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Gas11

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  1. Día 11 de carrera (22/04/13 Estambul): “El gran barco final”.

     

    La Gran Final: Primera Parte.

     

    Amanece para los concursantes de Istanbul Extress. Hoy es el día. Hoy acabará todo. Hoy es la Gran Final de Istanbul Extress. Poco a poco nos fuimos desperezando, duchándonos y en poco tiempo estábamos los nueve reunidos en la sala común del hostal desayunando restos de alimentos que quedaban de días anteriores.

     

    El sobre había vuelto a aparecer en la habitación compartida y todos estábamos ansiosos y nerviosos por conocer cuál iba a ser la mecánica de la final. Fue La Marquesa quien tuvo el privilegio de leer a cámara el contenido de este último sobre rojo.

     

    Estas fueron sus palabras: “La final…(abre el sobre y saca un folio de su interior)…escrito a mano señoreeees”.

     

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    Calles de Estambul

     

    La Gran Final (Día 20)

     

    Ha llegado la recta final del juego. Hoy se proclamará el ganador de Istanbul Extress. La final será diseñada por los expulsados del juego. Cada expulsado escribirá en un folio 10 preguntas relacionadas con el viaje. Cada uno debe conocer la respuesta correcta con seguridad.

     

    Ejemplo: ¿Con cuantas cartas ganó Armando la primera etapa?

    Respuesta: 15 cartas.

     

    Los finalistas deberán contestar el test. El finalista que más preguntas haya acertado será el ganador del ansiado premio de Istanbul Extress.

     

    Buena suerte y que gane el mejor.

     

    PD: nos hemos quedado sin tinta en la impresora.

     

    Las reacciones fueron variadas. Comentamos lo cutre que nos había parecido que La Org nos entregara la final escrita a mano, en vez de impresa como nos había acostumbrado los 10 días anteriores de carrera. Delac pensaba que la final había sido escrita la noche anterior. También nos pareció una pregunta bastante complicada la que ponían de ejemplo como pregunta para el test final.

     

    Con los cerebros de los expulsados echando humo rebuscando preguntas para la final, dejamos todo preparado para recoger las mochilas después de la travesía en barco e ir directamente del hostal al aeropuerto donde pasaríamos la noche hasta que saliera nuestro avión de regreso a Munich.

     

    La primera visita que teníamos planificada para el día de hoy eran las Cisternas Yerebatán. En el tram que cogimos desde la plaza Taksim hacia las Cisternas los 5 expulsados nos separamos de los finalistas (recordemos que Armando participaría en la final solo si cumplía durante el día de hoy todas sus sanciones acumuladas) para ir haciendo la lluvia de ideas de preguntas para el test final. Los más mínimos e insignificantes detalles venían a nuestra cabeza y los proponíamos como pregunta para el cuestionario.

     

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    Productos en stock en el Gran Bazar de Estambul

     

    Una vez llegamos a la zona de las cisternas, decidimos entrar antes a un McDonalds a coger algún café. Café que en el caso de María acabó en su camiseta de Istanbul Extress al chocarse con un hombre en la calle.

     

    Dentro del McDonalds, las cámaras recogieron las impresiones de los finalistas.

     

    - Cámara: “¿Qué se siente sabiendo que la final está siendo ya maquinada por tus compañeros?

    - Pilar: “Pues nerviosa”.

    - Cámara: “¿Te ves con posibilidades sabiendo en qué consiste?”.

    Entra María en la conversación haciendo un gesto de negación con la cabeza: “Yo la veo en el hoyo”.

    - Cámara: “Entonces, tú, María, ¿te ves ganadora? ¿Vas a ir “a muelllte”?

    - María: “Lucharé contra mi chica (dirigiéndose a Ana), pero le ganaré”.

    - Pilar: “Yo lucharé contra las 2 y ganaré”.

     

    Aparece Diego y muestra su móvil a cámara: “Yo he cambiado mi paquete de cleenex por este móvil, he hecho un Armando. ¿Puedo participar en la final?”

     

    Después de las risas por su comentario continuamos con la entrevista.

     

    - Cámara: “ Y tú, Ana. ¿Qué se siente sabiendo que la final está siendo ya maquinada por tus compañeros?”

    - Ana: “Pueees…que ya esta aquí”.

    - María: “A Pilar nos la vamos a quitar de en medio en un momento”.

    - Pilar: “Pero bueeeno, ¿qué es esto? Si yo gano tendrá más mérito. Estoy compitiendo contra una pareja.”

    - Cámara: “A qué rival tenéis más miedo de los finalistas?

    - María cargada de ironía: “A Armando. Porque él ha sido muy legal durante todo el programa (haciendo referencia a su dudosa victoria con el juego de cartas del tren hacia Zagreb y al dudoso trueque de la mandarina).

     

    Y en este momento fue cuando Pilar aprovechó las cámaras para hacer promoción de tierras aragonesas: “Por cierto, quiero decir una cosa. Está claro que las mañicas valemos” (recordando que las 3 finalistas son de Zaragoza). Y acompañando a sus declaraciones las 3 pusieron “cara de Zaragoza” para las cámaras.

     

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    Una gran variedad de shishas entre las que elegir.

     

    Finalizados nuestros Mcdesayunos nos pusimos en la cola de las Cisternas Yerebatán y mientras esperábamos a entrar charlamos sobre el auténtico Pekin Express, programa del cual Diego y yo éramos muy seguidores (y por tanto, nos convertía en sospechosos a Org).

     

    Estas cisternas son las más grandes de las 60 construidas durante la época bizantina bajo la ciudad de Estambul. Debido a su ubicación bajo tierra están iluminadas por una tenue luz que deja ver sus columnas, el agua del recinto y los “pezacos” que habitaban en su interior.

     

    Hay 2 columnas que son especialmente famosas por tener esculpida en su base la cara de Medusa (un monstruo de la mitología griega y no el animal marino, como nosotros habíamos pensado). Después de hacernos las oportunas fotos con ellas, salimos del recinto mientras seguíamos conversando sobre distintos realities televisivos.

     

    Una vez fuera de las cisternas, decidimos que el resto de la mañana y parte de la tarde antes de montar en nuestro barco festivo lo dedicaríamos al Corte Inglés de Estambul: El Gran Bazar.

     

    Desde el principio decidimos dividirnos en 2 grupos: uno más consumista, ansioso de comprar hasta la cosa más inservible turca y que estaba formado por Delac, Pili, Ana y María y otro menos sediento de compras, formado por Armando, Gloria, Shosho, Diego y yo.

     

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    Y nosotros pensando que veríamos medusas vivas en el agua de las cisternas...

     

    Esta división también favoreció la confección de la final entre las “calles” del Bazar de Estambul ya que las 3 finalistas estaban fuera de nuestro grupo.

     

    Estuvimos varias horas mirando los puestos del bazar y practicando el arte del regateo. Veníamos con las expectativas de que los precios en el bazar serían muy baratos y tampoco nos lo parecieron tanto. Eso o que nuestras dotes para regatear no fueron demasiado buenas.

     

    Después de perdernos varias veces por los pasillos y de comprar alguna cosa típica del país, varios decidimos que ya habíamos tenido suficiente del Bazar y salimos del recinto buscando algún lugar donde tomar algo para comer.

     

    Pronto encontramos un Subway bastante caro donde repusimos fuerzas con sus tradicionales bocadillos y continuamos con las propuestas de preguntas para la Gran Final. Mientras, Armando comía en otra mesa diferente a la nuestra ya que todavía estaba a tiempo de participar en la lucha por la barra libre, siempre y cuando cumpliera con sus sanciones (y de momento, no las estaba cumpliendo).

     

    Cuando acabamos nuestro bocadillo fuimos a la puerta del Bazar donde habíamos quedado con el grupo amante de las compras a la hora que ya había llegado. Una vez juntos los nueve, nos enseñamos nuestras adquisiciones del Gran Bazar y compartimos anécdotas sobre los comerciantes. Hubo hasta propuestas de matrimonio en el regateo con los vendedores.

     

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    Perderse por las calles del Gran Bazar era bastante fácil...

     

    Los que no habían comido nada aprovecharon para coger algo de comer mientras que el resto nos sentamos en un banco redactando más preguntas para la Gran Final.

     

    La hora del barco se acercaba y era el momento de dirigirnos, con calma, hacia el puente Gálata, de cuyo embarcadero saldría nuestro crucero festivo por el Bósforo.

     

    De camino encontramos un súper y aprovechamos para comprar la bebida que meteríamos en ese barco. Del supermercado salimos cargando litros de cerveza y vino con los que brindaríamos durante la Gran Final de Istanbul Extress.

     

    Aprovechamos una última parada en un McDonalds para reunirnos los 5 expulsados en un callejón y dar por zanjadas las 50 preguntas que conformaban el cuestionario final del concurso.

     

    La hora más esperada había llegado, era el momento de buscar nuestro barco sobre el cual se disputaría la Gran Final. Encontramos rápidamente la embarcación y a los chicos que nos lo alquilaban y triunfalmente subimos a bordo.

     

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    Los concursantes de Istanbul Extress entrando en el escenario de La Gran Final

     

    Todos los preparativos estaban listos para el broche final de la ruta. Sobre la cubierta varias mesas y sofás donde sentarnos y mantas y cojines para taparnos si teníamos frío. Era el momento de abrir las primeras cervezas. Las sensaciones globales oscilaban entre nervios por el inminente final y mareo por los vaivenes del barco, que por ese momento todavía seguía anclado al muelle.

     

    Lo pactado con los dueños del barco había sido lo siguiente. Zarparíamos del muelle por el día y veríamos atardecer desde las aguas del Bósforo y continuaríamos, ya de noche, recorriendo el estrecho hasta volver a puerto pasadas 2-3 horas del inicio del recorrido. Una vez en tierra, habíamos planeado ir directos al hostal para coger nuestras mochilas y coger el último bus que salía hacia el aeropuerto desde Taksim para hacer noche allí ya que nuestro vuelo salía a las 6:30 de la mañana. Si por alguna razón perdíamos ese autobús deberíamos esperarnos hasta las 4-5 de la mañana, hora a la que salía el primer bus desde Taksim al aeropuerto, arriesgándonos a no coger el avión a su hora. Todos lo teníamos claro, no podíamos perder el último bus de la noche o andaríamos muy justos de tiempo.

     

    El barco zarpó a tiempo para evitar que el mareo fuera a más y durante los primeros metros del recorrido los dueños del barco pusieron música a todo volumen a través de los altavoces de la embarcación. Una sensación de felicidad recorría nuestros cuerpos. No habíamos podido encontrar mejor manera de finalizar el concurso. Los 9 subidos a un barco, brindando con cervezas y sintiendo la brisa del Bósforo en nuestra cara.

     

    A la media hora de zarpar, de repente, se paró la música. Extrañados nos miramos entre nosotros y de repente oímos a lo lejos sirenas de policía. Giramos nuestra cabeza y lo vimos. Junto a nosotros navegaba una embarcación con la inscripción “Polisi” en sus paredes.

     

    Nuestras reacciones fueron grabadas por las cámaras del programa. “Ahí viene La Org a buscarnos” decía Ana. Otros opinábamos que el barco tenía trampa y que éste estaba cargado de droga y que la policía venía persiguiéndonos al estilo telenovela venezolana. Shosho tenía claro donde estaba toda esa droga: en el vaso de Pilar. La concursante maña, como tomaba vino al no poder consumir cerveza por su celiaquía, había pedido un vaso a los chicos del barco para poder beber y éstos se lo habían traído de vuelta servido. Pilar desconfiaba de si le podrían haber echado algo en su copa y Shosho, esta vez “sí colaboró” con su broma aumentando la preocupación de Pilar.

     

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    Persecución en aguas turcas

     

    Bromas aparte, la “Polisi” pasó de largo y los dueños del barco volvieron a pincharnos los exitazos del momento por los altavoces. En nuestro recorrido pasamos junto al Palacio Dolmabahçe junto al cual nos echamos varias fotos. Tras el palacio, el barco continuó su rumbo hacia la parte asiática de Estambul y al rato, una vez más, la música se paró de golpe.

     

    Esta vez fue por asuntos religiosos. Era la llamada a la oración y como había ocurrido el día anterior debían quitar la música por respeto. Los 9 juntos disfrutamos de la última llamada a la oración del viaje, esta vez en mitad del Bósforo.

     

    Finalizada la llamada el barco prosiguió su rumbo y nosotros proseguimos con la ingesta de alcohol.

     

    Al poco rato nos señalaron los chicos del barco hacia el horizonte para que fijáramos la vista en esa dirección. Frente a nosotros estaba la parte asiática de Estambul y cruzando el estrecho un largo puente que unía ambas partes. Los chicos decidieron parar allí el barco, en mitad del agua y dejarnos disfrutar de la música y de la fiesta que en pocos minutos se iba a montar.

     

    Pero antes de que fuera demasiado tarde, era el momento de que todo se resolviera. Había 2 grandes misterios que tanto concursantes como audiencia estaban ansiosos de conocer. Por un lado el nombre del ganador de Istanbul Extress y por otro el descubrimiento de la verdadera identidad de La Org.

     

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    Cisternas Yerebatán

     

    Decidimos posponer el test final para más tarde; hasta las 6.30 que salía el avión teníamos tiempo para realizarlo. Entre todos decidimos que era el momento de dar solución al misterio que nos había acompañado desde el día 1 de carrera: ¿Quién/es había/n organizado todos los juegos diarios y había/n conseguido que este viaje fuera completamente diferente a lo que desde Munich se había planeado?

     

    Tan solo una persona, Gloria, proponía no resolverlo y que el misterio nos acompañara durante el resto de nuestras vidas. Pero el resto del casting no podíamos más. Queríamos descubrir quien/es había/n actuado en la sombra y habían conseguido que todo saliese a la perfección sin ser (del todo) descubiertos.

     

    Antes de desvelar nada cada uno dijo en voz alta quien/es creía que era/n La Org. Todos señalamos a Ana y María como organizadoras del concurso. El resto de apuestas iban sobre todo dirigidas a Diego y alguno también me señaló a mi como posible miembro de La Org. Gloria incluso llegó a pensar que Pedro, un amigo de Munich que no había podido venir al viaje, también había organizado algo. Ya puestos a imaginar...

     

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    En unos segundos todo el misterio en torno a La Org estaría resuelto

     

    Y así, los nueve, sentados alrededor de una de las mesas de la cubierta del barco, decidimos hacer una cuenta atrás de 1 a 3. Cuando llegásemos al 3 los miembros de La Org deberían levantarse de sus sillas para identificarse como responsables de La Organización de Istanbul Extress. Era el momento de encender las luces y bajar el telón.

     

    1 ....................................

     

    2 ........................................................

     

    3 ..............................................................................

     

    Cinco de los nueve concursantes del programa se pusieron de pie. Sin embargo, los verdaderos miembros de La Org sabían que uno sobraba. Desde el principio habían sido solo cuatro los responsables de todo…

     

    Continuará...


  2. Día 10 de carrera (21/04/13 Estambul): “El trueque truncado”.

     

    Etapa 5: Prueba de fin de etapa.

     

    A los párpados les costaba despegarse. Un incesante martilleo repicaba sobre nuestras cabezas. El día 10 de carrera comenzaba con la peor resaca de toda la ruta. A los excesos del alcohol de la noche anterior había que sumarle las pocas horas de sueño que habíamos tenido. Ese era el espíritu de Istanbul Extress: combinar fiesta y turismo sin sacrificar ni lo uno ni lo otro.

     

    Tras una ducha que poco nos despertó, nos reunimos todos en la sala común del hostal para desayunar restos que tuviéramos de días anteriores y decidimos que era el momento de dictaminar el vencedor de la última prueba de inmunidad del concurso.

     

    Recordemos que la prueba del día anterior consistía en una apuesta por ver quién se convertía en la estrella festiva de la noche pasada. Los concursantes que más votos recibimos para optar a tal honorífico título fuimos Pilar, Gloria y yo. El top 3 de la noche.

     

    Sin embargo, había que llegar a un acuerdo entre todos para elegir solamente a uno. Tras un intenso debate en el que muchos tuvimos que dejar de lado nuestros favoritismos por el concursante por el que habíamos apostado, decidimos entre todos volver a hacer honor a mi apodo. Así fue como me convertí, una noche más, en “El fiestas”.

     

    Una vez acordado el nombre de la estrella de la noche anterior, era el momento de abrir el sobre que contenía las apuestas que habíamos hecho cada uno. Dos personas habían votado por mi: Pilar y Shosho. Habiendo sido Pilar una de las top 3 de la noche anterior y tras la retirada temprana de La Marquesa la noche anterior, el desempate estaba claro. Pilar no solo se convertía en la inmune de la etapa sino que además se reenganchaba a la lucha por la barra libre (recordemos su eliminación en la tercera etapa de Istanbul Extress) y pasaba directamente a la Gran Final que se disputaría mañana. No le podía haber salido mejor la jugada.

     

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    Tradiciones en los comercios turcos

     

    Estas fueron sus emocionadas palabras: “¡Toma ya! Era una apuesta fija. Aposté al caballo ganador. Además, yo sabía que propiamente me iba a emborrachar y que iba a acertar en la apuesta, entonces… estaba todo claro.”

     

    Tras las oportunas felicitaciones por el pase a la final de Pilar llegó el momento de abrir el sobre rojo con la última prueba eliminatoria del concurso. Hoy La Org parecía que no había tenido tantos problemas en dejarlo y había aparecido en el suelo de la habitación compartida.

     

    Diego fue el encargado de leer su contenido dando emoción al momento con un “No es siertooo” más típico de Armando.

     

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    Concluida la lectura de la sanción, María sacó una cosa en claro: “Armando, se te va a acumular el trabajo”.

     

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    Plaza de Taksim

     

    El resto del desayuno consistió en rememorar la épica noche anterior y contar la historia de los mejillones a los compañeros que se retiraron antes a dormir.

     

    Una vez desayunados hicimos división de tareas: varios fuimos a un minisupermercado cercano al hostal para comprar alimentos para elaborar unos bocadillos para comer y, no menos importante, comprar los paquetes de cleenex que necesitábamos para la prueba de hoy. El resto se quedó arreglándose antes de salir de turismo y recogiendo un poco las habitaciones.

     

    Con la compra hecha y ya todos juntos, salimos del hostal en estado de máxima decadencia. Era tal nuestro estado que necesitábamos con urgencia litros de café. De este modo, encontrar cafeína se convirtió en nuestro primer objetivo de la mañana.

     

    Recorrimos la calle comercial en la que estaba nuestro hostal en busca del codiciado café y fue en esta calle donde Ana y María aprovecharon para iniciar las negociaciones con el paquete de cleenex. Al poco venían contentas. Habían conseguido cambiarlo por una castaña cada una. A pesar de que el cambio no era muy valioso habían abierto la veda del trueque. Pronto nos daríamos cuenta de que la prueba iba a ser más complicada de lo que ninguno hubiera esperado.

     

    Viendo los altos precios de las cafeterías de la zona, decidimos apostar sobre seguro. Entramos al McDonald’s y nos pedimos cafés para llevar que combinamos con algún bollo que nos compramos en una pastelería.

     

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    Palacio Dolmabahçe y sus jardines

     

    Los cafés ya estaban bebidos y nuestro estado seguía siendo deprimente. Estuvimos más de media hora divagando sin rumbo por la plaza Taksim hasta que decidimos ponernos serios y decidir cual iba a ser nuestro primer destino del día. Consultar el plano suponía un gran esfuerzo en nuestro estado, pero sacamos fuerzas de donde no las había y localizamos nuestro próxima visita: el Palacio Dolmabahçe.

     

    El camino hasta llegar allí supuso una tortura para nosotros. Enormes subidas y bajadas que amenizamos hablando sobre festivales de música electrónica.

     

    Después de mucho caminar llegamos al palacio. Estuvimos viendo un poco los exteriores y nuevamente, decidimos no entrar. Suponía un gasto económico considerable y poco íbamos a disfrutarlo tal y como nos encontrábamos.

     

    En este recinto descubrimos “la cara de Zaragoza”. Las mañas, en especial Pilar, cada vez que se ensalzaba algún aspecto zaragozano o costumbre exclusiva de dichas tierras no podía evitar poner una expresión en su rostro mezcla de orgullo y satisfacción. Decidimos posar para las cámaras todos con cara de Zaragoza.

     

    Tras nuestra breve visita al palacio fuimos hacia un embarcadero cercano para preguntar precios de cruceros (no os penséis que de repente el espíritu lujoso de La Marquesa nos había invadido, no, eran barcos al alcance del pueblo llano) que te llevaran a visitar la parte asiática de Estambul.

     

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    La "cara de Zaragoza"

     

    Nos ofrecieron distintos precios en función de la duración y de las paradas que hicieran. Muchos hacían parada en alguna isla del Bósforo y mercados de artesanía. Lo que vimos es que el de menos duración nos iba a ocupar toda la mañana asique decidimos que al día siguiente, el día de la Gran Final, pasaríamos la mañana a bordo de un barco y visitando la zona asiática.

     

    Desde ahí cogimos un tranvía que nos llevó a la zona de la torre Gálata. Cuando llegamos a ese barrio nos encontramos con numerosos puestos callejeros donde vendían frutos secos y alimentos típicos turcos. En estos puestos varios de nosotros intentamos cambiar nuestro paquete de cleenex, pero los mercaderes no estaban por la labor de negociar con un paquete de pañuelos. La prueba del trueque estaba siendo complicada.

     

    Y emocionados, Pili y yo nos reencontramos con ellos. Frente a nosotros otro puesto de los exquisitos mejillones con arroz que habíamos “catado” la noche anterior. Teníamos tan buen recuerdo de su sabor que nos compramos un par cada uno y los volvimos a degustar, esta vez pacíficamente. Nuestra memoria no nos fallaba, estaban deliciosos.

     

    Con la energía que nos habían dado los mejillones ,nos mentalizamos de que nos tocaba subir otra enorme cuesta hasta llegar a la torre. Esta zona está llena de calles estrechas con muchas tiendas de souvenirs.

     

    Tras la dura cuesta, ya veíamos frente a nosotros la Torre Gálata asique nos pusimos en la larga cola para subir al mirador que alberga en sus alturas. Antes de nada, preguntamos el precio de la subida y decidimos dividirnos. Pili, Delac, Diego y yo queríamos subir asique nos mantuvimos en la cola. El resto prefirieron dar una vuelta por las tiendas de la zona y ahorrarse la subida.

     

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    Mercaderes víctimas de nuestros intentos de trueque

     

    Después de un rato de cola, llegamos a la entrada, pagamos y nos montamos en el ascensor que te lleva hasta el último piso de la torre. Una vez allí, salimos al mirador y disfrutamos de las increíbles vistas de la ciudad desde el aire.

     

    En las alturas, grabamos un confesionario a Pilar en el que opinaba acerca de su reenganche y sobre cómo creía que iba a ser disputada la Gran Final de Istanbul Extress.

     

    Mientras, Delac se informaba con otros turistas sobre los precios de los baños turcos. El casting de Istanbul Extress soñaba con finalizar su ajetreada y cansada aventura con la relajación que esos baños proporcionan. Sin embargo, en pocas horas cambiaríamos todo nuestro plan previsto para el día siguiente.

     

    En medio de nuestra visita a la torre nos sorprendió la llamada a la oración. Como si la ciudad entrara en guerra, todas las mezquitas de la ciudad comenzaban a entonar los versos del Corán. Una sensación indescriptible nos recorría todo el cuerpo. Si tenéis ocasión, no dudéis en intentar escuchar la llamada a la oración desde la Torre Gálata. Es increíble escuchar los cantos que salen de todas y cada una de las mezquitas y que inundan toda la ciudad.

     

    Analizando la situación, Pili, Diego, Delac y yo nos dimos cuenta de que a la mezquita que más se oía era a la Yenni. Rápidamente sacamos consclusiones: La Yenni era una choni.

     

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    Llamada a la oración desde la Torre Gálata

     

    Finalizado nuestro tiempo en el mirador Diego y yo evacuamos en los baños de la torre, sumando así otro lugar más a mi lista de lugares del mundo donde he hecho uso de los baños con este fin. Después volvimos a coger el ascensor, esta vez para bajar, y nos reunimos con el resto de compañeros. Nos enseñaron sus compras y algunos habían aprovechado ese rato para coger algo para comer. Yo comí algo del embutido que habíamos comprado y una bolsa de patatas fritas. Nuestra dieta era muy nutritiva.

     

    Lo siguiente que habíamos planeado hacer era cruzar el Puente Gálata andando. Anduvimos durante un buen rato observando los muchos pescadores que intentaban capturar peces en las aguas del Bósforo. También, más de uno intentó hacer algún trueque con estos pescadores, pero una vez más no estaban dispuestos a aceptar nuestro infravalorado paquete de cleenex.

     

    Al otro lado del puente decidimos callejear por la zona del Bazar de las Especias y andar por la zona de la universidad. Sin embargo, la universidad ya estaba cerrada a esas horas y no pudimos entrar a verla. En esta zona nos encontramos con callejones abandonados repletos de basura y de pobreza. Decidimos que era el momento de huir de esa zona cuando vimos movimientos raros de gente con pintas extrañas por esa zona.

     

    De este modo fuimos a visitar otra mezquita que nos pillaba cerca de donde estábamos y allí nos encontramos otra vez con la familia zaragozana con la que habíamos visitado Santa Sofía. Después de saludarnos, estuve a punto de hacerles un trueque a ellos, pero al final la vergüenza me lo impidió. Desaproveché mi gran oportunidad.

     

    Después de visitar la mezquita continuamos andando de vuelta hacia la zona del Puente Gálata. Diego, Gloria y yo íbamos algo más adelantados que el resto cuando lo empezamos a escuchar a lo lejos. Agudizamos el oído y lo identificamos: frente a nosotros había una gran fila de barcos y yates anclados a puerto y de alguno de ellos salía música de fiesta. Gloria y yo, poseídos por el espíritu festivo, no pudimos evitar acercarnos hasta los barcos y empezar a movernos al ritmo de la música y de los “si, si, si, si” que nuestras gargantas producían. Estábamos frente al paraíso. La combinación barco y fiesta ya la habíamos probado en Dubrovnik y nos había gustado demasiado. ¿Sería el momento de volver a repetir la combinación esta vez en las aguas del Bósforo?

     

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    Pescadores en el Puente Gálata.

     

    Las cámaras recogieron este momento de euforia de Gloria y mío. Gloria, para evitar malinterpretaciones decía a cámara: “Y esto es sin alcohol, ¿eh?”. Yo le contestaba: “Porque no todo es alcohol…¿verdad, Gloria?”. Y Gloria soltó un irónico discurso basado en el respeto y la tolerancia entre culturas: “No, el alcohol no lo es todo. Hay que respetar la cultura de este país. En este país no se puede beber, entonces…no se bebe. Si no se puede, no se puede.”

     

    Mientras esperamos al resto del grupo que andaban algo más alejados de nosotros salieron unos chicos de uno de los barcos y nos empezaron a hablar. Nos preguntaron si queríamos hacer un crucero festivo por el Bósforo y nosotros les preguntamos por el precio y las condiciones. Les comentamos que hoy no teníamos idea de hacer nada marítimo, pero que para mañana habíamos pensado coger algún barco para visitar el Bósforo desde el mar y ver la parte asiática de Estambul.

     

    Para convencernos nos invitaron a subir en uno de sus barcos. Y visto y no visto, estábamos sobre la cubierta de un auténtico yate de lujo, con música electrónica a todo volumen y posando para las cámaras haciendo creer a los telespectadores que ese era nuestro barco. Sin embargo, las cámaras también recogieron la triste realidad. Nuestro barco presupuestado era algo más modesto, pero eso sí, más que suficiente para los nueve.

     

    En medio de la grabación los chicos pararon la música y de fondo volvimos a escuchar la llamada a la oración que inundaba toda la ciudad. Los barcos que hacían este tipo de cruceros por el Bósforo debían parar la música a la hora de la llamada a la oración por respeto a la religión.

     

    Finalizada nuestra visita al barco de postureo, preguntamos lo más importante. ¿Podíamos meter alcohol en el barco? La respuesta fue un rotundo sí. De este modo, nos habían ganado. Nos dimos nuestros números de teléfono y quedamos en que si decidíamos hacerlo, les escribiríamos un sms a la mañana siguiente para reservar nuestra travesía festiva.

     

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    Los polémicos mejillones

     

    Una vez alejados del puerto era el momento de debatir si nos había gustado la idea o no. Recordemos que la idea inicial era hacer un crucero que duraba toda la mañana y que paraba en alguna isla, pero éste era un crucero turístico y no festivo. Votamos y éste fue el sorprendente resultado.

     

    8 de 9 queríamos hacer el crucero festivo al atardecer. ¿Había mejor manera de poner broche final a las últimas horas en Istanbul Extress? Sin embargo, alguien, la persona menos esperada, se oponía y prefería hacer el crucero diurno por las islas. Sí, estamos hablando de la venezolana Gloria.

     

    Una irreconocible Gloria decía preferir gastarse el dinero en el crucero diurno que en el nocturno. Entre todos intentamos convencerla pero Gloria decía tenerlo claro. Ella no nos quería condicionar al resto, nos animaba a hacer el crucero nocturno. Pero ella, aunque fuera sola, haría el crucero diurno por las islas.

     

    Tomada esta decisión, buscamos una recomendación gastronómica que había traído María de unos amigos españoles. Le habían recomendado tomar un bocadillo de caballa en el puerto, junto al Puente Gálata.

     

    El sitio lo encontramos fácilmente. Se trataba de una especie de terraza con sillas y mesas pequeñas. Anclado al muelle había un barco-cocina en el que te preparaban el bocadillo de caballa con ensalada.

     

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    En el primer barco se cocinaban las caballas de los bocadillos

     

    Cogimos unas mesas previamente limpiadas por el personal con una miniescoba y después pedimos nuestro bocadillo al barco. Una vez con nuestro bocadillo en la mesa, me enfrenté a superar con éxito mi trauma con las espinas, aunque, a pesar de haberlo pedido sin ellas, alguna encontré.

     

    Durante la cena, varios niños nos acosaron ofreciéndonos paquetes de cleenex. Los pobres no sabían que nosotros también queríamos liberarnos del nuestro, pero no habíamos encontrado la manera de hacerlo. Por otro lado, Shosho seguía inmersa en la lectura de su guía impresa de Estambul que había traído desde España, cortesía de su tía, y que nos había amenizado con su lectura en varias ocasiones el viaje.

     

    Finalizada la cena decidimos buscar algún sitio donde sentarnos y tomarnos un té acompañado de una shisha. Caminamos por la zona baja del puente Gálata y nos encontramos varios pubs y en uno nos sorprendió una boda árabe, pero bastante occidental, ya que la novia iba vestida con el típico traje de novia. La música que salía de estos bares nos incitaba a enredarnos y volver a tener otra noche festiva, pero fuimos fuertes y no caímos en la tentación. Si salíamos hoy de fiesta, no queríamos ni pensar el estado en el que nos encontraríamos al día siguiente.

     

    Como no encontrábamos ninguna tetería donde fumar shisha, recurrimos a la sabiduría de la guía impresa de Estambul de Shosho. Allí leímos que había un barrio exclusivo de teterías y decidimos andar hacia él a pesar de que en según el mapa no estuviera demasiado cerca.

     

    Anduvimos durante casi una hora por calles solitarias y oscuras de Estambul y cuando prácticamente habíamos perdido la esperanza de llegar a dicho barrio, vimos muchas luces al fondo.

     

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    Grupal en el Palacio Dolmabahçe

     

    Nos dirigimos hacia la luz y descubrimos una enorme tetería de lujo. Decidimos entrar a echar un vistazo y en su interior había muchos locales tomando té y fumando shisha. En cada mesa había una especie de buffet de frutos secos, dátiles y demás acompañamientos. Los sofás sobre los que la gente estaba sentada parecían de auténtico lujo. La decoración no podía ser más árabe.

     

    Sospechando de la clavada que nos podían pegar por sentarnos ahí a tomar algo preguntamos precios y decidimos seguir andando por el barrio para ver los precios del resto de teterías y comparar.

     

    La leyenda era cierta. El barrio estaba plagado de teterías, cada una con sus relaciones que intentaban capturarte para que entraras en la suya. Después de un paseo por el barrio vimos que los precios de todas eran bastante similares asique decidimos volver a la primera que era la que más nos había gustado.

     

    Como auténticos marqueses pedimos una mesa en la lujosa tetería y nos sentamos sobre los cómodos sillones. Rápidamente nos advirtieron de la trampa que escondían los dátiles, frutos secos y demás alimentos que descansaban sobre la mesa. Nada de eso estaba incluido. Si comías de alguno de los platos, pagarías el alimento. Si se te caía al suelo por descuido, también.

     

    Algo incómodos por lo sobresaturada que estaba la mesa de alimentos no incluidos, nos pedimos una shisha y varios tés. Cuando vino el camarero le preguntamos si era posible retirar todos esos alimentos no incluidos de la mesa ya que, con el poco espacio que dejaban y viendo que al pasarnos la shisha era probable que alguno, por descuido, terminara en el suelo temíamos tener que pagarlos sin ni siquiera probarlos.

     

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    Puente Gálata

     

    El hombre nos dijo que no, que el sitio funcionaba así y que no los podían retirar. Hábil estrategia que buscaba el mínimo descuido por parte del cliente para sablarte por caer en la tentación de comer alguno de esos suculentos alimentos o por tirarlos en algún despiste.

     

    Evitando a toda costa tirar o comer de alguno de los platos, decidimos que era el momento de resolver la prueba de hoy. Nos encontramos ante una situación poco habitual en el concurso. Solo Ana y María habían conseguido hacer algún trueque con el paquete de cleenex y lo habían cambiado por una castaña. El resto, a pesar de haberlo intentado, no habíamos conseguido nada. El trueque se nos había truncado. Como el fracaso de la prueba fue en parte por culpa de no habernos atrevido demasiado a proponer el trueque a la gente que nos habíamos encontrado, decidimos entre todos que lo más justo era que aquellos que no habían cambiado su paquete de cleenex por otro producto fueran eliminados del concurso y no participasen en la Gran Final. Creo que era lo justo. Al igual que el día anterior se había propuesto que el que no saliera de fiesta sería eliminado de la lucha por la barra libre, estábamos en la misma circunstancia y la mayoría de nosotros habíamos fracasado en nuestro intento de cumplir la prueba.

     

    De este modo ya teníamos los nombres de los finalistas que participarían en la Gran Final del programa: Pilar, Ana y María. Sin embargo, en el último momento la mafia mexicana dio la sorpresa. Nos pidió silencio y se sacó de su abrigo de Capitán Pescanova una mandarina. Extrañados le preguntamos qué significaba eso. Nos dijo que había conseguido cambiar el paquete de cleenex por una mandarina esa tarde pero que no había dicho nada para que nadie supiese hasta el final del día que él lo había logrado.

     

    Algo extrañados por la aparición de esa mandarina preguntamos si alguno de nosotros habíamos visto cómo se había producido el trueque. Nadie había sido testigo del cambio.

     

    Por la mañana, antes de empezar la prueba, habíamos acordado entre todos que alguien debía estar presente en el momento del trueque porque si no, podíamos comprar alguna cosa y decir que lo habíamos cambiado por el paquete de cleenex, haciendo trampas en la prueba.

     

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    Armando afirmaba haberlo hecho legalmente pero el resto no nos fiábamos del pinche mejicano. A día de hoy, sigue siendo una incógnita qué pasó con aquella mandarina. Armando jamás se volvío a pronunciar al respecto. Quizás, ahora sea el momento, Armando, en el que confieses si volviste a hacer trampas aquel día previo a la final.

     

    Ante la duda decidimos hacer lo siguiente. Confiaríamos en la palabra de Armando y participaría en la final con una condición: debía cumplir todas las sanciones que le quedaban por cumplir por haber perdido en la mayoría de los juegos del concurso. Si las había cumplido antes de que se celebrara mañana la prueba final, tendría derecho a participar; si no, quedaría fuera de la competición por la barra libre.

     

    Recapitulando, ya teníamos los nombres de 3 finalistas y casualidades de la vida, 2 de ellas eran las principales sospechosas a Org.

     

    Nuestra velada árabe consistió en hacer balance del concurso. Muy atrás quedaba aquél tren en el que La Org se había manifestado por primera vez mediante unos sobres entregados por un viajero al que niguno conocíamos. El camino hasta llegar a la Gran Final había superado todas nuestras expectativas y nuestra aventura se había convertido en una de las mejores experiencias de nuestra vida.

