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madi

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  1. Día 23: El regreso Mal que bien pudimos dormir algunas horas. Para espabilarnos y gastar las coronas sobrantes, nada como un chocolate calentito de máquina. En la máquina de al lado había ¡¡botecitos de pasta con salsa carbonara!!. Hicimos el check-in para nuestros vuelos con Norwegian (hay que ir primero a las máquinas automáticas y luego al mostrador de facturación) y fuimos durmiendo hasta Oslo. Allí cambiamos de avión y continuamos nuestro sueñecito hasta Barcelona. 06:50 - 08:20, Vuelo Bodø - Oslo Gardermoen 09:45 - 13:05, Vuelo Oslo Gardermoen - Barcelona Como llegamos a la una y no salíamos hasta las 8 de la tarde, la idea era dejar mi equipaje en la consigna del aeropuerto de Barcelona, ir a la estación de Sants a dejar el equipaje de Azalea, irnos al centro a comer y echar la tarde allí. Sin embargo, el vuelo llegó a la terminal 2 y el aeropuerto de Barcelona solamente tiene consigna en la terminal 1 (la nueva, que está en la quinta puñeta). Bienvenidos a España, pensé. Cogimos el autobús que circula entre terminales y fuimos a la dichosa consigna. Junto a cartel de "objetos perdidos" había 3 señoras en agradable tertulia que paradójicamente lo único que hacían era perder el tiempo. En la consigna propiamente dicha no había nadie, y teníamos que esperar a que viniera el empleado de seguridad porque hay que pasar por el escáner todo lo que se introduce en consigna. Cuando el señorito se dignó a venir, comenzamos la conversación en español, pero después de repente cambió al catalán para joder. Como vio que me enteré de lo que dijo, continuó en español. Una vez dentro, las taquillas, que son totalmente nuevas, no funcionaban adecuadamente, pero el único que me le dijo y me explicó cómo solucionarlo fue un extranjero que acababa de padecer el mismo problema. En fin, con cuatro millones de parados deseando trabajar, no me explico que esos cuatro impresentables no hayan sido reemplazados todavía. Entre pitos y flautas perdimos un montón de tiempo y decidimos ir directamente a comer a un restaurante chulo que conocemos de cocina catalana; después tomamos un zumo/té, y cuando nos dimos cuenta era la hora de irnos: yo al aeropuerto y Azalea a la estación de tren. En mi caso iba bastante justo de tiempo y tuve que ir corriendo por la terminal. Como suele suceder en estos casos, después de pasar el control de seguridad sudando como un pollo, el vuelo tenía un retraso de una hora. 20:00 - 21:25, Vuelo Barcelona - Granada Una vez en Granada, cogí el autobús desde el aeropuerto a la ciudad y cené con mi familia, muerto de calor por la diferencia de 20 grados con respecto a Noruega. Autobús Aeropuerto de Granada - Granada Gastos 1/2 chocolate: 5 NOK Metro Barcelona (2 viajes): 1,59 EUR Almuerzo: 15,605 EUR Zumo: 2,45 EUR Revista (guía As): 4 EUR Bus aeropuerto de Granada: 3 EUR
  2. Día 22: Bodø Para desayunar preparamos una mermelada de arándanos, aunque no teníamos mucho azúcar para espesarla y más bien nos salió un jarabe. Dimos una pequeña vuelta por el pueblo y cogimos el autobús a Moskenes, para allí tomar el ferry a Bodø. 13:15 - 13:25, Autobús Å - Moskenes 14:00 - 17:15, Ferry Moskenes - Bodø El trayecto en ferry se nos hizo larguísimo porque había unos niños muy cansinos jugando en los asientos que estaban detrás de los nuestros y no nos pusieron fácil el dormir. Cuando llegamos a Bodø estaba lloviendo bastante, y el agua no nos abandonó en todo el día. Nuestras pintas con los impermeables y las mochilas Lo primero fue dejar las mochilas en las taquillas. Esto no fue nada sencillo porque no teníamos monedas, y la estación es muy pequeña y, a falta de tiendas, lo único que hay es la billetería, que además los cierra los domingos; así que tuve que buscar un restaurante en la ciudad donde cambiar un billete. El siguiente punto de la orden del día era ir a la oficina de turismo, para preguntar dónde había un supermercado que abriera un domingo, porque Azalea quería comprar algunos productos noruegos. Descubrimos que allí también había taquillas, ya que está en la estación de autobuses, lo que nos hubiera simplificado las cosas bastante. Arquitectura peculiar de Bodø A continuación fuimos al supermercado (Bunnpris), que estaba aproximadamente a media hora. Por el camino comprobamos que Bodø no tiene absolutamente nada que ver. Creo que su catedral es la más fea que he visto nunca. En el supermercado compramos kaviar noruego (nada que ver con lo que conocemos en España) y algo para el desayuno. Lamentablemente, los domingos solamente abren una pequeña parte del supermercado y no pudimos comprar embutidos de reno y alce como nos hubiera gustado. Catedral de Bodø Cenamos en una de las cadenas de pizzerías más famosas de Noruega, Peppes pizza, donde por cierto tiene una pizza llamada "Viva España" con chorizo español y queso manchego. Al ir a pagar con la tarjeta, la camarera me dijo el precio y me dijo que escribiera lo que quería pagar. Ganas me dieron de escribir 0; después entendí que esa estrategia era por si quería dejar propina. Finalmente, recogimos las mochilas de la taquilla y fuimos andando hasta el aeropuerto de Bodø. Está dentro de la ciudad, así que es algo factible, son otros 30 minutos de paseo. Allí nos dispusimos a pasar la noche, ya que nuestro vuelo salía bastante temprano. Encontramos unos asientos en un restaurante de la primera planta comodísimos, los típicos sillones pegados a la pared. Instalamos el campamento, empezamos a dormir... y un vigilante de seguridad vino a expulsarnos diciendo que solamente se podía dormir en la planta baja. Un poco más tarde vino a pedirnos nuestros nombres y país "por si había alguna emergencia". Gastos Bus Å - Moskenes: 15 NOK Ferry Moskenes - Bodø: 158 NOK Taquilla Bodø: 20 NOK Compra super: 21,65 NOK Cena: 138 NOK
