

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    Noria gigante

     

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    Edificio vela

     

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    Minato Mirai 21

     

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    Barrio Chino (Chuka-gai)

     

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    Hikawa Maru

     

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    Minato Mirai visto desde el paseo marítimo

     

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    Faro

     

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    Puente de la Bahía

     

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    Templo chino Kantei-byo

     

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    Baño exterior

     

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    Mesa de té


  9. Hola Boss. Nosotros le sacamos partido al JRP, perdí la cuenta de la cantidad de viajes que hicimos. Hiroshima vale la pena por el Parque y el Museo de la Paz. También queda una torre del castillo pero ni nos pasamos a verla. Aparte de eso lógica y lamentablemente queda poco de interés de la ciudad. Pero la isla de Miyajima también pertenece a Hiroshima y es lo mejor de todo el viaje.

    Pero bueno, que con 1 día te vale y te sobra, nosotros nos pasamos con 2 (aunque fueron 3 noches pero la primera tarde en que llegamos no vimos nada), por eso el segundo día fuimos a Beppu. En la crónica del día Día 8 (07/05/2009) "Cambio de planes" te quedará claro.

    En cuanto a la duración del billete, teníamos el de 14 días. Activado desde el día 1 de mayo para pillar el Narita Express, hasta el último día que lo usamos (14 de mayo) que fue Kamakura. Por eso los 2 últimos días del viaje no nos movimos de Tokio y dejamos para ver las cosas de más cerca. Pero ya llegaré a esta parte del diario en su momento jeje.

    Saludos.


  10. Hola mikel1984, ahora mismo preparo la próxima entrada. Me alegra que esperes una actualización.

    Justamente en el programa ese de la semana pasada de Callejeros Viajeros de Tokio entraron en el mismo Hotel Cápsula que nosotros.

    Y lo de la subida al Monte Fuji en un principio lo teníamos pensado hacer, pero al ver que eran 2 días el subir y bajar nos pareció mucha complicación. Al final nos conformamos con verlo desde lejos.

    Y el tema presupuesto, como bien te dice Antamack nos salió tiradísimo, yendo de este rollo de albergues y comiendo y todo mejor que hemos comido en otros viajes como InterRailes. Así que si vas a ir también en este plan te saldrá parecido de precio. Es mucho más barato de lo que pensaba de antemano (y eso que el cambio al yen no es bueno ahora), la oferta del vuelo fue clave.

    Saludos.


  11. Día 10 (09/05/2009) "Gay capsule"

     

    Ya pasamos a Tokio, la capital del país y donde estaremos 8 noches, la mitad del viaje. El primero de nuestros aposentos aquí es el Hotel Cápsula más grande del mundo, el Green Plaza en el distrito de Shinjuku, cuya estación mueve 3 millones de pasajeros al día. La primera impresión del hotel es bastante estresante, mucha gente en cola delante de un mostrador también repleto de trabajadores. Joaka tuvo que ponerse una venda para taparse su tatuaje chino del antebrazo, ya que no dejan no solo entrar a gente tatuada en los baños públicos, sino ya directamente hospedarse, no vayas a ser un yakuza.

    Una vez nos atendieron, nos entregaron la llave de nuestra taquilla, el número de cápsula y un yukata muy cutre, con el que todos los hombres (las mujeres tienen una planta del hotel para ellas separada) caminando por allí dentro parecíamos de una secta. Antes de bajar a comer nos cambiamos en medio del pasillo (no hay otro sitio mejor) para cotillear un poco. Un problema son las taquillas, muy estrechas, pensadas para hombres de negocio con maletín y no para mochileros como nosotros. Tuvimos que sacar la mitad de las cosas de la mochila para que aquello entrase ahí. Impresionante ver las hileras de “nichos”, parece una lavandería gigante. La cápsula es más grande de lo que parece: 1,90 m de largo, 1 metro de alto y 90 cm de ancho. Por la noche ya lo veríamos todo mejor.

    Así que bajamos a la calle que ya había hambre. Parece que la comida anda incluso mejor de precio en Tokio y nos da la sensación que la capital es un mundo aparte respecto al resto del país. El barrio de Shinjuku está lleno de vida. Al oeste de la estación está la zona de rascacielos más altos de la ciudad, entre ellos el Ayuntamiento o Tocho, de Kenzō Tange, una torre que costó construirla en 1991 1 billón de dólares. También están el Hotel Park Hyatt, conocido por aparecer en la película Lost in translation o El edificio Sumitomo, el cual tiene en su planta 51 un observatorio gratuito. Lo malo del mirador es que da para la parte de atrás de los rascacielos, pero sirve para comprobar la enormidad de esta urbe, en la que mirando al horizonte no ves su fin, no hay zona sin un edificio.