     

    En medio de tanto recuerdo, algunos decidimos ir al baño y nos sorprendimos por lo lujosos que eran, teniendo hasta televisores en los meaderos del baño masculino para entretenerte mientras vaciabas tu vejiga.

     

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    Vistas desde lo alto de la Torre Gálata

     

    Poco antes de pedir la cuenta descubrimos a La Marquesa coger a escondidas alguno de los pistachos de la mesa y temíamos que los dueños se dieran cuenta y nos hicieran pagar el plato. Afortunadamente, nadie se dio cuenta de la cata clandestina de Shosho y pagamos un precio razonable sin gastos adicionales.

     

    Una vez fuera de la tetería volvimos al hostal en tranvía pero por las horas que eran ya no nos dejó en la plaza Taksim sino algo alejados de ella. Tuvimos que andar algo más de media hora subiendo empinadas cuestas y todo ello con el cansancio del viaje acumulado en nuestros cuerpos.

     

    Sin embargo, todavía nos quedaba algo de fuerzas. En la calle comercial de Estambul nos encontramos a un corrillo de gente que estaba cantando y bailando canciones regionales y nosotros, nos unimos a ellos y estuvimos observándoles durante un rato y aplicando nuestros pasos de baile aprendidos la noche anterior. El buen rollo que transmitían era increíble.

     

    Estábamos ya muy cerca del hostal y era el momento de evitar la calle de los mejillones, por si los vendedores nos reconocían y seguían queriéndonos cobrar el desorbitado precio de aquel mejillón. Entramos al hostal por una calle paralela y una vez allí, nos preparamos para irnos a dormir.

     

    Todos las vivencias reunidas durante los 10 días anteriores iban a desembocar en una Gran Final extraordinariamente legendaria. Mañana era el día más importante del concurso. Alguien se alzaría con la victoria y pasaría al olimpo de los ganadores de Istanbul Extress. Pero algo incluso más importante iba a acontecer mañana. La verdadera identidad de La Org sería descubierta y nos resolvería todas las dudas generadas con respecto a la organización del concurso.

     

    Todo estaba listo. En 24 horas todos los misterios estarían resueltos. O, quien sabe, quizás no todos…

     

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  3. Día 9 de carrera (20/04/13 Estambul): “¡Uyy…pero mira lo que me he encontrado aquí!”.

     

    Etapa 5: Prueba de inmunidad.

     

    Suenan los despertadores y poco a poco se van desperezando los concursantes de Istanbul Extress. El primer reto del día: ducharse en las incómodas duchas del hostal. Sin apenas espacio para moverte en las duchas de puticlub, logramos asearnos y tras ello, quedamos todos en la sala común del hostal para organizar el noveno día de carrera.

     

    Era el momento de empezar a grabar las impresiones de la primera noche en tierras turcas. Gloria fue la primera en hablar: “La Gloria está fuera de la competición. Y todos diciendo: tú eras un rival fuerte…¡Tomaaaa! Te eliminamos, cabrona”. Antes sus sinceras palabras yo tuve que salir en su defensa: “Eso me pasó a mi también con el huevo. No te preocupes. Yo te apoyaré siempre en los platós”. Sin embargo, Gloria era algo desconfiada: “Sí, sí…eso ahora, pero ayer bien que fuisteis todos a por mi, ahí, a saco”.

     

    La siguiente pregunta que nos hicieron los cámaras fue: “¿Qué tal habéis pasado la noche?”. Gloria volvía a ser la portavoz del grupo, respondiendo: “Yo hoy he estado en la sauna. Estoy en la 2ª planta izquierda (haciendo referencia a su ubicación dentro de las literas de varios pisos de su habitación) y no tengo ni escalera ni ascensor”.

     

    Gloria continuaba hablando del chico asiático que dormía bajo su cama: “En la primera planta tengo algo extraño: hay un cuerpo extraño debajo de mi cama y lleva una mascarilla, no sabemos por qué. En el otro ala hay una colibrita que se mete en la cama moviendo la cadera.” (haciendo referencia al modo que tuvo Shosho de entrar en su cama la noche anterior).

     

    Fue entonces cuando caí en la cuenta: Shosho hacía tiempo que había abandonado Istanbul Extress. La andaluza desde hacía días estaba concursando en otro reality: “La Marquesa: 21 días entre los pobres”.

     

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    Las cámaras recogieron también las primeras imágenes del recepcionista del hostal, el mismo que se encontraba ayer durmiendo en el sofá y sobre el cual a poco nos sentamos.

     

    Y de repente, nos dimos cuenta de que hoy, algo raro estaba pasando. Ninguno de los nueve habíamos visto el sobre rojo que contendría la prueba de hoy. Tras unos momentos de incertidumbre, algunos empezamos a sacar nuestras propias conclusiones.

     

    Estas eran las palabras de Gloria: “La Org lo tiene chungo para entregar el sobre hoy, ¿eh?. Tranquilos, lo tengo yo, pero como me han eliminado…se jooooden. Hoy no hay prueba, hoy tengo yo la inmunidad. Cuando lleguen las 10 de la noche diré aquí está el sobre y como nadie habrá hecho la prueba la inmune seré yo, y así me reincorporo a la lucha por la barra libre”.

     

    Por su tono de voz parecía que la venezolana lo estaba diciendo de broma. Pero entonces, ¿por qué hoy no había dejado sobre rojo La Org? Al no encontrar una explicación lógica decidimos olvidarnos del sobre y nos fuimos hacia la plaza de Taksim donde íbamos a coger el tranvía hacia la zona de la Mezquita Azul y Santa Sofía.

     

    Antes de usar el transporte público intentamos informarnos de la opción más barata para viajar durante los 3 días que estaríamos en Estambul. Decidimos hacernos una tarjeta colectiva en la que se iba recargando dinero y que nos valía para los nueve. Sin embargo, fue bastante lioso entender el mecanismo de cómo hacérnosla y luego como utilizarla.

     

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    De fondo, Santa Sofia.

     

    Resueltas todas las dudas cogimos el tranvía y llegamos a la zona de las principales mezquitas de la ciudad. Nada más bajarnos la vimos a lo lejos. Una Pilar y un Raúl emocionados no pudieron evitar hacer la comparación: “Santa Sofía, aquí en dibujo (señalando al logo de Istanbul Extress de nuestras camisetas) y ahí…en la realidad.”

     

    Por su parte, Shosho confesaba estar disfrutando de las vistas que calificó como “la tralla”.

     

    Ya en pleno centro de la ciudad las cámaras volvieron a preguntar a Gloria sobre su estado de ánimo tras haber sido la última expulsada del concurso. Gloria fue sincera: “En pocas palabras: estoy jodida…y con ganas de joder”.

     

    Tras sus duras palabras era el momento de iniciar la primera visita del día. Nuestro primer destino era la Mezquita Azul.

     

    Nada más entrar en el recinto las cámaras del programa pillaron a Ana y Pilar practicando su nivel A1 en árabe, en especial el fonema “flema” (jjjjjjj) que tan bien se les daba.

     

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    Mezquita Azul

     

    Sin embargo, pronto nos encontramos con el primer contratiempo del día. Queríamos entrar a ver por dentro la mezquita pero estaba cerrada porque era el horario de oración. Pero jamás cundió el pánico; Pilar tenía la solución. Todo consistía en poner cara de moro para rezar. Una Pili seria preguntaba a cámara: “No, va en serio, ¿cómo deciden quien entra y quien no? ¿Cómo saben que no soy una mora y que quiero entrar a rezar?”. A pesar de las dificultades que puso la concursante intolerante al gluten a que le grabaran, las cámaras del programa finalmente captaron la imagen: Pilar poniendo cara de mora para rezar.

     

    Ante el imprevisto, decidimos que volveríamos más tarde, cuando ya no fuera horario de oración para visitar la mezquita por dentro (que si no recuerdo mal, su entrada era gratuita).

     

    Mientras recorríamos los patios de la mezquita, vimos el exhaustivo ritual de lavado de los pies de los musulmanes antes de entrar a rezar y a la salida de la mezquita posamos para los objetivos del programa y nos hicimos unas cuantas fotos promocionales.

     

    Grande fue nuestra sorpresa al encontrarnos a la edición francesa de Istanbul Extress. Un grupo de chicos franceses iban también equipados con gorros característicos y tras las oportunas presentaciones, decidimos hacernos una foto las dos ediciones juntas.

     

    El siguiente punto de nuestro recorrido era el monumento más famoso de Estambul: Santa Sofía. La enorme cola que había para entrar no nos echó para atrás y allí nos colocamos, repletos de paciencia esperando nuestro turno para visitar sus interiores.

     

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    Crossover entre la edición francesa y la española de Istanbul Extress.

     

    En plena cola nos sorprendió la llamada a la oración. Increíble ceremonia en la que se oyen a todo volumen los versos del Corán recordando a todos los musulmanes que es la hora de rezar. Como si de un enfrentamiento se tratara, los altavoces de Santa Sofía respondían a los versos que salían de los de la Mezquita Azul. En ese momento te das cuenta de lo distintas que son nuestras culturas entre sí.

     

    A mi, personalmente, la entonación que le daban los que cantaban los versos del Corán desde el minarete de las mezquitas me recordaba un poco al Francisco Alegre y olé. Seguro que estaban comprados por La Org para emocionarnos a los concursantes.

     

    Shosho, por otro lado, confesaba que creía perfecto el momento de la llamada a la oración para que Armando cumpliera con la sanción de la prueba del día anterior y deleitara a toda la cola de Santa Sofía con su show artístico. Afortunadamente para Armando, la idea no cuajó.

     

    En este punto del relato queremos compartir con todos vosotros uno de los misterios que rodean a la ciudad de Estambul. ¿Alguien sabe a qué se debe la presencia de perros medio drogados, que se hacen los muertos tirados en medio la calle? Muchos fueron los que vimos pero jamás aclaramos nuestra duda.

     

    Mientras nos planteábamos estas dudas, vino un señor y se dirigió a nosotros en español. Era un guía acreditado y nos ofrecía una visita guiada por el interior de Santa Sofía sin necesidad de esperar toda la cola. Tras debatir en grupo si el precio nos rentaba o no, decidimos aceptar el trato y nos fuimos con él a conocer Santa Sofía.

     

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    La Mezquita Azul.

     

    Junto a nosotros haría también el tour una familia española de maños (imaginaros la alegría de Ana, María, Pilar y Gloria). Cuando nos vieron a los 9 con las camisetas de Istanbul Extress nos preguntaron qué significaban y tras explicarles nuestra condición de concursantes en el programa se sintieron orgullosos de salir, por unos instantes, en televisión.

     

    La entrada a la mezquita la realizamos por la Puerta del Emperador. Una Shosho emocionada confesaba haberse sentido como una auténtica Marquesa al entrar por dicha puerta.

     

    Santa Sofía fue construida en sus inicios como una basílica ortodoxa y posteriormente fue reconvertida en mezquita. A día de hoy es más un museo que un lugar de culto. En su interior hay grandes obras de arte árabe aunque la impresión general fue que por fuera La Mezquita Azul le gana mil veces en belleza.

     

    Después de recorrer sus estancias y de escuchar atentamente a nuestro guía que nos contaba la historia de Santa Sofía dejamos, una vez más, la firma del programa en el libro de visitas y finalizamos la visita haciendo lo que todos los turistas hacen. En una pared hay una especie de agujero donde, cuenta la leyenda, si introduces el pulgar y lo giras completamente sobre tu mano, obtienes toneladas de suerte para tu futuro.

     

    Hasta arriba de buena suerte, salimos de Santa Sofía y regresamos a la Mezquita Azul donde, según nuestros cálculos ya habría finalizado la oración y admitirían visitas de turistas.

     

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    Santa Sofia por fuera: bastante más fea que la Mezquita Azul.

     

    Había algo de cola para entrar pero ni por asomo la misma que en Santa Sofía. En la cola, las mujeres del equipo se vistieron con su pañuelo-velo para poder entrar y Gloria fue rebautizada como “La musulmana, versión perreo”. El Islam se había modernizado.

     

    Gloria ahora era Santa Gloria y le pedimos que se sacara alguna cerveza de su mochila. Seca, sacó su termo verde, lo levantó y bendijo la cerveza; lo que ella llamaba “vino sagrado”.

     

    Aprovechamos la cola para volver a plantearnos el por qué La Org hoy no había dejado sobre rojo ni prueba a realizar. Entre todos sacamos varias teorías sobre las posibles causas de la ausencia de sobre:

     

    - Muchos pensábamos que en este último hostal era más difícil dejar el sobre sin que ninguno de nosotros viéramos como el miembro/s de La Org lo dejaban y sin que nadie ajeno a nosotros cogiera el sobre. Esa era una de las teorías que más peso tenían en el grupo. Pero el día avanzaba, y el sobre seguía sin aparecer.

     

    - Diego pensaba que alguien se había saltado las normas del programa y que por eso La Org no había dejado hoy el sobre rojo. Por ello Shosho y yo pedimos frente a las cámaras que si era eso lo que había ocurrido, La Org se manifestara dejando un anónimo explicando quién las había incumplido y que iba a pasar a partir de ese momento. Diego nos preguntó si queríamos escuchar una señal de La Org y nos regaló una ventosidad como ya hiciera en los Lagos Plitvice (la señal de La Org). Shosho le recriminó: “No, no, eso no, queremos una señal explicativa”.

     

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    El casting al completo, vestidos con su equipación y con la Mezquita Azul de fondo.

     

    - Por otro lado, entre risas, Gloria seguía asegurando haber cogido ella el sobre para ganar la prueba de hoy.

     

    Pero nuevamente, todo eran conjeturas, lo único que teníamos claro es que de momento hoy no teníamos ni sobre ni prueba que realizar.

     

    Afortunadamente, la cola avanzó bastante rápido y no tardamos mucho en entrar en una Mezquita Azul con un intenso olor a pies (el hecho de tenerte que descalzar para entrar puede que influyera en algo xD).

     

    En su interior nos perdimos varios integrantes del grupo pero finalmente conseguimos encontrarnos. Tras pasear por sus alfombras y observar los detalles de su interior salimos fuera y nos dirigimos al tercer punto de visita de nuestro recorrido de hoy: el Palacio Topkapi.

     

    Tardamos un rato largo desde la mezquita hasta llegar al palacio. Anduvimos un rato por los jardines viendo distintas construcciones que había en ellos y cuando llegamos a la entrada nos pareció caro (una vez más, nuestro presupuesto era low-cost) y si sumábamos eso a que estábamos ya bastante cansados de andar todo el día y de visitas culturales decidimos no visitar el Palacio por dentro y buscar un sitio para comer.

     

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    Edificio en las proximidades del Palacio Topkapi.

     

    Queríamos comer algo típico y tener la posibilidad de sentarnos ya que llevábamos toda la mañana de pie derecho. Miramos precios de cartas de varios restaurantes pero todo se nos iba de nuestro presupuesto. Tan solo el dueño de un restaurante estuvo a punto de convencernos para entrar (destacar la insistencia de los “relaciones” de los restaurantes para recluirte y que entrases en su local) pero finalmente fuimos fuertes y no nos dejamos convencer.

     

    Entre todos decidimos comer en algún kebab callejero que era algo muy típico de allí y muy, muy barato. Pili fue la única que no comió allí ya que el kebab contiene gluten por lo que se pidió un plato para llevar en el restaurante en el que estuvimos a punto de entrar.

     

    Bien, habíamos conseguido comer algo típico de Turquía, pero lo que no habíamos conseguido era comerlo sentados. Tan solo había dos taburetes y una minibarra para apoyar el kebab. Lo que hicimos fue relevarnos los taburetes para descansar aunque fuera solo durante unos minutos nuestra cansada espalda.

     

    Y finalizada la comida contemplamos el mayor (y peor) espectáculo teatral jamás visionado. Mientras alguno de los concursantes hablábamos entre nosotros, María trató de captar nuestra atención. “Uyyyyy chicos…mirad lo que me he encontrado aquí”. Nos giramos y vemos 2 cosas. La primera el sobre rojo del día entre sus manos. La segunda una cara de estar fingiendo que no se la creía ni ella.

     

    Nuestra reacción fue un ataque de risa. ¿De verdad pretendía María que a partir de ese momento, nadie pensara que ella era miembro consolidado de La Org? Al ver que su teatrillo no nos había convencido comenzaron las excusas explicaciones.

     

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    Interiores de Santa Sofia.

     

    Ella afirmaba haberse encontrado el sobre detrás de un servilletero de la barra del kebab y que lo había cogido y nos lo había mostrado a nosotros. Ana por su parte, salía en su defensa afirmando que ella hacía un rato que ya había visto el sobre pero que no había dicho nada porque si no la iban a culpar a ella de ser miembro de La Org ¿Estábamos ante dos miembros de La Org encubriéndose mutuamente? No nos cabía ningún tipo de duda. Las nulas dotes para el actoraje de María arrastraban a Ana, que a pesar de tener más desarrollada la faceta teatral, no era lo suficientemente buena (dudo que haya alguien los suficientemente bueno) como para compensar las actuaciones de María.

     

    Tras un buen rato de risas decidimos ir a tomarnos un café a un McDonalds que había cerca para poder estar sentados un buen rato, descansar y de paso abrir el sobre rojo y leer su contenido.

     

    Lo acontecido en esa mesa del McDonalds fue uno de los grandes momentos de Gloria en el programa. La venezolana, sembrada, no paraba de imitar a María con cualquier cosa que se encontraba. “Uyyyyy…pero mira que me he encontrado aquí…una…CÁMARA” (señalando a su cámara que tenía delante de sus narices). Lo mismo con el servilletero, con la carta del menú, etc. El resto del grupo no podíamos más que reir y reir.

     

    María se ponía nerviosa y le decía entre risas a Gloria: “Me ha visto Pilar perfectamente que lo he cogido porque estaba puesto en el servilletero. Yo no lo he sacado de repente de mi mochila y os lo he mostrado”.

     

    Gloria, sin embargo, no se dejaba convencer: “Yo estuve ahí sentada desde que hemos entrado al chiringuito y ahí no había ningún sobre”.

     

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    ¡Uyyyyy...pero mirad lo que me he encontrado aqui! ¡Los concursantes de Istanbul Extress!

     

    María respondía: “Pues alguien lo habrá dejado ahí. ¿En que momento? Ni idea.”

     

    A lo que Gloria contestó: “Uyyyyyy….mira lo que me he encontrado aquí. ¡Ay pobrecita mi Org, que no ha podido poner el sobre hoy en el hostal!”

    De fondo solo risas y más risas del resto de concursantes, incluidas las de las implicadas en la conversación.

     

    Gloria continuaba: “Pero da igual, te queremos. La sorpresa sigue ahí, en el contenido del sobre. Todo tiene su razón de ser, nada es casualidad, desde el minuto uno, cada segundo cuenta” (haciendo referencia al cartel robado del tren que nos llevó de Munich a Zagreb y que apareció con esa inscripción escrita a mano en su parte trasera).

     

    Gloria abrazaba a María y le decía: “ayyy mi Org, ¿quién será mi Org? Mira a quien me he encontrado aquí”.

     

    María irritada se defendía: “Yo ya te digo que yo no lo he dejado ahí.”

     

    Gloria finalizaba la conversación: “Ya…ha sido la Org” xD

     

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    Entrada al Palacio Topkapi

     

    Desde aquel momento, durante todo el viaje y en los meses venideros de nuestra convivencia en Munich la frase “uyyyy…pero mira lo que me he encontrado aquí” se convirtió en algo habitual de nuestro día a día.

     

    Tras la cómica conversación entre María y Gloria, Pilar decidió ser ella hoy la encargada de leer la prueba contenida en el sobre rojo. La introducción de cara a la grabación fue: “Día 20. Con demora y descaro, pero llega el sobre rojo”.

     

     

    Etapa 5: prueba de inmunidad (Día 20)

     

    La apuesta: ¿quién va a acabar más pedo esta noche?

     

    Esta noche toca fiesta. Cada participante apostará de manera secreta antes de comenzar la noche quien cree que va a acabar más pedo que Alfredo. La apuesta será secreta y se escribirá en un papel. Los papeles serán recogidos y guardados y no se enseñarán al día siguiente.

     

    Al día siguiente, los participantes se pondrán de acuerdo para elegir quién fue la estrella de la noche. El que haya apostado por el más borracho se hará con la inmunidad. En caso de que más de una persona haya apostado por el elegido, se desempatará. La persona de las empatadas que el grupo considere que se puso más borracha será la ganadora de la inmunidad.

     

    Además hoy tenéis una misión extra. Deberéis comprar un paquete de pañuelos cada uno y guardarlo entero hasta mañana cuando os daremos más instrucciones.

     

     

    Nada más oir las primeras frases de la prueba supe que La Org me había plagiado. Hacia unas cuantas semanas, durante una visita de unos amigos mios a Munich, había jugado con ellos al mismo juego. Delac confesaba encontrar sospechosa la casualidad y no dudaba en acusarme como miembro de La Org. Yo me defendí diciendo que, en efecto, si yo fuera de La Org no habría puesto esa prueba ya que iban a sospechar todos de mi.

     

    Acusaciones aparte, todos valoramos positivamente el curioso modo de desempatar: no te dejaba opción, tenías que emborracharte si o si para en caso de empate, poder ganar la inmunidad. Además el hecho de apostar por un compañero y que esa apuesta te pudiera dar la inmunidad te permitía elaborar distintas estrategias para emborrachar a esa persona. Otra cosa que nos dejó intrigados fue lo del paquete de cleenex. ¿Para qué íbamos a necesitar dicho objeto al día siguiente?

     

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    Mezquita Azul por dentro

     

    Tras nuestro parón en el McDonalds, retomamos las visitas y nos dirigimos hacia el puente Gálata, sin llegar a cruzarlo y disfrutamos de las vistas del Cuerno de Oro. Lo siguiente que hicimos fue visitar el Mercado de las Especias donde abundaban los jabones, especias, tés y otros productos más llamativos como afrodisiacos que no dudaban en intentarnos vender continuamente (estos turcos no han probado el afrodisiaco venezolano que cocina Gloria…).

     

    Aprovechamos la visita para comprar algunas especias para condimentar nuestras comidas en Munich y finalizadas las compras visitamos la Mezquita Nueva.

     

    Habíamos concluido las visitas previstas para el día de hoy y tocaba pensar en el plan nocturno. El alcohol era ahora nuestra prioridad. Buscamos durante un buen rato algún lugar donde comprar alcohol. Los precios eran desorbitados. Nos empezamos a preocupar al ver que el alcohol de esta noche podía peligrar y buscamos algún supermercado donde, confiábamos hubiera vino barato.

     

    Mientras buscábamos algún supermercado, hablábamos entre nosotros del plan de la noche. Un amigo de Munich (Alejandro) estaba haciendo un viaje paralelo al nuestro en esas fechas y coincidíamos esa noche en Estambul asique pensamos en hablar con él y ver que plan de fiesta tenía.

     

    Y de repente, un turco se acercó a nosotros y nos empezó a preguntar que si conocíamos a Alejandro. Nos contó que un chico español llamado Alejandro estaba en su bar-tetería con sus amigos fumando una cachimba; que subiéramos con él y le veíamos.

     

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    Por esto se llama el Mercado de las Especias

     

    No se qué se nos pasó por la cabeza para creer a aquel chico, pero le creímos e ingenuamente subimos hasta su bar confiados en que allí estaría Alejandro para hablar con él el plan para esta noche. Sin embargo, nada más subir nos dimos cuenta de que nos había timado. El chico había estado escuchando nuestra conversación sobre Alejandro y lo aprovechó para reclutarnos en su bar.

     

    Después de reírnos de nosotros mismos por habernos creído la historia, decidimos quedarnos allí a tomar algo ya que en el fondo estaban siendo muy majos.

     

    Nos habilitaron la terraza para nosotros y nos pedimos unas cervezas y nuestra primera shisha de la ruta. Estábamos ante lo que Gloria calificó como una “terraza chill-out en pleno centro de Estambul”.

     

    Sacamos conclusiones. Éste se había convertido en el momento barco del día. Al igual que nos había pasado en Dubrovnik con el viaje en barco, hoy nos habíamos vuelto a dejar llevar por la emoción y habíamos acabado haciendo algo que estaba fuera de nuestros planes, porque siempre somos y seremos gente impulsiva.

     

    En nuestra “terraza chill-out en pleno centro de Estambul” hablamos sobre La Org, sobre las posibilidades festivas para la noche, sin olvidarnos nunca de que todavía nos quedaba encontrar alguna botella de alcohol asequible de precio.

     

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    El Cuerno de Oro de Estambul

     

    Así, decidimos preguntar al dueño del bar si conocía algún supermercado que vendiera alcohol cerca de dónde estábamos y nos contó que había un Dia en los alrededores.

     

    Decidimos dividirnos y la mitad del grupo fue al súper mientras el resto cruzábamos los dedos para que encontraran algo de alcohol.

     

    Tras una agónica espera, regresaron nuestros compañeros con buenas noticias: habían encontrado botellas de vino rosado por 7 euros. A pesar de que la calidad de ese vino era pésima, era la única opción “económica” que teníamos para hacer botellón esa noche asique aceptamos las botellas con alegría.

     

    Una vez reunidos los 9 de nuevo en el bar, decidimos pagar e irnos hacia el hostal pero antes, algunos nos cogimos un kebab en el sitio donde habíamos comido sirviéndonos éste de cena.

     

    Cuando llegamos al hostal estábamos los 9 absolutamente destruidos. Llevábamos todo el día de turismo “intenso” y el cansancio en nuestros cuerpos era acusado. Pero hay estaba yo, “El fiestas”, para recordar el verdadero espíritu del concurso. Salir de fiesta, los 9 juntos en Estambul era algo que solo iba a ocurrir “una vez en la vida”, asique teníamos que bebernos nuestro vino para entonarnos y ya, seguro, el cansancio pasaría a un segundo plano. Ese fue el origen de la expresión “Una vez en la vida” que se convirtió en mi eslogan durante el resto de nuestros días de convivencia en Munich, acompañando tan poética frase con un gesto de manos. Era ver ese gesto y entender que lo que fuera a acontecer nunca más volvería a ocurrir, y que debíamos hacerlo.

     

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    Venta de jabones en el Mercado de las Especias

     

    Además para intentar salvar una noche de fiesta que estaba en peligro, me puse serio y defendí los principios del programa. Había una prueba que cumplir y era partidario de que si alguien decidía no salir de fiesta, debería ser eliminado de la competición al no cumplir la prueba de hoy. Aunque sé que en el momento más de un compañero salió de fiesta un poco forzado, creo que, casi un año después todos estarán de acuerdo conmigo en que hicimos lo correcto. La noche mereció la pena.

     

    Después de mi discurso, convencí a mis compañeros y, entre todos, acordamos que si alguien no salía de fiesta sería eliminado de la competición. Cada uno debía valorar que le compensaba más. Y también aprovechamos el inicio del “botellón” en la transitada sala común del hostal para escribir nuestra apuesta para la noche y dejar todos nuestros papeles metidos en el sobre rojo hasta la mañana siguiente, momento en el que nos pondríamos de acuerdo sobre quién fue la estrella de la noche y el/los que hubieran apostado por esa persona ganarían la última inmunidad del programa.

     

    Durante nuestro botellón invitamos a Alejandro a pasarse por nuestro hostal para así estar un rato con él. Alli estuvo con un par de amigos y le contamos la sorpresa que nos había dado La Org desde el primer día de viaje organizando para nosotros Istanbul Extress.

     

    Después de estar un rato charlando con él y sus amigos, ellos se fueron a una fiesta a la que estaban invitados y nos dio la dirección por si no encontrábamos nada que nos convenciera cerca del hostal para salir de fiesta.

     

    Con la tontería nuestra ración individual de vino rosado se había acabado y parecía que empezaba a crecer en el grupo las ganas festivas: el alcohol estaba haciendo efecto. De este modo salimos los 9, bastante contentos, hacia alguna discoteca cercana al hostal y entramos en un local con 2 plantas donde estuvimos un rato.

     

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    El casting y Santa Sofia.

     

    De contrabando conseguimos meter alguna botella de vino rosado y, en medio de la pista de baile la sacábamos para pegar algún lingotazo. El efecto óptico en el acto del beber y el alcohol que llevaba en vena Gloria le hizo sufrir alucinaciones y creyó visualizar como Delac y yo nos besábamos, cuando lo que realmente hacíamos era beber de la botella de vino. De ahí en adelante, Gloria no hacía más que mirarme señalándome con sus dedos, desde sus ojos a los míos en señal de “os he visto”. Y nosotros sin entender por qué lo hacía le seguíamos el rollo.

     

    Tras estar en un rato en esta discoteca, cambiamos a un local que había al lado donde había gente jugando a una especie de ajedrez árabe y donde la cerveza era relativamente barata para ser Estambul. Con nuestra cerveza en la mano nos mimetizamos absolutamente con la cultura local. Unos chicos turcos nos enseñaban a bailar canciones árabes. La danza consistía en bailar en corro agarrándonos de los meñiques, cogernos los extremos de las camisetas y otros pasos de baile. Recuerdo bailar hasta dejarnos el alma. Nos sentíamos árabes. Sin duda, uno de los grandes momentos festivos de Istanbul Extress.

     

    Sin embargo, el cansancio empezó a pasar factura a los rivales más débiles y La Marquesa y Armando se retiraron a dormir a sus “aposentos”. El resto seguíamos bailando como si no hubiera mañana. Las siguientes en hacer bomba de humo fueron Ana y María.

     

    A pesar de quedarnos solo 5, teníamos ganas de continuar la noche, y como el efecto del alcohol todavía duraba decidimos fiarnos de unos niños turcos algo pesados que nos querían llevar a otra discoteca de la zona. Al final nos convencieron y entramos pero nuestra estancia fue breve.

     

    A los 5 minutos de entrar vino un camarero con una carta electrónica a preguntarnos qué queríamos para beber. Ninguno queríamos nada asique así se lo dijimos. Acto seguido nos “invitó” a abandonar la discoteca. Parece ser que allí lo de entrar a la discoteca y no consumir no está muy bien visto.

     

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    Atardecer en la Mezquita Nueva

     

    Y allí nos encontrábamos los 5, junto a los niños turcos que insistían en ir a otra discoteca juntos. Como ya nos estaban resultando algo cansinos nos deshicimos de ellos como pudimos y decidimos que era el momento de regresar al hostal.

     

    Completa la frase: fiesta, alcohol, fin de la noche igual a…. HAMBRE. Sí, a esas horas solo soñábamos con asaltar la nevera de nuestro hostal y devorar cualquier alimento que hubiera. Pero claro, en nuestro hostal no había ni nevera ni comida por lo que el plan era difícil de llevar a cabo. Hasta que los vimos.

     

    Frente a nosotros 2 puestos de chicos que vendían los apetitosos mejillones con arroz que habíamos visto el día que llegamos a Estambul. Como hienas nos dirigimos hacia el puesto y nos ofrecieron a probar gratis, a modo de cata, un mejillón. Lo que pasó a continuación está confuso en nuestras memorias.

     

    Pilar (olvidándose de la posibilidad de que esos mejillones contuvieran trazas de gluten) y yo aceptamos la prueba gratuita y nos gustó tanto que cogimos otro a escondidas. Dándoles las gracias por la cata nos fuimos calle abajo y de repente notamos que uno de los chicos corría hacia nosotros gritándonos algo.

     

    Resultaba que el chico quería que le pagáramos el mejillón de prueba que nos había ofrecido. Por supuesto, le dijimos que no, qué nos había dicho que nos lo ofrecía gratis. Pero el chico no entraba en razón y empezaba a ponerse agresivo. Asustados, le preguntamos cuanto costaba cada mejillón y, aprovechándose de nuestro estado de embriaguez, nos reclamaba unos 50 euros por cada mejillón.

     

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    Pilar y yo nos miramos. Vale, íbamos borrachos, pero ni de coña un mejillón costaba 50 euros. Asique continuamos mostrando resistencia a pagar el maldito molusco hasta que el tío levantó la mano y a poco me mete una buena hostia.

     

    Temiendo por mi integridad física intentamos deshacernos de él y de repente vino el puerta de una discoteca que había junto a nosotros y le empezó a decir algo en árabe al chico. No sabemos que le diría pero sus palabras surtieron efecto. El timador se calmó y nos dejó huir. Por muy poco me había librado de una buena pelea asique entre todos decidimos al día siguiente no volver a pasar por ese callejón no fuera a ser que nos reencontráramos con el vendedor ambulante de mejillones. Si, en Istanbul Extress también había acción.

     

    Haciendo eses llegamos al hostal y nos lavamos los dientes. Mientras, Gloria no paraba de hacerme la “mirada” que me llevaba haciendo toda la noche. Fue el momento perfecto para preguntarle: “Gloria, ¿por qué llevas toda la noche haciendo ese gesto?”. Hasta que nos confesó a Delac y a mí que nos había visto.

     

    Entre risas de borrachos, Delac y yo, desmentimos nuestro affaire ante una incrédula Gloria que hasta el día siguiente seguiría sin tener claro si lo que vio había sido real o fruto de su imaginación.

     

    Aclarado el malentendido era el momento de irse a dormir. Si hacíamos cálculos dormiríamos menos de 3 horas para continuar nuestra visita a la ciudad. Mañana se disputaría el último juego de expulsión de Istanbul Extress. El estado de los concursantes al sonar el despertador fue pésimo. La señora resaca nos daba los buenos días y amenazaba con quedarse con nosotros durante gran parte del día…

     

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    Las concursantes perfectamente integradas en la cultura musulmana


  4. Día 8 de carrera (19/04/13 Sarajevo - Estambul): “La foto sexy”.

     

    Etapa 4: Prueba de fin de etapa.

     

    Comienza el día 8 de carrera entre dolores de cabeza, fatiga generalizada y los semironquidos de Pilar. Los estragos de la noche anterior quedan patentes en el casting de Istanbul Extress. Es el momento de reunirnos en la cocina y preparar el desayuno mientras rememoramos lo épico de la noche anterior.

     

    Una Gloria preocupada confiesa a cámara que su ropa ha amanecido en la cama de nuestro compañero negro de habitación, saxofonista profesional. ¿Cómo habría llegado la ropa hasta su cama? Dadas las comparaciones que había entre nuestro saxofonista bosnio y el novio de Pilar, ella no dudó en sacar uñas y dientes para defender a su chico: “Mi Adriancito toca mucho mejor el saxo”.

     

    En plena preparación del desayuno los cámaras del programa empezaron a trabajar y grabaron un “si, si, si, si” colectivo vitoreando a la gran triunfadora de la noche: Shosho. Había sospechas de un posible (después desmentido) edredoning protagonizado por La Marquesa, lo que provocó los reproches por parte de sus compañeros. Shoho sabía lo que vendía de cara a la audiencia y no dudaría un segundo en usarlo a su favor. Gloria lo tenía claro: “En este programa el edredoning y la enfermedad, venden”.

     

    Durante el desayuno fue el momento de aclarar los últimos minutos del día anterior. Como bien recordaréis, hubo movimientos extraños con el sobre rojo de hoy al llegar de fiesta. Pilar aclaraba la situación: “Alguien se cayó entre las 2 literas y fuimos Diego, Ana, María, Gloria y yo a por esa persona…y de repente apareció un sobre debajo de nosotros. Alguien puso un huevo sobre él”. El hábil entrevistador sacó sus propias conclusiones: “Asique tenemos 5 posibles candidatos a La Org ahí, incluida tú, Pilar, ¿no?”. A lo que Pilar respondió con lo siguiente: “Sí, pero yo soy solo la testigo, la indignada”.

     

    Pseudoaclarada la sospechosa aparición del sobre rojo, nuestro pinche mejicano confesó no encontrarse en su mejor estado tras haber llegado anoche, palabras textuales, “como gato maltratado” (expresión que más tarde derivaría en “como araña fumigada”). Armando, todo un maestro de la metáfora animal.

     

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    Trajes militares de los túneles de guerra de Sarajevo.

     

    En pleno rodaje pasó junto a nuestra mesa nuestra china-coreana y le vitoreamos entre todos un “Si, si, si, si” mientras la asiática levantaba los brazos en señal de agradecimiento.

     

    Una vez servido el desayuno era el momento de proceder a abrir el sobre rojo. Armando leyó hoy su contenido.

     

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    Armando no podía parar de decir “No es siertoo” ante las pruebas que nos proponía La Org y mientras, Ana, se crecía y afirmaba que estaría encantada de cumplir la sanción de la prueba en caso de ser la eliminada. Después del derroche de arte entregado con el “Mostar, Mostar”, nada parecía tener límites para la concursante maña. En su faceta más festiva, Armando propuso organizar alguna fiesta a la vuelta en Munich, con el dinero recolectado con la sanción artística.