  3. Día 21: Ramberg, Reine y Å Nuestra idea era hacer el check-out en el albergue, hacer el check-in en la rorbu, dejar la mochila, e irnos a recorrer las Lofoten. Ninguna de las dos cosas fue trivial. La recepción del albergue estaba cerrada, así que llamamos por teléfono. Por la voz, yo diría que nos respondió el encargado del museo, y nos dijo que dejáramos sencillamente la llave en la habitación. Esta fue por cierto la cuarta llamada telefónica internacional que tuvimos que hacer (no reflejado en los gastos porque pagó Azalea). Como era bastante temprano, la rorbu todavía no estaba disponible; pero la propietaria, majísima ella, nos invitó a pasar a dejar el equipaje en su casa y a desayunar en su cocina. "Yo no os miraré, me quedaré en el salón haciendo punto" - nos dijo. Cuando hubimos terminado nos preguntó si no nos importaría cambiar la cabaña con una "gente muy sucia" (mientras hacia gesto de melenudos) que estaba allí. Querían quedarse otra noche más, y nos ofreció quedarnos en otro sitio, pero dijimos que no por tener verdadero interés en la rorbu. Lo primero que hicimos fue ir a ver la playa de Ramberg que, la verdad, nos decepcionó. Debimos pillarla después de alguna tormenta porque la arena estaba muy sucia, llena de algas, y el agua no tenía un color bonito. Playa de Ramberg Sin embargo, me sirvió para cumplir mi objetivo de bañarme en el Círculo Polar Ártico. El agua estaba lo suficientemente fría como para causar dolor, pero era un reto personal. Baño en el Círculo Polar Ártico 9:00 - 9:55, Autobús Å - Ramberg A continuación fuimos a Reine, considerado como el pueblo más bonito de Noruega. La verdad es que es bonito porque está situado a orillas de un fiordo, el Reinefjord, en un entorno natural estupendo. 11:20 - 12:00, Autobús Ramberg - Reine Reine Mientras dábamos un paseo por las orillas del fiordo, vimos en las rocas del agua algo que llamó nuestra atención y decidimos acercarnos a ver lo que era. Parecían ser cangrejitos blancos, pero eran unas pequeñas caracolas. La cuestión es que mientras me acercaba a ellas, resbalé y mis pies terminaron dentro del fiordo. A lo largo de todo el viaje teníamos una broma privada que consistía en que yo amenazaba con tirarme al fiordo si no se hacía lo que yo quería, así que fue bastante gracioso para Azalea ver cómo cumplí mis amenazas. Después de ver el pueblo, hicimos un pequeño viaje circular en barco por el fiordo. Fue muy curioso ver cómo el piloto del barco es el encargado de llevar al correo a los habitantes de aquellos estratégicos lugares. El barquito es muy pequeño y va muy rápido; hace demasiado frío y uno termina chorreando por el agua que salpica agua y cae hacia el interior. Es tan pequeño que en una de las paradas dejó un montón de gente fuera, y no tengo ni idea de cómo saldrían de aquel lugar abandonado, porque que yo sepa no había más viajes durante el día. Reine 15:00 - 16:00, Barco Reinefjord Posteriormente, decidimos que era hora de volver a Å y hacer alguna excursión. Intentamos bajarnos en la parada anterior a la estación de autobuses de Å, que era más cercana a nuestro alojamiento, pero nos pasamos de listos y nos bajamos en el pueblo anterior (Tind), debiendo continuar nuestro viaje a pie. Para más inri, durante la marcha nos cruzamos al conductor de autobús que volvía en sentido contrario y que nos miró de un modo un poco raro. 17:05 - 17:25, Autobús Reine - Å Recogimos las mochilas, las dejamos en la rorbu, hicimos una ronda de reconocimiento y nos fuimos de excursión con la finalidad de coger arándanos como las francesas. Dimos un paseo junto al lago de Å y, después de mucho mirar porque no conocíamos el aspecto de la planta, encontramos arándanos. Creo que también había arándonos rojos y grosellas negras, pero no las cogimos. La mala noticia es que no encontramos frambuesas. También vimos a unas chicas que estaban acampando allí, una de las cuales se estaba bañando desnuda en el lago. Å-Vagen Rorbuer (*****). Es uno de las diversas empresas que se dedican a alquilar rorbus en Å. Los encargados son muy atentos tanto antes de la llegada (al correo electrónico) como durante la estancia. Si pueden, se ofrecen a llevarte en coche al puerto de Moskenes. Dicen que a veces invitan a gofres caseros (a nosotros no). La rorbu goza de varias comodidades, pero no hay ropa de cama (se alquila a parte). Es una experiencia que recomiendo totalmente. El precio depende de la cabaña: la nuestra era de 4 persona y costaba 1000 NOK por noche; como éramos solamente 2 personas nos lo dejaron en 800 NOK. No aceptan tarjeta de crédito. Cajeros en las Lofoten. Las Lofoten son un lugar con pocos habitantes donde es difícil encontrar cualquier cosa. En particular, no existen cajeros automáticos en Å, lo que puede ser un problema porque algunos alojamientos no admiten tarjeta. Sí existen cajeros por ejemplo en Ramberg y Reine. Gastos Rorbu Å: 800 NOK (invito yo y pago el 100% del importe) Bus Å - Ramberg: 37 NOK Bus Ramberg - Reine: 29 NOK Barco Reinefjord: 120 NOK 1/2 refresco: 13,5 NOK Café: 20 NOK Bus Reine - Å: 19 NOK