    Al este de Shinjuku se sitúa Kabukicho, zona comercial de luces de neón similar al Dotonbori de Osaka. Tiendas de electrónica, barrio rojo, bares de alterne y edificios enteros de recreativas y máquinas de pachinko. Las máquinas de pachinko serían como las tragaperras aquí, pero solo que en Japón no se gana dinero, así que las bolitas que retorna el juego las cambian por premios como peluches. Mira que las hemos observado pero no acabamos de entender como funciona eso, solo vemos que los jugadores no paran de meter monedas ficticias del local (1000 monedas 6 yenes) y parece que poco actúan sobre la máquina, solo con 2 o 3 botones. En el centro de la máquina hay un video sobre series conocidas como Musculman, pero de verdad no se que coño hace ahí el jugador.

    Por Kabukicho hay muchos locales de show girls o puticlubs regentados por negros que te preguntan si “Want to fuck?”. Cuidado por que calle te metes que hay zonas gays y también puedes ver como los relaciones públicas japoneses (con la piel muy morena y el pelo teñido de naranja) no paran de asaltar a las mujeres que pasean por la calle.

    Una vez vistos los dos Shinjuku cenamos y de vuelta al hotel para asearnos. Los baños otra vez son de estilo oriental. La cultura japo en este aspecto es muy gayer, ahí acicalándote rodeado de tíos semidesnudos. Veo que somos de los pocos occidentales en el local y una curiosidad mayor que me hizo gracia: en el hotel hay masajistas femeninas por si a uno le apetece pagar para relajarse, pero lo bueno es que están ahí en medio viendo pasar a todos los hombres con la polla al aire.

    Los baños son muy masivos, aprovechamos en la zona común algunos para afeitarnos, ya que aquí te ofrecen de todo: maquinillas, espuma, toallas, jabón, champú… Después pasamos a la inmensa piscina de agua hirviendo y una vez secos entramos en una especie de salón de belleza donde uno mismo dispone de todo tipo de cremas, lociones, secador de pelo e incluso bastoncillos de los oídos, todo muy metrosexual. Si ya decía que esta gente es muy gay XD.

     

     

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    Rascacielos en Shinjuku oeste

     

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    Ayuntamiento de Tokio

     

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    Vistas panorámicas desde el observatorio Sumitomo

     

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    Hotel Park Hyatt

     

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    ¿Copia del Empire State Building?

     

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    Paso de cebra en diagonal

     

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    Pachinko

     

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    Shinjuku oeste visto desde Shinjuku este

     

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    Kabukicho

     

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    TV del hotel cápsula

     

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    Mi pierna en el hotel cápsula

     

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    Nichos ("no se pueden hacer fotos dentro")


  12. Buenas Vaninka.

    Pues no lo vimos con agua, y eso que estuvimos toda la mañana por allí. No sé exactamente como debe ir el tema mareas, pero tal vez sea ahora por la tarde cuando suben, ni idea. Como puedes ver por las fotos el torri estaba con un palmo de agua solo que casi te podías acercar del todo a él (pero no del todo todo, ya que he visto fotos con gente a su pie).

    Y lo del teleférico mira, no recuerdo cual sería la razón para no subir jeje. Pero sé que a Anta le hacía gracia el tema de ver monos.

    Y muchas gracias por descubrirnos como se llama esa deliciosa comida (ahí decía que era lo mejor hasta el momento, pero definitivamente fue lo mejor de todo el viaje).


  13. Día 9 (08/05/2009) "Baño de arena"

     

    El destino finalmente elegido para este día ha sido Beppu, pueblo situado en la isla de Kyushu, al sur de Japón y cuya capital es Nagasaki. Para ir hasta allí hay que coger el shinkansen desde Hiroshima, haciendo trasbordo a un regional en Kokura. El cambio de isla ni lo notas, ya que lo hace por túnel bajo tierra y te quedas sin ver el mar ni nada.

    Beppu es característico por ser una zona termal donde brota agua hirviendo de sus calles. El agua de sus fuentes está calentorra y la ciudad está llena de onsens (baños termales). Como no tiene mucho que ver aparte de esto, estuvimos paseando un rato por su playa para después visitar el Beppu Beach Sand Bath, o lo que es lo mismo, un baño de arena caliente. La cosa cuesta 1000 yenes a los que tuvimos que sumar la compra de una toallita por 250 más, ya que no llevábamos ninguna encima.

    Nada más entrar en el local te pones un yukata (kimono de verano) y te diriges solamente con él puesto a la zona donde te van a “enterrar vivo”, en primera línea de mar. Si tocas la arena (muy pero que muy negra) con los pies no parece que queme mucho, pero de que las operarias la remueven con sus rastrillos, aquello arde como un demonio. Una vez metido en tu zanja, te van recubriendo de arena con kimono y todo. A los primeros instantes te da por salir corriendo, pero menos mal que se va enfriando un poquito. La cosa es muy relajante, es como una sauna pero con losa encima, con lo cual te quedas más gilipollas aun. Estás ahí 10 minutos sepultado con la cabeza al Sol y al acabar vas directo a la ducha para quitarte la pegajosa y superfina arena. Había una báscula y pude comprobar que después del proceso había sudado 1 litro de agua. Una vez duchados nos esperaba el primer baño tradicional, donde te enjabonas primero sentado en un taburete para después pasar a una bañera ardiendo también común. Tan ardiendo que sales con las piernas rojas.