     

    Finalizado el desayuno y todos listos para comenzar el día, dimos una vuelta por el centro antes de ir a los túneles de guerra de Sarajevo desde donde iríamos directamente al aeropuerto para coger nuestro avión con destino Estambul.

     

    A lo largo de la mañana vimos la ceremonia de la llamada a la oración y cómo todos los musulmanes se congregaban en el patio de la mezquita mirando a La Meca y recitando los versos sagrados del Corán. También aprovechamos para ultimar las compras turísticas y como no, comenzamos a hacernos las fotografías de la prueba de hoy.

     

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    Momento del rezo

     

    La tanda la comencé yo antes de salir del hostal cuando vino la bigotuda dueña y le propuse una foto dándome un beso. Viendo el resultado, más que “foto sexy” parecía una foto entrañable abuela-nieto asique en un arrebato de valentía me dispuse a conquistar tierras asiáticas. Mi objetivo: nuestra compañera china-coreana.

     

    Le expliqué que tenía que hacerme una foto con ella y que ella sólo se dejara llevar. A los 5 segundos me encontraba delante de la china-coreana en calzoncillos con sus manos apoyadas en mi trasero y con una cámara de fotos que inmortalizaba el momento. Imaginaros la cara de sorpresa (y deseo) de nuestra amiga. Después de un rato de risas por la grandeza del momento, mis compañeros se dieron cuenta de que el nivel de atrevimiento de mi fotografía sería difícil de superar, aunque, en Istanbul Extress, todo volvía a depender del valor que le echaran el resto de concursantes.

     

    Ya en la calle, Diego posó con una chica y él le saco la lengua en plan vicioso para su fotografía sexy. Por otro lado, Armando, con un sentido un tanto extraño de lo sexy, posó con una chica a la que le cogió un kiki en el pelo (sí, Armando, el rey de lo sugerente).

     

    Ana decidió formar un trío y se fotografió cogida en brazos a lo “sillita la reina” por dos chicos bosnios. Momentos antes, la concursante vio peligrar su integridad física cuando quisieron pegarla al proponer a un chico su idea de foto sexy.

     

    Cuando dimos por finalizada la visita a la capital bosnia fuimos al hostal a preguntar los precios de la excursión a los túneles de Sarajevo. Pensamos entre todos que quizás nos saldría más rentable contratar algún tipo de taxi por nuestra cuenta y pagar nosotros la entrada a los túneles asique nos dispusimos a buscar un vehículo que nos pudiera llevar a los 9. Armando y yo fuimos a preguntar a un hotel cercano pero finalmente no nos ofrecieron la posibilidad de ir todos juntos.

     

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    La casa bajo la cual se encuentran los túneles de guerra

     

    Finalmente la dueña del hostal nos buscó unos taxis (3 en total) y contratamos la excursión con ellos por el favor que nos estaba haciendo. Mientras llegaban los vehículos, compramos algo barato de comer para llevar ya que desde los túneles iríamos directos al aeropuerto y allí probablemente comer nos saldría más caro.

     

    En medio del caos que supuso hacernos con algo para comer a última hora, llegaron los taxis y la dueña del hostal nos empezó a meter prisa diciéndonos que los taxis no podían estar parados en la puerta del hostal mucho tiempo, que debíamos darnos prisa.

     

    Con un estrés considerable, cogimos los 9 las mochilas del hostal y salimos corriendo hacia su puerta como auténticos concursantes de Pekin Express. En la puerta nos esperaban 3 taxis, uno de cada color, como si estuviésemos realmente compitiendo por equipos. Si hubiera sonado la BSO del programa de fondo ninguno hubiéramos dudado estar concursando en el popular reality.

     

    Yo me metí en el coche rojo junto a mis compañeras de equipo Delac y Shosho. El trayecto desde el centro hasta los túneles duró una media hora, alejándonos de la urbe e introduciéndonos en zonas más rurales.

     

    Finalmente tras atravesar enormes prados, nuestro taxista detuvo el motor del coche. Habíamos llegado a los túneles de guerra. A pesar de haber salido los últimos del hostal, el equipo rojo había llegado el primero asique esperamos al resto celebrando nuestra victoria en la carrera desde Sarajevo.

     

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    Entrada a los túneles de guerra

     

    Una vez reunidos los nueve, pagamos las entradas a los túneles con la calderilla en moneda bosnia que nos quedaba y nos condujeron a una sala con un viejo televisor en el que estaba reproduciéndose una película-documental sobre la Guerra de los Balcanes en bucle. El video, más anecdótico que meramente informativo, terminó a los 10 minutos y exploramos un poco la habitación en la que estábamos, rodeados de trajes de camuflaje y de cajas de munición.

     

    Los túneles de guerra son una simple casa bajo la cual se construyó la red de túneles para permitir el transporte de ropa, alimentos y armas durante la guerra.

     

    Lo siguiente que hicimos fue bajar andando a los túneles y recorrer su estrecho recorrido. En su interior permanecen los railes sobre los que iban los vagones que se empleaban para transportar la mercancía.

     

    Mientras muchos teníamos que recorrer los túneles con la cabeza algo agachada, Gloria contaba con el privilegio de no necesitar agacharse para no darse con el techo (Gloria estaba a la altura).

     

    Tras el corto recorrido por los túneles, nos adentramos en un minimuseo que había con fotos, planos y objetos inútiles como hueveras que databan de la época de la guerra.

     

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    Hueveras, palos, ruedas. Un museo muy interesante.

     

    Al finalizar la visita posamos para las cámaras del programa en la parte trasera de la casa bajo el estruendoso ruido del motor de los aviones del próximo aeropuerto.

     

    Debo reconocer que la visita a los túneles me decepcionó un poco. Mucho bombo para poca cosa que ver. Pero también es cierto que forman parte de la historia reciente del país y si no se visitan estando en Sarajevo siempre uno se quedará con la duda de si merecían la pena o no.

     

    Una vez fuera de la casa-túnel cogimos de nuevo nuestros taxis por equipos y de ahí fuimos directos al aeropuerto que estaba a escasos 5-10 minutos. Aprovechamos el trayecto para preguntar a nuestros conductores por cómo habían vivido ellos la guerra. Algunos se habían marchado fuera durante el periodo bélico y otros lo vivieron más de cerca. Cabe destacar la naturalidad con la que trataban el tema, sin resultarles incómodas nuestras preguntas de turistas.

     

    Y al instante, ya estábamos en el aeropuerto de Sarajevo. Pagamos a nuestros taxistas y buscamos un sitio donde sentarnos a comer nuestros bocadillos. Nos quedamos a las puertas del aeropuerto conversando y haciendo recuento de las fotos sexys que ya habían sido realizadas a lo largo del día.

     

    Pilar, que todavía no había logrado una fotografía me pidió que le acompañara en busca de un objetivo con el que posar en la foto. Fue así como vimos en el parking del aeropuerto a un motorista al que Pilar pidió subirse en su moto mientras ella posaba con el ombligo al descubierto y empuñando un plátano en su mano. Tras los agradecimientos al motorista por su colaboración, nos volvimos a reunir con el grupo y entramos dentro del aeropuerto. Facturamos las maletas y nos esparcimos en una esquina luminosa a reposar la comida.

     

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    La foto sexy presentada por Pilar

     

    Mientras algunos dormían, Pili y yo montábamos nuestro propio Spa con sesiones de masajes. De este modo, se nos hizo la hora de pasar el control policial. Nuestras horas en Bosnia estaban ya contadas.

     

    Con la ilusión que nos hacía que nos hubieran sellado el pasaporte con el sello bosnio, llegamos al Duty Free y nos pusimos a mirar productos para hacer tiempo. A esas alturas del día todavía quedaban Delac, Shosho y Gloria por conseguir su foto, y el resto podíamos mejorar la que ya habíamos hecho si lo considerábamos necesario.

     

    Las 3 concursantes carentes de foto sexy decidieron no arriesgar a tener que conseguirla en mitad del vuelo y buscaron rápidamente en la terminal personas dispuestas a posar para nuestros objetivos.

     

    Gloria consideró muy sexy posar con un niño tenista cogiéndose de sus trenzas. Desde nuestro puento de vista, su foto, de sexy, tenía más bien poco.

     

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    Gloria y su concepto de "sexy".

     

    Delac consiguió que el segurata del Duty Free posara mientras ella se colgaba de su corbata con pose picarona.

    Y Shosho, ayyy…Shosho. La Marquesa decidió posar para un chico pelirrojo, hermano de Ron Weasley, al que atrapó con su foulard de marca y con la gorra que el mismo le prestó. La foto es cuanto menos para analizarla detenidamente.

     

    En el proceso de la fotografía, el resto de concursantes gritábamos perlas como: “¡Subete en sus piernas!, ¡Ponte a cabalgar sobre él!”. Menos mal que nuestra pelirroja víctima no entendía español.

     

    Y con la última fotografía realizada llegó el momento de embarcar. Durante el despegue estuvimos separados ya que nos habían dado los asientos en filas distintas y por cuestión de identificación de víctimas en caso de accidente aéreo decidimos respetar nuestras ubicaciones.

     

    De este modo, en soledad, tratamos de digerir el video de seguridad de nuestra compañía aérea: Pegasus Airlines.

     

    http://www.youtube.com/watch?v=hKo9RpAakXc

    Sobran las palabras: Pegasus Airlines

     

    Tras el despegue, la mayoría del casting decidimos descansar con una reparadora siesta. A mi despertar, me dispuse a mirar mi equipaje de mano y en ese momento me di cuenta de que habíamos pasado el control de seguridad bosnio con…¡el cuchillo con el que partíamos chorizo! Mejor no ponerse a pensar lo que podrían haber colado el resto de pasajeros del avión intencionadamente.

     

    Pasadas unas 3 horas de vuelo aterrizamos en la capital del último país de la ruta: Turquía. En el aeropuerto, sacamos dinero para poder pagar el visado necesario para entrar en el país. No hace falta mencionar la angustia que sentía Armando por si no se lo daban. Los visados y el pasaporte, las grandes preocupaciones del mejicano.

     

    Una vez obtenidos todos los visados y pasados todos los controles necesarios, llegamos a la espera de maletas. Poco a poco fueron saliendo las de todos hasta que de repente la cinta, vacía de maletas, se paró. Ya no quedaban más maletas por salir y ni la de Diego, ni la de Delac ni la mía habían llegado. Conclusión: nos habían perdido las maletas.

     

    Si Istanbul Extress estaba siendo una lucha por sobrevivir con un presupuesto ajustado…¿cómo sería vivir sin ni siquiera ropa o cepillo de dientes? Ajenos a la importancia que tendría estar el resto de la ruta sin nuestras pertenencias fuimos, entre risas, a reclamarlas y nos dijeron que todavía quedaba alguna maleta por salir. Afortunadamente nuestras 3 mochilas junto con otras pocas maletas llegaron en un carro que transportaba un empleado del aeropuerto. Por suerte todo se quedó en un susto y pudimos, los 9 finalizar la ruta con todo nuestro equipaje en nuestro poder.

     

    Con las mochilas a nuestras espaldas localizamos un McDonalds en el que pedimos unas hamburguesas para llevar. Era bastante tarde y todavía nos quedaba un buen rato en autobús hasta llegar al centro de Estambul…y desde ahí, encontrar el hostal.

     

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    La foto sexy de Delac

     

    De esta cena mencionar los elevados precios del McDonalds en Turquía y destacar la odisea de Pilar para explicar que era celiaca y que quería la hamburguesa pero sin pan, solo la carne y acompañamientos. Una vez más, con sudor y lágrimas, logró finalmente que la entendieran.

     

    Nada más salir de la terminal entendimos el nombre que La Org había puesto al reality. Estrés fue lo que sentimos en medio del caos que había. Coches y más coches por todos lados, pitidos entre ellos, agobio de gente. La primera toma de contacto con el país no pudo ser más agobiante. Por segunda vez en un mismo día, nos sentíamos auténticos concursantes de Pekin Express. Y de repente, entre todo el alboroto, sonó la llamada a la oración. Sorprendente que hasta en la salida del aeropuerto sonase el recordatorio para rezar.

     

    En medio del agobio de gente vimos el autobús que debíamos coger para ir al centro. Rodeando al autobús había una masa de gente que luchaba por conseguir un asiento en dicho autobús. Visto el agobio decidimos dejarlo ir y esperar al próximo que vendría en unos 20 minutos. Sin embargo, a pesar de que intentamos huir del estrés del primer autobús, intentar entrar en el segundo no fue para nada fácil. Nada más se bajó el autobusero que vendía los billetes del autobús, decenas de personas le empezaron a rodear como hienas para conseguir un ticket en ese viaje. Esquivando a nuestros rivales por una plaza en ese autobús, conseguimos hacernos con los 9 billetes que necesitábamos. Sin embargo, entrar en el autobús fue igual o incluso más difícil. La gente no hacía más que empujar e intentar colarse. En definitiva, la primera toma de contacto con Turquía fue de todo menos relajada.

     

    Milagrosamente, conseguimos subir y sentarnos en nuestros asientos del autobús. Ya estábamos listos para dirigirnos hacia el centro de la ciudad.

     

    Aprovechamos el trayecto para resolver la prueba de hoy. Entre todos acordamos modificar el sistema de votación que nos había propuesto La Org: en vez de puntuar cada foto del 1 al 5 en función del grado “sexy” que tuviera, votaríamos al estilo Eurovisión; cada concursante repartiría de 1 a 8 puntos al resto de las fotos, el 1 se lo llevaría la foto menos sexy y el 8 la más sexy.

     

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    El casting de Istanbul Extress, al completo, posando en los túneles de guerra.

     

    Cada uno escribimos nuestro reparto de puntos en un papel y se los entregamos a María, que al ser la inmune de la etapa, presentaría el ranking de hoy haciendo ella la suma total de los puntos.

     

    Ante una audiencia autobusera expectante por oir quien sería el tercer expulsado de Istanbul Extress, María comenzó a mostrar los resultados.

     

    - En primer lugar y con el mayor número de puntos (55) “el de en pelotas, Raúl”. Salvado de la expulsión. Mi celebración no podía ser otra que un “si, si, si, si” dedicado a todo el autobús.

    - En segundo lugar Shosho. Salvada de la expulsión. Ella y yo chocamos nuestras manos emocionados, seguíamos con opciones de conseguir la ansiada barra libre.

    - En tercer lugar Ana. Salvada de la expulsión.

    - En cuarto lugar Delac. Salvada de la expulsión.

    En este momento del recuento, los cámaras del programa tuvieron que cambiar de tarjeta ya que la que estaban usando para la grabación del reality ya se había llenado. Tras el parón técnico, retomamos el ranking.

    - En quinto lugar Pilar.

    - En sexto lugar Diego. Salvado de la expulsión.

    - En séptimo lugar Gloria. Se convierte en la tercera expulsada de Istanbul Extress. Una de las favoritas para ganar el programa abandonaba el concurso en la cuarta etapa. Un “ohhh” sincero de sus compañeros acompañó a sus declaraciones: “Lo sabía”.

    - En octavo y último lugar: Armando. Como él ya estaba expulsado desde la primera etapa no podía convertirse otra vez en eliminado, pero sí que debería cumplir la sanción por perder la prueba. A Armando se le empezaba a acumular la tarea: debía cumplir la sanción del chupito de la prueba de los tapones de Dubrovnik y la de hoy. El mejicano batía records en el programa. El resto de compañero le pedimos que se fuera preparando una buena ranchera para pasar la gorra en las calles de Estambul.

     

     

    Finalizado el ranking, el cansancio empezaba a notarse en nuestros cuerpos. Eran más de las 12 de la noche y todavía teníamos que encontrar el hostal desde la Plaza de Taksim, lugar donde nos dejó el autobús.

     

    Rápidamente nos orientamos y seguimos las instrucciones que había traído impresas Diego para llegar al hostal (él se había encargado de la reserva del último alojamiento de la ruta). El hostal se encontraba en la zona comercial que de noche era la zona más festiva de Estambul. Nos sorprendió mucho el ambientazo festivo que había en la capital turca, ambientazo que en próximos episodios nosotros viviríamos en primera persona.

     

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    El interior de los túneles de guerra

     

    Llegando al hostal nos encontramos varias personas que vendían en la calle unos mejillones con arroz que tenían muy buena pinta. Prometimos probarlos en los próximos días. Si en ese momento hubiéramos sabido las consecuencias que traería probarlos, jamás hubiésemos hecho esa promesa (más información en próximos capítulos).

     

    Y tras un rato de búsqueda, encontramos nuestro hostal. Abrimos la puerta del edificio y subimos unas oscuras escaleras. Cuando llegamos al primer piso identificamos al dueño del hostal. Nos esperaba detrás de una mesa, portando un pañuelo pirata en la cabeza y junto a él, una botella de alcohol. Nos disculpamos por lo tarde de la hora de llegada y nos respondió dejando entrever, por su aliento, que se encontraba en estado de embriaguez.

     

    Tras confirmar nuestra reserva nos dijo que nos sentáramos en la oscura sala común y esperáramos a que nos distribuyera en nuestras habitaciones. En dicha sala común había varias sillas y un sofá. Cuando nos íbamos a sentar en el sofá nos dimos cuenta de que sobre él, había otro señor durmiendo y roncando profundamente. Al día siguiente descubriríamos que ese era el otro encargado del hostal.

     

    La primera impresión del hostal fue tirando a mala, la segunda aún peor. Tras unos minutos encerrado en el baño, volvió a salir el dueño a nuestro encuentro y nos llevó hacia nuestras habitaciones. El olor a vómito que salía del baño no daba lugar a dudas: el dueño de nuestro hostal se encontraba tan borracho que había tenido hasta que vomitar.

     

    Entre risas y caras de sorpresa, el dueño nos explicó la distribución de las habitaciones. Teníamos una habitación individual para cuatro y otra compartida con más gente para los otros cinco.

     

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    Analizando la oración musulmana

     

    El panorama de la habitación compartida no podía ser mas desolador. Literas de hasta tres pisos, inquilinos asiáticos durmiendo con mascarilla y apenas espacio para moverse por la habitación. Entre todos decidimos sortear quienes gozarían del “lujo” de la habitación privada y quienes tendrían que sobrevivir en las condiciones de la temida habitación compartida.

     

    El sorteo resultó favorable para Pilar, Ana, María y Delac que subieron a la habitación privada mientras que Gloria, Armando, Diego, Shosho y yo tendríamos que aclimatarnos a las inclemencias de la habitación compartida.

     

    Era el momento de trepar hasta mi litera, situada en el tercer piso y a poca distancia de un techo repleto de telas de araña. El problema era como subir hasta allí. Le pregunté al dueño del hostal de qué forma podía llegar a semejantes alturas y amablemente, le robó a Armando la escalera por la que tendría que subir a la suya y me la ofreció a mi.

     

    Tras llegar a la cima, vinieron las concursantes de la habitación privada y nos dijeron que había un hueco más para dormir en su habitación. Volvimos a echarlo a suertes y esta vez la suerte estuvo de mi lado. Recogí mis cosas y me preparé para el descenso desde mi litera. Una vez a salvo en el suelo, le desee lo mejor a mis compañeros que se quedaban en la habitación compartida y descubrí que las comodidades de la habitación privada tampoco eran mucho mayores a las de la compartida. Si, teníamos privacidad, pero volvía a faltar espacio para moverse. Nuestras mochilas ocupaban todo el suelo de la habitación.

     

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    Analicemos la foto sexy de Shosho: La Marquesa, cual voraz depredadora, captura a su presa con su foulard ante la atónita mirada del señor que posa tras la foto.

     

    La visita a las duchas no hizo más que confirmar nuestra primera impresión del hostal. Unas minúsculas habitaciones cerradas con puerta, con un grifo y con una decoración más acorde a un puticlub.

     

    Después de un largo día, lo que más nos apetecía era descansar. Nos tumbamos en nuestras camas y descubrimos manchas en las sábanas y depresiones en los colchones. En pleno ataque de risa por las condiciones en las que nos iba a tocar dormir los próximos días, apagamos la luz. La música de las discotecas resonaba en nuestra habitación como si estuviéramos dentro de ellas. No cabía duda. La Org nos había reservado el mejor hostal para el final de la aventura. A partir del día siguiente, comenzaba la recta final de Istanbul Extress.

     

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    La Org dejó constancia escrita del paso del programa por los Túneles de Guerra de Sarajevo.


  5. Y tú...como lector/telespectador...

     

    - ¿Quién quieres que gane Istanbul Extress? ¿Quién crees que saldrá ganador del concurso?

     

    - ¿Quien/es crees que son miembros de La Org?

     

    - ¿Cuáles han sido tus mejores momentos hasta el momento de Istanbul Extress?

     

    Aceptamos opiniones, apuestas, críticas, ofertas de bolos por nuestra faceta televisiva y participaciones en futuros realities... xD

     

    La final poco a poco se va acercando, pero todavía queda mucho concurso por delante. No te pierdas la recta final de Istanbul Extress.


  6. Día 7 de carrera (18/04/13 Sarajevo): “El huevo de la discordia”.

     

    Etapa 4: Prueba de inmunidad.

     

    Tras un necesario y reparador descanso, el equipo completo de Istanbul Extress comienza a despertarse. Mientras algunos nos duchábamos otros aprovecharon para ir preparando el desayuno. Gracias a un buen trabajo en equipo, pronto estábamos los 9 reunidos en la mesa de la sala común del hostal degustando nuestras tostadas y haciendo cábalas sobre el posible contenido del sobro rojo de hoy. Esta mañana La Org no se había esmerado demasiado en dejarlo. Había aparecido tirado en el suelo de la habitación. Algunos concursantes se habían dado cuenta de que Diego se había levantado al baño sobre las 6 de la mañana. ¿Habría aprovechado el malagueño para tirar el sobre en medio de la habitación, suponiendo que él formara parte de La Org?

     

    Sospechas aparte, hoy fui yo el encargado de leer la prueba. Abrí el sobre y en voz alta y clara compartí con mis compañeros su contenido:

     

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    Concluida la lectura saqué una conclusión: hoy habría que echarle huevos y no desprendernos del huevo en todo el día. María, por su parte, muy emocionada por la prueba pidió un aplauso para La Org. Una vez más no nos daba opción a duda. La nula capacidad interpretativa de María hacía que todos tuviéramos claro que ella formaba parte de La Org.

     

    Por ese entonces las sospechas estaban completamente centradas en ella, y por extensión en Ana ya que, aunque a ella no se le notara nada, hubiera sido muy difícil que María planeara todo ella sola sin que Ana se enterase ya que compartían habitación. La duda que nos quedaba a muchos era si lo habían planeado solas o con alguien más. Diego y yo éramos también sospechos a co-organizadores junto a las mañas según alguno de nuestros compañeros, pero nadie tenía la seguridad que había con María. Habría que esperar a ver como avanzaba el concurso para ir analizando las reacciones del resto, ya que cualquiera podíamos estar involucrados en La Organización de Istanbul Extress.

     

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    Calles comerciales de Sarajevo

     

    Finalizado el desayuno nos repartimos las tareas. Algunos fueron a comprar los huevos para la prueba, otros se vestían y Armando comenzó a sufrir la sanción por haber sido el perdedor de la prueba de ayer. María, que es mejor maquilladora que actriz, se encargaba del tuning de su cara. El momento de presentar al nuevo Armando en sociedad había llegado. Frente a nosotros estaba Armanda: unos labios rojos a lo Carmen de Mairena, una peca a lo Marilyn Monroe, patillas estilo Curro Jiménez y una única ceja que recorría toda su frente. Estas fueron las declaraciones de Armando: “siento que he renacido”.

     

    Antes de salir a explorar la capital bosnia, las cámaras grabaron las impresiones de Pilar ante el nuevo día. “¿Qué tal te has levantado sabiendo que ya no eres concursante de Istanbul Extress?” – “Me he levantado con mucha energía y con ganas de mantener el huevo en mi mano hasta el final”. Mientras Diego se encargaba de añadir efectos especiales a la grabación perfumando el culo de Pilar con nuestro spray ambientador.

     

    Por otro lado, Shosho gozaba de un gran privilegio. Por primera vez en toda la ruta, nuestra marquesa establecía contacto con el exterior llamando a su familia en España. Shosho, pese a ser psicóloga, no supo contener sus sentimientos y se dirigió a las cámaras: “Estoy muy emocionada”.

     

    Momentos antes de iniciar la prueba, Diego planteaba si era posible romper el huevo a otra persona adrede y acordamos entre todos que no. María por su parte lo dejo bastante claro: “aquí digo que mi huevo, cuando me canse, irá a parar a alguien”. No quedaba ninguna duda de que estábamos ante la versión más competitiva de María, una versión que hoy se cobraría su primera víctima.

     

    Salimos del hostal y nos reunimos los 9 en la plaza de la fuente Sebilj. Había llegado el momento del reparto de los huevos. Desde el segundo uno, aconteció el primer altercado del día. Uno a uno fuimos cogiendo nuestros huevos y de repente lo oímos. Plofff! El huevo de Delac se acaba de caer al suelo nada más cogerlo. Visionando atentamente las grabaciones se puede ver como la madrileña se está echando crema de manos justo antes de recibir su huevo por lo que ya sabemos que causó su caída. Sin embargo, cuando se rompió su huevo, todavía no habíamos recibido todos el nuestro por lo que Delac se empeñó en que ella no tenía que estar descalificada, que cogería otro huevo y empezaría de nuevo ya que se le había caído nada más empezar. Su actitud creó controversia en el grupo: ¿era realmente justo que tuviera opción a coger otro huevo si el suyo ya se había roto? Tras un tenso debate decidimos entre todos aceptar su reincorporación al juego con un huevo nuevo aunque no nos pareciera del todo justo.

     

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    Os presento la entrada a nuestro hostal. Como podeis ver Istanbul Extress es un programa low-cost.

     

    Ahora sí, comenzaba nuestro día de turismo por Sarajevo con el huevo en nuestra mano. Empezamos a recorrer las calles y nos encontramos con un grupo de turistas de la edad de nuestros padres que nos preguntaron por qué llevábamos un huevo en la mano y por qué íbamos todos con la camiseta de Istanbul Extress. Les explicamos que estábamos participando en un reality road de aventuras y que próximamente sería emitido en España. Les explicamos la ruta y nos desean suerte en el concurso.

     

    Visitamos por dentro una de las sinagogas (de acceso gratuito, por supuesto) y llegamos hasta la Iglesia del Sagrado Corazón. Por ese entonces ya nos habíamos encargado cada uno de tunear su huevo para darle más personalidad. El de Pilar llevaba tatuado las palabras “Glutenfrei”, Gloria apostaba por el “Carpe Diem”, Armanda(o) dibujaba un Goku y yo le bautizaba a mi huevo como “El fiestas”.

     

    De Sarajevo, y de Bosnia en general, cabe destacar su increíble multiculturalidad. En escasos metros conviven iglesias, sinagogas y mezquitas pacíficamente. El choque cultural no puede ser más impresionante.

     

    Pronto llegamos al Bazar de Istanbul y decidimos dividirnos en grupos para cada uno hacer sus compras con mayor libertad. Ana, María, Diego, Gloria y yo formamos el grupo menos consumista. De hecho muchos ni siquiera compramos nada en el bazar y Gloria y yo aprovechamos ese rato para que me contara su pasado laboral en España.

     

    De nuevo todos juntos tras este tiempo de compras fuimos hacia la Mezquita de Sarajevo con intención de visitarla, pero solo entramos en su patio ya que era horario de oración y no de visitas. Prometiendo volver más tarde, visitamos la plaza de la fuente Sebilj más a fondo y Diego se compró unas baratas gafas de sol. Tras posar para unas cuantas fotos de promoción para el programa continuamos descubriendo Sarajevo y llegamos a unos restos arqueológicos junto al bazar y a un parque con un macroajedrez donde analizamos un rato la partida que los locales estaban disputando.

     

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    Concursantes, huevos y la fuente Sebilj.

     

    El siguiente paso era cruzar el río y continuar callejeando. De vuelta otra vez a la zona más céntrica volvimos a probar suerte en la Mezquita y ésta vez ya nos permitieron entrar a visitarla, previo pago, eso sí. Como no nos iban a dejar entrar portando nuestros huevos, los metimos en la huevera hasta que saliéramos y los volviéramos a coger. Las chicas del casting cubrieron sus cabezas con sus pañuelos y, una vez dentro, nos sentamos a contemplar su interior mientras leíamos un folleto que nos habían dado sobre el Islam.

     

    La visita por dentro no es gran cosa, pero para hacerte una idea de cómo es una mezquita puede no estar mal. Eso sí, si has visto alguna de las mezquitas de Estambul la visita a ésta no merece en absoluto la pena.

     

    Al salir del lugar sagrado era la hora de la comida. Sorprendentemente todos continuábamos con nuestro huevo en la mano, sano y salvo. A nadie se le había caído (exceptuando el lapsus inicial de Delac) y nadie se había cansado tanto de él como para tirarlo. Sin embargo, ahora venía uno de los grandes retos del día. ¿Cómo íbamos a comer con el huevo en la mano?

     

    Nos volvimos a dividir en dos grupos. Diego, María, Ana, Armando, Shosho y yo queríamos probar el plato típico de Sarajevo: el cévapi. Nos sentamos en la terraza de un “bar” junto a la plaza principal y esperamos ansiosos el rico plato. Por otro lado, Gloria, Delac y Pilar fueron en busca de otra comida, en el caso de Pili, glutenfrei.

     

    El cévapi es una mezcla entre kebap y salchicha que nos gustó bastante a todos. Mientras esperábamos a que trajeran nuestros platos ocurrió algo que será clave para entender reacciones que más tarde se verán en relación a la prueba de inmunidad del día de hoy. María se encontraba esperando la comida con el huevo apoyado en la mesa. Sobre el huevo, la palma de su mano iba jugando con él recorriendo la mesa, eso sí, sin perder nunca el contacto su piel con el huevo. ¿Estaba incumpliendo María la norma de no soltar el huevo? Tras un breve diálogo, acordamos entre todos que no se la eliminaría ya que su piel NUNCA dejó de tocar el huevo y todo se quedó en un simple toque de atención.

     

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    Descubriendo la cultura islámica.

     

    Tras esta anécdota, comimos los deliciosos cévapi y los más cafeteros pidieron café bosnio para la sobremesa. Al poco vinieron a nuestra mesa Pilar, Gloria y Delac que se habían enfrentado a la aventura de comerse pollo con las manos con el huevo. Una vez más, sorprendentemente, sobrevivimos los 9 concursantes a la comida con el huevo intacto. Parecía que no iba a ser tan fácil que a alguien se le rompiera.

     

    A la hora de los cafés se produjo el reencuentro. Sigilosamente se acercó una niña a pedirnos limosna y aunque veía que no le íbamos a dar nada se quedó parada junto a nuestra mesa durante más de 5 minutos. No cabía duda. Esa niña iba vestida exactamente igual que otra que nos había pedido dinero también en Mostar. Desde aquel momento surgió la leyenda de La Niña de Mostar que sospechábamos había sido contratada por La Org para seguirnos por toda la ruta.

     

    Finalizada la comida, decidimos entre todos ir un rato al hostal a descansar para luego subir hacia las montañas en busca de un cementerio desde el que habíamos leído que había unas vistas increíbles de la ciudad.

     

    Durante nuestro descanso hostalero ocurrió algo novedoso: Shosho cantó por primera vez a las cámaras el “Francisco Alegre y olé” con acompañamiento musical. Pilar se encargó de buscar la canción en Youtube y la Marquesa se arrancó a dúo con la mismísima Isabel Pantoja. Sin embargo, la noble concursante adoptó actitud de superestrella y se quejó de la versión, que no le gustaba demasiado porque la Pantoja cantaba “mu lento”. Al acabar su interpretación, poseída por el espíritu de la tonadillera, se dirigió a las cámaras diciendo: “no me vais a grabar más”.

     

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    Era tal el boom del "Francisco Alegre y olé" que hasta los tranvías de Sarajevo se vestían de sevillana.

     

    Ana, por su parte, confesaba ser más de jotas o de polka y nos bailaba el “Mostar, Mostar” como hizo en el autobús en el episodio anterior.

     

    Justo antes de emprender el duro ascenso por la colina, Diego puso a todo volumen en los altavoces de los ordenadores del hostal la BSO de Pekin Express. Con la motivación que siempre nos proporcionaba la sintonía, salimos del hostal y empezamos a andar montaña arriba.

     

    Durante el ascenso, Gloria confesó a las cámaras estar planteándose tirar el huevo ya que le está causando fatiga psicológica tener que llevarlo continuamente en la mano. Pilar no dudó en animarla: “Si no pasa nada, tu tira el huevo, hoy no es prueba de expulsión, es de inmunidad”, a lo que Diego respondió diciéndole que ella lo único que quería era ganar para poder reincorporarse a la lucha por la barra libre.

     

    Cuando estábamos llegando al cementerio, Shosho se sinceró y afirmó estar cansada. La Marquesa estaba acostumbrado a emprender esos ascensos montada en calesa. En sus propias palabras: “Yo sin coche de caballos, no soy nada”.

     

    La visita al cementerio es espectacular. Miles de lápidas se distribuyen en la cima de la montaña y un sendero de piedras te permite recorrerlo mientras disfrutas de las impresionantes vistas de la ciudad. El humor negro de Obama no se hizo esperar: “¿Hay wi-fi aquí?”. Mi respuesta fue clara: “Sí, la señal de Dios”.

     

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    Las increibles vistas desde el cementerio.

     

    Tras un rato de descanso en el cementerio decidimos que era el momento de bajar de nuevo la montaña e ir hacia el hostal.

     

    De bajada decidimos entrar en una especie de “chino” bosnio a mirar precios para la bebida de esta noche. Y fue en este local donde la pacífica convivencia que habíamos sido capaces de mantener durante una semana llegó a su fin. La responsable, la maldita prueba de inmunidad de hoy.

     

    Como muchos supondréis por mi enfoque cómico-irónico de este escrito yo soy una persona bastante bromista. Llevábamos más de 6 horas con un huevo en la mano y las bromas fingiendo que se nos caía o rompía el huevo eran a esa altura constantes por parte de todos. En una de las mías me dirigí a mis compañeros: “uyy, ¿qué pasaría si hago esto y se me rompe el huevo?” y arriesgué la integridad del mío dando unos golpecitos a mi huevo contra el cristal de una nevera del “chino”.

     

    Y de repente varias concursantes se lanzaron a por mi como auténticas hienas. Me empezaron a acusar de que estaba automáticamente eliminado de la prueba porque había apoyado el huevo. Desde mi punto de vista, en ningún momento solté el huevo de mi mano ya que simplemente di 3 golpecitos a mi huevo contra un cristal. Mi piel jamás dejó de tocar el huevo. Estábamos ante lo mismo que había ocurrido en la comida con el huevo de María apoyado en la mesa bajo la palma de su mano, pero, en mi opinión, había sido bastante menos duradero mi apoyo que el suyo. Sin embargo, ahí estaba María exigiendo como la que más mi eliminación en la prueba.

     

    Al sentirme atacado por varios de mis compañeros (algunos se posicionaron en mi contra, otros como Armando o Diego me defendieron y otros tuvieron un papel más “moderatto”) les mostré la diferencia entre dejar un huevo apoyado y hacer lo que había hecho yo. Pero claro, ahí si que cometí yo el error de soltar mi huevo y ya los argumentos fueron que ya sí que era irreversible mi eliminación.

     

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    Mezquita por dentro.

     

    Debo afirmar que me enfadé, especialmente con María. Me parecía injusto que después de llevar 6 horas soportando el huevo, habiendo aceptado la reincorporación de Delac al juego cuando su huevo se había roto desde el principio, se me intentara quitar de en medio tan gratuitamente.

     

    De este modo, acepté mi eliminación para que la discusión no fuera a mayores y deposite pacíficamente mi huevo en el suelo junto a una puerta convirtiéndome en el primer eliminado de la prueba de inmunidad de hoy. Aún a día de hoy, admiro mi capacidad de autocontrol. En ese momento lo que más me apetecía era mandar el huevo a la mierda y no dejarlo ahí depositado, intacto, en el suelo.

     

    El pique entre María y yo duró tiempo. Los 2 sabemos que nunca nos pondremos de acuerdo sobre quién llevó razón aquel fatídico séptimo día de carrera. Quizá este post reabra viejas heridas que los dos pensábamos cicatrizadas. Solo el último día del concurso fuimos capaces de hablar todo abiertamente y olvidar el tema del huevo para siempre sin (demasiados) rencores. Hasta ese último día nuestra relación fue buena aunque no tanto como siempre lo había sido. De vez en cuando, resurgía cierta tensión en cuanto se sacaba el tema del huevo.