  4. Día 20: Å i Lofoten Es sorprendente lo temprano que amanece por esas latitudes, como pudimos comprobarnos al despertamos en el tren por primera vez. La estación de esta ciudad situada en el Círculo Polar Ártico está cerca del puerto, y los horarios de los ferries a las islas Lofoten (concretamente a Moskenes) están sincronizados. Desayunamos mientras esperábamos el ferry, con un fresquito exagerado y al lado de nuestros amigos italianos, que nos estuvieron contando la vida y milagros de sus hijas: que sí estudiaba español en Valencia, que si la otra había quedado en Madrid para ver a Bon Jovi con los amigos de toda Europa que conoció en Irlanda... 10:15 - 13:30, Ferry Bodø - Moskenes El viaje en ferry se nos hizo un poco largo. Se nos ocurrió salir a cubierta a hacer unas fotos y relajarnos en unas tumbonas bajo la brisa marítima, pero la temperatura nos hizo desistir. Una vez en Moskenes, fuimos al punto de información turística a pedir los horarios de los autobuses de la isla, que por cierto no son tan poco frecuentes como dicen (no menos que en el resto del país) y nos salieron bien de precio porque nos hicieron descuento con el billete de InterRail. Nuestro destino era Å, lugar que habíamos elegido como la base del campamento y desde el cual exploraríamos (parcialmente) el archipiélago. 14:00 - 14:10, Autobús Moskenes - Å En las guías de viaje es habitual leer que Å tiene la particularidad de ser la primera población de Noruega por orden alfabético. En primer lugar, hay varias poblaciones en Noruega que comparten ese nombre, y en segundo lugar, la letra Å se sitúa después de la Z en el alfabeto Noruego. La fórmula que elegimos para dormir en Å fue mixta: una noche en albergue y otra en una rorbu (tradicionales casitas de madera utilizadas por los pescadores, usualmente de color rojo). La segunda noche no había plazas en el albergue, así que decidimos vivir la experiencia de la rorbu, pero pasando la primera en el albergue para no gastarnos demasiado dinero. Típicas rorbu en Å La recepción del albergue la encontramos fácilmente porque está en el centro del pueblo. Lo realmente complicado fue encontrar las habitaciones, que están ¡en la segunda planta del Museo del Pescado! De hecho, después de un rato de búsqueda y de intentar preguntar al único caso documentado de noruego que no habla inglés, hubo que volver a la recepción a pedir ayuda. El recibimiento del albergue no fue muy bueno, porque no funcionaba la luz y tuve que usar el móvil como linterna. Por cierto, la puerta exterior estaba cerrada con llave, así que yo la volví a cerrar al salir (este dato aparentemente absurdo tendrá su importancia más adelante). HI Å Vandrerhjem (***). Albergue muy básico, pero es lo más económico de la isla. Ofrece dormir, asearse y cocinar, y nada más. La cocina es tan pequeña que está pensada para que coma en los dormitorios. Los dormitorios no están separados por sexos. La puerta exterior no se cierra, y cuando alguien deja el albergue, deja la llave dentro de la habitación (sin cerrar), así que la seguridad es inexistente, aunque en un pueblo tan tranquilo no parece un problema. A continuación notificamos en recepción que la luz no funcionaba y fuimos a hacer la compra en la única tienda del pueblo: una ancianita adorable (hasta que le pides una bolsa para meter la compra) que hace punto mientras espera la llegada de los clientes. En su negocio vimos un curioso cartel: "de acuerdo con la ley noruega, está prohibido vender alcohol los domingos". Es el único lugar del país donde nos dieron en el cambio monedas de 0.50 coronas en lugar de redondear. Vista de Å Volví al albergue a dejar la compra y me encontré al encargado del museo que estaba arreglando el tema de la luz. Cuando me vio abrir la puerta exterior con llave, me dijo que no cerrara la puerta con llave, porque la gente tenía que entrar a sus habitaciones. Yo le expliqué que me la había encontrado cerrada y que por eso la cerré. Él me dijo que bien, pero que no cerrara la puerta con llave, y yo dije que de acuerdo. Él me volvió a decir que no cerrara la puerta con llave y, como habíamos entrado en un bucle, me largué de allí. Típicas rorbu en Å Å es un bonito pueblecito, plagado de las típicas rorbu, y salteado por algunos secaderos de bacalao. Estuvimos dando un paseo por el pueblo, saliendo a la carretera para hacer una foto panorámica, hasta que empezó a llover a media tarde y volvimos al albergue a ducharnos, descansar y cenar. Secadero de bacalao Nuestras compañeras de habitación, dos francesas bastante saborías se prepararon una mermelada con los arándanos que recolectaron durante un paseo por el campo y sentí mucha envidia. Gastos Ferry Bodø - Moskenes: 158 NOK Bus Moskenes - Å: 15 NOK Albergue Å: 153 NOK Compra tienda: 90 NOK
  5. Día 19: Trondheim El día comienza con un viaje por el tren de Rauma, que une Åndalsnes y Dombås. Es un viaje muy muy bonito. Reparten folletos con información de los puntos más bonitos del recorrido y en verano se reduce la velocidad de circulación para disfrutar más del paisaje. 9:13 - 10:55, Tren Åndalsnes - Dombås Paisaje desde el Raumasbana La estación de Dombås (pronuncíese algo aproximado a Dumbos) es el culo del mundo y allí nos tocó esperar el tren a Trondheim, que llegó con 45 minutos de retraso. 12:10 - 14:45, Tren Dombås - Trondheim Una vez en Trondheim y después de dos horas y media en el tren Azalea decidió que quería ir al baño, que era de pago y hubo que ir a cambiar monedas porque, como siempre sucede en estos casos, no teníamos una moneda de 10 NOK. Catedral de Trondheim Dejamos las mochilas en las taquillas de la estación antes de recorrer la ciudad. Utilizamos una taquilla grande donde cabían nuestras dos mochilas, y nos dieron un papel con un código de acceso necesario para abrirla. A nuestro lado había una matrimonio de italianos, siendo el marido un personaje realmente cómico, con problemas para entender el funcionamiento de las taquillas. Azalea les ayudó a abrirla, pero eligieron una en la que no cabían sus mochilas. La solución fue intercambiarla con la nuestra, si bien eso implicaba tener una mochila encima de la otra (y mi mochila tenía un agujero que se iba agrandando peligrosamente con el paso de los días) y que los italianos conocieran el código de acceso de nuestra taquilla. A Azalea eso no le gustó nada, yo le tranquilicé diciendo que ese hombre que no sabía ni abrir una taquilla no estaba como para planear un robo, aunque bien pensado hubiera sido una obra maestra digna de los mejores