     

     

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    Fuente volcanito

     

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    Torre de Beppu

     

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    Tapa de alcantarilla

     

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    Mini pagoda

     

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    Playa

     

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    Baños

     

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    Nuestras sepultadoras preparando las zanjas

     

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    Beppu Beach Sand Bath

     

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    Shinkansen a petar a la vuelta


  14. Día 8 (07/05/2009) "Cambio de planes"

     

    Cambio de planes. Primera modificación sobre lo planificado del viaje, está bien que no sea todo tan cuadriculado. Ayer al llegar a la ciudad y repasando la ruta, nos ha parecido mucho dedicarle un día entero a Hiroshima y otro a Miyajima, más aun después de lo rápido que hemos estado caminando los días anteriores, así que hemos decidido juntar las dos cosas en una sola jornada. Para mañana ya veremos que nuevo pueblo visitaremos, dejamos la decisión para esta noche.

    Así que por la mañana temprano nos montamos en un “regional” de la JR hasta la parada que hay enfrente del puerto del cual sale el Ferry (también de la JR) hacia la isla de Miyajima. Isla sagrada (considerada una de las tres vistas más bellas de Japón) situada delante de la costa del suroeste de Hiroshima y otro lugar con ciervos. Además también hay monos en su parte más alta, pero para la que hay que pillar un teleférico, cosa que no hicimos.

    La isla es preciosa, el lugar con más encanto que hemos visto hasta ahora, con su supertorii medio flotante en el mar marcando la entrada al santuario Itsukushima (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1996, como tantos otros templos por todo el país). No nos mereció la pena pagar para entrar al santuario, ya que con la marea baja por la mañana, se ve todo por fuera perfectamente e incluso puedes caminar por sus claustros en ese momento sin agua.

    La callecita que lleva del Ferry al santuario principal está llena de pequeños comercios donde puedes ver en sus escaparates, por ejemplo, como se fabrican galletas con una mini máquina de producción en serie. En esta calle pillamos gran parte de los souvenirs, debido a sus grandes precios y variedad.

    Subiendo a la derecha, mirando al santuario Itsukushima desde el mar, se accede a un templo muy chulo: Daisho-in. Es gratuito y cualquier lugar de su recinto está lleno de múltiples estatuas repetidas cientos de veces. Vimos una cosa muy curiosa en una de estas estatuas budistas, ¡Una ofrenda con latas de mandarina en almíbar!

    Una vez visto, comimos en la misma calle de las tiendas, en el único sitio medio barato, pero donde he comido lo mejor de todo el viaje. El lugar tiene una barra donde ves como el cocinero te prepara los platos delante de ti. Lo que pillamos todos al unísono fue una especie de tortilla francesa o revoltijo cubriendo una mezcla de ensalada y espaguetis.

     

    Volvimos de Miyajima, Ferry, más tren y esta vez tranvía obligado a causa de la lluvia repentina. Dejamos las cosas en el albergue y esperamos a que dejase de llover. Hay que decir que el tiempo es muy cambiante, ya que lo mismo por la mañana hace un solaco que quema demasiado para ser todavía primavera (nos hemos pelado un poco el cuello en estos primeros días) que luego por la tarde te cae una tormenta cojonuda pero solo de 15 minutos. Así que de que dejó de llover, fuimos a ver el Museo y el Parque de la Paz.

    El museo solo cuesta 50 yenes, aunque por lo que el sitio representa no los tendrían ni que cobrar, al estilo de los campos de concentración. Dentro hay toda una explicación del pre-Hiroshima y el post-Hiroshima al estallido de la bomba atómica. La exposición del después de la bomba es bastante cruda e incluso algunas cosas desagradables e innecesarias, como restos de pelo de víctimas. Mejor no os explico más detalles, lo mejor es que si queréis verlo vayas vosotros mismos en persona, que es como impresiona más.

    Fuera, en el Parque Conmemorativo de Kenzō Tange, todo son monumentos (Campana de la Paz, Túmulo conmemorativo, Llama de la Paz, Cenotafio…) y el Gembaku Domu, el famoso edificio y antiguo pabellón del Ministerio de Fomento, cercano a la zona 0, el cual se mantiene tal cual desde entonces.