     

    El camino hasta el hostal fue probablemente uno de los momentos más tensos de toda la edición, solo equiparable al enfrentamiento entre Shosho y Pilar durante la búsqueda de las galletas sin gluten en Dubrovnik.

     

    Cuando llegamos al hostal ya se me había pasado el cabreo y decidí intentar olvidar lo ocurrido y continuar con mi habitual alegría el día.

     

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    Una de las muchas mezquitas de Sarajevo.

     

    Era el momento de preparar la cena y entre todos acordamos que la prueba del huevo se pararía en ese momento. Podía suponer una desventajas de cara a la prueba el encargarse de unas tareas de cocina o de otras (por ejemplo, no era lo mismo tener que cortar cebolla con el huevo en la mano que llevar los platos a la mesa). Hoy Gloria y Armando nos cocinarían unas ricas arepas con carne picada.

     

    Durante el tiempo de preparación de la cena, Pilar, pese a haber sido la primera en señalar a mis compañeros que debería estar eliminado por haber “apoyado” el huevo en la nevera, me hizo un confesionario en son de paz. Periodismo en estado puro. “Has sido el primer expulsado de la Prueba de Inmunidad. ¿Cómo te sientes?”. Mi respuesta fue clara: “Engañado. Tengo que ser sincero delante de las cámaras. ¿Quieres sinceridad? Creo que la gente me ve un rival fuerte y han querido eliminarme. Pero eso es algo que me enorgullece.” Posteriormente me preguntó sobre quién creía que iba a ser el ganador de la inmunidad. Como la fase de llevar el huevo en la mano ya había llegado a su fin, aposté por Armando, Diego o María como posibles ganadores al tratarse la segunda fase de una prueba más de fuerza a la hora de lanzar el huevo. Por último decidí dirigirme a mis fans del programa: “Un saludo a todos mis fans. Que no piensen que esto es el final, porque aquí seguiré luchando para ganar Istanbul Extress”.

     

    Había llegado el momento de la cena y nos apetecía ir metiéndonos en el ambiente festivo que buscábamos para esa noche. Para ello intentábamos poner canciones en los ordenadores del hostal. Sin embargo, nos salió una dura competidora. La china-coreana compañera de habitación nos robaba el ordenador entre canción y canción para poner las actuaciones del Operación Triunfo coreano. Todo un intercambio cultural entre Corea y España.

     

    Terminada la cena, recogimos todo y nos dispusimos a empezar a animar nuestros cuerpos con alcohol. Como bien saben todos los seguidores de Istanbul Extress, en Dubrovnik hubo algo que nos quedó pendiente: celebrar el alumbrado de la Feria de Sevilla. Con algo de retraso, comenzamos a festejarla bebiendo los elaborados rebujitos de Shosho: sprite y vino blanco. Sin embargo, Pilar y yo preferíamos seguir siendo fieles al vodka Knebep croata que habíamos comprado días atrás en Dubrovnik.

     

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    Nuestros "machus" cocinando.

     

    En pleno festejo vinieron recién llegados dos chicos franceses a los que les invitamos a unirse a nuestro botellón. Los chicos, bastante fiesteros, se unieron rápidamente con sus bebidas y para amenizar la noche propuse un juego: el “chiaaaa”. El juego consiste en lo siguiente. El grupo tiene una bola de energía ficticia que ha de ir pasando entre concursantes: hay que decir chiaaaa (en el tono más friki posible) para pasarla al de tu derecha; joooondo para cambiar el sentido y wiii con las manos simulando unas gafas en los ojos para saltar al de tu lado.

    A simple vista puede parecer un juego absurdo, pero creedme que bajo los efectos del alcohol puede convertirse en algo muy grande. Los franceses también se unieron a nuestro juego en el que quedó demostrado que lo de Gloria es más el beber sin juegos porque la pobre no daba una.

     

    Tras varias rondas, risas, conversaciones, vodkas y rebujitos decidimos que era el momento de salir en busca de vida festiva. Pero antes, teníamos un tema pendiente con el programa. Había que resolver la prueba de inmunidad de hoy.

     

    En un intento de suavizar la tensión por mi eliminación, mis compañeros propusieron que yo también participara, pero yo, que en el fondo seguía dolido, rechacé la oferta. Quería ganar el concurso a pesar de los obstáculos que me pudieran poner.

     

    De este modo salimos del hostal y delimitamos el área de lanzamiento: una de las calles principales de Sarajevo. Afortunadamente, a esas horas no había prácticamente nadie por la calle y se pudo disputar la prueba sin molestar a nadie. Bueno, miento. Quizá la familia que viviera tras la ventana en la que alguno rompió su huevo se sintiera algo molesta al día siguiente al descubrir los restos del esférico alimento. Tras la ronda de lanzamientos el resultado era el siguiente: una ventana afectada y media calle llena de huevos rotos. La ganadora no podía ser otra que la exjugadora de balonmano…María. Imaginaros la ilusión que me hizo que ella se convirtiera en la ganadora.

     

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    Nuestros nuevos amigos franceses también participaron en el juego y les explicamos en qué consistía nuestro concurso. Fascinados ante el poder de La Org, era el momento de responder a su pregunta. ¿Por qué yo no había lanzado ningún huevo? Así llegó el momento de hablar claramente las cosas. Cuando hay alcohol de por medio, la sinceridad no conoce límites. Les expliqué mi turbia eliminación y tuve la ocasión de explicarme mejor a mis compañeros. El juego, desde luego, me parecía lo de menos. Lo que más me había fastidiado de todo era que hubiese sido María la que tanto empeño hubiera puesto en eliminarme. Todos sabíamos con seguridad que ella formaba parte de La Org y me dolía que hubiera ido tan descaradamente a por mi, cuando yo era uno de los que más me estaba currando las pruebas que ella había organizado y uno de los que más me esforzaba por mantener vivo el espíritu de Istanbul Extress a pesar de no haber gastado mis esfuerzos en organizarlo.

     

    Ahora bajo los efectos del alcohol, seguíamos dándole vueltas al tema hasta que nos dimos cuenta de que ninguno de los dos nos pondríamos de acuerdo asique era el momento de centrarse en lo verdaderamente importante: buscar un local donde descubrir los éxitos musicales de la capital bosnia.

     

    Alguien nos había hablado de que hoy había una fiesta en un local pero no sabemos si fue por ir alcoholizados o por qué pero jamás dimos con ese local. Como alternativa nos recorrimos las calles de un Sarajevo bastante tranquilo hasta que dimos con un bar: el Red Bar. Entramos y en su interior no había prácticamente gente, pero creo que ninguno de nosotros podrá decir que se aburrió aquella noche.

     

    La leyenda cuenta que Delac bailaba las canciones bosnias como si del mismísimo Paquito el chocolatero se tratase, que yo hice un calvo en medio de la discoteca, que entablé míticas conversaciones con la gran Pilar y que Shosho notó mejoras en la lengua francesa.

     

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    Y en pleno apogeo (y mareo) festivo nos cerraron el local. ¿Qué íbamos a hacer ahora? Nosotros seguíamos queriendo fiesta asique salimos de nuevo a la calle en busca de otro local. Encontramos uno pequeño cuyo recuerdo es bastante difuso en mi memoria. Estuvimos un rato allí bailando y al rato, el sector más destruido del grupo, decidió regresar haciendo eses al hostal.

     

    Al llegar a nuestro alojamiento intentamos lavarnos los dientes pero no caímos en que el agua estaba cortada a partir de la media noche asique nos los lavamos con unas botellas de dudoso contenido en agua mineral que había en la cocina.

     

    Restaurada la higiene bucal, alguno de mis compañeros quería poner a trabajar a los cámaras del programa para grabar nuestro lamentable estado pero, afortunadamente, no quedó registro audiovisual de aquella noche.

     

    En ese momento caímos rendidos en la cama hasta que un ruido nos hizo despertar. Eran la segunda tanda de compañeros que también venían algo perjudicados y se dedicaban a molestarnos a los que ya estábamos soñando.

    Lo último que recuerdo de aquella noche es ver volar un sobre rojo por la habitación hasta quedar depositado en el suelo. Por desgracia, los efectos del alcohol y la poca luz de la habitación nos impidieron ver al verdadero responsable del lanzamiento de aquel sobre que contenía la prueba de eliminación de la cuarta etapa de Istanbul Extress. La esperada final cada vez estaba más cerca…

     

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    En el fondo, nos queríamos un huevo.


  7. Genial etapa!! Sólo puedo que dar las gracias. Llevo unos días duros por temas personales y me he reído muuuy a gusto con el capítulo. De hecho, me estáis dando muchas ideas para viajes con los amigos :-) :-)

    Es un placer saber q lo q uno escribe puede ayudar a desconectar de sus problemillas a alguien! ;) Sigue atento...que llegan más ideas...


  8. Día 6 de carrera (17/04/13 Mostar - Sarajevo): “¿A que no te atreves...?”.

     

    Etapa 3: Prueba de fin de etapa.

     

    Arranca el sexto día de carrera y los concursantes de Istanbul Extress cogemos fuerzas con un copioso desayuno de pan tostado a la sartén. Gloria, la más madrugadora del grupo, se fue a cambiar el queso caducado que le vendieron y, a su vuelta, ya estábamos todos los concursantes reunidos en la mesa con el sobre rojo. Ese día había aparecido colgado en el corcho de un pasillo del hostal y hoy sería María la encargada de leer su contenido. Precedido de un cántico grupal de la canción “Mostar, Mostar”, que ya empezaba a formar parte de la banda sonora del programa, leyó la tarjeta del sobre en voz alta y de manera muy natural.

     

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    Tras la lectura,nos reunimos y, entre todos, aclaramos las normas del juego de hoy. Los retos comenzarían nada más salir del hostal, pero antes había que dejar todo recogido para esta tarde, momento en el que volveríamos al hostal para coger nuestras mochilas e ir a la estación de autobuses rumbo Sarajevo.

     

    Ya antes de salir del hostal se maquinaron los primeros retos, unas auténticas pruebas de resistencia psicológica.

     

    Gloria fue la primera retada por el grupo: “¿A que no te atreves a pasar todo el día sin beber una sola gota de cerveza?” Sin duda, el mayor reto que a Gloria se le podía proponer. La concursante venezolana no lo dudó, e invadida por el espíritu aventurero de Istanbul Extress decidió aceptarlo. Así fue como comenzó su particular “Ley Seca”.

     

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    Mezquita de Mostar.

     

    Delac fue la segunda retada. Circulaba el rumor entre los concursantes de que Marta tenía cierta adicción a las conexiones wi-fi gratuitas que nos íbamos encontrando por la ruta. El reto era sencillo: “¿A que no te atreves a pasar todo el día sin conectarte a ninguna red wi-fi?”. Delac decidió demostrarnos que estábamos equivocados y aceptó el reto.

     

    El resultado de si ambas concursantes lograron su objetivo o no, al final de este episodio.

     

    Con nuestras cabezas echando humo pensando posibles retos para nuestros compañeros, iniciamos nuestro día de turismo en Mostar. La primera parada fue en un mercadillo donde Diego se compró unas zapatillas y donde Gloria accionó el REC de las cámaras para comentar sus impresiones. “Como mis amigos son tan capullos, han dicho…¿a que no te atreves a pasar el día sin beber una cerveza? ¿Cuánta temperatura habéis dicho que iba a hacer hoy? ¿27 grados? Esto - es - Istanbul - Extress. Mira, ya estoy sudando y no me puedo ni refrescar con una cerveza”.

     

    Armando aprovechó que las cámaras estaban grabando para confesar haber divisado a varias madres de sus hijos bosnios y Gloria y yo nos mostramos preocupados. Si nuestras compañeras llevaban tanto tiempo en un mercadillo con 3 míseros puestos… ¿qué sería de nosotros en el Gran Bazar de Estambul?

     

    Durante la espera, aprovechamos para proponer nuevos retos. Gloria propuso a Shosho repetir su odisea de Dubrovnik. Es decir, le propuso quedarse en bragas y camiseta y recorrerse las calles de Mostar ligera de ropa. Sin embargo, esta vez, La Marquesa prefirió no cansar a los telespectadores con los mismos contenidos y no aceptó el reto.

     

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    El mercadillo de Mostar.

     

    El siguiente retado fui yo. Gloria proponía: “¿A que no te atreves a subirte en alguna moto en marcha, y que te lleven montado unos cuantos metros? Prometí hacer todo lo posible por conseguirlo, y después de varias motos que se me escaparon, logré parar a un anciano al que le pregunté si me podía llevar unos metros en la suya. El hombre muy amablemente aceptó y de este modo quedó inaugurado mi marcador.

     

    Emocionados porque alguien había cumplido con el primero de los retos, tuvimos una propuesta para Shosho: “¿A que no te atreves a perseguir a esas 2 ancianas que están comprando en el mercadillo y pedirles limosna?”. Las condiciones eran claras, debía recibir alguna moneda sin entregar ella nada a cambio.

     

    Una valiente y decidida Shosho comenzó a perseguirlas mientras las cámaras del programa grababan sus reacciones. Tras hablar con ellas, las ancianas, asustadas, huyeron de La Marquesa y ésta se quedó sin su punto, aunque, todo hay que decirlo, empeño sí le puso.

     

    Tras conseguir salir del mercadillo, seguimos callejeando por Mostar y dimos con una tienda de gafas de sol. Nuestros cerebros idearon un reto para Delac: “¿A que no te atreves a probarte todas las gafas que están expuestas?” (no exagero si digo que habría más de 100). Delac aceptó el reto y se fue probando varias una a una, mientras la paciente dueña del comercio, le preguntaba si alguna le gustaba. Pero finalmente, al ver que el reto nos podía retrasar demasiado y viendo que Delac era capaz de seguir ahí hasta probarse la última de las gafas, decidimos anular el reto por el bien grupal, eso sí, sin dar el punto a Delac. Como podéis ver, la competencia, era cada vez mayor.

     

    Tras el reto abortado, decidimos proseguir nuestra marcha hacia el puente de Mostar y Armando, viendo que las mujeres se paraban cada dos por tres en las distintas tiendas a mirar cosas, decidió plantear un reto inteligente, pero decepcionante a la vez: “¿A que no os atrevéis los 9 a llegar al otro lado del puente en menos de un minuto?” Todos nosotros, motivados por la idea de conseguir un punto a nuestro favor, salimos escopetados y cronómetro en mano, logramos batir la marca. Sin embargo, cuando llegamos, Armando empezó a explicar que su reto tenía doble sentido y que había empleado un juego de palabras para que luego al cruzar el puente no tuviéramos derecho a nuestro punto. Resumiendo, la mafia mexicana estaba haciendo de las suyas y tras un intenso debate sobre nuestro derecho a ese punto, decidimos no entrar en polémica y no ganar el punto.

     

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    La Marquesa acechando a las ancianas de su reto.

     

    Ya al otro lado del puente flaqueé. No tuve mejor idea que proponerle a Pilar el absurdo reto de que me invitara a un helado: “¿A que no te atreves a comprarme un helado?”. En Mostar, creo que ni el ser humano más rata rechazaría ese reto. Por 50 céntimos que costaba, ¿quién me iba a decir que no?. Arrepentido por el reto propuesto, Pilar ganó su punto y mi estómago un rico helado, que con el calor que hacía era de agradecer.

     

    Al otro lado del puente, abundaban también las tiendas de souvenirs y la mayoría dejamos zanjadas nuestras compras turísticas. Era el momento de dirigirse hacia la Plaza de España de Mostar. En ese recorrido, los retos empezaron a tomar una más delictiva dimensión.

     

    Mientras andábamos por calles ya más solitarias hacia dicha plaza, pasamos junto a una especie de chalet con jardín que tenía una valla que lo cercaba y una especie de caseta al fondo con su puerta entreabierta. Consciente del riesgo que el reto suponía, le planteé a Ana lo que pasó por mi cabeza: “¿A que no te atreves a saltar la valla de la casa, meterte en el jardín, entrar en la caseta, y volver aquí?”. Ana, llena de valor, comenzó a saltar la valla, pisó el jardín, avanzó unos metros y cuando estaba a punto de entrar en la caseta, salió el dueño de la casa que, como es lógico, se quedó alucinado de ver a un extraño en su jardín. Pero Ana, cegada por conseguir ese punto, prosiguió su marcha hacia la caseta, entró, salió y volvió a recorrerse todo el jardín hasta la valla, ante la atónita mirada del dueño.

     

    Mientras, el resto de compañeros no podíamos dejar de reírnos por lo cómico de la situación hasta que vimos que el dueño estaba hablando por el móvil y señalando a Ana. ¿Estaría el dueño llamando a la policía porque Ana había allanado su morada? Ana consiguió salir sana y salva de aquella propiedad privada y tan rápido como pudimos huimos de la escena del delito. Por suerte, nunca volvimos a saber nada de aquel tipo ni de la policía bosnia. Eso sí, Ana siempre será admirada por los huevos que le echó para conseguir ese arriesgado punto.

     

    De camino hacia la Plaza de España, pudimos ver la cantidad de edificios que hay agujereados por la metralla de la reciente guerra de los Balcanes. Simplemente espeluznante.

     

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    Edificio ametrallado.

     

    A medio camino nos encontramos con una cancha de baloncesto donde había unos chicos jugando un partido. Rápidamente se nos ocurrió un reto para Shosho: “¿A que no te atreves a irrumpir en la cancha, quitarles el balón y pedir que te dejen tirar un tiro libre?”. Shosho, tras el fracaso de su reto con el colectivo anciano, se cambió a un público más joven, y de nuevo, decidida, entró en la cancha. Esta vez tuvo más suerte. Los chicos, amablemente, le dejaron probar a encestar y aunque no metió, el punto, merecidamente, se lo llevó.

     

    A su regreso al grupo, Shosho confesaba que todos habían sido superbuena gente y que incluso los del otro banco le decían que se quedara allí a jugar con ellos.

     

    Y por fin llegamos a la Plaza de España lugar que tanto para Delac como para mí se daba un aire a las Ventas de Madrid. Allí posamos para las cámaras junto a la bandera de nuestro país y a una placa conmemorativa por los españoles que ayudaron a la reconstrucción de Mostar. En general, en Mostar, tienen mucho aprecio a los españoles por la ayuda que ofrecimos en esa etapa de recuperación. La duda que nos queda es si seguirán teniéndonos tanto tras el paso de la primera edición de Istanbul Extress por la ciudad con la prueba del “¿A que no te atreves…?”.

     

    En la misma Plaza de España había unos bancos donde un entrañable viejecito se encontraba sentado. Reto para Pilar: “¿A que no te atreves a ponerte detrás del banco del anciano y pegarle un susto?”. Pilar, decidida, se acerco sigilosamente a la retaguardia del abuelete. Mientras, Ana y yo observábamos la escena sentados en un banco frente a la víctima. Los labios de Pilar se separaron y sus cuerdas vocales dejaron escapar un desganado “¡uh!” en voz más baja que alta consiguiendo que la única reacción del anciano fuera girarse a ver quien le había susurrado en el oído. Pilar, no conforme con el ridículo que estaba haciendo, comenzó a saltar cual canguro hacia el banco donde estábamos Ana y yo, con las manos arqueadas y diciendo “uh, uh, uh” acompañando a sus saltos para disimular.

     

    Ninguno de los 9 pudimos dejar de reírnos en un buen rato. El anciano, finalmente, optó por irse de aquel banco al ver poco común los comportamientos de la gente que le rodeaba. Por nuestra parte, no le dimos el punto a Pilar porque, aunque el ridículo lo había hecho de sobra, el hombre casi ni se había inmutado con su “poderoso” “¡uh!”. Uno de los grandes momentos sin duda de la edición.

     

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    De espaldas y sentado en un banco, la víctima de Pilar.

     

    Recuperados del ataque de risa, continuamos caminando por Mostar y pasamos por la zona de las embajadas donde Delac me puso un reto demasiado sencillo para mi: “¿A que no te atreves a hacer un calvo a la cámara de seguridad de la embajada?”. Como ya había quedado demostrado, para mi enseñar el culo no es ninguna preocupación asique dejé el recuerdo de mi bonito trasero en las cintas de grabación de las cámaras de aquella embajada. Por su parte Delac, se arrepintió de haberme propuesto ese rato sabiendo de sobra que lo cumpliría.

     

    En nuestro recorrido por Mostar nos encontramos varios parques que ostentaban señales de prohibición: prohibido balones de fútbol, prohibido montar en bicicleta, prohibido perros, etc. Pero algo estaba exento de prohibición. En aquellos parques las armas estaban permitidas. Y mientras, nosotros, vacilando a la población mostareña con nuestra prueba de expulsión. ¡Qué temerarios!

     

    Como poco más nos quedaba por ver de la pequeña ciudad y el calor apretaba con fuerza, decidimos hacer un alto en un bar para tomarnos una cerveza. Bueno, todos menos la pobre Gloria, involucrada en el reto de La Ley Seca.

     

    Mientras esperábamos a las cervezas se acercó un local a vendernos rosas y juguetes. María que coge confianza demasiado rápido, empezó a vacilar al vendedor que le seguía el rollo hasta que empezaron a jugar un calientamanos. Finalmente la que acabó caliente fue la mejilla de María que recibió una leve bofetada del vendedor al que acabamos echando para evitar mayores conflictos.

     

    Ya con las cervezas en la mesa, volvieron a surgir nuevos retos. El primero fue para Shosho. En la mesa de enfrente había un par de chicos bosnios tomándose algo. El reto fue el siguiente: “¿A que no te atreves a quitarle al chico la sudadera, ponértela tú y hacerte una foto con él?”. Shosho, alentada por los gritos de sus compañeros que le incitaban “a mojaaar, coñooo” desnudó al chaval, se vistió con su sudadera y posó para la cámara. Los gritos de “que se besen, que se besen” no podían faltar. Merecido punto que subió al marcador de Shosho.

     

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    Shosho desnudando a la población mostareña.

     

    Por otro lado, Armando también recibió una propuesta: “¿A que no te atreves a colocarte un pañuelo en la cabeza como si fuera un turbante e ir todo el día con él por Mostar?”. A pesar de ceder a probárselo para ver cómo le quedaba, rechazó el reto por considerar que podría ofender a alguien que pensase que se estuviera burlando de sus creencias religiosas.

     

    Gloria, seca de cerveza, tampoco se libró de reto. En la mesa de al lado había otro par de chicos. Aprovechando el hilo musical de la terraza del bar propusimos lo siguiente: “¿A que no te atreves a sacar a bailar a uno de los chicos y bailar bien agarrados la canción que suena?”. Gloria, con su sangre latina, sacó a bailar al chico que, aunque vergonzoso, logró dar algunos pasos de baile junto a Trencitas de Oro. Punto para Gloria.

     

    Finalizada esta tanda de retos, varios integrantes del casting propusieron un cambio en las reglas del juego. Tras una puesta en común en la que hubo gente a favor y gente en contra de la nueva normativa, las reglas quedaron del siguiente modo. Cualquiera del grupo podía proponer un rato a quien quisiera. El retado podría decidir si aceptar el reto o no. Ahora bien, si aceptaba el reto y finalmente no conseguía hacerlo (ya fuera por vergüenza o porque le saliera mal la jugada) el punto se lo llevaría el concursante que le hubiera retado. Si por el contrario, desde el principio rechazaba el reto, no pasaría nada con ese punto.

     

    Con estos cambios en las normas del juego, pagamos y nos fuimos del bar. Seguimos caminando y atravesamos otros puentes ya menos famosos que el principal y compramos panes para hacernos unos bocadillos para comer.

     

    Era el momento de decidir donde sentarnos a comer. Pronto descubrimos una especie de “playa” de piedras a la orilla del río desde donde se divisaba en primer plano el famoso puente de Mostar. No pudimos encontrar mejor sitio para llenar nuestros estómagos.

     

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    El sultán Armando.

     

    Ahí mismo elaboramos nuestros bocadillos y mientras nos los comíamos llego la hora punta de los retos. A continuación, algunos de los retos de la hora de la comida:

     

    - Reto a Diego. Frente a nosotros y a la otra orilla del río había una casa con una terraza-balcón que daba directamente al río. En nuestra orilla y sentadas en unas rocas había un par de chicas tomando el sol. “¿A que no te atreves a entrar en la casa, llegar hasta el balcón y cantar “Las mañanitas” a las chicas desde esa posición?”. Dicho y hecho, Diego afinó su vozarrón malagueño y les cantó su mejor versión del “Cumpleaños feliz” mexicano. Así finalizo la saga de los allanamientos de morada en Mostar.

     

    - Reto a Delac. La concursante madrileña estaba tomándose un plátano de postre. Fue entonces cuando le propusimos lo siguiente: “¿A que no te atreves a comerte un trozo de la cáscara del plátano?”. Parece que Marta se había quedado con hambre ya que aceptó el reto y se comió un trozo de cáscara que según ella “sabía a gominola”.

     

    - Reto a María. Después de tantos meses de convivencia juntos, todos conocíamos el odio que siente María por el maíz. Entre nuestros alimentos había una lata de dicho producto. “¿A que no te atreves a comerte un grano de maíz?”. El reto era bastante simple, pero conociendo su animadversión por el maíz merecía la pena. Finalmente se lo comió con alguna que otra arcada.

     

    - Reto a Armando: delante nuestro estaban las 2 chicas a las que Diego les había cantado hacia un rato Las Mañanitas. Nuestra propuesta era: “¿A que no te atreves a sin decirles nada, de repente, coger agua del río y empaparlas?”. Armando, cual galán se acercó a ellas y empezó a hablarles. En el trato eso no era lo que habíamos pactado. Debía mojarlas sin haber hablado antes con ellas. Pero de repente Armando cogió agua del río (poca para mi gusto) y las salpicó y acto seguido les dio a ellas una botella de agua para que se la echaran a él encima. Como al final Armando salió mal parado y “mohado” le concedimos el punto.

     

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    El puente de Mostar, testigo de los retos de la hora de la comida.

     

    - Reto a Pilar. A nuestro lado había un grupo de chicos bosnios. “¿A que no te atreves a pedirle a uno que se quite el zapato y darle un beso en el pie?”. Gracias a la amabilidad de los chicos, Pilar pudo sellar sus labios con la tela del calcetín de aquel chico. Romántico momento que quedaría grabado por las cámaras del programa.

     

    - Reto a Ana. Para ser sinceros, este reto fue primero propuesto por Gloria a Armando, pero Armando no se atrevió a hacerlo. Ana, que probablemente cumplió los retos más atrevidos, sin embargo, lo aceptó. “¿A que no te atreves a ir a la otra punta de la “playa” (habría unos 150 metros de distancia), quitarte la ropa, quedarte en bragas y sujetador, y recorrerte entera la playa corriendo y saludando a la gente?”. Y de repente, allí estaba Ana, en el otro extremo de nuestra playa quitándose la ropa y de paso, chipiándose un poco los pies. A su lado, un hombre bosnio saludaba a nuestras cámaras y se ponía las botas contemplando las vistas que le estaba ofreciendo la concursante maña. Preparados, listos, ¡ya! Ana arrancó a correr bajo la atenta mirada de toda la gente que había en la “playa” y ésta les regaló el mejor de sus saludos (en los primeros metros hasta le acompañó el hombre bosnio que la miraba con deseo). Cuando nos alcanzó, se vistió rápidamente y confesó haberse sentido como en Malta. Hoy, nada le podía frenar. Ana se empezaba a perfilar como una dura concursante a batir en el programa.

     

    Concluida la comida y la hora punta de los retos, avanzamos unos metros en la playa y nos sentamos frente al puente para vivir una tradición de Mostar: el salto que pegaba un habitante de la ciudad desde el puente al río.

     

    Durante nuestra visita a la ciudad, cuando cruzamos el puente de Mostar, nos habíamos fijado que allí se reunía mucha gente que contemplaba y daba dinero a un chico en bañador que estaba subido al puente. Todo parecía indicar que aquel chico se tiraría del puente al agua pero, horas antes, eso no había pasado.

     

    Desde nuestra nueva posición parecía repetirse el mismo ritual pero esta vez el chico se tiró desde lo alto con las rodillas por delante sorprendiéndonos el estilo de su salto. Previo a su salto Gloria y Ana le gritaban: “Un salto por La Org”. La duda que nos quedó fue el sentido del dinero que recolectaba. Nunca supimos si era simplemente dinero que le daba la gente por tirarse o algún tipo de apuesta.

     

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    Frente a ustedes, el protagonista del salto.

     

    Tras el salto nos dispusimos a volver tranquilamente al hostal para coger nuestras cosas e ir hacia la estación de autobuses. Pero antes, en la misma “playa”, propusimos el reto más cultural del día. A nuestra espalda un grupo de chicas musulmanas estaban cantando la música que escuchaban a través de su teléfono móvil. El reto fue para Shosho: “¿A que no te atreves a ir hacia ellas, callarlas con un “shhh”, y ponerte a cantar y bailar para ellas tu himno, el “Francisco Alegre y olé”?.

     

    Shosho tuvo muchas dudas, pero finalmente se armó de valor y se dirigió a ellas. Las chicas, vestidas con sus velos, disfrutaron del desparpajo y salero de La Marquesa a pesar de haberles cortado mientras ellas cantaban. Cuenta la leyenda que desde entonces un nuevo género ha sido descubierto en tierras bosnias: la copla ya tiene su lugar en las listas de éxitos de Mostar.

     

    Por otro lado, Diego, Armando y yo, posamos para las cámaras junto a un grupo de chicas bosnias que se dejaban seducir por estos cuerpos y estas pieles.

     

    Por el camino, los más indecisos, finalizaron sus compras turísticas y mientras volvíamos al hostal surgieron de nuevo varios retos.

     

    Shosho, en calidad de Marquesa, cumplió un reto que le obligaba a rebajarse a estamentos más bajos de la sociedad. “¿A que no te atreves a cargar con todas nuestras bolsas y transportarlas tú sola hasta el hostal?”. Shosho decidió dejar de ser Marquesa por unos minutos y transportó nuestras compras eficazmente. Bueno, miento, quizá Armando no piense lo mismo (la explicación, unos cuantos párrafos más abajo).

     

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    A nuestro regreso, nos volvía a sorprender la llamada a la oración y Gloria propuso un reto-juego a Armando. A Armando se le vendarían los ojos y sus 8 compañeros de Istanbul Extress le tocarían su cuerpo una vez. El debería adivinar quién de todos los que le habían tocado era Gloria. Su cuerpo y su piel fue magreada por todos pero Armando falló a la hora de adivinar quién había sido Gloria, asique el punto fue para la venezolana, que con la nueva normativa le pertenecía.

     

    Tras la llamada a la oración, Ana, Shosho y yo entramos al patio de una mezquita donde coincidimos con un grupo italiano de hombres y mujeres de media-avanzada edad que escuchaban atentamente las explicaciones de su guía. Era el momento de lanzar un reto a Ana: “¿A que no te atreves a meterte entre el grupo de italianos y ponerte a gritar “Si tutto va bene, avanti con el pene; si la forza mengua, avanti con la lengua; si tutto e nulo, avanti con el culo”?

     

    Ni el hecho de estar en el patio de una mezquita, ni tener que superar el volumen de voz del guía italiano frenó a la maña en su reto. Con voz clara y decidida leyó los versos que tenía apuntados en su móvil dado su desconocimiento del “refrán”. Todo el mundo la miraba como si de una loca se tratase y hasta el guía paró en sus explicaciones desconcertado ante tal competencia. Juro que pocas veces en mi vida he sentido tanta vergüenza y tantas ganas de salir de huir de un sitio como aquella vez. Creo que tanto ella como Shosho comparten conmigo ese sentimiento. De nuevo, Ana demostró que ella había ido al concurso a ganar. Un punto más que merecido para ella.

     

    De vuelta al hostal nos encontramos con una farmacia y le propusimos a Pilar lo siguiente: “¿A que no te atreves a entrar y preguntar qué tallas y sabores de condones tienen e irte sin comprar ninguno?” El tiempo pasaba y nadie quería convertirse en el expulsado de la etapa asique Pili cumplió con su reto a la perfección. La cara de la farmaceútica ante tantas preguntas fue para recordar.

     

    Finalmente, llegamos al hostal y Shosho pudo terminar su reto y depositar todas nuestras bolsas en el suelo. Todas menos una que Armando echaba en falta. En un descuido, La Marquesa se había dejado olvidada una de Armando en mitad de la calle. Tras una leve discusión, decidieron olvidar la bolsa ya que tampoco tenía nada de valor y Armando podía sobrevivir perfectamente sin ella. Por desgracia, los odiados granos de maíz que compró Armando para hacer palomitas el primer día de carrera no estaban en el interior de aquella bolsa perdida. Tocaba seguir transportándolos inútilmente de ciudad en ciudad.

     

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    Gloria poniendo a bailar a un chico bosnio para ganarse un punto.

     

    Con las mochilas a cuestas abandonamos el Don Apartment y anduvimos hacia la estación de autobuses que estaba a unos minutos. En ese camino le propusimos un reto a Armando: “¿A que no te atreves a ofrecer tus servicios como prostituto a alguien?”. Armando lo intentó hasta el último segundo en tierras mostareñas, pero finalmente, la vergüenza le pudo, y no fue capaz de ofrecérselos a nadie.

     

    Al llegar a la estación de autobuses, compramos los billetes y en cuanto llegó el autobús nos montamos en él y nos sentamos cómodamente. Por delante teníamos un trayecto de 2 horas hasta llegar a Sarajevo.

     

    Como era de esperar 2 horas daban para mucho, y el autobús se convirtió en un gran escenario en el que llevar a cabo diferentes retos.

     

    - Reto a Raúl. En el autobús íbamos más gente que asientos había por lo que hubo personas que tuvieron que quedarse de pie en el pasillo. Por suerte, los 9, afortunados por ser estrellas televisivas, sí habíamos cogido asiento. Sin embargo, al poco de iniciar nuestro trayecto hacia Sarajevo me propusieron lo siguiente: “¿A que no te atreves a levantarte y ceder tu asiento a ese chico joven que está en el pasillo e ir las 2 horas de trayecto de pie derecho?”. Habíamos ido a ganar asique sin pensármelo dos veces me levanté, cedí mi asiento y me tire algo más de media hora de pie. El problema vino cuando se quedaron asientos libres y yo era la única persona que seguía de pie en el pasillo. La gente me señalaba los asientos libres para que me sentara pero yo, inmerso en mi reto, hice todo lo posible por seguir de pie. Por desgracia, me fue imposible ya que el conductor, algo molesto por el resto de retos que ya habíamos realizado en el autobús, me obligó a sentarme si quería continuar en el autobús. Como yo tuve actitud de seguir de pie 2 horas y me tuve que sentar por obligación, mis compañeros, muy amables, me concedieron el punto a pesar de no haber estado todo el trayecto levantado.

     

    - Reto a María y Raúl. Mientras yo seguía de pie en mitad del pasillo, mis compañeros nos propusieron a María y a mi un reto común. “¿A que no os atreveis a poneros de pie en mitad del pasillo del bus y empezar a cantar y a bailar “perreando” “A ella le gusta la gasolina” y acabar vuestro perreo con un azote en el culo”? Tímidamente, María se levantó, me hizo compañía y perreamos como si fuéramos el mismísimo Daddy Yankee. Sin embargo, nuestros compañeros nos acusaron de no haber cantado y bailado lo suficientemente alto y sensual que deberíamos asique si queríamos el punto nos tocaría volverlo a hacer. Tragándonos la poca vergüenza que a estas alturas del día nos quedaba, volvimos a perrear y bajo la atenta mirada de todo el autobús nuestros compañeros, ahora sí, nos dieron el punto.

     

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    Las pistolas permitidas y el casting de Istanbul Extress jugándose el tipo por la ciudad.

     

    - Reto a Ana. Desde mi punto de vista, uno de los mejores del día. Como ya he comentado, durante nuestra estancia en Mostar hubo una canción que ganó en popularidad al imbatible Francisco Alegre y olé. Se trataba de una versión casera que habíamos hecho del tema “Moskau, Moskau” que tantas veces habíamos bailado en el Oktoberfest y demás festivales de cerveza en Munich. Tan solo teníamos que cambiar la ciudad Moskau (Moscú) por Mostar y ya teníamos el hit. Acompañando a la melodía habíamos creado un baile tipo polka en el que la coordinación de manos, brazos y pies era de vital importancia. Pues bien, el reto fue el siguiente: “¿A que no te atreves a recorrerte el pasillo del autobús (que por ese entonces ya estaba vacío de gente) cantando en voz alta “Mostar, Mostar” y haciendo el baile hasta llegar al conductor, y volver de nuevo al final del autobús?”. Ana aprovechó que el autobús paraba en un pueblo a dejar y coger pasajeros y en medio del silencio que reinaba en el autobús, se levantó y empezó a cantar a grito pelado a lo largo del pasillo “Mostar, Mostar, nananananana, nanananana, nananananá, ey!!”. Imaginaros las caras de todo el mundo al ver a nuestra concursante haciendo semejante ridículo. Grande, muy grande.