profesionales del mundo del Hampa. Catedral de Trondheim Qué ver en Trondheim. La catedral (Nidaros domkirke, la mejor del país aunque cierra a las 16 h), el palacio del arzobispo, la plaza Torget (con un mercado de frutas y verduras), el ascensor para bicicletas único en el mundo (actualmente no está funcionando), el puente Gamle Bybro y las casitas de colores sobre el río, la Hospitalkirke... Casitas de colores sobre el río Me avergüenzo de decirlo, pero cenamos en el Burger King a petición de Azalea. Para colmo de males estaban cerrando y tuvimos que llevarnos la comida fuera y comer en un banco, y el empleado de aspecto oriental (aka "el chino") que nos atendió miró tantas veces y con tanta atención la tarjeta de crédito de Azalea que estuvimos pensando si no memorizaría los datos para hacer alguna felonía. Poco después, nos montamos en el tren nocturno que nos llevaría a Bodø. Nos dieron un kit con manta de viaje, almohadilla inflable, antifaz y tapones para los oídos, pero nuestros asientos fueron de los peores del vagón, porque estaban pegando a la pared y no se podían reclinar completamente. No sé si en este hay tren hay literas porque no nos ofrecieron cuando fuimos a hacer la reserva; simplemente nos dijeron que ésta era la única solución que había entonces. 23:35 - 9:13, Tren Trondheim - Bodø Gastos Taquilla Trondheim: 30 NOK Chocolatina: 12,5 NOK Cena: 94 NOK Compra supermercado: 37,5 NOK
  6. Día 18: Ålesund El plan del día es hacer una excursión a Ålesund. Aprovechando que los horarios del transporte público son lamentables (primer autobús a las 5 y pico de la mañana, segundo a las 14), nos lo tomamos con calma: dormimos hasta más tarde de lo normal, desayunamos con calma, aprovechamos para conectarnos a Internet... También ponemos otra secadora (esta vez a escondidas y sin pagar) en vista de que la ropa no se secó en toda la noche. Después damos una vuelta por Åndalsnes viendo lo poco que hay que ver y cogemos el autobús a Ålesund, que tenía descuento con el billete de InterRail. 14:00 - 16:10, Autobús Åndalsnes - Ålesund Ålesund es una ciudad muy diferente a las demás ciudades noruegas, ya que se incendió en 1904 y decidieron reconstruirla en estilo modernista. No está mal la ciudad, pero para mí es prescindible y la hubiera cambiado, por ejemplo, por una visita al Preikestolen. Puerto de Ålesund Qué ver en Ålesund. El puerto, la arquitectura modernista de sus calles (algunas de las más bonitas son Apotekergata o Kirkegata) y la subida a la montaña Aksla (418 escalones) para disfrutar de una buena vista de la ciudad. Ejemplo de arquitectura modernista Hay un tren turístico para visitar la ciudad. Azalea se encaprichó con él y terminamos subiendo. El paseo no es demasiado bonito, y la música de fondo es bastante lamentable, aunque es bastante pegadiza y luego no se puede despegar de la mente. La única parte positiva es que se ahorra subir a pie a la montaña Aksla; pero cuando llegamos allí el sol estaba en mala posición y todas las fotos salieron a contraluz. En resumen, no puedo recomendar el tren turístico. Vista desde la montaña Aksla Terminamos de visitar la ciudad y esperamos en la estación el autobús de vuelta. El servicio era de pago: 10 NOK por persona. Fui a pedir cambio a la tienda que había al lado y me dijeron que como todo el mundo les pedía cambio, no tenían monedas de 10, pero que ellos nos abrían la puerta con la llave. Mientras entraba Azalea, el empleado me preguntó por toda mi vida, algunas algo indiscretas como mi edad o cuántos años había estudiado en la universidad. Me rayó tanto que decidí entrar al servicio yo también, y me preguntó si quería ir al de chicas o al de chicos. Ante mi cara de póker, añadió que las chicas tienen jabón, así que terminó abriéndome la puerta de ellas sin esperar mi respuesta. Vista desde la montaña Aksla En el autobús de vuelta no nos hicieron descuento con el billete de InterRail porque decían que solamente se hace en los autobuses que están sincronizados con los trenes. Al menos a Azalea sí le hicieron un descuento del 50% como estudiante (presentando la tarjeta joven de la IYTC). Pedí al conductor que parara en el albergue de Åndalsnes y me dijo que eso tenía que decirlo 20 minutos antes de llegar. Me quedé un poco estupefacto hasta que constaté que durante el trayecto hubo un cambio de conductor. 21:00 - 23:20, Autobús Ålesund - Åndalsnes Gastos Internet (15 minutos): 7,5 NOK Pan: 13,5 NOK Compra supermercado: 51 NOK Bus Åndalsnes - Ålesund: 108 NOK Tren turístico: 130 NOK WC: 10 NOK Bus Ålesund - Åndalsnes: 255 NOK
  7. Gracias Pandus Día 17: Geirangerfjord y Trollstigen Amanece chispeando, pero la lluvia no llegó a ser un problema en ningún momento del día. Después del opíparo desayuno, cargamos con nuestros bártulos a la estación de autobuses. Allí vimos por primera vez a una pareja de japoneses que harían el mismo recorrido que nosotros. 9:15 - 10:10, Autobús Stryn - Hellesylt La primera parada fue Hellesylt, un pequeño pueblo sin mucho atractivo más que coger un ferry (que tiene descuento con el billete de InterRail) por el Geirangerfjord, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y para mí el fiordo más bonito del país. Geirangerfjord En el ferry tuvimos un pequeño incidente con unos turistas que nos robaron nuestros sitios. Azalea se estaba peleando con ellos y yo acudí a meter baza, pegando con la mochila a cuantos encontré en mi camino, que resultaron ser casualmente un grupo de españoles. 