     

     

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    Miyajima

     

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    Ferry

     

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    Miman aprovechándose de una medusa

     

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    Bambi caminando alone por la playa

     

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    Torii flotante con la marea baja

     

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    Santuario Itsukushima

     

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    Más Itsukushima

     

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    Templo Daisho-in

     

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    Más Daisho-in

     

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    Y más Daisho-in

     

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    Y aun más Daisho-in

     

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    Pagoda de 5 plantas Goju-noto

     

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    Restaurante

     

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    Tranvía de Hiroshima

     

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    Reloj parado a las 8:15 en el Museo de la Paz

     

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    Imagen de Hiroshima después de caer la bomba

     

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    Triciclo

     

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    Bomb Dome

     

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    Estatua de los Niños de la Bomba Atómica

     

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    Cenotafio y Llama de la Paz


  15. Día 7 (06/05/2009) "Castillo de Himeji"

     

    Yo, que antes de venir a Japón me pensaba que el castillo de Himeji estaba solo en el campo, y resulta que está en medio de una ciudad de más de medio millón de habitantes. A simple vista, parece más grande que el de Osaka, pero también más sencillo y sin remates en dorado. Pasar al interior de su recinto cuesta 600 yenes y dentro no hay nada, bueno, casi nada. Muchos espacios de madera vacíos, estancias sin paredes y con puertas correderas quitadas. Solo en las primeras plantas hay algunos grabados, trabucos, espadas y armaduras samuráis. Y en los fosos tampoco es que haya mucha cosa ni vistas fabulosas, ya que aunque Himeji no es una ciudad pequeña, no hay nada más de interés en ella aparte del castillo.

    Así que una vez visto, fuimos hacia nuestro nuevo albergue en Hiroshima, el J-Hoppers. Llegamos a la estación de JR de Hiroshima y desde allí tuvimos que pillar el tranvía número 2 (150 yenes), ya que el albergue está lejillos como para ir andando y cargados con las mochilas. Esta ciudad no tiene metro y en el tranvía también se paga al bajar como en los buses de Kioto, parece que todo el país funciona igual, no se aprecian casi diferencias entre ciudades. El albergue no es muy grande, pero ya es mucho más masivo que el Sandal Wood, a la vez que más frías sus gentes. Y está súper bien situado, a 4 pasos del Parque de la Paz.

     

     

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    Castillo de Himeji

     

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    Imagen del interior del recinto

     

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    Grabados

     

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    Armaduras samuráis

     

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    Katana

     

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    Estancia interior

     

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    Vistas de los fosos desde una de las plantas más altas

     

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    Detalle de pez en el tejado

     

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    Patio


  16. Día 6 (05/05/2009) "Osucks"

     

    Osaka es la ciudad más fea que hemos visto hasta el momento. Como casi cada mañana, pillamos el bus que nos lleva del albergue a la estación de la JR, para movernos esta vez hasta Osaka en tren. Una vez allí, el JRP también nos sirve para utilizar una línea circundante que tienen medio metro-medio cercanías, con la que dimos toda la vuelta a la ciudad.

    Poco a destacar de esta ciudad nada turística, aun teniendo en su castillo la atracción más visitada de todo Japón. Aunque también merece la pena el barrio Dotonbori, junto al canal del mismo nombre, zona llena de luces (aunque no lo hemos visto de noche) y tiendas de tecnología muy baratas. Pero en general la ciudad no me ha gustado, ya que está toda cruzada por arriba de vías de tren y autopista, además de desprender un aire bastante decadente.

    Esta es nuestra última noche en Kioto, mañana partimos hacia el castillo de Himeji y dormiremos en Hiroshima. Pero antes comentar el tema cenas. Para comprar alimentos hemos visto de momento por toda la zona de Kioto, Nara y Osaka muchísimos supermercados de cadenas americanas como 7 Eleven, Lawson, Family Mart o 99 Shop, entre otros. Estos últimos son toda una ganga, ya que la mayoría de sus artículos cuestan 99 yenes (104 con su “IVA”).

     

     

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    Umeda Sky Building

     

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    Estatua del detective Conan delante de los estudios televisivos de YTV

     

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    Rascacielos

     

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    Murallas en forma de abanico del foso del castillo

     

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    Gente vestida esperando para actuar delante del castillo

     

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    Castillo de Osaka

     

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    Peluches de Boo y Puar

     

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    Bonita estampa de una autopista pasando por encima de la vía del tren en plena ciudad

     

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    Vagón para mujeres

     

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    Estelas funerarias (gorin-to) en el cementerio de Shinsekai

     

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    Torre de Osaka

     

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    Pésimas vistas desde el ascensor del Namba Parks

     

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    Centro comercial Namba Parks

     

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    Barrio Dotonbori

     

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    Típico pasaje comercial

     

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    Parking ascensor de coches

     

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    99 Shop


  17. Día 5 (04/05/2009) "Cena en la ONU"

     