     

    - Reto a Pilar. Pilar se encontraba en esos momentos entre los puestos bajos de la clasificación y me pidió desesperadamente que le ofreciera retos ya que ella no quería ser la expulsada de esta etapa. Fueron 2 retos los que le propuse y todo hay que decirlo, ninguno de los 2 los llevó a cabo. A nuestro lado había un chico joven con el que Delac y Pili habían estado un rato hablando. Al rato Pilar me pidió que le diera el masaje que llevaba tiempo esperando de mi. Era la oportunidad de lanzar un reto: “¿A que no te atreves a quitarte la camiseta, quedarte en sujetador y de este modo yo te doy el masaje?”. Pilar, avergonzada por la presencia del chico de al lado, finalmente decidió no hacerlo y por tanto, se quedó además sin su masaje.

     

    - El segundo reto que propuse para Pilar consistía en: “¿A que no te atreves a fingir un orgasmo y que te oiga todo el autobús?”. Pili aceptó el reto y estaba dispuesta a hacerlo, pero finalmente le pudo la vergüenza y el punto subió a mi marcador por haberle retado yo.

     

    Creo que ahora habréis entendido un poco mejor por qué el conductor del autobús me obligó a sentarme después de todo el escándalo que estábamos montando. Llegó un punto que hasta los propios pasajeros le presionaron para que yo me sentara porque no les estaba sentando demasiado bien nuestros “jueguecitos” en el autobús.

     

    Por esta razón, algunos retos se quedaron en meras fantasías como era el de coger el micrófono del conductor y gritar: “Vamos equipo de Istanbul Extress, ya estamos cerca de la meta!!”. Hubiera sido muy mítico si hubiéramos podido llevarlo a cabo…

     

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    Por el resto, el viaje en autobús se hizo bastante largo ya que llegamos con bastante retraso a Sarajevo, Delac y Pilar hicieron algún que otro amigo y yo conocí el “pasado bélico” de Gloria.

     

    Cuando por fin llegamos a Sarajevo nos bajamos del autobús y seguimos las instrucciones que traíamos impresas desde Munich para llegar a nuestro hostal en la capital bosnia: el Ljubicica Hostel.

     

    Según las instrucciones había una especie de pick-up en la estación que te llevaba directamente al hostal pero nosotros no la encontramos asique tras dar unas cuantas vueltas por la estación de autobuses, preguntamos y salimos a la calle a coger un tranvía que nos llevaría directos al centro de la ciudad.

     

    En la espera, Delac se quejaba de que los retos que le poníamos a ella eran inviables y muy difíciles de conseguir y además, alguna concursante consiguió el reto de superación personal de mear en la calle con las pesadas mochilas a cuestas.

     

    Se acercaban las 10 de la noche y varios concursantes estaban en zona de peligro para la expulsión. Pero claro, otros estábamos cómodamente salvados y proponer retos podía suponer que tú pasaras a la zona de peligro. Por ello había que medir bien cuándo y a quién retar.

     

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    No obstante, hasta que llegó el tranvía propusimos varios retos. Frente a la marquesina del tranvía había una cabina de seguridad en cuyo interior se encontraba sentado un vigilante de seguridad. Armando intentó lo siguiente: “¿A que no te atreves a entrar en la cabina, pedirle al vigilante que te deje sentarte en su silla y hacerte una foto?”. Armando, esta vez sí que le puso empeño, pero en esta ocasión fue el vigilante el que se negó a cederle su asiento. Frustrado, Armando perdió el punto que acabó en el marcador de Diego al haber sido él quien le había retado.

     

    Por otro lado, en la misma plaza del tranvía había un quiosco y dentro había un quiosquero que se encargaba de atender a sus clientes. Ana le propuso a María este reto: “¿A que no te atreves a pedirle al quiosquero que te de un beso?” (recordar que no estaba permitido en ningún reto dar explicaciones de que se trataba de un juego que estábamos haciendo entre nosotros).

     

    María dudó durante un largo rato pero justo antes de que llegara el tranvía se lanzó, desempolvó sus conocimientos de inglés y le pidió un beso. El hombre, amablemente, cumplió con sus deseos llevándose María finalmente el punto.

     

    Cuando subimos al tranvía quedaban poco más de 10 minutos para las 22:00. Armando, Pilar y Delac eran los que menos puntos habían reunido hasta el momento. Armando tenía 2 y Pilar y Delac 3 cada una. Armando necesitaría mínimo 2 puntos para no ser el último clasificado y ya no había tiempo material asique asumimos entre todos que él se convertiría nuevamente en el perdedor de la prueba de hoy, pero como ya estaba expulsado de la competición solo sufriría la sanción de la tarjeta y la expulsada de la etapa sería Pilar o Delac.

     

    Pilar había confesado sentirse agobiada por el juego ya que le generaba bastante estrés tener que afrontar los retos que le proponíamos asique le dimos la oportunidad de salvarse a Delac. Se lo jugaba todo a un solo reto…y ¡qué reto!. En el tranvía no estábamos nadie más que nosotros, un grupo de 4 o 5 mochileros y el conductor. “¿A que no te atreves a simular que te pones de parto en el tranvía?”.

     

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    Foto de promoción en La Plaza de España (atentos al saludo a cámara de María...¡Hola, María!).

     

    Delac echó el resto. Se puso un jersey en la barriga que simulaba ser su retoño y empezó a gritar salvajemente. Parecía que estaba pariendo de verdad. Fue tal el escándalo que montó que el conductor nos amenazó diciendo que o dejaba de gritar o nos echaba a todos del tranvía. Viendo lo perfezzto que lo hizo nuestra compañera, ninguno dudamos en darle el punto salvándose así de ser la segunda expulsada de Istanbul Extress.

     

    Poco antes de llegar a nuestra parada, la alarma de mi móvil sonó indicando que el juego había llegado a su fin. Desde que finalizó aquella prueba todos sentimos un vacío en nuestro día a día. Había sido estresante, arriesgado y vergonzoso pero el juego del “¿A que no te atreves…?” tuvo algo de adictivo que hizo que aquel día todos nosotros hiciéramos cosas que probablemente nunca más nos atrevamos a hacer.

     

    El hostal Ljubicica estaba situado en pleno centro de Sarajevo. Para haceros una idea es como si tu hostal estuviera en La Puerta del Sol en Madrid. Una ubicación inmejorable. Ahora bien, la dueña del hostal era cuanto menos peculiar.

     

    Al entrar en la oficina del hostal nos saludó una amabilísima señora de bigote frondoso que resultaba ser la dueña. Tras realizar el check-in salimos de la oficina y nos abrió una verja que daba a un patio bastante descuidado. Avanzamos unos metros, cruzamos una puerta y ya estábamos en el interior del hostal. La mujer nos enseñó la habitación que compartiríamos con unas 5 o 6 personas más y nos reunió en la mesa del salón. Tenía una grata bienvenida para nosotros: un chupito de alcohol. Brindamos por La Org, por estar en Sarajevo, por la dueña del hostal y nos tomamos el abrasivo líquido (“intensoo”).

     

    El hostal, como he dicho tiene un 10 en ubicación y bueno, para gente no muy exigente no está mal. Entre lo más incómodo estaba el hecho de que cortaran el agua a media noche razón por la cual lavarse los dientes o ir al baño después de esa hora podía convertirse en una verdadera odisea. Al día siguiente lo experimentaríamos. No obstante, por los 7,5 €/noche que costaba tampoco podíamos pedir demasiado.

     

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    Justo en el momento en el que se fue la dueña, Gloria la divisó. Reluciente y erguida sobre una mesa se encontraba una enorme litrona de cerveza. Gloria confesaba a las cámaras: “Una como esta me voy a comprar ahora mismo para saciar mi sed”. Tanto ella como Marta habían superado con éxito sus retos de la cerveza y el wi-fi y a esas alturas, Gloria solo tenía un único pensamiento: comprar cerveza.

     

    Nos dividimos las tareas y varios fuimos a comprar los ingredientes que nos pidieron Armando y Gloria. Ellos serían los chefs encargados de cocinarnos esa noche. Después de degustar el exquisito arroz con pollo que nos prepararon, descansamos en la sala común del hostal y grabamos el ranking final de la etapa de hoy. Los marcadores habían quedado del siguiente modo:

     

    - Ana: 5 puntos.

    - María: 5 puntos.

    - Raúl: 5 puntos.

    - Gloria: 4 puntos.

    - Marta: 4 puntos.

    - Shosho: 4 puntos.

    - Diego: 4 puntos.

    - Pilar: 3 puntos. 2ª expulsada de Istanbul Extress.

    - Armando: 2 puntos. Al ya estar expulsado sólo tendría que cumplir la sanción de esta etapa: ir pintado como nosotros quisiéramos al día siguiente.

     

    Finalizado el ranking, tocaba la entrevista de rigor a la expulsada: Pilar. Estas fueron sus palabras: “He descubierto en este programa a 8 personas extraordinarias y a una Org que me ha dejado sin palabras. Creo que una muy posible ganadora va a ser Ana y el próximo expulsado, pues no tengo ni idea, pero yo estoy segura de que me volveré a reenganchar al juego”.

     

    Mientras grabábamos la entrevista volvió la dueña bigotuda del hostal con una nueva huésped china-coreana que daría mucho juego en próximos episodios. Atentamente le saludamos diciendo “nihau” y nos corrigió diciéndonos que ella era coreana y no china.

     

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    El casting al completo con el puente de Mostar al fondo.

     

    Sin embargo, en mitad de la entrevista, Pilar dejó de ser la protagonista y las cámaras se centraron en grabar a una animada Shosho que bailaba junto a la dueña del hostal el Francisco Alegre y olé.

     

    Bajo nuestras sospechas de que la dueña iba bajo los efectos de algún tipo de droga, ésta empezó a decirle a Gloria: “Lady…you family Obama??” Parecía que a los ojos de nuestra hospedadora, Trencitas de Oro tenía la genética del presidente del gobierno de los Estados Unidos y, desde ese momento, cada vez que la vio en días sucesivos Gloria, para ella, se llamaría Obama.

     

    Para completar las entrevistas del día Gloria confesó como había llevado el reto de la Ley Seca: “Muy mal, he estado a punto de entrar a un súper y beber una cerveza a escondidas y luego he dicho, NO, que estos capullos seguro que me hacen control de alcoholemia. Lo he pasado muy mal, ha hecho mucho calor y mis compañeros, mientras, se han deleitado bebiendo cerveza como nunca.” Y para finalizar sus palabras no dudó en llamar maricón a Armando por no haberse atrevido a hacer casi ninguno de los retos de hoy.

     

    Como dijimos en su ficha de presentación, Armando, por ese entonces, estaba teniendo problemas con la renovación de su visado, y aquello le impidió disfrutar del concurso al 100%. Como le veíamos preocupado nos reunimos con él y le preguntamos qué era lo que pasaba por su cabeza. Nos confesó estar realmente preocupado por su visado y por su futuro más allá del programa y nosotros, como buenos compañeros, le animamos y le propusimos que intentara olvidarse de esos problemas hasta su regreso a Alemania. ¿Qué mejor manera de llevarlo con alegría que cumpliendo al día siguiente su sanción e ir pintado a nuestro antojo durante todo el día?.

     

    Tras estos momentos de compañerismo decidimos que era el momento de irnos a dormir. Había sido un día intenso, nos habíamos expuesto a muchos riesgos y habíamos liberado mucha adrenalina. Mañana todo daría un giro radical. La pacífica convivencia y la competencia sana darían paso a turbias estrategias que, manda huevos, harían que todo estallara por los aires…

     

    La BSO del día: "Mostar, Mostar".

     

    Nota de prensa: pese a la infinidad de retos aquí relatados, hubo alguno más que se escapa al alcance de mi memoria. El redactor pide disculpas si algún concursante se siente ofendido por no encontrar alguno de sus retos en el escrito. Rogamos que lo entiendan, cada programa tiene una duración fija y no podemos sacar todas las imágenes de las 24 horas del día de todos los concursantes.


  9. Me gusta mucho la forma en la que cuentas el diario aunque quizas si es cierto que te centras más en la parafernalia de "Pekin Express" que en el viaje en sí y donde fuisteis, lugares etc. Espero que lo acabes, la zona del este es preciosa!

    Me alegro de que te guste! Llevas razon, quiza me centre mas en anecdotas que en los sitios que visitamos, pero el diario lo estoy haciendo sobre todo como un recuerdo para los 9 "concursantes" de todo lo que nos pasó. De tods formas si a alguien le interesan detalles de viajes, sitios, qué ver y tal, preguntad y yo respondo sin problema. Gracias por leerme ;)

    Pues lo cierto es que unos amigos y yo queremos hacer un interrail para las próximas vacaciones que tengamos y la zona que hemos elegido es el este, con salida en Bratislava o Viena y finalización en Dubrovnik así que toda la información (mas detallada) sobre la costa croata y toda ea zona lo agradeceríamos mucho! :D

    Pues nosotros la verdad es q la costa croata la vimos bastante por encima. Creo q merece mas de una semana para irte parando por pueblecillos y calas. Mucha gente centra su viaje de 7-10 dias en visitar solo Croacia. Nosotros como queriamos ver mas mundo optamos x ver solo lo mas importante. Por la costa croata lo q t recomiendo es q t muevas en coche si podeis. Trenes no hay más q en la zona norte (ojo si pillais el ticket de Interrail) y luego tb t puedes desplazar en bus pero conozco gnt q lo ha hecho y hay q pegarse grandes madrugones xa luego poder llegar a los ferrys q t llevan hasta las distintas islas.

    Alojamiento, x lo menos en nuestras fechas, por uno 10 euros/noche t puedes pillar apartamentos practicamente de lujo. Eso es un punto a favor xD Y luego, fiesta, la costa croata tiene muy buena fama, sb todo en verano (especialmente la isla de Pag y sus afterbeach-parties).

    Si quieres algo de informacion sobre la zona del este de Bratislava, Praga, Budapest, el año pasado hice otro diario y le puedes echar un ojo. T paso el link: http://forums.inter-rail.org/interrail/tema/27042-diario-de-viaje-la-ruta-del-este-2012/

    Espero q t siga gustando el diario y q t animes a ir a esta zona xq merece mucho la pena!

    Lo cierto es que ese tema del coche lo habiamos pensado ya, por lo que me queda por preguntarte... el tema del coche y el alojamiento croata lo llevabais ya de casa? o como lo organizasteis? Un saludo! :bye2:

    Si, tanto el coche como los alojamientos los llevábamos ya reservados desde Munich. Pero bueno, ten en cuenta que lo nuestro era un reality show, debia ir todo bien planificado jajaja. No, ahora en serio, creo q llevandolos reservados se ahorra bastante tiempo una vez llegas a la ciudad y tb tienes mas opciones d comparar precios y tal.


  10. Día 5 de carrera (16/04/13 Dubrovnik - Mostar): “Boicot a La Org”.

     

    Etapa 3: Prueba de inmunidad.

     

    Hoy, día quinto de carrera, nos despertamos con algo de dolor de cabeza tras una intensa tarde-noche pasada. Al reunirnos en el comedor, los más madrugadores nos comentaron que María y Armando habían ido a devolver la furgoneta a primera hora, tal y como se había acordado con la empresa de alquiler. En lo que tardaban en llegar, el resto preparábamos el desayuno mientras hacíamos cábalas sobre la posible prueba de hoy. El sobre rojo ya había aparecido en la mesilla del hall de nuestro apartamento.

     

    Tras la llegada de María y Armando, nos reunimos los 9 a desayunar en la terraza con sus impresionantes vistas a Dubrovnik. Es increíble que por el precio que pagas, en Croacia puedas optar a apartamentos de tanta calidad. En nuestro caso, nos hospedamos en uno llamado Guest House Kono por poco más de 10 euros la noche. Muy recomendable.

     

    Mientras desayunábamos, Ana procedió a la tradicional lectura del sobre rojo.

     

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    Hoy, teníamos ante nosotros, una de las pruebas que más se parecía en mecánica al verdadero Pekin Express, programa que tanto nos apasionaba a Diego y a mí. Pero antes de nada debíamos aclarar qué pasaría con la sanción que tenía que cumplir Armando por haber sido el expulsado de la segunda etapa.

     

    La sanción, como todos recordaréis, consistía en que alguien le invitase a un chupito en algún local de fiesta. Pero también, como ya se contó en el capítulo anterior, la mayor parte del grupo intentó salir esa noche pero no encontraron nada asique decidimos entre todos posponer su sanción para el próximo día festivo del viaje.

     

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    Making-of del rodaje de Istanbul Extress.

     

    Finalizado el desayuno, nos realizamos las fotos de rueda de prensa en nuestra terraza, recogimos nuestras pertenencias y salimos andando hacia el centro de Dubrovnik. Por delante, se vaticinaba un duro día de turismo con las mochilas a cuestas hasta las 15:15, hora a la que salía nuestro autobús con destino Mostar (Bosnia).

     

    El primer confesionario del día lo grabamos mientras descendíamos las empinadas escaleras que conectaban nuestro apartamento con el centro de la ciudad. María volvía a insistir en que no volvería a abstenerse de beber cuando todo el resto del grupo bebiera.

     

    Rememorando la tarde-noche anterior, llegamos nuevamente al centro de Dubrovnik donde nos topamos con un mercadillo en el que todos degustamos chupitos de alcohol gratuitos. Todos salvo Shosho, que más preocupada por encontrar la estampita de la vírgen de Dubrovnik, se mostraba indignada porque había perdido la oportunidad de catar la suculenta bebida. Pero no todo fue alcohol. Varios componentes del grupo decidieron comprar jabones de lavanda como recuerdo de la ciudad croata.

     

    A medida que pasaban los días, la altura de la mochila de Pilar iba en aumento. Sumado al tamaño considerable que ya poseía por alojar gran variedad de productos sin gluten, ella iba añadiendo nuevos pisos colocando su bolso encima.

     

    Tras la visita al mercadillo, seguimos callejeando por Dubrovnik y haciendo fotos hasta que descubrimos una puerta en la muralla que daba a un solitario acantilado donde decidimos dejar nuestras mochilas para descansar y disfrutar las vistas. Lo habíamos conseguido: lo que se presentaba como un duro día de turismo con la mochila a cuestas volvía a convertirse en una mañana de relax y ocio.

     

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    Mercadillo de jabones de lavanda.

     

    Con tristeza porque María no cumplía con su promesa de bañarse en pelotillas en Dubrovnik, grabamos el confesionario “sirena” de Delac en el que se dirigió a nosotros para preguntarnos qué nos había parecido el día de ayer, en concreto el momento barco. Gloria tenía una clara respuesta: “No lo recuerdo”.

     

    Gracias al espíritu previsor de Gloria, ésta había preparado una fresquita botella de calimocho en una falsa botella de Coca-cola que enfriamos en el mar.

     

    Mientras disfrutábamos de nuestro momento de paz y tranquilidad llegaron a nuestro acantilado 2 chicos que se hicieron un book fotográfico para alguna revista “homosesuá”. Delac y María, mientras, intentaban compartir roca en el mar, estando a punto de sumergirse por accidente las dos juntas en el Adriático.

     

    Desde la polémica prueba de expulsión de los Lagos Plitvice, nos habíamos aficionado a ir haciendo “calvos” por la costa croata. Hoy, decidimos alegrar las vistas de los barcos que pasaban junto a nuestro acantilado. El ritual era sencillo: saludar a los barcos desde las rocas para captar su atención, hacer una cuenta atrás hasta 3, darse la vuelta, bajarse el bañador y mostrarles el culo a los pasajeros. Las reacciones fueron variadas: las iniciales caras de escándalo daban paso a carcajadas de risa y alguno hasta se animó a devolvernos un calvo. Como Delac no es muy aficionada a estas prácticas, decidió ser la cámara que grabara este espectáculo para el programa.

     

    Después de un rato relajados, Shosho y Gloria decidieron volver al centro en búsqueda de la ansiada estampita de la virgen de Dubrovnik y tras regresar con las manos vacías nos fuimos todos juntos nuevamente al centro para comer en un kebab/hamburguesería croata.

     

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    Nuestro acantilado con vistas al Adriático.

     

    Exprimiendo al máximo los últimos minutos en tierras croatas compramos souvenirs de recuerdo, incluido el gorro de capitán marino que regalamos a María en señal de agradecimiento por haber sido la chófer de la primera parte de la ruta.

     

    Dejando atrás a nuestra querida Dubrovnik, nos fuimos en autobús hasta la estación de buses donde llegamos, compramos los billetes a Mostar y escribimos una postal a Sexpower y al Vater. Para identificarnos firmamos con nuestro nombre y nuestro número de habitación en la residencia (curioso el ex-113 de Diego y el interrogante de Gloria).

     

    Todo marchaba sobre ruedas hasta que nos dimos cuenta de que Pilar se había quedado con una de las 2 llaves del apartamento y que Delac se había dejado los mini-altavoces de viaje en el salón.

     

    Llamamos al dueño del apartamento pero no nos cogía el teléfono asique decidimos dejar las llaves en la oficina de la estación de autobuses y escribirle un correo pidiéndole que le mandara a Marta sus altavoces de vuelta a Múnich (tardó su tiempo, pero al mes y pico, Delac los recuperó).

     

    Ahora solo tocaba esperar a que llegara el autobús que nos llevara de Croacia a Bosnia. Algunos decidieron tumbarse al sol y Pilar y yo fuimos a comprar a un super bebidas de yogurt sin azúcar (che schifo). Mientras grabábamos un confe en el supermercado, nos avisaron nuestros compañeros de que por fin, tras muchos minutos de retraso, había llegado el autobús.

     

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    En el trayecto hasta Mostar hablamos de temas como la situación actual de Venezuela, los conocidos como “lechugas verdes” y el temor de Armando de perder su pasaporte. Temor que se vio reflejado cuando en la frontera, la policía bosnia nos requisó el documento a todos los pasajeros del autobús tardando más de 15 minutos en devolvérnoslos.

     

    A mitad de camino hicimos una parada técnica en un área de servicio donde nos hicimos una foto grupal a la que Shosho sería añadida posteriormente mediante Fotoshop.

     

    Con un considerable retraso (todos los autobuses que cogimos en la ruta llegaron con retraso a la estación de origen y añadieron aún más retraso durante el trayecto a la hora prevista de llegada al destino), comenzábamos a sentir que Mostar estaba cerca. Fue el momento de comenzar a organizar la prueba de inmunidad de hoy.

     

    Con nuestra socorrida baraja de cartas hicimos el sorteo de los tríos y los grupos quedaron de este modo:

     

    - Equipo copas: Ana, María y Marta.

    - Equipo oros: Pilar, Diego y Armando.

    - Equipo bastos: Gloria, Shosho y Raúl.

     

    Finalizado el sorteo nos recreamos con el aroma del jabón de lavanda de Delac y con el olor “a mar” de los pies de Diego. Pero sin ninguna duda, lo que más se respiraba en ese momento era competitividad. Los 3 equipos estábamos ansiosos por ver dónde nos dejaría el autobús para comenzar la frenética carrera por encontrar nuestro hostal de hoy: el Don Apartment.

     

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    Shosho y sus amigos invisibles que mas tarde serían añadidos con Fotoshop

     

    Tras fantasear con catar los vinos de la tierra vinícola de Mostar se produjo nuestra llegada. El autobús paró el motor, se abrieron las puertas y salimos los 3 grupos convencidos de que seríamos los primeros en encontrar el hostal.

     

    Sin embargo, ocurrió algo que ninguno de nosotros había esperado. Nada más pisar tierra bosnia un chico joven dijo un “hola, ¿cómo estás?” y pronunció en voz alta el nombre y apellidos de Ana. Por lo visto, parecía que el hostal era difícil de localizar y el propio dueño del mismo se encargaba de recoger a sus huéspedes en la estación de autobuses para que no se perdieran. Bofetón en toda la cara para los disimulados miembros de La Org.

     

    De camino al hostal grabamos un confesionario con las reacciones del grupo ante el sabotaje a la prueba de La Org. Gloria se mostraba clara: “Este hombre se ha cargado la prueba”. Mientras, el resto íbamos desvelando las tácticas que habíamos planeado para llegar los primeros al hostal. Muchos nos habíamos fijado minutos antes de llegar en todas los carteles informativos para poder ver una mínima pista sobre la dirección que tomar tras abandonar el autobús. Sin embargo, nada de eso fue necesario. Ese día La Org había sufrido boicot. Entre todos decidimos dar por anulada la prueba de inmunidad de hoy y, de este modo, la tercera etapa de Istanbul Extress quedaría sin concursante inmune.

     

    Nada más llegar al hostal, el dueño nos presentó a Don, el agresivo perro que permanecía tras unos barrotes por la seguridad de los huéspedes. Enseñadas las habitaciones le hicimos una propuesta al dueño. En muchos lugares habíamos leído que Mostar era una zona conocida por las múltiples ofertas para hacer rafting. Sin embargo, la época de rafting todavía no había llegado y tras una breve llamada a un amigo organizador de descensos en rafting, el dueño del hostal nos dijo que éramos los primeros clientes de la temporada que preguntábamos por dicha actividad. Nos comentó que su amigo le había dicho que en esta época del año el río llevaba demasiada agua y que solo nos lo recomendaba hacer si teníamos bastante experiencia en el rafting, si no sería bastante peligroso.

     

    Pero nosotros, ajenos al peligro, estábamos ilusionados con la idea de hacer rafting al día siguiente y decidimos escribirle más tarde con la decisión que tomáramos tras debatirlo en grupo.

     

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    Mostar y su pasado bélico.

     

    Dejando el tema del rafting aparte, nos distribuimos los 9 en las habitaciones, Delac preguntó la contraseña del wi-fi y surgió la “idea de colchón”. Era el momento de dividirnos las tareas. Pilar y yo fuimos los encargados de bajar a preguntar al dueño en qué moneda podíamos pagar nuestra noche en el hostal y mientras esperábamos en el jardín a que saliera de su casa, escuchamos un sonido sutil pero fácilmente reconocible. Alguien se acababa de tirar un pedo en el salón de su casa. Conteniéndonos la risa y convenciendo a Pilar de que yo no había sido el generador de semejante sonido, el dueño nos atendió amablemente.

     

    Una vez todos listos, salimos del hostal a dar un paseo nocturno por la ciudad con la música de “Mostar, Mostar” de fondo. Pero antes de nada, teníamos un tema pendiente. Había llegado el momento de tomar la decisión.

     

    Con el REC de la cámara encendido, grabamos el debate sobre si “rafting si” o “rafting no”. En un primer momento 7 de 9 apoyábamos el sí. Ni siquiera la idea de bajar por las aguas bravas con la protección de la estampita de la Virgen de Dubrovnik fue suficiente para convencer a Shosho. Tampoco lo fue la propuesta de hacerlo con cerveza para Gloria.

     

    Aparte del considerable peligro que en ese momento no veíamos, hacer rafting al día siguiente supondría ver Mostar únicamente esa noche, ya que la idea inicial era emplear el día de mañana para visitar también la ciudad. Sin tener las cosas nada claras, decidimos aplazar la decisión hasta la hora de la cena para que nuestras cabezas valoraran los pros y los contras.

     

    Mientras caminábamos hacia el famoso puente de Mostar, nos sorprendió en mitad de la calle la llamada a la oración. Creo que ninguno olvidará esa primera llamada, desde cualquier punto de un Mostar tenuemente iluminado y tranquilo se podían escuchar los versos cantados del Corán. Impactante.

     

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    Mostar de noche.

     

    Finalizada la llamada, intentamos entrar en una mezquita que nos encontramos de paso. A pesar de que el sector femenino del casting había adaptado su vestimenta a la cultura árabe, no nos dejaron entrar porque no estábamos en horario de visita pero nos aconsejaron volver al día siguiente.

     

    A la salida del recinto, unos jóvenes nos entregaron unos panfletos sobre el islamismo en inglés, que yo me encargué de traducir para mis compañeros, desconfiados de mi Proficiency. En los panfletos te hablaban de los tópicos del Islam y su “verdadera” explicación de muchas actitudes que para los occidentales son cuanto menos chocantes.

     

    Y tras caminar por el centro de Mostar localizamos el célebre puente a lo lejos, iluminado. Tras hacerle varias fotos nos dispusimos a cruzarlo y nos dimos cuenta de lo afortunados que habíamos sido por la anulación de la prueba de inmunidad de hoy. El puente tenía pequeños bordillos intercalados en el suelo que podrían haber conseguido que más de uno se metiera una hostia si la carrera en dicho puente se hubiera celebrado.

     

    Una vez cruzado el puente, nuestros estómagos empezaron a suplicar alimento y dimos con un restaurante bosnio en el que no dudamos entrar. A pesar de que el precio era algo superior a lo que nos veníamos gastando en días anteriores (tampoco os penséis que era un restaurante de lujo), nos sentamos en el jardín del restaurante y pedimos un variado de carnes típicas de la zona. Pero claro, recordemos que Pilar no puede comer de todo y ella tuvo que pedir algo diferente al resto. Así comenzó su odisea para hacerse entender en el restaurante bosnio.

     

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    Cruzando el puente de Mostar.

     

    Lo que más le llamaba la atención de la carta era una apetitosa ensalada pero alguno de sus ingredientes no los podía tomar porque llevaban gluten. Por ello, le explicó al camarero que la ensalada la quería pero sin esos ingredientes. Al rato apareció el camarero con la ensalada tal y como venía en la carta. Amablemente, Pilar le dijo que se había confundido y que ella lo había pedido sin algunos ingredientes. Cuando parecía que el camarero había entendido lo que quería Pilar, le trajo una ensalada como la de la carta sin algunos ingredientes, pero no sin los que llevaban gluten sino sin otros. Armándo-se de paciencia, Pilar volvió a explicarle su problema al impaciente camarero, que para ese entonces empezaba a mostrarse molesto por la “exquisitez” de la concursante maña. Pausadamente, Pilar le explicaba: “I can’t eat food with flour (harina en inglés). Please, I want this salad without flour.” El camarero entonces pareció entender a lo que se refería Pilar y volvió a los 5 minutos con una ensalada sin lechuga. Resultó que el camarero había entendido que ella no podía comer “flowers” (flores en inglés) y se lo trajo sin lechuga.

     

    Entre nuestras risas, la desesperación de Pilar y la mala leche del camarero finalmente conseguimos que Pilar comiera su ensalada gluten-frei tal y como ella podía comerla.

     

    Durante la cena finalmente tomamos la decisión de no hacer rafting al día siguiente. Era peligroso y nos quedaríamos sin tiempo para visitar la ciudad. El punto de cordura había ganado la batalla. Escribí al dueño del hostal para decirle que habíamos decidido no hacerlo y me contestó del siguiente modo: “OK man. I think it’s good choice, water is too high”. Ahora, transcurridos varios meses desde aquel día, creo que todos pensamos que hicimos lo correcto. Quien sabe donde andaríamos ahora si hubiéramos descendido en rafting por aquel peligroso río.

     

    Una vez acabada la cena volvimos andando hacia el hostal planeando el día siguiente. Nada más llegar al hostal, nos fuimos a dormir. El día de hoy había sido cansado y teníamos que coger fuerzas para mañana. En ese momento no lo sabíamos, pero mañana jugaríamos a la prueba que mejor nos lo hizo pasar en todo Istanbul Extress.

     

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  11. Me gusta mucho la forma en la que cuentas el diario aunque quizas si es cierto que te centras más en la parafernalia de "Pekin Express" que en el viaje en sí y donde fuisteis, lugares etc. Espero que lo acabes, la zona del este es preciosa!

    Me alegro de que te guste! Llevas razon, quiza me centre mas en anecdotas que en los sitios que visitamos, pero el diario lo estoy haciendo sobre todo como un recuerdo para los 9 "concursantes" de todo lo que nos pasó. De tods formas si a alguien le interesan detalles de viajes, sitios, qué ver y tal, preguntad y yo respondo sin problema. Gracias por leerme ;)

    Pues lo cierto es que unos amigos y yo queremos hacer un interrail para las próximas vacaciones que tengamos y la zona que hemos elegido es el este, con salida en Bratislava o Viena y finalización en Dubrovnik así que toda la información (mas detallada) sobre la costa croata y toda ea zona lo agradeceríamos mucho! :D

    Pues nosotros la verdad es q la costa croata la vimos bastante por encima. Creo q merece mas de una semana para irte parando por pueblecillos y calas. Mucha gente centra su viaje de 7-10 dias en visitar solo Croacia. Nosotros como queriamos ver mas mundo optamos x ver solo lo mas importante. Por la costa croata lo q t recomiendo es q t muevas en coche si podeis. Trenes no hay más q en la zona norte (ojo si pillais el ticket de Interrail) y luego tb t puedes desplazar en bus pero conozco gnt q lo ha hecho y hay q pegarse grandes madrugones xa luego poder llegar a los ferrys q t llevan hasta las distintas islas.

    Alojamiento, x lo menos en nuestras fechas, por uno 10 euros/noche t puedes pillar apartamentos practicamente de lujo. Eso es un punto a favor xD Y luego, fiesta, la costa croata tiene muy buena fama, sb todo en verano (especialmente la isla de Pag y sus afterbeach-parties).

    Si quieres algo de informacion sobre la zona del este de Bratislava, Praga, Budapest, el año pasado hice otro diario y le puedes echar un ojo. T paso el link: http://forums.inter-rail.org/interrail/tema/27042-diario-de-viaje-la-ruta-del-este-2012/

    Espero q t siga gustando el diario y q t animes a ir a esta zona xq merece mucho la pena!


  12. Día 4 de carrera (15/04/13 Dubrovnik): “Tapones, galletas sin gluten y sillas de ruedas”.

     

    Etapa 2: Prueba de fin de etapa.

     

    Después de un reparador sueño nos levantamos temprano para aprovechar al máximo nuestro día de turismo en la perla del Adriático: Dubrovnik.

     

    Mientras nos dividíamos las tareas del desayuno y tostábamos pan en la sartén, Armando encontró el sobre rojo de hoy en el cabecero de su cama. Durante nuestro enérgico desayuno, fue Shosho la encargada de leer el contenido del sobre.

     

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    Las reacciones ante la sanción que proponía La Org para el expulsado de hoy eran dispares. Para las chicas no suponía una gran dificultad que alguien les invitara a un chupito pero para nosotros, los hombres, resultaría más complicado en caso de ser los expulsados. Gloria, por su parte, vio clara su estrategia: “¿¿Chupitos gratis??. ¡Me suicido ya mismo!”.

     

    En el preciso instante en que Shosho finalizó la última palabra de la prueba de hoy, Ana y Diego se abalanzaron rápidamente sobre los tapones que había en la mesa como auténticos buitres. Sus actos desencadenaron la locura. Nuestro apartamento se convirtió en un campo de chapas y tapones, y los 9 fuimos rebuscando como locos en todos los rincones del mismo y lo peor, también en las mochilas de nuestros compañeros y rivales en la competición. Desodorantes, colonias, pastas de dientes, geles. Nuestros productos de higiene se quedaron huérfanos de tapa y como consecuencia de ello, varias bolsas de aseo sufrieron los vertidos de sus contenidos durante los futuros trayectos del viaje.

     

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    Tras haber dejado el apartamento “destapado”, algunos aprovechamos la tardanza de nuestros compañeros en estar listos y exploramos sus alrededores en busca de las codiciadas chapas/tapones.

     

    Cuando estuvimos todos preparados, cogimos el coche y bajamos al centro para comenzar nuestra visita turística. En el corto trayecto, Ana comenzó a quejarse de un “intenso” dolor de cabeza. Su anual episodio de migrañas había llegado en el peor momento. Cuando su crisis estaba en el punto más alto, decidimos parar en una gasolinera a llenar el depósito de nuestra furgoneta, que hoy debía ser devuelta antes de las 7 de la tarde.

     

    Nada más parar, en vez de preocuparnos por la gasolina, o todavía peor, por Ana, salimos como hienas poseídos por el espíritu de Istanbul Extress en busca de tapones y chapas. En los céspedes de los alrededores, en papeleras o incluso incrustados en el asfalto. Veíamos tapones por todos lados. Los más higiénicos del grupo aprovechamos lo que nos ofrecía la gasolinera y nos enfundamos en la mano un elegante guante de plástico para echar gasolina para poder rebuscar aún mejor entre la mierda.