11:00 - 12:05, Ferry Hellesylt - Geiranger Geiranger, por el contrario, es un sitio interesante. En la oficina de información turística nos vendieron un mapa con bastantes rutas cercanas de senderismo. Nuestra intención era subir al famoso mirador Flydalsjuvet (el púlpito), que no está señalizado en absoluto. Preguntamos si había autobuses, y nos dijeron que sólo había uno y que estaba lleno. Tuvimos que subir a pie (una hora de paseo) mientras veíamos pasar un montón de autobuses parcial o totalmente vacíos. Menos mal que, una vez más, había frambuesas en el camino e incluso un arbusto de fresas silvestres, minúsculas aunque exquisitas. Una vez que llegamos a la altura de un hotel, vimos un mirador muy chulo, si bien Azalea se quejaba de que al ser un día nublado las fotos salieron un poco regulares. Pensamos que habíamos llegado a nuestro destino, porque aquello no parecía tan abrupto como para que pudiera haber un púlpito, y que debía estar en otro sitio. Una pareja de españoles nos preguntaron por el púlpito, que, según su información, debía estar a una hora más de camino. Entre unas cosas y otras, desistimos de nuestro empeño de buscarlo y nos lo perdimos. Bajamos dando un pequeño rodeo por una granja muy chula (ruta recomendada en la oficina) y volvimos a la oficina de turismo para saciar nuestra curiosidad. Llevamos al señor de allí tanto una postal del púlpito como el mapa y le dijimos que nos señalara dónde estaba. Y resultó que estaba justo al lado de dónde nos detuvimos, solamente un poquito más arriba del hotel. Un motivo para volver. Vista desde el mirador Llegamos con el tiempo justo de comernos unas hamburguesas con queso antes de que salieron nuestro autobús a Åndalsnes. Cuando llegó el autobús, nuestra conocida pareja de japonesas subieron como unos locos para coger los asientos 3 y 4, que son los mejores para hacer fotografías. El trayecto es bonito porque transcurre por "la carretera de las águilas", se mete en un ferry para cruzar el fiordo y después transcurre por "la carretera de los trolls" (Trollstigen), permitiendo bajar del autobús en todos estos lugares para hacer fotografías. La carretera de las águilas comienza en Geiranger y cuando se llega arriba hay unas vistas increíbles del fiordo. Pedimos a nuestro amigo japonés que nos hiciera una foto y salió perfecta (recuerdo que Azalea, la dueña de la cámara, no consiguió hacer fotos buenas durante todo el día). Cuando el autobús estaba esperando el ferry, vimos a una niña que se ganaba un dinero vendiendo frambuesas a los coches detenidos. Como decía Azalea, la niña inspiraba ternura. Golpeamos el cristal para llamar su atención, la niña miró y subió al autobús (no sé si lo hace rutinariamente o acudió a nuestra llamada). Allí hizo su agosto, porque prácticamente todos compramos frambuesas. Entre ellos, nuestros amigos japoneses, que no sabían que habíamos comprado y que nos ofrecieron. La Trollstigen es una carretera llena de curvas realmente espectacular e indescriptible con palabras. Nuestro amigo japonés se pasó el viaje cambiando de un lado del autobús a otro para hacer las mejores fotografías, y todo el mundo se reía de él. Trollstigen 16:20 - 19:20, Autobús Geiranger - Åndalsnes Cascada en la Trollstigen El autobús tiene una parada junto al albergue de Åndalsnes, que está algo alejado del centro. Allí nos despedimos de los japoneses, que continuaban el viaje hasta Oslo. Después de cenar, pusimos una lavadora y una secadora (ambas son de pago). La ropa no salió seca, y volvimos a poner una segunda secadora. Como tampoco salió seca, decidimos tender la ropa y que se secara con el fresquito de la noche. Esta vez nos separaron y dormimos en dormitorios diferentes (el masculino y el femenino). HI Åndalsnes Vandrerhjem (****). Desayuno buffet incluido. Los dormitorios están separados por sexos. Tienen wifi gratis. Es el albergue más caro del viaje, aunque era algo más limpio y elegante, con un bonito salón con libros, TV, juegos... No se permite el uso de sacos de dormir. Lo peor fue que nos cobraron algo más de lo previsto sin que sepamos por qué (la factura era ininteligible), no ya por el dinero (20 NOK) sino por la arbitrariedad. Gastos Salchichas y ½ refresco: 12,5 NOK Bus Stryn - Hellesylt: 79 NOK Ferry Hellesylt - Geiranger: 67 NOK Mapa de Geiranger: 10 NOK Almuerzo: 68 NOK Bus Geiranger - Åndalsnes: 235 NOK Frambuesas: 15 NOK Albergue Åndalsnes (2 noches): 480,5 NOK Lavadora y secadora: 25 NOK
  8. Día 16: Brikdalsbreen El desayuno fue realmente impresionante, incluso tenían gofres. Con el estómago bien lleno, quizá demasiado, cogemos el autobús hace la Brikdalsbreen, una de las lenguas del glaciar más grande de Europa, el Jostedalsbreen. 9:30 - 10:30, Autobús Stryn - Briksdalen El glaciar a cierta distancia Desde la parada de autobús hasta el glaciar propiamente dicho hay un paseo realmente hermoso de unos 3 kilómetros, pasando junto a una preciosa cascada que te deja mojado sí o sí. Por supuesto, el camino está lleno de frambuesas. Paisaje de los alrededores Junto al glaciar hay una zona que no se debe cruzar por seguridad. Es algo que no respeta absolutamente nadie, ni siquiera los padres con niños pequeños, hasta que algún día pase algo. Nosotros también lo cruzamos y pudimos tocar el hielo con nuestras propias manos. El glaciar, a menos distancia Es asombroso ver cómo se deshiela en pequeñas gotitas que forman un espectacular lago, y como caen rodando por la pendiente pequeños trozos de hielo. Eso sí, llevad un buen abrigo porque hace un frío de narices. El lago glacial La llegada a Briksdalen fue fácil, pero no así el regreso. A pesar de que aquello estaba lleno de turistas, los autobuses de vuelta se suprimen después del 14 de agosto. Cuando nos dimos cuenta, nos pusimos a buscar una solución junto a otra pareja de españoles en la misma situación. Ellos se volvieron con una trabajadora del hotel cuando terminó su turno de trabajo, y nosotros nos pusimos a hacer autostop. Me curré incluso un cartelito con el destino deseado que no pudimos utilizar del viento que hacía. Pararon un montón de coches para mostrarnos que no tenían sitio y, cuando empezábamos a desesperarnos, se detuvo una pareja de suizos, que nos llevaron hasta Stryn, que les pillaba de paso. Majísimos los dos y nos salvaron el pellejo, pero fue una situación rara por los silencios incómodos cuando ya no se sabe de qué hablar. Gastos Bus Stryn - Jostedalbreen: 63 NOK Refrescos: 17,5 NOK