    Primera excursión desde Kioto. Tocaba ir a Nara, ciudad pegada al sur de Kioto, donde está su parque con 1000 ciervos sika sagrados sueltos. El sitio es precioso, más templos, entre ellos la estructura de madera más grande del mundo, Todai-ji (500 yenes), con el Buda de bronce también más grande del mundo (16 m). Pero lo importante del día no ha sido esto, sino la cena que nos esperaba en el albergue. La japonesa el día antes ya nos había avisado que no comprásemos cena que de 19:00 a 20:00 iba a preparar un guateque porque venía una amiga suya sueca. Luego resultó que la sueca desapareció en medio de la cena y no se supo más, pero bueno, empiezo la explicación:

    Al poco de llegar de Nara, llega también la amiga (en un principio nos pensábamos que era un amigo, gran idioma el inglés que no tiene géneros) con su novio. La tía nos sorprende hablando un perfecto español y japonés, pero el novio solo sabía inglés y andaba más perdido que nosotros. Después también llegaron los yankees (no sé a quien se le ocurrió pensar que eran ingleses tocando country), putos yankees.

    Así que nos juntamos en la sala de estar a picotear 3 españoles, 1 argentino (Joaka), los 2 japos del albergue, los 4 putos yankees (bueno uno no, que subió arriba a una habitación y también desapareció), los 2 suecos y luego ya en el comedor se nos sumó una vietnamita que ya llevaba rondando por el albergue desde hacía un par de días. Todo un espectáculo de cena, donde cada uno hablaba su idioma y nos íbamos enterando de poco. Nosotros chapurreando nuestro pésimo inglés, algún que otro yankee también había estudiado castellano y otro era de origen holandés e italiano, una risa.

    Como cena, primero nos prepararon en la sala un montón de cositas de tentempié: empanadas de jamón rellenas de zanahoria y cebolla, gambas crudas, ensalada, puré de patata Maggi y vino francés sin corcho entre otras muchas cosas. Para después pasar al comedor, donde te sientas en el tatami de rodillas. Aquí la japo estaba cocinando un caldo con fideos (ramen o soba), pollos, setas, pastel de pescado, tofu y mucha más farfolla que nos hizo repetir hasta 3 veces.

    Esta noche hemos vivido una experiencia única e inolvidable al poder cenar de cerca y de primera mano comida casera japonesa. Luego la cosa ha ido decayendo, la gente ha desaparecido hasta que nos hemos quedado solos con el sueco fundiéndose el culo de la botella de vino francés embotellado en Japón de dudosa calidad, mezclándolo con no sé que zumo a idea expresa de la vietnamita, la cual no ha parado de rayarnos con postales de que bonito es su país. Aunque al final no sé quien ha sacado un libro turístico de Barcelona y la hemos estado inculcando nosotros entonces XD.

     

     

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    Ciervo sika

     

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    Puesto callejero de comida

     

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    Templo Todai-ji

     

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    Gran Buda

     

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    Gran Santuario Kasuga

     

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    Parque de Nara

     

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    Comida del mediodía

     

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    Baseballín

     

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    Super Mario World en recreativa

     

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    JR


  18. Día 4 (03/05/2009) "35.579 pasos"

     

    Más templos. Kioto está toda llena de templos. Miman ha cogido hoy el podómetro que le regalamos para su cumpleaños y ha contado que hemos hecho 25 kms, o lo que es lo mismo: 35.579 pasos.

    Primero cogimos el autobús 203 que cruzaba media ciudad para ir al Paseo del Filósofo, un caminito que va siguiendo pegado a un canal, que es muy bonito por sus cerezos en flor, pero que en estos momentos no hay ni una. El paseo tiene 1,5 kms y comienza con el pabellón plateado, al que no entramos porque si ya de por si está inacabada su fachada plateada (no tiene nada de ese color), está todo en obras andamiado. En la otra punta del paseo está Nanzen-ji, un templo con una pedazo Sanmon (puerta principal) colosal y un acueducto aún en uso, todo mezclado entre la naturaleza de las montañas este de la ciudad. Luego visitamos los templos Heian-jingu en Okazaki y Chion-in, el segundo sin nada a destacar, para después pasar por el parque de Maruyama, otro sitio que tendría que tener cerezos en flor pero del que ahora no disfrutamos una mierda. Eso sí, tiene algunos estanques y plantas más chulos que algunos jardines de templos. Dentro del parque está el Santuario Yasaka Ninja, otro más pintado de naranja, como todos, con muchos edificios en su recinto del que no recuerdo mucho más, ya que a estas alturas ya estoy saturado de tanto templo y los confundo.

    Al salir de ahí ya empezaba a estar la zona de Gion bastante bulliciosa, de todas maneras hoy estaba todo más lleno puede que debido a que sea domingo. Por aquí comenzamos a ver muchas geishas, falsas todas más que nada porque: caminaban despacio, algunas rodeadas por hombres también con kimono; porque se reían de que les hacías una foto o porque muchas eran directamente occidentales disfrazadas (llegamos a ver un pavo incluso vestido de geisha). En cambio una geisha de verdad, como comprobamos y explicaré más tarde, es: más discreta; es más seria y sale de casa y camina rápido a escondidas, tanto para que no las vean, como porque llega tarde a su cita o huyendo de fotógrafos locos como Anta.