     

    Cuando regresamos al coche, ya con el depósito lleno, nos empezamos a dar cuenta de que la prueba de hoy se nos podía ir de las manos.

     

    Retomamos el camino hacia el centro de Duvrobnik y nos embarcamos en la difícil tarea de encontrar un sitio para aparcar. Tras descartar el parking de un hotel de lujo (el presupuesto del programa no era demasiado alto), encontramos un súper algo alejado del centro y decidimos aparcarlo ahí y de paso comprar la comida y el alcohol de esta noche, porque, sí, hoy tocaba salir de fiesta.

     

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    Mientras María se quedaba en el coche cuidando de Ana, el resto entramos en el supermercado. Nada más atravesar la entrada vimos el paraíso: ante nuestros ojos filas y filas de productos, todos ellos mostrando sus bellos tapones. Los más delincuentes del grupo decidimos destapar botellas de leche y aumentar así nuestro marcador en el juego de hoy. Shosho, sin embargo, al ser inmune no mostraba preocupación alguna por la prueba y en su lugar me ordenaba que le cogiese sus botellas de sangría para la noche venidera (a sus pies, señora Marquesa, a sus pies).

     

    Mientras esperábamos en las cajas para pagar, Delac y Pilar me dijeron que si me importaba pagarles lo suyo y nos esperaban fuera. Ingenuo yo, acepté su trato y desde mi puesto en la cola de la caja pude ver como asaltaban una caja llena de botellines de cerveza con sus respectivas chapas. Sin duda, eso fue jugar sucio.

     

    Tras finalizar la compra, peinar el aparcamiento del súper en busca de tapones y una leve mejora en el estado de salud de Ana, decidimos cambiar el coche de sitio y lo aparcamos en la estación de autobuses que estaba prácticamente al lado. Cuando nos bajamos del coche algunos aprovecharon para ir al baño y otros nos quedamos oteando los rincones de la estación para conseguir más chapas.

     

    Lo siguiente que hicimos fue iniciar nuestra marcha andando hacia el centro de la ciudad. En este recorrido nadie habló entre sí, nuestros ojos solamente estaban fijos en el terreno que pisábamos con la esperanza de encontrar algún que otro tapón. Cuando encontrabas uno, te agachabas y lo cogías. Eso si tenías suerte. Si alguno de tus compañeros también había localizado el mismo tapón, comenzaba la competición en una frenética carrera para ver quien lo cogía antes. Pilar llegó a meter la mano en unos arbustos y se sorprendió al encontrar una jeringuilla. Pero eso no importaba, lo primero era lo primero: no ser el expulsado de la etapa de hoy.

     

    Pronto se vieron dos actitudes en el juego: Ana y María no estaban recogiendo tapones debido a la baja por enfermedad de Ana (en breves nos enteraríamos del turbio plan de las concursantes mañas), Shosho al ser inmune tampoco y Armando, con alguna extraña estrategia en mente, llevaba el marcador a cero. Por otro lado Marta, Pilar, Diego, Gloria y yo no podíamos sacarnos de la cabeza las chapas y los tapones.

     

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    La fortaleza de Dubrovnik

     

    En un momento Shosho se dirigió a mí y me dijo: “Raúl, mira, un tapón”. Por un momento pensé que La Marquesa quería que me agachase yo a recogerle un tapón para su marcador pero su intención era mucha más bondadosa: avisarnos de los tapones que veía y que ella no necesitaba por ser inmune.

     

    Y en este trayecto María, que no podía más, sacó a relucir la estrategia de dudosa moral que habían llevado a cabo ella y Ana. Resulta que en la estación de autobuses entraron al baño de minusválidos y en el carrito de la limpieza se encontraron una garrafa de 5 litros llena hasta los topes de tapones. En un arrebato de avaricia, la rajaron y metieron todos los tapones en una bolsa acordando repartirse el botín entre las dos. Entonces entendimos porque estaban tan tranquilas sin recoger ningún tapón del suelo. Para ellas una gran suerte y una gran estrategia. Para nosotros un acto de inmoralidad. Cuenta la leyenda que existen asociaciones que recolectan los tapones de las botellas para fabricar posteriormente sillas de ruedas para minusválidos. Nosotros lo teníamos claro: Ana y María habían sobrepasado los límites de la competición privando a algún “discapacitado” de su silla de ruedas.

     

    A medida que pasaba el tiempo en nuestra caminata hacia el centro, nos encontrábamos con paisajes preciosos que ninguno disfrutaba porque solo teníamos ojos para el suelo y los tapones. Fue en ese momento cuando decidimos que el juego de La Org se nos había ido de las manos y que era imposible ver la ciudad recolectando tapones hasta las 10 de la noche como indicaba el sobre rojo. Al llegar a las puertas de la muralla del centro de la ciudad decidimos entre los 9 modificar las normas y que el recuento fuera a las puertas de la muralla, y de este modo, poder disfrutar del resto del día en Dubrovnik.

     

    Shosho, por ser inmune y por su buen ojo al gozar de gafas de doble capa, fue la encargada de realizar el recuento. Para dicha tarea tuvo el privilegio de usar como guante una bolsa para no ensuciarse con la porquería que tenían los tapones. Finalizado el recuento acordamos con Shosho que mantendría en secreto los resultados hasta la noche, momento en el que descubriríamos quien era el primer expulsado de Istanbul Extress. Las sospechas de todos apuntaban a que sería Armando ya que ninguno le habíamos visto agacharse a recoger ningún tapón.

     

    A continuación, entramos en la oficina de turismo para que nos recomendaran qué ver y tras cambiar dinero, por fin, arrancamos, con algo de retraso, nuestra mañana de turismo.

     

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    Los concursantes de Istanbul Extress y todos los tapones que habían recolectado

     

    Recorrimos las mediterráneas calles de Dubrovnik y cuando habíamos visto lo más importante del centro buscamos una playa donde poder descansar tras la dura prueba de hoy.

     

    De camino a la playa nos cruzamos con una pareja de señores mayores en un puente a los que les pedimos una foto. Cuando nos la hicieron les hicimos nosotros una a cambio amenizando el momento con gritos de ánimo dedicados a ellos: “Que se besen, que se besen…con lengua, con lengua”.

     

    Unos metros más y por fin teníamos ante nosotros una playa. Llevábamos desde el primer día buscando alguna donde tumbarnos aunque solo fuera un rato. Tumbarnos nos tumbamos todos, bañarse solo los más valientes.

     

    Durante nuestro mediodía de relax tomamos el sol, grabamos “olas” para las cámaras, bebimos cerveza y hablamos de nuestra relación con nuestras familias. Algunos concursantes no habían dado excesivos detalles de la ruta a sus familias, no sabemos si por el contrato de confidencialidad del programa o porque consideraban que algunos aspectos del viaje no les agradaría en exceso. Shosho, en estos momentos, también se sorprendió por la ausencia de pelo en las pantorrillas de los hombres.

     

    Cuando llegó la hora de comer, todos envidiamos a Armando por su costillar “con la capita de grasa” que se había comprado en el súper de al lado de la estación de autobuses. Cerca de la playa había una versión mini de ese súper y con la esperanza de encontrarlas, allí nos dirigimos a comprarlas. Sin embargo, allí no tenían ese producto asique Pilar, Shosho, María, Gloria y yo nos fuimos dentro de las murallas a buscar algo para comer.

     

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    Cuando íbamos andando por la plaza central de Dubrovnik, nos dimos cuenta de que todo el mundo nos miraba. ¿Se habría adelantado la emisión de Istanbul Extress y ya seríamos famosos por tierras croatas? Entonces nos dimos cuenta. Shosho paseaba por el centro en camiseta y bragas del bikini algo que para ser abril y estar en el centro de Duvrobnik llamaba la atención, en especial, a la comunidad masculina.

     

    Shosho al darse cuenta, se sintió avergonzada, pero ya era demasiado tarde. Los ojos de medio Dubrovnik estaban clavados en sus braguitas y también los objetivos de las cámaras de fotos de la gente que fotografiaba su trasero. Fue tal la situación que cuando entramos en un kebab a pedir nuestra comida ella se tuvo que quedar escondida tras un cartel para que nadie más le mirara sus bellezas de Marquesa.

     

    Una vez de vuelta a la playa y comidos, Shosho confesó creer que a su salida del reality, el Aldi le haría buenas ofertas por la publicidad que estaba haciendo con su bolsa por todos los países de la ruta (2x1 en carne de caballo, posibilidad de llevar los carritos de la compra a la residencia, etc) y Delac la bautizó con el nombre comercial de “las piernas del Aldi”.

     

    Finalizadas nuestras horas de relax en la playa decidimos dar otra vuelta por el centro antes de ir a devolver la furgoneta al lugar de entrega. Así fue como llegamos a una zona panorámica embarcadero-mirador donde se nos complicaron las cosas.

     

    Todo comenzó cuando pedimos a un tailandés que nos hiciera una foto grupal y en la foto se nos acopló un señor borracho. Después de hacer la gracia, nos empezó a vender su oferta: paseo en barca para nosotros solos para ver el atardecer de la fortaleza de Duvrobnik desde el mar. La pregunta era obligada: “¿podemos meter alcohol en la barca?”. La respuesta, un sí rotundo. El único pero, teníamos que montarnos ya en la barca porque era el último viaje del día que realizaban.

     

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    A la derecha, y saludando, el borracho al que aceptamos la oferta de su barco

     

    De este modo nos pegamos un carrerón hasta el minisúper de al lado de la playa donde cogimos litros de cerveza y vino en generosas cantidades. Pilar y Delac debatieron entre coger una o dos botellas de vino. Con el tiempo se demostraría que una se les hubiera quedado corta, muy corta.

     

    Volvimos a repetir la carrera del minisúper al barco y nos montamos en la barca eufóricos por el plan de mezclar barco, atardecer y alcohol. María, sin embargo, al ser la conductora y tener que devolver en hora y poco la furgoneta se abstuvo de beber. Desde ese día hizo la promesa de que jamás volvería a no beber mientras el resto bebe. Las razones de su promesa, se detallan a continuación.

     

    A medida que la barca iba cogiendo velocidad, también aumentaba la velocidad con la que bajaban los niveles de nuestras botellas de alcohol, especialmente en el momento en el que se produjeron los duelos. ¿Quién aguantaría más tiempo bebiendo? Feria de Sevilla (Shosho) Vs Feria de Málaga (Diego), Feria de Sevilla (Shosho) Vs Pilares (Pilar, Ana), Guacamole (Armando) Vs Guasacaca (Gloria) y así con todas las combinaciones posibles.

     

    Pronto fuimos conscientes de que estábamos en un barco que ni siquiera tenía chalecos salvavidas y temimos que Istanbul Extress se quedara en Duvrobnik Extress. Gloria, disimulando que le costaba beber hidalgos de cerveza, preguntaba a la “enfermica” Ana como estaba de sus dolores de cabeza. Por lo contenta que estaba con sus latas de cervezas parecía que sus dolores habían remitido por completo.

     

    Para animar la fiesta contábamos con los altavoces de alta gama de Delac que ponían música a nuestro paseo en barco. Con la música a tope llegamos a una impresionante gruta y Gloria se dirigió a cámara para aclarar que el litro de cerveza que llevaba en la mano no era suyo, ella solo lo estaba aguantando.

     

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    Guacamole Vs Guasacaca

     

    Y así fue como llegamos al momento relax del día: el momento motor. Ana, María, Diego, Armando, Shosho y Pilar pidieron al conductor de la barca que parase en medio de la nada con el motor encendido para disfrutar del paisaje. De fondo solo se escuchaba el motor y la canción “My hands” de Jah Cure. Gloria y yo, que somos menos místicos, pensamos que nuestros compañeros se habían fumado marihuana y seguimos brindando con cerveza por ellos, las vistas y el motor. El conductor mientras, se quedaba alucinado con el ritmo festivo que llevábamos a las 6 de la tarde y rechazaba nuestras ofertas de cerveza.

     

    Y tras casi una hora de espectacular paseo en barca volvimos al mismo puerto de donde zarpamos algo mareados, en nuestro caso por el alcohol y en el caso de Armando también por el oleaje.

     

    Nada más pisar tierra intentamos ir con ritmo ligero porque íbamos muy apurados de tiempo para devolver la furgoneta en hora. Pero como suele ocurrir, cuando bebes, te entretienes y acabamos Pilar y yo alejados del grupo grabando confesionarios que bien valen su peso en oro. Pilar se mostraba confundida con las matemáticas (“Si el barco nos ha costado 50 euros; 50 euros entre 9??...mmm…poco”) y yo me atreví con el chino saludando a una asiática que nos dijo ser tailandesa y nos enseñó el saludo en su idioma.

     

    En este confesionario Pilar y yo afirmamos que Dubrovnik con cervezas se veía más bonito (en palabras de Pilar: “la puta tralla, nano”) y Pilar no pudo parar de recrearse recordando la escena del paseo en braguitas de Shosho, riéndose y riéndose del momento.

     

    Cuando nos reunimos de nuevo con el grupo que estaba más adelante volvimos a grabar otro confesionario a las puertas de la muralla en el que consideré que el día de hoy ha sido de turismo a saco y Delac definió a Dubrovnik como una “perleza”. Cuando parecía olvidado el tema, Pilar volvió a sacar a la luz el paseo en bragas de Shosho. Se había convertido en su obsesión. En dicho confesionario Ana y yo nos quedamos de nuevo con el culo al aire, esta vez en Dubrovnik, bajo la excusa de que nuestros culos como eran bonitos, había que enseñarlos y volvimos a hacer cábalas sobre quién/es creíamos que eran La Org.

     

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    Entrando a la fortaleza

     

    Una vez terminado el rodaje del confesionario me vino la inspiración y creé un chiste magistral: “¿Qué es Shosho sin gafas? – Un deshoshosiego”.

     

    Una vez fuera de las murallas, María totalmente sobria y Diego menos ebrio que el resto, decidieron ir los dos solos a buscar el coche en autobús y traerlo de vuelta hasta la puerta de las murallas donde estábamos nosotros e ir ya juntos a devolver la furgoneta. Como si de una eterna separación se tratase, Ana se despedía de María dando golpes al cristal del autobús donde ella, con algo de vergüenza ajena, ya se encontraba montada.

     

    En el tiempo que pasó desde que María y Diego se fueron a por el coche hasta que regresaron, las cámaras grabaron grandes momentos que quedarán para la posteridad.

     

    En primer lugar la cara de tragedia de Pilar al enterarse de la noticia. Las trenzas de Gloria, eran extensiones. Todo normal si no fuera porque su alcoholizado cerebro pensó que todo su pelo era una extensión y que Gloria, en realidad, era calva. Gloria, para desmentirlo confesó ser calva pero en otras partes de su cuerpo demostrando a la audiencia donde sí y donde no. Conocido el verdadero origen de las trenzas de Trencitas de Oro, Pilar no dudó en llamar falsa a Gloria, malentendido que solucionaron con un falso abrazo y una falsa sonrisa de cara a las cámaras.

     

    También en este periodo de espera realizamos el confesionario latinoamericano para Gloria y Armando en el que Gloria contó su historia de sirvienta: “Por un momento he pensado que trabajaba las 24 horas. Sentí una manita fría y era la Marquesa que limpiaba sus gafas en mi camiseta. Luego sentí peso en el cuello y era la toalla de Armando que me la había puesto para que yo la cargara”.

     

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    En Dubrovnik por fin cumplimos el sueño de disfrutar de una playa

     

    Por otro lado Delac y Shosho jugaban a hacerse las vergonzosas mientras grabamos, pasando por detrás de la cámara de un lado a otro agarradas del brazo y diciendo: “uyy que nos graban, que vergüenza”.

     

    Con más de la mitad de una botella de vino llena, decidimos acabárnosla entre todos de un plumazo. Gloria comentó a las cámaras que ella bebía en esta ocasión porque se trataba de un juego, pero que ella en todo el viaje no había bebido una gota. También admitió que, en otras circunstancias, el viaje se lo hubiera pasado todo el día arrodillada (pidiendo perdón, malpensados).

     

    Mientras nos terminábamos la botella, nos fuimos animando los unos a los otros a beber un poco más e incitamos a la gente que se bajaba de los autobuses a que también nos animara, encontrando lo que Pilar definió como “miradas acusadoras” entre la gente.

     

    Shosho pidió que las cámaras le grabaran. Tenía algo importante que comunicar a su familia: “Mamá, yo no miro pantorrillas, yo voy a lo grande, yo solo mojo”. Y acto seguido declaraba: “Mamá, no mires. Esta noche en Dubrovnik o se vuelca o se moja…y si se vuelca mojado, mejor”.

     

    Con la visión privilegiada que ofrecen las rojas gafas de sol de Gloria, divisé a lo lejos la furgoneta y cruzamos la carretera hacia ella sin mirar y haciendo parar a los coches que circulaban. La cara de María reflejaba preocupación al ver el estado en el que nos encontrábamos; y ella sin haber bebido una gota.

     

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    Calles de Dubrovnik

     

    Nada más subirnos María y Diego nos dijeron que nos habían puesto una multa porque supuestamente no se podía aparcar donde aparcamos. A nosotros, nos daba igual, nuestro estado de felicidad hacía mínimas las preocupaciones. Bueno, eso era para todos menos para Pilar que protagonizó uno de los cara a cara más sonados de esta edición de Istanbul Extress: la pelea que tuvo con Shosho.

     

    Al entrar al coche, a Pilar le entró un ataque de hambre. Como bien sabe la audiencia Pilar es celiaca y por ello llevó consigo varios productos sin gluten para poder alimentarse en la ruta. En este momento lo que le apetecían eran sus galletas sin gluten, galletas que había visto en el coche entre Armando y Shosho. Pilar le pidió amablemente a Shosho que buscara sus galletas y Shosho, por una vez, hizo todo lo posible por encontrarlas. Sin embargo, la mente de Pilar veía cosas inexistentes. Pilar no dudó en encender las cámaras y decir: “Mira, yo solo digo que aquí hay gente que no colabora, si no es propio, no hace caso”. Ante la provocación de sus compañeros que le animábamos a decir nombres, ella fue clara: “¿Quién? Shosho”. Y mientras las cámaras grababan como la Marquesa se estaba rebajando a los suelos del coche en busca de las demandadas galletas, Gloria confesaba: “Juro que yo las vi, no son un espejismo, estaban ahí, entre Sevilla y Mexico”. Shosho en su ardua búsqueda solo encontró una botella de cerveza y Gloria rápidamente se la adjudicó diciendo que si estaba “fresquica”, era suya.

     

    Estando fuera de sí y diciendo “Pero míralaaa, no está buscando”, Pilar comenzó a devorar un paquete de salami sin gluten y acabado éste volvió a reclamar a la furgoneta su paquete, esta vez, de mortadela.

     

    La actitud de Diego era más calmada. Nos recomendaba al grupo no beber más ya que eran las 7 y pico de la tarde, ya íbamos bastante ciegos y la idea inicial era salir también esta noche.

     

    En un momento de cargo de conciencia le prometí a María que esa noche la emborracharía mucho para compensar, y que, si era necesario, acabaríamos en la zona “homosesuá”. Por su parte Pilar confesó que ella nunca podría ser “homosesuá” porque su Adriancito estaba muy bueno.

     

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    Mientras María soportaba a sus borrachos compañeros, Pilar y yo volvimos a crear algo juntos. En este caso, surgió una canción con la melodía de “Quien me ha robado el mes de Abril” de Joaquin Sabina. La letra decía:

     

    Quien me ha robado el glutenfrei.

    Quien me ha robado la ilusión.

    Mi harina se fue de borrachera.

    Y no la encuentro, quien me la ha ha robado…y no la he encontrado.

     

    Y mientras cantábamos, vimos unas espectaculares vistas de Dubrovnik desde lo alto. Con la emoción en los ojos Gloria y yo hablamos a cámara: “Que hay vistas. Que no todo es fiesta. No somos borrachos. También sabemos valorar un buen acantilado”. Y para acompañar el idílico paisaje que veían nuestros ojos pusimos a todo volumen la BSO de Pekin Express y seguimos el ritmo de la canción dando golpes al techo del coche.

     

    Yo, como redactor del programa, crée una promo para la etapa: “9 aventureros, 1 barcos sin salvavidas, litros de alcohol, y éste, es el resultado” , mientras grababa el estado en el que se encontraban los miembros de la furgoneta.

     

    Al llegar al apartamento y valorando el estado del 80% de los miembros del casting, María y Diego decidieron dejarnos allí e ir ellos solos a devolver la furgoneta, con más de una hora de retraso.

     

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    Parece ser que el equipo de Istanbul Extress puso de moda la recogida de chapas y tapones en Dubrovnik

     

    Al llegar al apartamento, los 7 queríamos más alcohol asique sacamos de la nevera un par de botellas de sangría que teníamos y algunas cervezas. En dicha operación sucedió la tragedia. Una botella de cristal de sangría se nos cayó al suelo y se rompió, vertiendo todo su contenido en el suelo y en la alfombra del salón. Durante la fase de limpieza y con una atmósfera cargada de olor a vino entró por la puerta el dueño del apartamento. Había escuchado ruido y venía a que le pagáramos el alquiler y a que firmáramos los papeles. Sin embargo lo que se encontró fue a 7 personas, borrachas, limpiando el suelo de su salón impregnado de vino.

     

    Haciendo gala de mi punto de cordura y viendo el estado en el que estaba Pilar, decidí intentar encerrarla en una habitación para que no saliera, ya que seguía algo alterada por el episodio de las galletas. Sin embargo, logró escapar a las altas medidas de seguridad que le puse y no dudó en ponerse a hablar con el dueño sobre la moneda de pago en un tono algo desafiante. Y en medio del caos regresaron Diego y María de “devolver” la furgoneta y se encontraron a Pilar dándole la brasa al dueño, al resto desfasados y a Gloria tirándole besos mientras éste decidía abandonar la casa algo asustado, tras haber recibido el pago del alquiler.

     

    Para evitar estar con nosotros más tiempo, nos dejó los papeles para firmar y nos dijo que los dejáramos mañana en una mesa y ya los recogería él. Como bien confesó Pilar a las cámaras el relleno de los papeles fue complicado y confuso: “Me he hecho un puto lío entre lugar de nacimiento, lugar de origen, lugar de vivienda, lugar de residencia. Porque claro, mi lugar de nacimiento es Zaragoza, pero mi lugar de residencia es Munich y ahora mi lugar de vivienda es Duvrobnik”. Mi actitud era clara: “Todo está bajo control, porque nadie está borracho aquí, NADIE”.

     

    Mientras rellenábamos como podíamos los papeles, Diego y María nos contaron que la oficina para devolver el coche ya había cerrado y que les habían dicho que no había problema, que podíamos devolverlo, sin cargos adicionales, por la mañana temprano al día siguiente. También nos dijeron que habían limpiado un poco el interior de la furgoneta porque la habíamos dejado de pena.

     

    Continuando la fiesta en el apartamento, Shosho se puso nostálgica recordando que esa noche sería el alumbrado en la Feria de Sevilla, proyecto que abandonó por Istanbul Extress, y decidió dedicarnos la sevillana de “El relicario” en recuerdo de la feria.

     

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    Por otro lado, María necesitaba alcohol. Ya había tenido suficiente con soportarnos en el barco, en la furgoneta y delante del dueño y ahora quería igualarnos en embriaguez. Pero había un problema, la botella de sangría que se había roto era la suya, asique con el consentimiento de Pilar abrió su botella de vino blanco. Pero con el tiempo, a Pilar se le debió olvidar que ella había dado el consentimiento para abrir su botella de vino, porque empezó a reprocharnos que le habíamos robado su botella de vino entrando en un bucle infinito de paranoia.

     

    Pasado su cabreo con el “robo” de la botella, Pili pasó a ser técnica de luces y sonido encendiendo y apagando las luces del apartamento y pinchando temazos como “Ella y yo”, “El chachachá del tren” o “Beso en la boca es cosa del pasado”.

     

    Se acercaba la hora de cenar asique preparamos las molestas palomitas de maíz que Armando había comprado como capricho en la compra caótica del primer día y que llegaron casi intactas a Estambul.

     

    Gloria y yo seguíamos bebiendo cerveza. Miento, yo seguía bebiendo cerveza. Gloria decía a las cámaras que lo que ella bebía no era cerveza sino agua amarilla, argumentando que este programa era como Gran Hermano donde se editan los videos para sacar lo peor de cada uno.

     

    En nuestra post-pre-fiesta en el apartamento tuvimos también compañía animal (y no me refiero a la actitud agresiva de Pilar). Entre los armarios encontramos un gigante perro de peluche que se convirtió en el perrito de compañía de La Marquesa, que encantada con él, lo sacaba a pasear por el salón. El perro, con menos modales que la educada Marquesa, se subió incluso a la cabeza de Ana, pero ella, ajena a todo y comiendo unas palomitas que, según María, de cada 4 que cogía solamente una acababa en su boca, solo tenía ojos para cantar eufóricamente el “Mienteme” de David Bisbal.

     

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    No todo era fiesta. También sabíamos valorar un buen acantilado

     

    Y de este modo llegó el momento de realizar el ranking de la prueba de hoy. En breves sabríamos quién se convertiría en el primer expulsado de Istanbul Extress. Shosho, como inmune, fue la encargada de realizar la tarea de presentadora. El resultado quedó del siguiente modo:

     

    1. María: 100 tapones.

    2. Ana: 100 tapones.

    3. Marta: 88 tapones.

    4. Diego: 81 tapones.

    5. Pilar: 60 tapones.

    6. Raúl: 41 tapones.

    7. Gloria: 33 tapones.

    8. Armando: 0 tapones.

     

    Ana y María, tras su robo en el baño de minusválidos, habían conseguido la victoria de la prueba. Sin embargo, tuvieron que desmentir las acusaciones de sus compañeros, que al ser sospechosas por la mayoría de ser miembros de La Org, les acusaban de saber de antemano la prueba de hoy y de haber traído los tapones desde Munich, habiendo mentido con lo del robo en el baño.

     

    Pero Diego salió en su defensa diciendo que él les había visto en pleno robo, asique nos conformamos con pregonar a la audiencia lo faltas de moral que habían sido al destrozar el sueño de algún pobre niño que solo quería conseguir una silla de ruedas.

     

    Ana comenzó a ser consciente de lo que habían hecho, y empezó a sentirse mal. Pero por otro lado, María no hacía más que enorgullecerse de su acto diciendo que ella no había robado nada, que se trataba de un baño y no de una asociación de minusválidos.

     

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    Armando, como expulsado, explicó que no había recogido tapones porque al inicialmente pensar que la prueba duraba hasta las 10 de la noche pensaba entrar al final del día en algún bar y pedir todos los tapones de sobra que tuvieran.

     

    En su entrevista como expulsado se dirigió a España: “Ha habido complot. Robaron a una asociación para una silla de ruedas. Yo prefiero perder que robar a alguien. Eso es inmoral. Cuando juntas chapas de aluminio se puede crear una silla de ruedas. Si la audiencia quiere este terror de personas, apóyenlos, foméntenlos”.

     

    Finalmente María se derrumbó. Mientras les reprochábamos que las chapas por lo menos las podrían haber devuelto una vez acabado el juego, Armando formuló la pregunta. “Y al final, ¿dónde quedaron esas chapas?”. La respuesta de María fue clara, profunda y sentida. “Me las he metido una detrás de otra…por el anooooooo”. La frase quedaría para los “anales” de la historia y desde ese momento nos meteríamos todo “por el anoooo” en los futuros días de viaje.

     

    Ana, que había permanecido algo más calmada, se revolucionó y decidió poner fin al asunto: “¡¡No sabemos si era para un puto minusválido!! Igual la de la limpieza hace colección de tapones.” Y por último, aprovechó para hacer demagogia barata y explicar a la audiencia que el robo de los tapones de los bricks de leche del súper también había sido un acto inmoral ya que esa leche ya no podría venderse y se tiraría a la basura; con el hambre que hay en el mundo.

     

    Semi-zanjada la polémica, Shosho, en calidad de Raquel Sanchez Silva, se despidió de la audiencia, mandando un especial saludo a Sevilla que en esos momentos estarían nerviosos ante el inminente alumbrado y dedicándoles otro “Francisco Alegre y olé”.

     

    Durante un buen rato seguimos bebiendo y bailando los temas de pueblo que nos pinchaba DJ Pilis Milis hasta que decidimos que era el momento de bajar al centro para salir de fiesta. Sin embargo, yo empezaba a notar los somnolientos efectos que provoca en mí la cerveza, asique decidí quedarme durmiendo y Gloria también se unió a mi plan.

     

    El resto bajaron a la ciudad y al día siguiente nos contaron que al ser lunes no había nada abierto y que con las mismas se volvieron de vuelta al apartamento. Durante esa noche mis compañeros dejaron de llamarme “El fiestas”. Ese día, para ellos, me había ganado el mote de “El siestas”.

     

    Es escucharla y nuestras mentes regresan al momento "motor" en Dubrovnik

     

    Nota de prensa: al día siguiente Diego y María nos reconocerían que lo de la multa de la furgoneta había sido un intento de broma. No contaron con que el alcohol suaviza los problemas. Simplemente les habían dejado un papel advirtiéndoles de que ahí no podían aparcar pero afortunadamente no hubo multa. Por otra parte, todos nos reímos de lo grande que había sido la tarde-noche anterior, incluida Pilar que siempre será recordada en Dubrovnik por sus galletas sin gluten y su deseada botella de vino blanco. Gracias, Pilar, por haberte convertido en la estrella de este capítulo.


  13. Me gusta mucho la forma en la que cuentas el diario aunque quizas si es cierto que te centras más en la parafernalia de "Pekin Express" que en el viaje en sí y donde fuisteis, lugares etc. Espero que lo acabes, la zona del este es preciosa!

    Me alegro de que te guste! Llevas razon, quiza me centre mas en anecdotas que en los sitios que visitamos, pero el diario lo estoy haciendo sobre todo como un recuerdo para los 9 "concursantes" de todo lo que nos pasó. De tods formas si a alguien le interesan detalles de viajes, sitios, qué ver y tal, preguntad y yo respondo sin problema. Gracias por leerme ;)


  14. Día 3 de carrera (14/04/13 Zadar – Split – Dubrovnik): “Si, si, si, si”.

     

    Etapa 2: Prueba de inmunidad.

     

    Amanece un día más para los concursantes de Istanbul Extress y comienza el tercer día de carrera. Para mí la mañana empezó con imprevistos: mis compañeros habían gastado todo el agua caliente del calentador y me tocó ducharme a la vieja usanza. Calenté agua en los fuegos de la cocina y me lavé con un barreño de agua ardiendo.

     

    Finalizada mi atípica ducha, escuché como varios de mis compañeros se quejaban por los ronquidos de Shosho, ¡y ella que se había quejado la noche anterior por los ronquidos de Armando! Decidimos que para futuras noches podríamos crear la estancia de los “roncadores” y meterles a ellos a dormir juntos para no turbar el descanso del resto.

     

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    Rápidamente preparamos el desayuno de hoy y lo disfrutamos en la terraza de nuestro apartamento, con vistas al mar. Tras el desayuno, recogimos la casa y miramos que no nos dejáramos nada.

     

    Cuando fuimos a dejar nuestras mochilas a la furgoneta, nos encontramos el sobre rojo. Hoy había aparecido encima del parabrisas de nuestro vehículo.

     

    Pilar fue la encargada de leer la prueba de inmunidad de la segunda etapa, bajo los efectos especiales del ambientador de Diego.

     

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    Mientras Pilar leía el contenido, nuestras caras de sorpresa eran impagables, especialmente la de Delac. 24 horas antes, durante nuestra visita a los Lagos Plitvice, Delac había sugerido que una prueba que sería una putada sería no poder decir en todo el día ni “si”, ni “no”, ni “nombres propios”. Las sospechas en torno al modus operandi de La Org daban un giro de 360 grados. Con toda seguridad las pruebas no venían preparadas desde Munich sino que La Org se encargaba de imprimirlas en cada ciudad que íbamos visitando. Era la única explicación para argumentar la coincidencia entre la sugerencia de Delac del día anterior y el contenido del sobre rojo de hoy. Surgieron, de este modo, nuevas preguntas hasta entonces no planteadas. ¿Imprimiría La Org las tarjetas en las copisterías de las ciudades donde íbamos parando? ¿No era ello un poco arriesgado al no saber con seguridad si habría copisterías en todos los puntos de la ruta? ¿Portaría alguno de nuestros compañeros una impresora en su aparatosa mochila? ¿Suponía la coincidencia que Delac no pertenecía a La Org, o era una estrategia que había decidido seguir para despistarnos y que le descartáramos como posible miembro?

     

    Entre tanta pregunta a varios compañeros se les encendió la bombilla. Ya lo tenían. Pilar y yo éramos miembros de La Org y habíamos ido ayer a imprimir las tarjetas cuando dijimos ir a “enviar un correo” al dueño del apartamento de Dubrovnik con nuestra hora de llegada. En ese momento me di cuenta de que en los próximos días todos nuestros actos serían cuestionados ya que, a pesar de las opiniones vertidas sobre nosotros, nuestra visita a la casa se redujo únicamente al envío de dicho correo.

     

    Con una Shosho muy contenta porque la prueba de hoy le libraría de que sus compañeros le llamaran por su apreciado mote, aclaramos entre los 9 un poco más las reglas del juego de hoy. Aquel que decidiera dormirse en cualquier momento durante el viaje en furgoneta se “suicidaría” y quedaría expulsado en la lucha por la inmunidad. También propusimos hacer un ranking en cada parada que hiciésemos durante el día para ir eliminando a la persona/s que más fallos tuviesen hasta el momento.

     

    Nos subimos a la furgoneta y nos distribuimos del siguiente modo:

     

    a) Primera fila: María (conductora), Ana (copiloto femenina), Armando (copiloto masculino).

    b) Segunda fila: Delac, Pilar y Shosho.

    c) Tercera fila: Diego, Gloria y yo.

     

    Y de este modo dio comienzo el que se convirtió en uno de los más divertidos juegos de Istanbul Extress. Nuestras cabezas comenzaron a evitar las palabras “si” y “no” y en su lugar decíamos siempre “afirmativo” y “negativo”. La prudencia que mostrábamos al pensar meticulosamente las palabras que empleábamos al hablar nos hacía parecer verdaderos (ahora sí) “discapacitados”.

     

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    Tras unos duros momentos de competición y risas, muchas risas, llegamos a nuestra primera parada de hoy: el pueblo costero de Sibenik. Nada más bajarnos de la furgoneta, realizamos el primer ranking en el puerto marítimo.

     

    La primera en recibir la noticia fue Shosho. Afortunadamente no era una de las concursantes con más fallos y seguía en la competición por la inmunidad. Ella, sin dudarlo, decidió celebrarlo regalando un “Francisco alegre y olé” a las cámaras. Por otro lado, María recibió la dura noticia de que se había convertido en la primera expulsada al ostentar el mayor número de errores. Sus compañeros le consolamos con un sentido abrazo de Judas.

     

    A continuación, Diego Sanchez Silva comunicó a Ana y Gloria que se habían convertido en las concursantes con menos fallos en la prueba, lo cual nos dejaba entrever que ellas eran fuertes rivales a batir.

     

    El segundo eliminado estaba entre Pilar y yo. Antes de que nos comunicaran el nombre del segundo expulsado del juego aclaramos ante las cámaras que si nos encontrábamos en tal situación era porque estábamos siendo nosotros mismos, hablando libremente y sin actuar delante de las cámaras. Bajo el lema “los que hablamos, erramos” me convertí en el segundo expulsado de la inmunidad con 19 fallos. Gloria se mostró entonces clara, lo que me había matado había sido mi metralleta.

     

    Con la tensión del ranking disipada, nos dispusimos a visitar el pueblo y callejeamos por sus estrechas calles. Varios confesionarios se grabaron durante la visita: los temores de Diego de que alguien nos lanzara un sobre rojo desde cualquiera de las casas y las duras palabras de Shosho que reconocía creer que la gente estaba yendo a saco y a putear en el juego de hoy.

     

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    Primer ranking de la Prueba de Inmunidad en Sibenik

     

    Más tarde llegamos a la plaza principal del pueblo y algunos decidimos subir por las escaleras a investigar un poco más. Shosho y Gloria decidieron quedarse en la plaza de compras y rezando.

     

    El resto que subimos por las escaleras, llegamos hasta un restaurante donde decidimos pedirnos un helado y de paso, Armando firmó en el libro de visitas suplicando su visado. Invadidos por el espíritu del compañerismo, decidimos comprarles un helado también a Shosho y Gloria como obsequio de parte de La Org.