  9. Día 15: Urnes stavkirke El desayuno en el albergue de Sogndal fue genial, sobre todo con la referencia reciente del albergue de Bergen. El plan del día era visitar la iglesia de madera de Urnes (Urnes Stavkirke, que está en el pueblo de Ornes) declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La iglesia está muy cerca pero las malas comunicaciones en transporte público implican prácticamente invertir todo un día para visitarla. Para llegar hay que coger un autobús hasta Solvorn (donde por cierto hay una playa ideal para bañarse en el fiordo) y, una vez allí, un ferry para cruzar el fiordo. El fiordo es bastante bonito allí. Cruzando el fiordo 8:45 - 9:05, Autobús Sogndal - Solvorn 10:00 - 10:30, Ferry Solvorn - Ornes Una vez en Ornes, hay que caminar hasta la iglesia, que está en todo lo alto del pueblo. Es un kilómetro de cuesta muy considerable. Afortunadamente, el paseo se hace más ameno cogiendo la fruta que crece en los bordes del camino, principalmente frambuesas. En este caso no siempre son salvajes, sino que hay quien se dedica a cultivarlas y venderlas en un puesto donde no hay gente; solamente hay fruta, un cartel con el precio y el dinero recaudado (para que la gente coja el cambio cuando sea necesario). Parece que los turistas son honrados y el sistema funciona. Nos pareció de justicia comprar unas cerezas y unas frambuesas. Puesto de venta de fruta La iglesia de Urnes. Es realmente flipante; de lo mejor del viaje. Prefiero no contar mucho para que la sorpresa del visitante sea mayor. Solamente aclaro que su tamaño es bastante reducido para que no decepcionen las dimensiones. La visita es guiada y el guía explica de un modo muy ameno la historia y los detalles de su peculiar arquitectura. Curiosamente, habla inglés utilizando únicamente el presente como tiempo verbal, incluso cuando habla en pasado o futuro. Supongo que lo hace para que los visitantes lo entiendan mejor, porque en general los noruegos hablan inglés francamente bien. En la oficina de entradas es posible dejar la mochila gratuitamente. La iglesia de Urnes Para regresar a Sogndal. Desde Solvorn, hay un autobús por la tarde. Si se desea volver antes, hay que llamar por teléfono (al menos dos horas antes de las 13:40) y te llevan hasta la carretera E55, donde se enlaza con un autobús a Sogndal. En aquellos momentos no teníamos muy claro el sistema y, cuando vimos aparecer un taxi, nos asustamos temiendo el dineral por el que nos iba a salir la broma de lo esperar al bus de la tarde. Cuando nos dejó en la parada de autobús, nos tranquilizamos. Vista del otro lado de la iglesia (nótese la diferencia en la madera) Para variar, amenizamos la espera cogiendo frambuesas y poco después volvió a aparecer el taxi: el autobús estaba lleno, así que nos llevaban en taxi por el mismo precio: de lujo. 12:30 - 13:00, Ferry Ornes - Solvorn 13:40 - 14:25, Autobús Solvorn - Sogndal En Sogndal no hay nada que ver, es simplemente un nudo de comunicaciones. Allí esperamos hasta el autobús que debía llevarnos a Stryn. Fuimos durmiendo todo el camino y nos despertó el conductor, con el autobús ya vacío, a una hora que no era la prevista. Nos preguntó que dónde íbamos, y al decirle que Stryn nos preguntó que cómo no nos habíamos bajado en la estación de Skei, donde había que hacer transbordo. Parece que avisó por el micrófono, pero al ir durmiendo no nos enteramos: esas cosas se dicen cuando uno se saca el billete, digo yo. Pregunté dónde estábamos (en Førde) y cómo salir de allí (en autobús que salía dos horas después). Esto nos obligó a telefonear al albergue para avisar de que íbamos a llegar tarde. 16:15 - 18:15, Autobús Sogndal - Førde Azalea calificó a Førde como el pueblo más feo de Noruega y probablemente no le falta razón. El principal lugar de interés del pueblo es una estatua gigante de un salmón a base de piedras. Está en la orilla del río, pero cuesta bastante encontrarla; de hecho pasé por allí y no la reconocí hasta el viaje de vuelta. También aprovechamos para ir a un supermercado (Bunnpris), abierto a pesar de ser domingo. Allí compramos entre otras cosas un chocolate donde lo único que entendimos fue 70%, y fuera el descuento en el precio o fuera el porcentaje de cacao, era lo que estábamos buscando. A las 20:30 hicimos cola para montarnos en el autobús a Stryn. Andaba yo pensando qué contarle al conductor para pagar lo menos posible cuando se acercó un hombre y me guiñó un ojo. Estaba claro que o había ligado o era el conductor del anterior autobús. A pesar de mi evidente sex-appeal, sucedió lo último: el conductor explicó al nuevo conductor en noruego lo que había pasado y entramos sin pagar de nuevo. El viaje fue realmente precioso, atravesando carreteras que cruzaban las vacas obligando a detener los vehículos, y viendo un precioso anochecer en el fiordo. A Azalea le gustó tanto que me pidió que apuntara el nombre del pueblo por el que íbamos. Yo me pegué la vacilada de decir que no necesitaba apuntarlo y me olvidé. Incluso ahora mirando el mapa no estoy completamente seguro de dónde sucedió aquello (¿Torheim?). 