    Lo retomo desde donde lo había dejado antes de este paréntesis de geishas. Al salir de Yasaka Ninja fuimos cerca de allí a ver la estatua de Ryozen Kannon, una enorme estructura de piedra de 24 m de alto dedicada a los soldados caídos en la II Guerra Mundial. Remarcar una cosa que siempre nos recuerda Anta, que los japoneses no se arrepienten de nada de esa guerra aun con lo que pasaron de las bombas atómicas. Sino justo lo contrario de los alemanes, donde en ningún sitio verás un monumento de este tipo. Lo mejor del caso es que la estatua se ve perfectamente desde fuera como podréis comprobar en la foto, pero para entrar a sus pies cobran 200 yenes.

    Desde lo alto de la zona donde la Kannon divisamos la pagoda Yasaka y lo cargadas que iban las estrechas calles del entramado antiguo de Gion. Calles peatonales adoquinadas en constantes cambios de nivel, atestadas de pequeños comercios y casas de madera, el barrio con más encanto de la ciudad pero también con más canis por metro cuadrado. En esa zona comimos en nuestro primer restaurante.

    En Gion ya solo nos quedaba por ver el templo más grande e importante de toda la ciudad, Kiyomizu-dera. Su entrada cuesta 300 yenes y en el interior hay una balconada con vistas a los diferentes tonos de verde de la montaña y aparte del pobre skyline de Kioto, donde solo despunta la torre de la ciudad, una antena-hotel que está enfrente de la puerta central de la estación principal por donde llegamos (puerta con el nombre de Astroboy ya que allí hay una estatua de este personaje de manga). Aparte de la balconada hay una ridícula piedra del amor y una fuente de un manantial sagrado del que la gente suele beber, estilo Lourdes, pero que debido a los colotes que había ahí se quedó.

    Hay que decir que desde las 16:00 a las 19:00 (hora en que ya anochece) el cielo se queda medio encapotado como anocheciendo aún con el Sol muy alto pero alumbrando poco. Así que como estaba ya atardeciendo, era perfecto para pillar alguna geisha auténtica en la calle de Miyagawacho, zona muy tranquila. Y así lo hicimos como comentaba antes. Aparte de Anta persiguiendo una geisha, vimos salir de un restaurante a un grupo de maikos (aprendices de geisha) con maestra enseñándoles a andar con los altos tacones de sus sandalias. Menos mal que nos pasamos por esa calle antes, porque en el pasadizo Pontocho donde en teoría también tendría que haber geishas, no vimos prácticamente una mierda. Lo que hay ahí son un montón de restaurantes con olor a fritanga.

    Desde la parada de metro de Shiyakusho-mae hemos venido hasta el albergue. El andén del metro está todo cerrado con cristales y solo puertas que se abren cuando el vagón encaja las suyas. Para todo esto que he contado han dado de si los 25 kms caminados. El albergue es una caja de sorpresas, cada vez que entramos hay un nuevo energúmeno. Esta vez no uno, sino 4 ingleses que hablan japonés y tocan con la guitarra country a gallos, insoportable. Menos mal que no se quedan a dormir, son unos amigos de la dueña (o lo que sea). Así al menos está distraída y nos deja tranquilos un rato, menuda panda de tocahuevos. VISCA EL BARÇA!!!

     

     

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    Paseo del Filósofo

     

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    Sanmon del Templo Nanzen-ji

     

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    Acueducto

     

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    Máscaras

     

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    Santuario Heian-jingu

     

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    Boda

     

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    Árbol lleno de plegarias

     

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    Arqueros

     

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    Parque Maruyama

     

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    Más Maruyama

     

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    ¿De dónde ha salido este pavo?

     

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    Ryozen Kannon

     

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    Gion

     

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    Maikos

     

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    Astroboy


  19. Día 3 (02/05/2009) "Un gay en el albergue"

     

    Después del no dormir fueron despertándose los otros 3 viajeros. Desayunamos y salimos a las 8:30 a por nuestros primeros destinos en Kioto, ahora es cuando empieza el viaje de verdad.

    Una mañana repleta de templos. Pero antes de nada exponer algunas primeras impresiones nada más pisar la calle: nos damos cuenta que los taxis son de unos colores súper horteras y que llevan pañitos hechos por la abuela en los reposacabezas, aparte de que el conductor lleva guantes blancos (también hay algunos taxis con un corazoncito en el techo, no sabemos si taxis del amor); el cableado, tanto de luz como de teléfono, va siempre por fuera, llenando la calle de todo un entramado de hilos; hay máquinas de vending (casi siempre de bebidas) por todos lados, cada 100 metros y te puedes encontrar monjes locos rezando por la calle que parece que te persiguen.