     

    Cuando volvimos a la plaza principal donde habíamos dejado a Shosho y Gloria ambas estaban separadas y Armando pensó que habían discutido (¿habría habido “trencillas” de por medio?). Tras entregarles el helado, desmintieron los rumores de disputa. Simplemente se habían separado porque sus intereses en ese momento eran diferentes.

     

    De vuelta a la furgoneta volvieron a ponerse en marcha las cámaras y yo decidí hacer un confesionario en el que puse en duda el juego limpio de la segunda fila del coche y en el que comenté que creía que el juego venía preparado desde Munich pero que la Org lo estaba imprimiendo a través de una impresora que, por el tamaño de su mochila, tenía que portar Gloria.

     

    Gloria y Shosho también tuvieron su momento de protagonismo cuando los cámaras les preguntaron sobre el helado regalado. “¿Qué le han echado al helado, capullos?” fueron las palabras de Gloria al ver que los cámaras le preguntaban si realmente creían que el helado escondía buenas intenciones. Por su parte Shosho, temía que el contenido del suyo le hiciese reconocer que las marquesas también cagan y se mostró desconfiada con respecto a la identidad de la Org llegando a pensar que sus 8 compañeros formábamos parte de dicha institución y que ella era la única ajena a todo.

     

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    Armando aprovechaba cualquier ocasión para pedir visado.

     

    Una vez montados en la furgo, se retomó nuevamente la prueba de inmunidad. Sin embargo, esta vez yo ya estaba fuera del juego y creo que muchos estarán de acuerdo en que fue una de las mejores cosas que pudo pasar.

     

    Me dediqué todo el viaje hasta llegar a Dubrovnik a picar a mis rivales para que respondieran con algún si o algún no a mis malintencionadas preguntas generando grandes momentos. Por otra parte, algunos compañeros se quejaron de que concursantes como Shosho no hablaran en exceso y de ese modo evitasen cometer errores en la prueba, pero al fin y al cabo, mientras no te quedaras dormido, todo estaba permitido en las normas del juego.

     

    En nuestro recorrido llegó un momento en el que divisamos desde lo alto de la montaña toda la costa croata. Eran tan impresionantes las vistas que decidimos hacer una parada a tomar unas fotos y una vez de vuelta a la furgoneta descendimos bordeando la costa con la canción de “Marry you” de Bruno Mars como banda sonora. Era inevitable que a María se le pusiera la piel de gallina.

     

    Nuestra siguiente parada en el camino fue en el pueblo de Trogir. Los más acuáticos se pusieron bañador por si encontrábamos alguna playa y con esa indumentaria bañista se rodó el segundo ranking del día.

     

    En este trayecto Gloria, Diego y Ana habían sido los que menos fallos habían cometido. Seguían en la lucha por la inmunidad. Shosho y Delac ocuparon un lugar medio en el ranking y también se mantendrían compitiendo. De nuevo teníamos a Pilar en un duelo cara a cara, esta vez, con Armando que resulto ser el tercer expulsado del juego al acumular un fallo más que Pilar. Ésta, rebosante de alegría, confesó que si siempre se encontraba en la zona de peligro era porque le gusta mucho hablar.

     

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    A continuación, anduvimos por el paseo marítimo, ojeamos el castillo por fuera y callejeamos. En una calle decidimos ponernos a cantar sevillanas y Shosho decidió soltarse a sí misma y soltar también su botella de agua para deleitarnos con unos pasos del popular baile andaluz. Olé.

     

    Atraídos por el olor a marisco, caímos en la tentación de la Marijuana y nos tomamos una mini-mariscada acorde al presupuesto reducido del programa. En este restaurante conocí una faceta que me resultaba algo “familiar” de María: preguntar “¿que nos recomiendas?” a los camareros de los restaurantes.

     

    Finalizado nuestro aperitivo de marisco volvimos a la furgoneta y en el trayecto hasta Split, Diego se suicidó al caer presa del sueño profundo. Ana, por otro lado, decidió retirarse desbordada por sus tareas de copiloto femenina. Para cuando llegamos a Split, ya teníamos entonces 2 eliminados más en el juego de inmunidad.

     

    Nada más bajar de la furgoneta Gloria se pidió una cerveza en un bar para saciar su sed y perdimos a Shosho y Pilar que hicieron parada técnica en los aseos y no nos dimos cuenta.

     

    Una vez reencontrados partimos en busca de una playa. Llevábamos todo el día fantaseando con la idea de tumbarnos aunque fuera durante unos minutos en la arena y lo único que nos encontramos fue con una playa-vertedero llena de mierda. Y en ese punto llegó la indecisión y el apalancamiento. ¿Cuáles debían ser nuestros siguientes pasos? ¿Queríamos ver el centro de Split o preferíamos ir directamente a alguna playa cercana?

     

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    Sibenik

     

    El debate estaba abierto. Algunos preferían playa y otros considerábamos que estar en Split y no ver la ciudad era desperdiciar una oportunidad que solo pasaría “una vez en la vida”. Finalmente convencí al grupo de quedarnos a ver el centro aunque fuera una visita rápida. Desde mi punto de vista hicimos bien en verla porque mereció la pena. Allí Pilar cumplió el sueño de pisar Luxor y yo le propuse a una Shosho que visitaba la ciudad forzada, contra su voluntad, subir a lo alto de la torre de la plaza principal, pero ésta se negó al carecer de ascensor (lujos de Marquesa). En nuestra visita a la ciudad, también “coreamos” a un coreano el Gangnam Style tras emitir éste un “woooopa” ante la inminente caída al suelo de su hijo (wooopa… Gangnam style!!).

     

    De regreso a la furgoneta Diego, Ana y María se quedaron algo rezagados conversando y cuando varios de nosotros les fuimos a esperar, Diego nos dijo que tiráramos para adelante que en un rato nos alcanzarían. Mi malpensada mente dedujo que lo mismo querían encontrar una copistería donde imprimir la prueba de mañana. Lo cierto es que si así lo hicieron fue rápido porque al poco tiempo estábamos los 9 juntos listos para proseguir nuestro camino hacia Dubrovnik.

     

    Segundos antes de subirnos a la furgoneta, Gloria volvió a tener sed y decidió volver a saciarla con otra cerveza que trasvasó a su termo de té. Para cuando arrancamos los efectos del “jugo” de cebada eran visibles en trencitas de oro.

     

    Con el motor en marcha, se retomaba el juego y Gloria calmaba su hambre tomando pepino a mordiscos para controlar el vocabulario. Yo por mi parte fantaseaba con las ostras que íbamos a comer en Ston y que nunca comimos.

     

    Al poco rato de camino, un coche de policía nos hizo un alto en el camino. Nos bajamos, estiramos las piernas y como todo estaba en orden proseguimos la marcha a pesar del temor de Armando de que nos pusieran problemas por llevar a la mafia mexicana en el coche.

     

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    Trogir

     

    Por ese entonces solo quedaban en la competición por la inmunidad los más fuertes: Shosho, Gloria, Pilar y Marta. Pilar, con su bolsa de tomatitos cherry como amuleto, consideró en ese momento que el juego le estaba generando mucho estrés y decidió suicidarse. Al rato, sintió la urgente necesidad de parar en un baño y mientras le esperábamos en el coche, Delac temió haber perdido su monedero. Instantes después lo encontró y se arrepintió de haber pensado en voz alta: estaba tan metida en el programa que se había olvidado de la presencia de las cámaras.

     

    Con la vuelta a la furgoneta de Pilar, proseguimos el camino y a los minutos Delac decidió también retirarse de la inmunidad debido al esfuerzo psicológico que requería la prueba. Por lo tanto teníamos 2 finalistas en el juego: Shosho y Gloria.

     

    En un cara a cara en el que todos intentábamos que Gloria o Shosho dijesen “si, no o nombres propios”, Shosho se aventuró a contarme el argumento de una película evitando dichas palabras y, siendo honestos, lo hizo prácticamente perfecto.

     

    Y de este modo llegamos a la frontera entre Croacia y Bosnia. Para ir en coche desde Split a Dubrovnik hay que recorrer varios kilómetros por tierras bosnias y por ello los policías decidieron detener nuestra furgoneta y hacernos bajar a todos del coche.

     

    Cuando nos pararon, Pili y yo decidimos gastar una “pequeña” broma a nuestros compañeros de edición diciéndoles que llevábamos droga en nuestra bolsa de aseo. El pánico recorrió los cuerpos de Shosho, Delac y Gloria que se lo creyeron totalmente. Shosho volvió a demostrar su extremo interés por las cosas comunes diciéndome que no era su problema si llevábamos drogas, sino solamente nuestro.

     

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    Split

     

    Cuando bajamos, los polocías nos empezaron a preguntar si llevábamos drogas. Nos dijeron que era mucho mejor decirlo en ese momento a que nos la pillaran cuando nos registraran las mochilas. Sintiendo las altas pulsaciones del corazón de Shosho, confesamos y les dijimos que era una broma antes de que cualquiera de ellos nos delatara falsamente ante la policía bosnia. Las caras de tensión de los que se lo creyeron, fueron, simplemente, impagables.

     

    Tras ese momentazo, nos llevaron a unas garitas donde nos registraron uno a uno el contenido de nuestra mochila. Al salir de dicha garita, fuimos pidiendo a los policías individualmente que nos dejaran ir al baño, algo que levanto sospechas entre ellos al ver que nada más salir del chequeo todos íbamos al baño.

     

    Con las mochilas y el coche registrado y un Armando enamorado de la policía bosnia continuamos nuestro camino hasta Dubrovnik. El tiempo perdido en la aduana me privó de probar las baratas ostras de Ston, localidad en la que nunca paramos.

     

    Cuando llegamos a la ciudad de Duvrobnik encontrar el apartamento se convirtió en misión imposible. El GPS no hacía más que marearnos y después de estar más de media hora dando vueltas por la ciudad, llegamos a un polígono industrial donde encontramos un Lidl que estaba cerrado, pero con los trabajadores aún dentro.

     

    Mientras algunos se bajaron a preguntar por la dirección de nuestro apartamento, otros nos quedamos en la furgoneta entrevistando a Shosho que tenía ante sus ojos la competencia de su patrocinador en el concurso. La influencia negativa que ejercía sobre ella la proximidad al Lidl le hizo traicionar a su patrocinador confesando que ella en el fondo odiaba el Aldi.

     

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    Mariscada en Marijuana.

     

    Como tardaban bastante en regresar nuestros compañeros, decidimos bajarnos la mayoría a ver de qué estaban hablando. Mientras nos ayudaban los empleados del Lidl a buscar la dirección del apartamento en el internet de sus móviles vimos la muerte ante nuestros ojos. Nuestros oídos oyeron el rugido de un motor y nuestros ojos vieron un camión que avanzaba a toda velocidad hacia nosotros. No exagero si digo que todos pensamos que el camión venía a hacer un alunizaje al Lidl sin importarle llevarse a nosotros por delante. Por suerte, el camión frenó a tiempo, pero el susto no nos lo quitó nadie.

     

    Del Lidl salimos con una dirección del apartamento distinta a la que traíamos apuntada desde Munich pero esa tampoco la encontramos. Con el cansancio acumulado de los 9 decidimos que era el momento de dar ánimos a nuestra conductora y bajo la melodía de Pekin Express juntamos toda nuestra energía positiva para encontrar el maldito alojamiento.

     

    En unos 10 minutos llegamos a la zona que nos indicaba el GPS y decidimos bajarnos a buscar cual era nuestro apartamento. En Duvrobnik la mayoría de las calles son cuestas plagadas de escaleras. Nos metimos en la calle que nos habían apuntado los trabajadores del Lidl y buscamos el número del apartamento. Llamamos al timbre y a los 2 minutos salió un matrimonio en pijama. Les comentamos que éramos los inquilinos de su apartamento y nos dijeron que creían que nos habíamos equivocado de casa. Les enseñamos el nombre del apartamento reservado y nos dijeron que estaba dos calles más atrás.

     

    Volvimos a subir las escaleras, buscamos la calle y volvimos a buscar el número del dichoso apartamento. Por fin parecía que lo habíamos encontrado. La puerta de fuera estaba abierta asique entramos en una especie de jardín, subimos unas escaleras y frente a nosotros estaba la puerta del apartamento que tanto había costado encontrar. Sin embargo, dicha puerta estaba entreabierta. Llamamos al timbre y nadie respondía. Ante la falta de respuesta decimos abrir del todo la puerta y al fondo vimos el salón con la televisión encendida. Parecía que estuviéramos dentro de una película de miedo: una puerta entreabierta, una casa que parecía desierta pero una televisión al fondo encendida. ¿Cuándo descubriríamos el cadáver en la escena del crimen?

     

    Mientras dudábamos si entrar a la casa o no, sentimos ruido en el apartamento de al lado y de su puerta salió el verdadero dueño del nuestro. Le pedimos disculpas por haber llegado unas horas más tarde de lo previsto (serían las 23:30 y nosotros le habíamos dicho que llegaríamos sobre las 21:00) y le preguntamos por algún sitio donde cenar. Como nuestro apartamento no estaba muy céntrico nos comentó que la mejor opción es pedir unas pizzas. El señor, muy amable, llamó a la pizzería y nos encargó en croata nuestra cena. Como ya era casi media noche decidió aplazar el papeleo y el pago del alquiler del apartamento para mañana. Creo que tanto él como nosotros siempre nos arrepentiremos de haber tomado esa decisión. (para más información permaneced atentos al siguiente episodio de Istanbul Extress).

     

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    Foto de promo en Trogir.

     

    Mientras esperábamos las pizzas, procedimos al reparto de habitaciones. Por un lado dormimos los hombres del concurso, en otra habitación Ana y María y Shosho se hizo con la cama de matrimonio del otro lado del apartamento mientras que Gloria, Pilar y Delac quedarían relegadas a la habitación del servicio de la Marquesa.

     

    Cuando llegaron las pizzas nos sentamos los 9 a cenar en el salón y grabamos el ranking final de la prueba de inmunidad del día de hoy. Shosho logró alzarse con la inmunidad con tan solo 8 fallos respecto a los 16 de Gloria. Dada la enhorabuena a la concursante andaluza, le propusimos ponerle la bolsa del Aldi en la cabeza al día siguiente como distintivo de inmune. Sin embargo, como dicha norma no estaba en el contrato que firmamos antes de comenzar el concurso, Shosho no quiso, y nosotros no pudimos cuestionar su decisión.

     

    Con el cansancio acumulado tras haber recorrido en 2 días toda la costa croata en furgoneta, decidimos que era el momento de retirarnos a dormir. En nuestras cabezas resonaba el eco de la filtración de última hora de La Org: la prueba del día siguiente sería dura. Sin embargo, creo que ninguno de nosotros llegó a imaginar lo mucho que el día siguiente se nos iría de las manos…

     

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    Los mejores momentos de la prueba de las palabras prohibidas.

     

    1. Un viaje de 9 personas en furgoneta tiene que ser siempre amenizado con toneladas de música. ¿Quién se resiste a cantar los hits del momento mientras recorre la costa croata en furgoneta con sus amigos? Cantar canciones evitando decir “si”, “no” o nombres propios se convirtió en difícil tarea para los concursantes de Istanbul Extress.

     

    2. Rectificar es de sabios y asumir tus errores también. Creo que me lo tomé demasiado en serio. Después de haber negado algo con 4 “no’s”: no, no, no, no; decidí que para aclarar cuantos puntos negativos me tenían que apuntar debía volverlos a contar en voz alta llevándome 8 en vez de 4 puntos negativos para mi marcador. Este modo de juego pasó a denominarse como la jugada de la “metralleta”.

     

    3. Gloria no solo bebe cerveza. Muy de vez en cuando, también bebe té. Como yo estaba a su lado vi que el té que se estaba tomando en su termo era de color rojo. Para intentar robarle un punto negativo le pregunte premeditadamente: “Oye Gloria, ese té, es de piña?” (sabía que era imposible debido a su color rojo). Ella extrañada me respondió: “noooooo, es de frutos rojos”. Punto negativo para Gloria.

     

    4. Poseídos por el espíritu del excursionista llegó un momento en el que nos pusimos a cantar el clásico español “Mi barba tiene 3 pelos”. Delac, que estaba muy atenta a no pronunciar las palabras prohibidas mientras la cantaba, decidió cambiar la letra de la canción. En lugar de decir “si NO tuviera 3 pelos, ya no sería una barba”, decidió decir “si YO tuviera 3 pelos”. Sin embargo, no se dio cuenta de que en su versión alternativa había evitado un “no” pero había mantenido el “si” del principio. Mientras nosotros le increpábamos un fallo en su frase ella seguía repitiendo que no había dicho “no” en ningún momento, que había dicho “yo”. Repitió el “SI yo tuviera 3 pelos” más de 3 veces asique cometió otro error de metralleta.

     

    5. En nuestro recorrido en furgoneta hubo tiempo para hablar de todo tipo de temas. Cuando el sol desapareció en Croacia comenzamos a hablar de historias de miedo. Fue entonces cuando Delac contó la historia de que si dices 3 veces “Verónica, Verónica, Verónica” delante del espejo a media noche, se te aparece tu cara en el momento de tu muerte. Leyendas aparte, Verónica es nombre propio asique el marcador de Delac ascendió cuantiosamente al repetirlo 3 veces, eso si, sin espejos delante.

     

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    Finalmente Pilar cumplió el sueño de ir a Luxemburgo.

     

    6. En la furgoneta el espíritu bromista siempre predominaba. Pilar en un intento de darnos falsas esperanzas, proclamó en voz alta “Venga, ya estoy harta del juego, me autoelimino”. Hizo una pausa de 2 segundos y dice “Que noooo, que es broma”. Minipunto y punto para Pilis Milis.

     

    7. En la fase final del juego Shosho y Gloria tuvieron que ser fuertes, muy fuertes. Especialmente Shosho que aparte de contarme el argumento de una película sin usar “si”, “no” ni nombres propios sufrió las envenenadas preguntas de sus compañeros preguntándole información sobre la feria de Sevilla con interrogantes que solo podrían ser respondidos con un si o un no.

     

    8. En el hilo musical de nuestra furgoneta, también había cabida para un poco de reggaeton. Fue así como sonó una canción de Chino y Nacho y Gloria preguntó al coche que quien les parecía más guapo, si Chino o Nacho. 2 nombres propios = 2 puntos más para Gloria.

     

    9. Las diferencias culturales también se dejaron entrever entre los concursantes de Istanbul Extress. Desde el inicio del viaje nos encantaba el sobrenombre que en algunos lugares daban a Dubrovnik denominándole “La perla del Adriático”. Para el castellano de España perla es un nombre común, pero en Venezuela Perla es nombre propio de mujer. De este modo, Gloria pretendía adjudicar algún punto negativo a alguno de nosotros que pronunciamos el sobrenombre de perla del Adriático. Definitivamente, Gloria, Perla no es nombre propio.

     

    10. Una vez me vi fuera de la prueba de inmunidad, decidí avivar la emoción y provocar a mis compañeros para que dijeran las palabras prohibidas. Gloria, que me sigue en el ranking en espíritu festivo, es de fácil animación. Por ello, cuando sonaba alguna canción que nos gustaba o llegábamos a algún sitio que nos provocaba subidón, yo me ponía a dar golpes al techo del coche mientras gritaba “si, si, si, si”. En más de una ocasión Gloria estuvo a punto de seguirme con mis cantos populares. Lo que si quedó para la posteridad fue la frase “si, si, si, si” que se convertiría desde aquel día en el grito de guerra de la primera edición de Istanbul Extress.

     


  15. Día 2 de carrera (13/04/13 Zagreb – Lagos Plitvice – Zadar): “Con el culo al aire”.

     

    Etapa 1: Prueba de fin de etapa.

     

    6:30. Suena mi despertador. Comienza el segundo día de carrera. Todos mis compañeros duermen y, como habíamos acordado el día anterior, soy el primero en despertarme y darme una ducha.

     

    Cuando salgo, mis compañeros empiezan a desperezarse y Shosho confiesa no haber pegado ojo en toda la noche pensando en la estrategia que llevaría en el concurso. Pilar, por otro lado, se queja ante las cámaras del agua de la ducha, que no aclara.

     

    Ante la lentitud de nuestros compañeros, Diego decide ir a inspeccionar en solitario los alrededores de nuestro hostal y a su vuelta descubrimos que ha aparecido el sobre rojo encima del cuadro de luces de nuestra habitación. La Org ya había actuado.

     

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    La extraña huida de Diego mientras el grupo acababa de prepararse levantó sospechas y varios no dudaron en señalarle como posible miembro de La Organización.

     

    Fue él mismo quien se encargó de leer el contenido del sobre, que decía lo siguiente:

     

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    Las reacciones al mensaje de La Org fueron dispares: desde el “No es siertoooo” de Armando hasta la negativa de Delac de hacerse fotos enseñando el culo. Parecía que la concursante madrileña se iba a revelar contra las normas del programa y se negaría a posar “con el culo al aire” ante las cámaras.

     

    Dejando la polémica reacción de Marta de lado y confiando en que finalmente participaría en la prueba aunque solo fuera por el público que le apoyaba, nos compramos un café para llevar y anduvimos hacia la recogida de la furgoneta. El punto de recogida era un lujoso hotel situado junto a la estación central de Zagreb. Nada más entrar en la recepción, nos echaron a la calle. Parecía que, a pesar de que nuestro caché estaba aumentando por salir en televisión, nuestra indumentaria mochilera no era apta para un hotel 5 estrellas. Fuera nos esperaba el chico que nos entregó la furgoneta. Pero antes debíamos ir a la oficina a firmar todos los papeles.

     

    María, en calidad de conductora, y yo como acompañante fuimos junto con el chico en la furgoneta hasta la oficina mientras los otros 7 compañeros se quedaban esperándonos en las inmediaciones del hotel.

     

    Unas cuantas firmitas, una visita a los baños de la oficina y María y yo estábamos sentados en la furgoneta de 9 plazas dispuestos a recoger a nuestros compañeros de edición. Los primeros metros de conducción fueron algo agitados, llegando a escalar nuestra furgoneta algún que otro bordillo al no tener todavía bien controladas las dimensiones del vehículo. Sin embargo, en cuanto llegamos al hotel María ya tenía todo controlado y de ahí en adelante pudo demostrar sus grandes dotes de conductora durante los siguientes 3 días de carrera.

     

    Para recoger a nuestros compañeros aparcamos en una zona prohibida y fue al bajarnos cuando Ana y María se dieron cuenta de que se habían dejado olvidada su toalla en la habitación del hostal. Tras unos momentos de indecisión decidieron volver juntas corriendo al hostal a recuperarla. Mientras, nos quedamos el resto subidos en la recién estrenada furgoneta temiendo a que en cualquier momento llegara la policía y nos multara por estar aparcados en un lugar indebido.

     

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    Recogiendo nuestra furgoneta.

     

    En el tiempo que transcurrió hasta que llegaron de nuevo Ana y María se comentó en la furgoneta la “curiosa” casualidad de que Gloria ayer hubiese dicho accidentalmente que ella si tenía que hacer un calvo durante el concurso, lo haría, y que hoy la prueba consistiese en ello. ¿Sería ella miembro de La Org? ¿Vendría el juego preparado desde Munich o iba La Org elaborando las pruebas a medida que avanzaba el concurso? ¿Se habían olvidado realmente Ana y María la toalla en el hostal o habían utilizado la toalla como excusa para preparar futuras pruebas?

     

    A su llegada más de uno les trasmitieron lo sospechosa que les había resultado su escapada al hostal en busca de la toalla, pero ellas negaron rotundamente estar vinculadas a La Organización.

     

    En el viaje en furgoneta hacia los Lagos Plitvice suplicamos a Shosho que volviera a regalar a nuestros oídos su particular versión de “Francisco Alegre y olé” pero ella, esta vez, prefería oír cantar “Campanera” a Diego. Mientras, Armando sacó su mejor compañero de viaje: el cuaderno de contabilidad donde llevaría las cuentas del haber y del deber de sus rivales en la competición.

     

    A las 2 horas decidimos hacer una parada técnica para vaciar nuestras vejigas y estirar las piernas junto a un hostal abandonado. En esta parada, Pilar aprovechó y buscó a las cámaras para mostrar la furgoneta a los espectadores, María reprochó a sus compañeras el haber dejado los cleenex con los que se limpiaron tras orinar en las inmediaciones del hostal abandonado (Pilar se justificó ante las cámaras diciendo que éstos eran biodegradables) y Marta se puso seria y se declaró firme en su oposición a participar en la prueba de hoy.

     

    Nos reunimos los 8 restantes y pensamos en una solución. Decidimos seguir con la prueba pero en vez de hacer 3 equipos de 3 personas para las fotos, haríamos 2 de 4. Las consecuencias para Marta eran claras: al ser el primer abandono de Istanbul Extress se convertería en la primera expulsada de la edición. De este modo, la persona que hoy perdiera la prueba no sería expulsada pero tendría que sufrir la penalización indicada en el sobre rojo junto con Marta.

     

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    Cuando subimos de nuevo a la furgoneta nos dimos cuenta de que Shosho no se había separado ni un segundo durante el viaje de una misteriosa bolsa del Aldi que parecía ser una prolongación de su mano. ¿Qué llevaría en su interior dicha bolsa? ¿Le habrían pagado los supermercados Aldi por hacer publicidad subliminal en el programa? Rápidamente la bolsa del Aldi se convirtió en el icono de Shosho y decidimos que Shosho debería llevarla puesta en la cabeza como sombrero (o como pamela, algo más propio de su clase social) si resultaba ser la perdedora de la prueba de hoy.

     

    Mientras María conducía, Armando permanecía amarrado al asa del techo del coche y el resto realizamos el sorteo de los equipos con la baraja de cartas que había inaugurado la Primera Edición de Istanbul Extress. Tras el sorteo los equipos quedaron de este modo:

     

    a) Equipo copas: Gloria (que por esos momentos era la rapera del grupo portando sus rojas gafas de sol, la gorra y sus trencitas de oro), Ana, Pilar y yo.

     

    b) Equipo oros: Diego, Shosho, Armando y María.

     

    Finalizado el sorteo, finalmente llegamos a los ansiados Lagos Plitvice. Nada más bajarnos del coche la cámara que todo lo grababa se cayó al suelo y temimos por unos instantes que Istanbul Extress no pudiera ser retransmitido a través de la pequeña pantalla. Afortunadamente, todo quedó en un susto.

     

    La rivalidad entre los 2 equipos para la prueba de hoy cada vez era mayor. Gloria afirmaba que nuestro equipo ganaría porque tenía el trasero más grande mientras que Shosho, haciendo honor al nombre materialista de su equipo, declaraba ante las cámaras que el dinero no da la felicidad, pero ayuda.

     

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    Lo siguiente que hicimos fue pagar la entrada a los lagos y cambiar euros a kunas. Justo después nos embarcamos en la difícil tarea de encontrar algo para comer. Lo único que había abierto era un restaurante buffet que se escapaba de nuestras posibilidades económicas asique decidimos tomarnos un soso bocadillo de pan de leche con jamón y queso, un suspiro de pepinillo y un brochazo de mantequilla.

     

    Finalizada la comida y el posterior café que no hizo más que retardar al grupo, se grabó el primer confesionario en movimiento de la historia de la televisión. Ana se mostró asustada ante las cámaras por la posible dureza de las futuras pruebas y predijo que la convivencia explotaría algún día temiendo el estado en el que llegarían nuestras relaciones personales a Estambul.

     

    El siguiente paso fue coger el barco donde meses atrás habíamos cantado junto a la tercera edad española el tema “Clavelitos”. Esta vez, el recorrido que hicimos fue algo distinto. Vimos una zona del parque que durante la Ruta del Este no vimos pero había muchas otras zonas que, debido a que el nivel del agua de los lagos estaba bastante más alto, estaban inundadas y no tenían acceso.

     

    La primera zona que vimos (la desconocida para mí) estaba repleta de increíbles cascadas de agua. En Abril los lagos Plitvice no tenían ese color celeste intenso que si tenían en Julio pero como compensación las cascadas llevaban muchísima más agua haciendo el paisaje todavía incluso más bonito.

     

    Como consecuencia de las recientes lluvias y el deshielo, muchos de los caminos por los que había que pasar estaban semi-inundados. La Org nos quería poner a prueba con una gymkana en la que el equilibrismo y los saltos entre tablas pusieron en riesgo nuestra integridad física. La de Shosho se vio afectada cuando metió media pierna en el camino inundado. Gloria se mostraba orgullosa: Shosho había mohaaado. Sin embargo, Shosho se mostraba más preocupada por el estado de su bocadillo humedecido y por las posibles represalias que tomaría la Org por haber incumplido la normativa de no poder bañarse en los lagos. Bajo las acusaciones de sus compañeros que le acusaban de haber mojado en los lagos para ganar protagonismo en el programa, Shosho confesó ante las cámaras que todo había ocurrido muy rápido y que la situación para ella no había sido agradable.

     

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    Palos, piedras. Todo valía para superar la Gymkana que nos había propuesto La Org.

     

    Pero Shosho no fue la única que sufrió la dureza del recorrido. Las zapatillas de Delac se tornaron marrones cuando en un principio eran rosas y mis pies se empaparon gracias a los agujeros que tenían las suelas de mis Geox, los zapatos que respiran.

     

    Por otra parte, la ausencia de inodoros en el recorrido hizo que Gloria convirtiera la leyenda de la niña de la curva en una realidad.

     

    Finalizado el primer tramo del recorrido, volvimos a coger el barco y esta vez nos llevó hacia otra zona de los lagos. Nada más llegar recomimos hamburguesas, salchichas y patatas fritas. Parecía que el copioso bocadillo de jamón y queso, suspiro de pepinillo y brochazo de mantequilla no había saciado nuestra voraz hambre.

     

    Llenos los estómagos era el momento de salir en busca de la cascada principal. Como yo ya había estado en La Ruta del Este en los Lagos Plitvice, propuse que quizá un buen sitio para hacer la prueba de eliminación de hoy sería la cascada principal, lugar donde meses atrás había gran cantidad de visitantes capturando con sus objetivos la belleza de la misma. Seguro que hoy, esos visitantes no dudarían en capturar una imagen aún más bella: la de nuestros traseros.

     

    En el camino coincidimos con un matrimonio de tiroleses que nos deleitaron con cantos populares y nos dieron conversación para rato. Mientras la señora entonaba cánticos, todos animábamos a Shosho para que ella también se arrancara con un “Francisco Alegre y olé”. Víctima del pánico escénico, Shosho se negó a darnos el placer de oír su dulce voz reservándose el esfuerzo para audiencias más multitudinarias.

     

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    Nuestra amiga tirolesa en pleno cántico.

     

    Al despedirnos de nuestros amigos cantarines nos encontramos con que el recorrido que habíamos decidido seguir estaba cortado con una cinta. Sobre ella una desconocida palabra: Pozor. Seguros de que aquello significaba “no pasar” en croata, decidimos ignorarla y seguir avanzando en el camino hasta llegar a una zona en la que el sendero quedaba completamente inundado y no había posibilidad de seguir hacia delante. Miento, no había posibilidad de seguir para la gente normal, para nosotros era totalmente factible continuar quitándonos las zapatillas, los calcetines y vadeando el lago hasta llegar al otro extremo.

     

    Tras 5 minutos de debate en los que los más aventureros del grupo estábamos dispuestos a enfrentarnos a un camino inundado y desconocido y otros reivindicaban un poco de cordura, decidimos deshacer el camino andado y tratar de acceder a la cascada principal por otro lado.

     

    Cuando yo había estado en Julio, había caminado el camino inundado que por ese entonces estaba sin inundar asique ahora no sabíamos muy bien cómo llegar a la cascada principal. Pronto descubrimos otro sendero y tras un duro ascenso a la montaña coronamos la cima de los montes que rodean los Lagos Plitvice. De este modo fuimos a parar a otro sendero que conocía de mi anterior visita y seguimos caminando hasta llegar a la gruta de los lagos. Descendimos por ella, nos hicimos fotos promocionales y anduvimos sobre las tablas de madera sintiendo que cada vez estábamos más cerca de la cascada principal (si es que existía, ya que mis compañeros empezaban a dudar de mi y de su existencia).

     

    En este trayecto volvimos a pasar varias zonas cortadas con la señalización de “Pozor”, pero nuevamente no les hicimos caso. Y después de un rato, llegamos de nuevo a una zona donde el camino volvía a inundarse de agua pero está vez el agua llevaba bastante fuerza por las numerosas cascadas que nos rodeaban.

     

    En un momento de abandono del punto de cordura, decidimos jugarnos la vida y atravesar lo inundado. Todavía recuerdo los pinchazos que recorrían mi pie debido a lo extremadamente fría que estaba ese agua. Pasada la zona inundada, el camino volvía a estar transitable, giramos la curva y por fin, la vimos. Ahí estaba, había costado encontrarla, pero ante nuestros ojos se alzaba la cascada principal de los Lagos Plitvice. Sin embargo, a diferencia del verano pasado, llevaba tal cantidad de agua que era imposible acercarse a verla sin volver completamente empapado. Varios de mis compañeros decidieron sumergirse en la niebla de agua y sentirla sobre sus cuerpos. Yo, protegiendo el equipo de filmación del programa, me conformé con verla desde la zona seca.

     

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    El camino se empieza a inundar y nos avisan cortando el camino con Pozor.

     

    Empapados por el agua decidimos que era el momento de dar por terminada nuestra visita a los lagos. Sin embargo, la ausencia de personas en la cascada principal debido a lo inaccesible que era en esta época, nos impidió realizar la prueba de expulsión de hoy.

     

    Con la euforia del momento y teniendo en cuenta la dificultad de llevar a cabo la prueba en los poco transitados lagos, decidimos que, al haber sido hoy Marta la expulsada por negarse a hacer la prueba, no competiríamos según las instrucciones del sobre rojo.

     

    Sin embargo, a muchos de nosotros nos hacía ilusión tener una foto de nuestros culos con un fondo tan bello como los lagos asique mientras deshacíamos el camino nos encontramos con 2 señoras y una chica a las que les pedí que nos hicieran una foto. La señora aceptó amablemente hasta que le explique que en dicha foto no debería retratar nuestras caras sino nuestros culos. Con una risa nerviosa la mujer hizo la foto mientras los 9 no parábamos de reírnos por lo cómico de la situación.

     

    Cuando nos despedimos de ellas, vimos la foto y descubrimos que después de la polémica negativa a participar en la prueba de Delac, ésta había decidido bajarse tímidamente el pantalón y su culo también aparecía en la foto.

     

    Contagiados por el buen rollo del momento acordamos entre todos perdonarle la sanción y no expulsarla del juego (no sería la primera vez que La Org daría trato de favor a la concursante de Madrid). Esta etapa, por el bien de la convivencia, pasaría sin expulsado ni sancionado y Marta seguiría en la lucha por la ansiada barra libre.

     

    Con las zapatillas y los calcetines “chipiados” deshicimos lo andado, subimos por la gruta y nada más llegar arriba me di cuenta de que había perdido mis gafas de sol. Rápidamente se puso en marcha el equipo de investigación del reality y analizando las fotos realizadas sacamos la conclusión de que las había perdido en el camino de vuelta desde la cascada principal.

     

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    Diego se ofreció a ayudarme en la búsqueda y bajamos él y yo nuevamente por la gruta mirando en todos los rincones del camino a ver si había suerte y las encontrábamos. Lo más probable era que si se hubieran caído estuviesen ya en el fondo de los lagos ya que el camino a seguir era bastante estrecho y rodeado de agua. Cuando yo ya daba todo por perdido, las vimos. Estaban muy cerca de la cascada principal junto a un tronco que habíamos usado para atravesar los encharcados caminos.

     

    Muy contento con el hallazgo volvimos a subir la gruta a paso ligero y vi como una culebra reptaba por el camino ante mis ojos para finalmente meterse nuevamente en el agua.

     

    Una vez reencontrados con nuestros compañeros seguimos andando hasta llegar al bus que nos llevaría hasta la salida de los lagos. Sin embargo, en la parada ponía que el último bus había salido hacía 10 minutos. ¿Qué significaba eso? ¿Deberíamos pasar la noche en el lago? ¿Deberíamos buscar la salida a pie por los mal señalizados caminos?

     

    Nuestras dudas se resolvieron cuando llegó un grupo de ancianos y nos dijeron que había otro más que pasaría en unos diez minutos. Y así fue. Afortunadamente no tuvimos que acampar en el Parque Nacional. Nos subimos a dicho autobús y nos encontramos frente a nosotros a las señoras que habían fotografiado nuestros hermosos culos.