20:30 - 22:50, Autobús Førde - Stryn El albergue de Stryn está a 1.5 km en lo alto del pueblo, y desde la estación de autobuses hay otra cuesta considerable. Cuando estábamos en pleno ascenso, nos cruzamos con un coche con el logotipo de la HI, que se detuvo y continuó el camino. Cuando llegamos al albergue, vimos que llegaba junto a dos chichas orientales que habían venido en nuestro autobús. Nos explicaron que hay un servicio de recogida de la gente en la estación, y que el del albergue había parado el coche y nos había hecho señas, que no vimos. Como se sentía culpable y llegamos tarde, nos ofreció dormir en una habitación triple a pesar de haber pagado dormitorio compartido, y así no despertábamos a la gente que ya estaría durmiendo, La cena fue de las mejores del viaje: ensalada y de postre frambuesas bañadas con chocolate fundido. HI Stryn Vandrerhjem (*****). Desayuno buffet incluido formidable. Situado lejos de la estación y en cuesta, pero parece que puedes pedir que te recojan en coche. También tenían una tienda propia en la que vendían productos al 50%, por estar en liquidación. Tienen un ordenador conectado a Internet (gratis) con auriculares y micrófono, y alquilar webcams. Limpio y acogedor; es uno de mis albergues preferidos de toda la vida. Gastos Bus Sogndal - Solvorn: 32 NOK Ferry Solvorn - Ornes: 30 NOK ½ cerezas y frambuesas: 25 NOK Iglesia de Urnes: 55 NOK Ferry Ornes - Solvorn: 30 NOK Bus Solvorn - Sogndal: 32 NOK Café: 10 NOK Bus Sogndal- Stryn: 221 NOK Compra supermercado: 58,25 NOK ½ refresco: 12,5 NOK Albergue Stryn (2 noches): 425,5 NOK
  10. Día 14: Flåmsbana y Nærøyfjord Después de desayunar y recoger las cosas, tomamos el tren para Myrdal, donde enlazaríamos con el tren de Flåm (Flåmsbana). El tren iba absolutamente abarrotado de personas, más propio de un tren regional italiano que de un país supuestamente avanzado como Noruega. El viaje es muy bonito, al ser parte del trayecto entre Bergen y Oslo. 08:40 - 10:46, Tren Bergen - Myrdal Cuando se sale del tren, el Flåmsbana espera en la vía de al lado. Conviene ser rápidos para pillar un asiento junto a una ventanilla. Es posible comprar el billete allí mismo, y hacen descuento con el billete de InterRail. El viaje en este tren panorámico es muy muy bonito, aunque un poco caótico porque los viajeros están moviéndose alternativamente hacia los laterales para hacer fotografías. Para facilitarlas aún más, hay una pequeña parada en una espectacular cascada de la que en un momento dado surgen unas chicas disfrazadas de ninfas en un espectáculo bastante bochornoso. La verdad es que los 55 minutos del viaje se hacen cortos. Cascada en el trayecto del Flåmsbana 10:55 - 11:50, Tren Myrdal - Flåm Paisaje desde el Flåmsbana En Flåm no hay mucho que hacer, salvo echar un vistazo al museo del Flåmsbana (gratuito), ir a la oficina de turismo a comprar los billetes de ferry a Gudvangen (hacen descuento con el billete de InterRail). El trayecto en ferry es también muy bonito, especialmente la segunda parte, en la cual se navega por el Nærøyfjord, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También conviene correr para pillar un buen sitio. Nosotros tuvimos que luchar, ya que estábamos los segundos en una cola que nadie respetó y se colaron casi todos. Por suerte, fuimos más rápidos y nos sentamos en primera fila. En ferry por el Nærøyfjord 13:20 - 15:30, Ferry Flåm - Gudvangen Como curiosidad, el ferry cuesta 255 NOK por persona. Siendo 2 personas con un descuento del 50%, el precio total debería ser de 255. Sin embargo, ellos parten del precio por persona, aplican el descuento (obteniendo 127.5), redondean al siguiente número entero (obteniendo 128), y multiplican por el número de personas, resultando 256 NOK. Lo cuento no porque mi economía se vaya a resentir por esto, sino porque me parece una aberración matemática y una práctica de dudosa legalidad dado que las monedas de 0.50 NOK existen, aunque no las vimos más que en las islas Lofoten (en el resto del país parecen siempre aplicar el redondeo). Una vez en Gudvangen, nos sentamos en un prado que había junto al fiordo a disfrutar del paisaje y almorzar. Después me acerqué a una tienda de souvenirs a preguntar dónde había que coger el autobús a Sogndal. Mis esfuerzos en la pronunciación de la lengua inglesa no fueron suficientes para engañar a la dependienta, que me respondió en español. La parada está a unos 450 metros del puerto, en la carretera E16. Mientras esperábamos el autobús, decidí explorar un poco el lugar dónde unos viajeros habían decidido instalar su tienda de campaña. Sin embargo, pronto dejó de interesarme eso porque me encontré un arbusto de frambuesas salvajes. Recolecté unas cuantas y volví a la parada, para amenizar la espera con esa deliciosa merienda. El autobús llegó abarrotado también y no cabíamos todos los que estábamos en la parada. La solución del conductor fue preguntar quién iba a la última estación, Sogndal (gracias a eso pudimos subir) y parece ser que llamaría por teléfono para que viniera otro autobús de refuerzo a llevar a los demás viajeros. Por primera vez vivimos algo habitual en Noruega: durante el recorrido, el autobús se metió en un ferry para cruzar un fiordo. Frambuesitas para la merienda 18:15 - 20:15, Autobús Gudvangen - Sogndal Una vez en Sogndal, hay que estar atentos (o avisar al conductor) para bajarse en la parada que hay justo al lado del albergue, porque el centro queda algo lejos. Tuvimos la suerte de que el albergue no tenía mucha gente, y a pesar de tener reservadas habitaciones en un dormitorio compartido, nos metieron solos en una habitación de 4 personas. Fuimos a comprar pan en una gasolinera vecina, cenamos y a intentar dormir. Nos asustó el zumbido salvaje de un mosquito gigante, así que encendimos la luz, lo mandamos a mejor vida y entonces sí que pudimos dormir. HI Sogndal Vandrerhjem (****). Albergue sencillo pero correcto de la red internacional. A cierta distancia del centro pero con parada de autobús enfrente. Personal muy amable, tiene pistas deportivas (fútbol y voleibol) y una amplia cocina. Desayuno buffet incluido (muy bueno); también preparan almuerzos para llevar. Gastos Flåmsbana: 170 NOK Ferry Flåm - Gudvangen: 128 NOK Autobús Gudvangen - Sogndal: 154 NOK Albergue Sogndal: 178.5 NOK Pan: 16 NOK