    Salimos del albergue dirección norte y al cabo de bastante rato el primer templo que vimos fue el Kitano Tonman-gu, más que nada porque era gratis y nos lo encontramos de camino. Después fuimos hacia el Pabellón Dorado (Kinkaku-ji) previo pago de 400 yenes. Precioso templo con toda la fachada pintada de oro y donde vimos la mayor masificación de guiris del día. De ahí tiramos al templo Ninna-ji, donde hay una pagoda de 5 plantas y que también es gratis. Por último por la misma zona está Daitoku-ji (400 yenes y no se pueden hacer fotos) donde está el famoso jardín Zen de Daisen-in. Aunque ya iba avisado, realmente es un auténtico bluf. Un montón de piedrecitas rastrilladas con 4 pedrolos que ni el propio pavo que lo hizo sabía que significa ni que interpretación darle.

    Después de tanto templo ya teníamos hambre, pero antes de comer Anta y yo nos hicimos unas fotos con las primeras mujeres que vimos vestidas con kimonos de gala. La comida fue la primera 100% japonesa que pedimos, aunque sea de baja ralea: una bandeja Bento donde había de todo, arroz, pescado rebozado, pollo, hamburguesa con extra de cebolla, ensalada y muchas otras mierdas extrañas que no sé bien que eran pero estaban buenas o aceptables simplemente. Comimos sentados en un banco de los jardines del Palacio Imperial, lugar que solo pudimos ver desde fuera ya que estos días anda cerrado por la Golden Week.

    También pasamos por fuera el castillo de Nijo o mejor dicho su muralla, para pillar en la parada de JR del mismo nombre el tren (similar a un Cercanías) hacia el Santuario Fushimi Inari, al sur en las afueras de la ciudad. Antes destacar que por Kioto cuesta ver tanto bancos para sentarse fuera de parques, como fuentes o papeleras. En cuanto a Fushimi decir que es impresionante, un montón de toriis (puertas de los templos, que separan lo sagrado de lo pagano) encadenados sin fin por toda la montaña. Muy chulo la verdad y más aun atardeciendo como lo vimos y con cuervos revoloteando por todos lados (parece que los cuervos son casi como palomas aquí, menuda plaga, aunque palomas también las hay).

    Ya de vuelta en el albergue, la japonesa nos ha recibido efusivamente con un abrazo, para Anta que va fumada. Vemos también que hay 2 nuevos pavos como huéspedes sustituyendo en nuestra habitación de 6 a dos inglesas que llegaron cuando nosotros ya estábamos dormidos y que se han ido de día fugazmente. Pues uno de estos dos tíos es un oriental que pierde aceite y al que el mismísimo Anta le ha visto una toalla con los colores de la bandera gay. Dice Joaka que ya no puede dormir tranquilo esta noche, se pondrá con el culo de cara a la pared ya que lo tiene acostado cama con cama, que exagerado que es. Con esto y un bizcocho, dejamos para mañana la visita al barrio de Gion, buenas noches.

     

     

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    Love Taxi

     

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    Cableado

     

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    Monjes locos

     

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    No es nazi aunque lo parezca

     

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    Comida de plástico

     

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    Kinkaku-ji, el Pabellón Dorado

     

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    Mujeres antes de ser asaltadas por Anta

     

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    Bandeja Bento

     

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    Toriis

     

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    Santuario Fushimi Inari

     

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    Avanzado sistema de ventilación del tren

     

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    Kioto Tower (delante de la estación central)

     

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    Embutido en el super

     

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    Sopas de pasta precocinadas


  20. Día 2 (01/05/2009) "El americano de un calcetín"

     

    Cena y desayuno, en el segundo vuelo las dos comidas que hay son bastante más copiosas que en el anterior. En la cena yo pido un pollo con salsa curry lamentable rodeado de otras cosas bastante extravagantes. El viaje se pasa ameno jugando con estos 3 gayers que tengo por compañeros a los jueguecitos que tenemos todos en una pantalla en la parte posterior del asiento de adelante. El juego estrella es una mezcla de Buzz y Trivial, en el que Anta se impone marcando récords del avión. El aparato de los juegos también tiene música, películas (pocas en español) y una interesantísima cámara del avión, todo esto acompañado de un extraño mando con los botones estilo Play Station.

    Llegamos al aeropuerto y pasamos los diferentes controles de los japoneses, donde tenemos que entregar 3 papeles con información de si hemos contraído alguna enfermedad y demás paranoias. También nos hacen una foto, nos toman las huellas y con una cámara especial te miran disimuladamente al pasar el calor de la garganta para ver que mierdas puedes tener. No nos han perdido ninguna mochila. Lo que si encontramos extraño es lo vacío que está todo el aeropuerto y los sitios por los que pasamos luego.

    Localizamos con facilidad la oficina de la JR donde nos canjean los Japan Rail Pass y nos reservan plaza para el Narita Express y el shinkansen (tren bala) a Kioto. El trasbordo de tren lo hacemos en Shinagawa, primer sitio donde comprobamos la hospitalidad de las gentes de Japón. Una señora que venía en el Narita Express con nosotros, al vernos un poco perdidos en el andén buscando por que vía llega el tren bala, no duda en acercarse a Anta y preguntarle nuestro destino e indicarnos muy amablemente todo el camino.

    Ya una vez dentro del tren, una de las curiosidades es que cualquier persona que entra en el vagón, incluso el revisor, hace una pequeña reverencia y dice unas palabras incomprensibles para nosotros. Desde el andén daba la impresión que el tren ya pega caña en la estación (aprovechando que son largos, los trenes entran zumbando en las estaciones y frenan a última hora), pero dentro no notas que corra tanto.

     

    Ahora escribo desde el tercer día a las 5 de la mañana, no sé si porque nos acostamos muy pronto o por el jet lag (el Sol sale a las 4 y pico), pero ya estoy arriba y he dormido como una mierda. Continuo la historia con el tren bala por donde lo dejé (Nota: perdonen los tiempos verbales, pero todo depende de cuando escribo el diario, si justo al momento o al día siguiente):

    Al poco de salir de Tokio ya avistamos el imponente monte Fuji, la imagen del país, asomando por detrás de otras montañas menores. Llegamos a Kioto y lo primero que hicimos fue ir a la oficina de información turística a por unos planos de la ciudad y de las líneas de bus, ya que en esta city solo hay 2 líneas de metro no muy eficaces que solo se cruzan en X en una parada, estilo Roma. Así que pillamos el bus 205 que nos lleva al albergue, el Sandal Wood, 220 yenes cada viaje, pero solo nos cobró el conductor 3 de 4, empezamos cojonudo jeje. En los buses se paga al salir y se entra por detrás y se baja por delante, al revés que en Barcelona al menos.

    Dimos fácil con el edificio, en el que nos recibió la simpática anfitriona y ya tuvimos que dejar las zapatillas en la entrada. El albergue es una mezcla de piso occidental de 2 plantas con toques de casa tradicional japonesa. Nos tratan muy bien y los dueños son muy amables, aunque a veces incluso un poco pesados ya que están encima todo el rato interesándose por ti y sin dejarte hacer nada tranquilo.

    Pues nada más entrar, vimos otro huésped del local, un americano con una Mac que viste solo con un calcetín y nos soltó un rollo insoportable. Una vez dejamos las cosas, bajamos a la calle de nuevo a buscar algo de comida. Nos llevamos una grata sorpresa en el súper por los precios y al ver que la comida no es tan diferente a la de España, lo único que los envases son bastante pequeños. Comimos, comenzamos ya con una partida de cuatrola acumulable (pocha) y nos fuimos a dormir hasta el punto en que estoy yo aquí escribiendo estas líneas.

     

     

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    Mando de la pantalla del avión

     

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    Monitor con la ruta del viaje e indicando temperaturas brutales

     

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    Welcome to Japan

     

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    Flu

     

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    Arrozales

     

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    Shinkansen Nozomi (no vale con el JRP)

     

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    Shinkansen Hikari

     

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    Monte Fuji

     

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    Buen olor

     

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    WC con botones

     

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    Billetes y JRP

     

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    Sala de estar y comedor con tokonoma


  21. Día 1 (30/04/2009) "Tea is coming"

     

    El viaje comienza quedando con Joaka y Miman debajo de mi casa a las 7:30 para que mi padre nos lleve en coche al aeropuerto. Después recogemos al cabrón de Anta y ya partimos. Una vez en El Prat facturamos a las 8:00 y subimos sin ningún contratiempo al avión de Finnair que sale a las 10:00 haciendo escala en Helsinki. En adelante tenemos 4 horas de vuelo. Hay que decir que Finlandia lleva una hora más respecto a España. Así que al ser de más de 3 horas el vuelo, nos sirven una pestosísima comida compuesta por: 2 bollos de pan, 1 sorbo de leche, mantequilla, chocolate Nestlé, cantidad desorbitada de agua, té o café, plato caliente con hamburguesa, patatas y jugosas judías. La frase para el recuerdo es un “Tea is coming” de una de las azafatas rubiakens finlandesas (todas ellas muy puretas y feas).

    Ya en el aeropuerto de Helsinki, tenemos 2 horas de espera para el vuelo a Tokio. Las mochilas facturadas las pasan automáticamente al otro avión, así que ni siquiera tenemos que salir de la zona de embarque ni pasar otro control. Por el aeropuerto ya comenzamos a ver bastantes japos con mascarilla (más aun incrementado por el flu) y perrakens finlandesas.

    En el siguiente vuelo perdemos la noción del tiempo y podemos decir que ya estamos en el segundo día de viaje.

     

     

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    Alpes suizos

     

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    Isla de Öland (Suecia)

     

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    Finlandia

     

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    Aeropuerto de Vantaa (Helsinki)

     

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    Airbus A340 de Finnair

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