  11. Muchas gracias La verdad es que rara era la tienda donde no había un español, así que no debe ser muy difícil...
  12. Día 13: Bergen Desayunamos en el albergue. Increíblemente no hay cola para ducharse, a pesar de haber tan solo 3 duchas para todos los huéspedes. Las puertas de las duchas eran antiguas y tenían una cerradura no usada, ya que por dentro se cerraba sin necesidad de introducir una llave. El caso es que uno puede asomarse a la cerradura y mirar al interior. Por si alguien se sentía tentado de hacerlo mientras yo estaba dentro, decidí colocar en la trayectoria visual, colgando de la manivela de la puerta, mi ropa interior. Me pareció genial lo estúpido que se hubiera sentido un voiyeur que se hubiera asomado. Pero el que se sintió estúpido fue otro, porque al abrir la ducha salió un chorro inesperado hacia mis hasta entonces secos calzoncillos. Antes de salir escuchamos cómo los españoles tenían movida: la noche anterior se encontraron unos okupas en sus camas, utilizaron otros libres y estaban discutiendo con el de recepción, que llegó a decir a uno de ellos que si le volvía a gritar lo mandaba a la calle. Nos fuimos a la estación a que nos devolvieran las 90 coronas por cabeza. La empleada de la estación no dejaba de quejarse de que el revisor debía habernos escrito por detrás de la reserva que teníamos derecho a la devolución. Yo le decía que fue el revisor el que nos dijo que pidiéramos la devolución y que tenía que haber salido de él lo de escribir en la reserva. Pero aunque a regañadientes, nos devolvió el dinero. Y después, a visitar la ciudad. Qué ver en Bergen. Fisketorget (mercado del pescado), Bryggen (barrio de casitas de manera declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), iglesia Mariakirken, torre Rosenkrantztarnet, Domkirken (catedral), lago Lungegårdsvann para relajarse, iglesia Johanneskirken, vistas desde el monte Fløyen... Bryggen Lo primero fue el mercado del pescado, repleto de dependientes españoles que se van a trabajar unos meses y ganan una pasta salvaje. Entre los españoles y los demás yo creo que hablan todas las lenguas del mundo. Nos dieron a probar ballena, salmón salvaje, embutidos de reno y alce... El salmón salvaje está realmente impresionante. Decidimos que volveríamos para comer y continuamos la visita a un ritmo muy lento porque estaba lloviendo. Aún así, con un día para ver la ciudad nos sobró tiempo. Comer en el mercado de pescado. Es bastante habitual y muy recomendable comer pescado y marisco fresco (tienen marisco vivo que van preparando según hace falta) en el mercado. Pueden prepararte un plato sobre la marcha, según las indicaciones que tú les des: un poco de ballena, un poco de salmón, etc. Cobran al peso, aunque puedes decirle antes al camarero cual es el tope de dinero que te quieres gastar. También hay otros platos que vienen ya preparados y que exhiben a modo de muestra. Nuestra opción fue esta última: un plato para compartir de 200 NOK con varios tipos de marisco, salmón preparado de distintas maneras, ballena y guarnición: lechuga y una ensalada de patata con mahonesa. Como nos quedamos con un poco de hambre, después nos compramos un canapé de salmón y huevo duro. Comida en el Fisketorget; lo oscuro de arriba es ballena Compras en el mercado de pescado. El mercado también es un buen lugar para comprar. Desde luego, hay comida para llevar como souvenir (nos quedamos con ganas de comprar unos embutidos artesanales), pero también hay recuerdos más convencionales a un buen precio en comparación con el resto del centro de la ciudad. Como curiosidad, si leyendo los recuerdos que compré alguien se pregunta de dónde salen unos números tan raros, mandé dos postales y una más a medias con Azalea. Además, una de ellas tuve que enviarla dentro de un sobre, y necesité un sello adicional porque ya había pegado el sello en la postal. Bryggen Por la tarde cogimos el funicular Fløibanen para subir al monte Fløyen, desde el que hay unas vistas estupendas de la ciudad. Bergen desde el monte Fløyen El monte es ideal para dar un paseo y allí descubrimos por primera vez una de los mejores cosas de este viaje: las deliciosas frambuesas silvestres: pequeñas pero sabrosísimas. Es todo un lujo encontrar el arbusto, cogerlas y llevárselas a la boca. Gastos Almuerzo: 120 NOK Recuerdos (1 sobre, 3.5 sellos y 2.5 postales): 49,5 NOK Funicular Fløibanen (ida y vuelta): 70 NOK
  13. Bueno, mis quejas eran en general con los trenes italianos, principalmente porque debuté a lo grande: perdí un tren porque dijeron mal la vía, tuve que esperar 2 horas al próximo, iba petado de gente y sin aire acondicionado, se estropeó en marcha y hubo que cambiarse a otro... Ahh! No eres el único que echa de menos a viejos foreros
  14. Hola hola Nosotros llevamos el carné desde España; yo me lo hice en la recepción del albergue de Granada (sin haber dormido allí) y Azalea en el CIPAJ, que es algo así como una sección de la concejalía de juventud del ayuntamiento de Zaragoza. No sé si el carnet es el mismo que el que te han dado por dormir allí; tiene una forma parecida a ésta: http://www.intej.com/intejviajes/templates/pasajes/images/carnets/carnet_hostelling.jpg. Por cierto, que donde hacen descuento con el carné es en los albergues de la red internacional, no en los autobuses. Te paso el enlace a mis crónicas desde Pisa: Perchè Io Sono Andato (di casa)? De las aventuras y desventuras de un tosco en la Toscana
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