     

    Cuando salimos de los lagos ya era bastante tarde y por delante todavía teníamos bastante recorrido hasta llegar a Zadar, lugar donde pasaríamos la noche. Antes de poner en marcha la furgoneta, nos cambiamos de zapatillas. Mis calcetines tenían tanta mierda que opte por dejarlos de recuerdo en los lagos.

     

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    Esas pequeñas figuras que se ven sobre las tablas de madera somos Diego y yo buscando las gafas de sol.

     

    Durante este segundo tramo de viaje en furgoneta y a medida que pasaban los horas de convivencia nos dimos cuenta de lo servicial que era Shosho para encargarse de las cosas comunes del grupo. Su máxima: “si es común, yo no lo cojo” le valió el título de Marquesa.

     

    A mitad de camino entre los lagos y Zadar decidimos hacer una parada en un supermercado de un pueblo para comprar la cena de hoy y el desayuno del día siguiente. Sin duda fue uno de los momentos más anárquicos de todo Istanbul Extress. Nos adentramos los 9 en el comercio y cuando nos quisimos dar cuenta nuestro carrito de la compra estaba lleno de caprichos individuales que meteríamos en el “bote común”. La falta de organización en esta compra hizo que los nervios de todos estuvieran un poco a flor de piel y una vez entrados en la furgoneta, María nos dio un discurso increpador-constructivo para que la situación no volviera a repetirse, mostrando una vez más sus grandes dotes Org-anizadoras.

     

    Poco antes de llegar a Zadar nos eternizamos esperando el semáforo que nunca se ponía en verde y tras un largo recorrido en furgoneta llegamos a Villa Korali, nuestra residencia en Zadar.

     

    A pesar de lo tarde que habíamos llegado, los dueños nos estaban esperando en el apartamento. Nos enseñaron lo increíblemente grande que era su interior y nos invitaron a unos chupitos de bienvenida que reservamos para la cena. El paso siguiente era firmar el “contrato de alquiler” para esa noche escribiendo los datos personales de todos los participantes del reality en un viejo libro, operación que se hizo eterna ante la lentitud escritora de nuestra hospedadora.

     

    La próxima noche la pasaríamos en Duvrobnik y el dueño del apartamento nos había pedido que le avisáramos el día de antes con la hora aproximada de llegada. Abusando de la amabilidad de los dueños del apartamento les pedimos que nos dejaran mandar un correo desde su casa, situada a unos minutos de la nuestra. De este modo, Pilar y yo fuimos con ellos en coche hasta su casa donde nos presentaron a sus hijos, fans incondicionales del Operación Triunfo croata.

     

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    Los participantes de Istanbul Extress descendiendo por la gruta.

     

    Debido a lo extremadamente cansados que estábamos le echamos morro y le pedimos a la señora que nos llevara en su coche nuevamente a nuestro apartamento (en coche se llegaba rápido pero andando había unos minutillos) y la señora accedió, dejando ver en su rostro lo poco que le agradaba la idea.

     

    Cuando volvimos a casa, empezamos a preparar la cena y cenamos todos juntos en el comedor del apartamento. Durante la cena, decidimos establecer un poco de orden en las tareas comunes para los futuros días repartiéndonos desayunos, pagos de hostales, fregado de platos y demás operaciones que enlentecían el ritmo del grupo.

     

    Cuando acabamos de cenar eran cerca de las 23 de la noche (las 7 de la tarde para Gloria, cuyo reloj biológico andaba un poco averiado). El plan del día de hoy incluía visitar Zadar ya que mañana partiríamos temprano hacia Split. A pesar del extremo cansancio que acumulaban nuestros cuerpos decidimos ser fuertes e ir a visitar la ciudad de noche (al fin y al cabo en Zadar, los 9 juntos, solo estaríamos “una vez en la vida”). Armando, sin embargo, decidió sacrificar su visita y se quedó durmiendo en el apartamento para estar más fresco para la prueba de inmunidad de mañana.

     

    Bajamos al centro de la ciudad en furgoneta y Gloria se llevó como compañera de visita la cerveza que sabía a medicamento pero que saciaba satisfactoriamente su sed. Visitamos el órgano del paseo marítimo e intentamos descifrar su funcionamiento basado en la fuerza de las olas del mar, recorrimos las solitarias calles del centro, miramos a los ojos a la estatua del hombre intimidador y Ana y Pilar hicieron algo de ejercicio intentando saltar al potro los pivotes de las calles de la ciudad.

     

    Finalizada la visita nos volvimos en la furgoneta al apartamento y nos preparamos para irnos a dormir. Era tal el cansancio que tenía acumulado, que esa noche ni los ronquidos de Armando impidieron que cayera instantáneamente en un reparador sueño profundo…

     

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  16. Día 1 de carrera (12/04/13 Munich – Zagreb): “Cartas ferroviarias”.

     

    Etapa 1: Prueba de Inmunidad.

     

    Último vistazo a la habitación. Parece que no me dejo nada. Me cuelgo la siempre pesada mochila a la espalda y me miro al espejo. “Que guapa está nuestra camiseta” – pienso.

     

    Abro la puerta de mi cuarto, recorro mi pasillo y me dirijo al de enfrente. Unos pasos más y llamo a la habitación de Ana y María. Sí, como acordamos, ellas también la llevan puesta. Al rato llega Gloria y nos sorprende con su nuevo look “trencitas de oro” hecho exclusivamente para el viaje.

     

    Nos comunicamos los 3 pisos de la residencia mediante gritos y quedamos los 8 en el Erdgeschoss (planta baja, en alemán) para ir directos a la Hauptbahnhof de Munich donde hemos quedado con Diego, último integrante del grupo.

     

    Ahí estamos los 8, Ana, Armando, Gloria, María, Marta, Pilar, Shosho y yo estrenando nuestras camisetas diseñadas por María. El diseño consiste en un fondo blanco sobre el que está estampado el logo de Pekin Express modificado con la silueta de Santa Sofía en su interior. Por debajo las 2 palabras que más habíamos repetido en los dos últimos meses: Istanbul Extress.

     

    A pesar de que la ruta que finalmente habíamos fijado consistía en recorrer Croacia, Bosnia y Turquía conectando los dos últimos países mediante un vuelo, la idea inicial era algo más disparatada. Pretendíamos conectar Munich con Estambul en 12 días mediante trenes o buses parando además por Serbia, Bulgaria y Grecia. Lo extenso del recorrido y el escaso tiempo del que disponíamos puso en marcha nuestras mentes creativas y bautizamos el viaje con el nombre de “Istanbul Extress”.

     

    Sin embargo, solo hizo falta empezar a hacer cálculos para darnos cuenta de que eso era simplemente inviable por lo que rehicimos la ruta de tal modo que nos permitiera disfrutar del viaje sin tener que vivir en una contrarreloj constante. No obstante, lo mucho que nos había gustado el nombre de Istanbul Extress para nuestra ruta nos hizo conservarlo a pesar de que el componente “estrés” ya no estaría tan presente en el viaje (o por lo menos, en eso confiábamos).

     

    Mientras esperábamos en el Erdgeschoss a que estuviéramos todos listos, salió de su oficina el resto arqueológico más valorado del Ludwigskolleg: Frau Esperanza. Nos preguntó a dónde íbamos, nos dio un par de besos y nos deseó lo mejor en nuestro viaje (bueno, a Shosho siempre le quedará la duda de si realmente a ella también le deseó lo mejor). Del mismo modo, una recién llegada “Jazmin” nos despidió desde la puerta pensando lo duro que serían los próximos días sin sus amigos de 2 días.

     

    Por primera vez desde que estábamos en Munich íbamos con tiempo suficiente para coger el tren y no nos tocaría correr por los andenes de la Hauptbahnhof para ver como finalmente se nos cerraban las puertas del tren en nuestras narices.

     

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    Catedral de Zagreb.

     

    Al llegar a la Hauptbahnhof Diego nos estaba esperando. Nos dividimos para hacer las compras de última hora en la estación y acto seguido nos montamos en el tren destino Zagreb. Por delante tendríamos 8 horas de trayecto que ya habíamos decidido como amenizar: vaciaríamos nuestro recién comprado barril de cerveza.

     

    Nada más entrar en el tren intentamos meternos los 9 juntos (como teletubbies) en un compartimento, pero no cabíamos todos en uno asique nos dividimos del siguiente modo: Diego, Marta, Pilar, Armando y Gloria compartirían compartimento con una señora y Shosho, Ana, María y yo con un señor mayor.

     

    En nuestro compartimento, el señor mayor, profesor de pretecnología de María, decidió abarcar todos los rincones destinados al equipaje dejándonos a nosotros sin hueco. Le pedimos entonces que quitase su periódico y su bolsa del único asiento que quedaba libre en nuestro compartimento pero el señor, muy amable, nos dijo que él había llegado primero y que era suyo (que se “hodaaan”).

     

    De este modo tuvimos que intentar meter nuestras mochilas como pudimos en los maleteros de arriba mientras el hombre ocupaba su asiento, el de al lado y la mitad de un maletero para él solo. En un intento de hacer las paces con nosotros comenzó a hacernos preguntas: de dónde éramos, a dónde íbamos, qué hacíamos en Munich, etc. Le dijimos que éramos españoles y estuvimos hablando un buen rato en tono amistoso sobre la situación actual de España. Fue en esa conversación cuando nos dijo que él había oído que en España las naranjas que se caen al suelo del árbol ni las recogemos. Halagados por lo que aquello significaba le dimos la razón: nuestras naranjas son de tal calidad que si no son recolectadas directamente del árbol no las recogemos porque no las consideramos lo suficientemente buenas. Sin embargo, Shosho, educada bajo los muros del Deutscheschule, nos aclaró lo que la palabra “faul” significaba. Lo que quería decir nuestro simpático compañero de viaje era que no cogíamos las que se caían al suelo por cuestión de vaguería a la hora de agacharnos. Definitivamente este hombre se estaba ganando nuestra simpatía.

     

    Cumplidos los primeros 60 minutos de viaje temimos el primer abandono del grupo. Habíamos llegado a Rosenheim (Las Vegas de Baviera) y todos retuvimos rápidamente a Armando para que no se bajara a echar “patita”.

     

    Un rato más tarde, la señora del compartimento de Diego, Armando, Gloria, Marta y Pilar se bajó del tren quedándose por fin libre un compartimento entero para nosotros. Fue en ese momento cuando decidimos comenzar la fiesta y asentar nuestro campamento base. Descorchamos el barril de cerveza y empezaron a rodar los litros del deseado líquido por nuestras bocas. Descubrimos que los asientos se podían juntar hasta pegarse los unos con los otros y creamos así una superficie plana y continua sentándonos en círculo alrededor del sifón de cerveza.

     

    Y entonces fue cuando comenzó todo. Un chico que ninguno había visto antes entró en nuestro compartimento y le dio a Gloria unos sobres que llevaba en la mano diciéndonos: “tomad, esto es para vosotros” y acto seguido se fue.

    Nos miramos todos extrañados y Gloria pensó que se trataba de una carta de amor que le llegaba desde España. Sin embargo, cuando abrió el sobre lo que se encontró fue algo muy distinto a lo que ella había imaginado. El contenido de dicho sobre ya es conocido por todos vosotros.

     

    Mientras leía las tarjetas, Gloria mostró su alegría al saber que el juego tendría “sechs” etapas (su número favorito) y se compadeció de Shosho al leer que el perdedor de la prueba quedaría expulsado del juego y sufriría una penalización.

     

    Cuando acabó de leer todas las tarjetas nos quedamos mirándonos los unos a los otros. ¿Nos habían seleccionado para participar en Istanbul Extress? Entre risas y caras de sorpresa empezamos a entender poco a poco las reglas del juego y comenzamos a hacer cábalas sobre quién de nosotros habría organizado todo eso. El logotipo que aparecía en cada una de las tarjetas era el mismo que el de nuestras camisetas, y ese logo lo había creado María asique las primeras acusaciones fueron dirigidas a ella y por extensión a su pareja, Ana. Muchos de mis compañeros también dudaron de mí y de Diego, pero al yo saber que yo no había organizado nada, no me quedaba más remedio que sospechar también de ellos. Hasta que María confesó que le había pasado el logotipo por email a más de una persona del grupo generando dudas en el grupo. Tras un intenso debate en el que el organizador supo mentir bastante bien, decidimos olvidarnos del creador de todo ello y simplemente disfrutarlo.

     

    Entonces Gloria se dispuso a leer el segundo sobre destinado para el Día 1 de carrera. Ayudado por una azafata de inmejorable calidad (Armando), Gloria abrió el sobre y leyó su contenido en un castellano lento para el público alemán del programa.

     

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    Una vez entendidas por todos las reglas de la Prueba de Inmunidad nos repartimos 4 cartas cada uno y comenzaron a escucharse las palabras que más sonaron en nuestro primer día de competición: “te reto”.

     

    El primero fue un reto “intenso” de pareja entre Ana y María. Ana se proclamó vencedora y María se refugió en el consuelo de que en el amor siempre toca ceder. Poco a poco comenzaron a sucederse los retos, espaciándolos bien en el tiempo y pensando bien contra qué contrincante te querías enfrentar.

     

    A medida que el barril de cerveza iba bajando, nuestra euforia iba aumentando y con ella la belleza de los paisajes que veíamos a través de las ventanas de nuestro tren: grandes montañas con caudalosos ríos e incluso algún que otro castillo aislado entre la naturaleza.

     

    Encerrados en un compartimento con la música a todo volumen, se produjo el primer reto que dictaminaría quién sería el primer expulsado del Juego de Inmunidad. Málaga Vs Sevilla; Diego Vs Shosho, ambos con una única carta cada uno, se batieron en duelo resultando ganadora Shosho dejando claro ante las cámaras que había ganado porque Sevilla tiene un color especial.

     

    Nuestra alegría cervecera seguía subiendo y consecuencia de ello serían los cantos que Shosho dedicaba a su público, entre ellos temas alejados de la copla andaluza como el “Me gustas mucho” de Rocío Durcal.

     

    Estupefactos ante la nieve que estaba cayendo a las afueras de nuestro tren decidimos que era el momento de comenzar a grabar los videos de presentación.

     

    Los primeros que pasaron por nuestro confesionario de 1ª clase fueron Ana y Armando cuyos videos fueron rodados bajo el continuo temor de que viniera el revisor y nos obligara a buscar otro confesionario más acorde a nuestra clase turista.

     

    Finalizada la primera tanda de rodaje volvimos todos juntos a nuestro campamento base y descubrimos lo caliente que se pone María cuando Ana baila las canciones de Maldita Nerea.

     

    Con el calentón encima, María decidió que era el momento de grabar su carta de presentación y para ello nos enseñó el menú del restaurante del tren. Las siguientes en pasar por el confesionario VIP fueron Pilar y Marta. Al finalizar su video Pilar consideró que no había dado el juego suficiente y me culpó a mí, el entrevistador, de no haberle hecho las preguntas idóneas.

     

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    De vuelta a nuestro compartimento festivo, Marta, en un acto de generosidad y compañerismo, decidió echar las patatas fritas “para compartir” sobre los asientos (cuando se dio cuenta de cómo había puesto todo decidió trasvasarlas de nuevo a su bolsa).

     

    Y tras unos cuantos duelos con empates incluidos y participación de terceros concursantes, Pilar resultó ser la segunda eliminada de la Prueba de Inmunidad.

     

    Para celebrarlo decidí sacar la botella de Jaggerbitter que había traído escondida e hicimos rondas de chupitos hasta dejar la botella seca. Fue tal mi generosidad que hasta ofrecí un chupito a nuestro ex-compañero de compartimento demostrándole que los españoles no somos vagos, por lo menos a la hora de beber. Por su parte Pilar seguía perfumando el compartimento con ese inconfundible olor a marihuana que desprenden sus cervezas sin gluten.

     

    Bajo los efectos de la cerveza y los del Jaggerbitter llegó el turno de los videos de presentación de Shosho y Gloria. Por ese entonces era por todos conocida la afición de Shosho de cantar coplas tras la ingesta de cerveza asique no pudo contenerse y despidió su video de presentación deleitando a la audiencia con lo que se convertiría en el himno del viaje: el “Francisco alegre y olé”.

     

    Una vez terminado el barril de cerveza a algunos todavía nos cabía alguna cerveza más en nuestra entrenada barriga asique decidimos ir a preguntar el precio de la cerveza en el bar del tren. Algunos decidimos comprar alguna más y otros prefirieron abstenerse.

     

    En una de las paradas nuestro vagón se descolgó del que tenía a su lado porque sus destinos eran diferentes. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que en el compartimento solo estábamos ocho. Gloria se había ido al baño aprovechando la parada y no sabíamos si había ido al aseo del vagón que se había separado. Mientras fantaseábamos con la idea de que Gloria estuviese en esos momentos rumbo a cualquier otra parte del mundo y por lo tanto quedásemos solo 8 concursantes en la competición, apareció nuevamente rompiendo nuestras esperanzas. Por desgracia había entrado en el baño del vagón que si permanecía anclado al nuestro.

     

    El siguiente en grabar su video de presentación fui yo respondiendo a las malintencionadas preguntas de mi compañera María. Diego, por su parte, apostó por una arriesgada puesta en escena con cambio de vestuario incluido para el rodaje de su carta de presentación.

     

    En cuanto a la Prueba de Inmunidad, Armando se convirtió en el rival más temido ya que parecía poseer las cartas más altas de la baraja por lo que muchos evitamos enfrentarnos a él. Armando, por otro lado, optó por la estrategia de no llamar mucho la atención y no retarnos demasiadas veces.

     

    Y como suele ocurrir, tras el consumo elevado de cerveza nos comenzó a entrar el sueño y volvimos a dividirnos en nuestros compartimentos para dormir la resaca. Pilar, Diego, Armando, Gloria y Marta hicieron un perfecto tetris en nuestro campamento base y durmieron largo y tendido.

     

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    Armando rezando a las vírgenes croatas para conseguir su visado.

     

    Cuando llegamos a Ljubljana varios decidieron salir a pisar tierra eslovena mientras Armando, entre otros, dormía en el compartimento. Durante la parada Marta decidió gastarle una broma y aporrear la ventana de su compartimento desde el andén haciéndole creer que ya ha habíamos llegado a Zagreb y que él seguía todavía montado en el tren. Épica la cara de Armando al despertar y verse en tal situación. xD

     

    En el último tramo del tren nos pidieron varias veces los pasaportes pero nunca nos los sellaron asique algunos decidieron ir directamente a la policía a pedirles el sello croata en su pasaporte como quien pide un autógrafo a alguien a quien admira.

     

    Finalmente a las 20:00 llegamos a Zagreb, nos bajamos del tren y nos preparamos para ir en busca de nuestro hostal: el Fulir Hostel. Como sentíamos cerca la hora límite de recolectar cartas, los que todavía quedábamos en la lucha por la inmunidad nos íbamos retando durante el camino, mochilas a cuestas, ralentizando de ese modo el ritmo del grupo.

     

    Una vez llegamos a la Plaza Josipa Jelacica (la plaza principal de Zagreb) callejeamos para encontrar el hostal y tras pasárnoslo un par de veces, dimos con él. Nada más llegar nos repartimos las tareas y pagamos lo acordado (12 € la noche por persona) y reunimos los DNIs de todos los participantes del reality.

     

    Habíamos reservado una habitación de 9 personas y así pasaríamos la primera noche de convivencia todos juntos. Nada más entrar en la habitación adjudicada, comenzaron las estrategias de grupo para dormir lo más alejado posible de los ronquidos de Armando.

     

    Una vez puestas a salvo nuestras mochilas en el hostal, cogimos los bocadillos que llevábamos para esa noche y nos dispusimos a visitar la ciudad.

     

    Nada más salir del hostal sonó la alarma de mi móvil indicando que las 22:00 habían llegado. Como indicaba la Prueba de Inmunidad de hoy, era el momento de hacer el recuento de cartas y dictaminar el vencedor de la prueba.

    Para ese entonces sólo quedábamos en la lucha Gloria, Armando, Ana y yo. Yo fui el primer eliminado ya que solo me quedaban 2 cartas, Gloria tenía 10, Ana 14 y Armando 15 por lo que el resultado estaba claro: Armando se convertía en el primer inmune de la historia de Istanbul Extress.

     

    Tras una breve entrevista a nuestro inmune Capitán Pescanova, me di cuenta de que algo fallaba. Si al inicio del juego habíamos repartido 4 cartas por persona y éramos un total de 9 la suma final de cartas debía ser de 36 (9x4=36). Sin embargo, si hacíamos la suma de las cartas finales nos daba un total de 2+10+14+15 = 41 cartas. ¿Cómo era eso posible? ¿Había alguno de nosotros amañado el juego? ¿Sería una estrategia de La Organización para generar los primeros conflictos del programa?

     

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    Inscripciones junto a la virgen de Zagreb.

     

    Nos reunimos, lo hablamos entre todos y como nadie admitía haber hecho trampas decidimos creernos, pasarlo por alto y que Armando siguiera con el título de inmune a pesar de que lo sucedido era raro, muy raro.

     

    Finalizado el ranking recorrimos la ciudad de noche devorando nuestros bocadillos. Cuando pasamos junto a la catedral miles de recuerdos de La Ruta del Este vinieron a mi cabeza: ahí, bajo esas puertas, hacía escasos 9 meses nos habíamos emborrachado tras el desfile de morralillos de la estación de tren.

     

    En mi segunda visita a la capital croata visitamos la ciudad algo más a fondo, rezamos a una virgen local que nos encontramos y en una solitaria plaza nos hicimos las primeras fotos grupales para la promoción del programa.

     

    Seguimos pateando la ciudad hasta llegar a la zona de bares que siendo viernes estaba muy animada. Finalizado nuestra visita nocturna a la ciudad decidimos tomarnos algo en una terraza y fue allí donde descubrimos la Fanta de melocotón que tantas veces buscaríamos a lo largo del viaje. Por su parte, Gloria prefirió ir mostrándose a las cámaras tal cual es y se pidió 2 cervezas para calmar su sed.

     

    En dicha terraza me entraron ganas de satisfacer mis necesidades fisiológicas pero el baño del bar donde estábamos no tenía taza del wáter y en su lugar había solamente un profundo agujero en el suelo donde depositar tus “productos internos”.

     

    A pesar de que en Istanbul Extress mostré mi gran espíritu aventurero, era demasiado pronto para exponerme a tal aventura asique decidí adelantarme a mis compañeros de edición e ir a hacer mis necesidades al baño del hostal mientras ellos se quedaban pagando las bebidas.

     

    Cuando mis compañeros llegaron a la habitación misteriosamente apareció un cartel del tren en el que habíamos venido con el origen y el destino del mismo y que alguno de nosotros había robado. Sobre él había una inscripción en un post-it: “desde el minuto uno, todo cuenta”.

     

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    El cartel robado.

     

    Rápidamente todo el mundo me señaló a mí como el responsable. Era la opción fácil. Como yo había llegado antes a la habitación para ir al baño, yo me habría encargado de colocar el cartel robado para que cuando llegaran mis compañeros lo descubrieran. Lo que no sabían mis compañeros es que si yo hubiese sido miembro de La Organización hubiese jugado mucho mejor y no habría colocado ese cartel porque era bastante obvio que todos me culparían a mí. Destacar que a día de hoy, una vez descubierta la verdadera Organización de Istanbul Extress, el misterio de quien robó y colocó el cartel sigue siendo un misterio.

     

    Después de hacer hipótesis sobre el posible significado de la frase “desde el minuto uno todo cuenta” nos dividimos las duchas y nos fuimos a dormir.

     

    Mientras intentaba conciliar el sueño llegó a mi nariz un nauseabundo aroma que procedía de los bajos de mi litera, donde dormían Ana y María. Parecía que los nervios por la inminente recogida de la furgoneta al día siguiente estaban pasandole factura a María. Avergonzada, decidió ausentarse de la habitación para alivio de nuestros olfatos y, una vez satisfecha, volvió a su cama.

     

    Conciliar el sueño aquella noche me resultó de gran dificultad. Entre la ducha que no paraba de gotear, mi trauma infantil con las literas, los ronquidos de Armando y los aún más molestos “shhh” de Shosho pidiendo silencio, pronto se hicieron las 6:30 de la mañana y sonó mi despertador señalándome que comenzaba el segundo día de carrera.

     

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    Nota de prensa: En Julio de 2013, Armando reapareció en un plató de la televisión local de Rosenheim confesando haber hecho trampas en este primer juego de inmunidad quedándose con las cartas más altas que habían sobrado de la baraja. De este modo, el misterio de las 41 cartas quedó resuelto.


  17. Istanbul Extress: Rueda de prensa y presentación a los medios de comunicación.

     

    Imagina que estás de Erasmus en Munich (Alemania) y que has planeado un viaje con 8 amigos más recorriendo Croacia, Bosnia y Turquia. Imagina que en el trayecto en tren desde tu ciudad de origen (Munich) y la del inicio del viaje (Zagreb) un chico que ninguno conocéis de nada y que viaja en el mismo tren que vosotros se acerca a vuestro compartimento con varios sobres en la mano y os dice: “tomad, esto es para vosotros”, y sin más se va.

    Imagina que, extrañados, decidís abrir el primero de los sobres y en su interior os encontráis varias tarjetas con el siguiente mensaje:

     

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    Los sobres rojos que aparecerían cada mañana en una ciudad diferente del mundo.

     

    ………………………………………………………………………………………………………………………

    Bienvenidos a Istanbul Extress aventureros,

    A partir de este momento va a comenzar la competición.

    La Organización de Istanbul Extress os va a proponer un juego que durará desde hoy, la primera etapa, hasta el último día del viaje, cuando se celebrará la gran final en Estambul.

    Habéis sido seleccionados entre un gran número de aspirantes y confiamos en que los 9 estéis a la altura de las exigencias de la carrera.

     

    Explicación del juego.

     

    El juego se dividirá en 6 etapas. Cada etapa tiene 2 fases:

     

    a) Día de Prueba de inmunidad: se propondrá una prueba diaria y el ganador de dicha prueba no podrá ser eliminado del juego al día siguiente, cuando se realice la “Prueba fin de etapa”.

     

    b) Día de Prueba fin de etapa: se propondrá una prueba diaria y el perdedor de dicha prueba quedará expulsado del juego.

     

    Pero que no cunda el pánico. A pesar de estar eliminado, dicho jugador podrá seguir jugando a los juegos, aunque sin optar al premio final, e incluso podría reengancharse al juego y optar al premio final siempre y cuando gane alguna de las pruebas posteriores a su eliminación.

     

    Es decir, si eres eliminado en la primera etapa y ganas la Prueba de inmunidad o la Prueba fin de etapa en cualquiera de las siguientes etapas, vuelves a entrar al juego, optando al premio final.

     

    ¿Qué ocurre si eres expulsado del juego al perder una Prueba fin de etapa?

     

    El eliminado sufrirá una penalización que estará detallada en la tarjeta de la Prueba fin de etapa de ese día.

     

    ¿Cuál es el premio que obtendrá el ganador de Istanbul Extress?

     

    Al volver a Munich, el ganador disfrutará de una noche de barra libre costeada por sus compañeros de aventura, quienes tendrán que poner un bote común para financiarla.

     

    Ruta de la 1ª Edición de Istanbul Extress.

     

    - Etapa 1:

    • Prueba de inmunidad: Múnich – Zagreb. (Día 1)

    • Prueba de fin de etapa: Zagreb – Lagos Plitvice – Zadar. (Día 2).

    - Etapa 2:

    • Prueba de inmunidad: Zadar – Split – Dubrovnik. (Día 3)

    • Prueba de fin de etapa: Dubrovnik. (Día 4)

    - Etapa 3:

    • Prueba de inmunidad: Dubrovnik – Mostar. (Día 5)

    • Prueba de fin de etapa: Mostar – Sarajevo (Día 6).

    - Etapa 4:

    • Prueba de inmunidad: Sarajevo. (Día 7)

    • Prueba de fin de etapa: Sarajevo – Estambul. (Día 8)

    - Etapa 5:

    • Prueba de inmunidad: Estambul. (Día 9)

    • Prueba de fin de etapa: Estambul. (Día 10)

    - Etapa 6: Gran Final: Estambul. (Día 11)

     

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    Ruta prevista para la Primera Edición de Istanbul Extress.

     

    ¿Cuántos jugadores participarán en la Gran Final de Istanbul Extress?

     

    Un mínimo de 4 jugadores (todos menos los expulsados en las etapas anteriores) y se podrán sumar todos aquellos que hayan ganado alguna prueba posterior a su eliminación y que lleguen a la final.

     

    Mecánica del juego.

     

    Cada mañana recibiréis instrucciones en una tarjeta en la que estará especificada la prueba diaria. Al final del día, dependiendo del tipo de prueba, se establecerá el ganador y perdedor de dicha prueba.

    Dicho esto…que arranque ISTANBUL EXTRESS!!!

     

    …………………………………………………………………………………………………………………………….

     

    Así será el inicio de la Primera Edición de Istanbul Extress, el reality road de aventuras que mostrará el espíritu aventurero y competitivo de 9 jóvenes que partieron de Munich para emprender un viaje de ocio y se encontraron inmersos, por sorpresa, en dicho espectáculo televisivo.

     

    Pruebas físicas, psicológicas, alianzas, discusiones, amistad, fiesta, adrenalina, lloros, risas (muchas risas) y una experiencia que ninguno de los nueve podrá olvidar.

     

    Grabado entre los días 12 y 23 de Abril de 2013 los 9 participantes recorrerán la costa croata en furgoneta, las dos principales ciudades de Bosnia en autobús y finalmente volarán a la capital turca donde permanecerán 3 días hasta la esperada Gran Final.

     

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    Croacia, el primer país de la ruta.

     

    Perfiles de los 9 participantes.

     

    A continuación, una breve descripción de los 9 participantes seleccionados:

     

    - Ana: 23 años. Zaragoza. Estudiante Erasmus de Medicina. En su video de presentación reconoce haberse apuntado a Istanbul Extress alentada por la falta de privacidad y los continuos rumores que surgían sobre su persona en el Ludwigskolleg, residencia de estudiantes que une a todos los participantes. Su estrategia la deja clara desde el primer momento: hundir a Raúl, su vecino más cercano en dicha residencia. Amante del Jäggerbitter, se ve con muchas opciones de proclamarse ganadora de esta Primera Edición de Istanbul Extress.

     

    - Armando: 29 años. Morelia (Mexico). ¿¿Estudiante de alemán?? Armando se embarca en esta aventura ansioso de conocer patotas y madres para sus hijos (loshijos croatas, los bosnios y los turcos). Confiesa venir preparado “con todos los juguetes” y bajo el patrocinio de Fujitsu. El dominio de idiomas es su punto fuerte (C2 en italiano, al tener sangre siciliana) y seguro le supondrá una ventaja respecto a sus contrincantes a la hora de comunicarse con los habitantes de los países de la ruta. Horas antes de comenzar el rodaje tuvo problemas con el visado y con su tarjeta de crédito, motivos por los cuales estuvo a punto de ser la primera baja del casting. En su video de presentación admite esperar que todos los participantes vivan el programa al 100 %. ¿Será él capaz de vivir el programa de ese modo o sus problemas con la VISA y con la tarjeta de crédito marcarán su paso por el concurso?

     

    - Diego: 25 años. Málaga. Licenciado en turismo, precario y becario. A la pregunta: “¿qué esperas de este viaje?” respondió con una paradoja: “mucho y nada”. Confía en que su paso por el programa suponga un punto de inflexión para el grupo. Cuando se le pregunta sobre sus posibilidades para ganar el concurso considera que ya es ganador al haber pasado el duro proceso de selección entre tantos aspirantes. Considera que de sus compañeros de edición conoce todo y nada a la vez y que en esta aventura conocerá otras facetas de ellos. En su video de presentación se dirige al público para convencerles de que no es lo mismo ver el programa desde la televisión, cómodamente en el sofá de casa, que vivirlo en primera persona. Porque para él lo importante no es estar “dentro” sino estar “montado”.

     

    - Gloria: 32 años. Venezolana, afincada durante una temporada en Zaragoza. Licenciada en Derecho y en la actualidad estudiante de alemán y empleada del Burger King. La “überdreizig” del grupo promete ser una de las revelaciones del programa. Se apuntó al casting porque considera que en su vida no ha hecho nada más que trabajar y estudiar, estudiar y trabajar. Confiada desde el minuto cero de que esa barra libre sería suya, acabará con todas las reservas de cerveza de Croacia, Bosnia y Turquía. Si gana el premio final le gustaría compartirlo con su actual pareja, Juan Carlos, baja de última hora por motivos ajenos a la organización. El espíritu aventurero y festivo de “trencitas de oro” seguro que le llevarán muy lejos en el concurso.

     

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    María, Armando, Pilar, Ana, Raúl, Shosho, Gloria, Diego y Marta (de izquiera a derecha y de arriba a abajo).

     

    - María: 25 años. Zaragoza. Arquitecta y diseñadora interior, en la actualidad estudiante de alemán, cocinera y actriz en potencia. Reconoce que irá “a muerte” en la competición y espera que su paso por el programa sea “to heavy” o como poco “intenso”. Pareja sentimental de Ana, fantasean con compartir el premio si una de las dos se proclama vencedora. Pronto se hará con el liderazgo del grupo al ser ella la que conduzca la furgoneta durante el primer tramo de la ruta. ¿Supondrá llevar las riendas del grupo una desventaja de cara a sus opciones de llegar a la Gran Final?

     

    - Marta (nombre artístico Delac): 23 años. Colmenar Viejo (Madrizz). Estudiante de turismo y cocinera. Se apuntó al casting porque le apetecía conocer nuevas culturas y descubrir cosas nuevas de sus compañeros de edición. Sin embargo, muchos desde el primer momento le querían echar “a la calle”. Cuando se le pregunta sobre el grado de dificultad que tendrá la convivencia con sus compañeros responde diciendo creer que será “divertida”, cree que habrá piques pero que ello fortalecerá sus relaciones. Ansía con todas sus fuerzas tener un paso “perfezzto” por el concurso y, porqué no, ganar el premio final.

     

    - Pilar: 22 años. Zaragoza. Estudiante Erasmus de Medicina. Su mochila es la que más abulta, quizás sea por su intolerancia al gluten y la consecuente necesidad de llevar sus propios alimentos “glutenfrei”. Su postura es clara: no querrá en el grupo a gente que “no colabore”. Confesó haber dado poco juego en su video de presentación pero como bien dijo ella, defiende el lema: “lo importante no son los principios sino los finales”. La segunda doctora de la expedición comienza la aventura con una discreta presentación pero, quien sabe, quizá llegue más lejos de lo esperado.

     

    - Raúl: 22 años. Madrid. Estudiante Erasmus de Odontología. Apodado por sus propios compañeros como “El fiestas” intentará que las noches de viaje se conviertan en fiestas inolvidables. Con la filosofía de que todo pasa solo “una vez en la vida” ejercerá su papel de moderatto y luchará por un premio que desde el principio llevaba su nombre y apellidos. Además de participar en el reality será el encargado del rodaje de la expedición y de su posterior exposición pública por escrito a través de este blog.

     

    - Shosho: 21 años. Sevilla. Estudiante Erasmus de Psicología. La benjamina del grupo llevará el folclore andaluz por toda Europa cantando a los cuatro vientos lo que ella considera un himno: el “Francisco Alegre y olé”. A pesar de pertenecer a las altas clases de la sociedad (ostenta el título de Marquesa) no dudará en rebajarse al nivel del pueblo llano y convertirse en la imagen comercial del Aldi. Se convirtió en concursante de última hora al rechazar la oferta de participar en la Feria de Sevilla y aceptar en su lugar los términos y condiciones de Istanbul Extress. Además, espera poder demostrar públicamente que es falso el tópico de que los andaluces sean vagos. Será la única concursante que realice dos realities en uno: por un lado Istanbul Extress y por otro lado “La Marquesa: 21 días en la pobreza”.

     

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    Bosnia, segundo país de la ruta.

     

    Istanbul Extress: las claves del éxito.

     

    Istanbul Extress se presenta como el primer reality show que combina viaje, aventura, convivencia y fiesta. Podría ser definido como una perfecta mezcla entre Pekin Express, Gran Hermano, Operación Triunfo (“Francisco Alegre y olé”) y Gandía Shore.

     

    Istanbul Extress ofrecerá además una dosis de suspense y misterio tanto a los concursantes como a los telespectadores. De los 9 participantes habrá una o varias personas que estén metidas dentro de La Organización (“La Org” como bautizaron los propios concursantes), organismo que ha planificado todas las pruebas y que deja cada mañana un sobre rojo con la prueba de ese día.

     

    Durante toda la ruta los concursantes no sabrán quién es la persona o personas que ha/n organizado el juego por lo que las apuestas y sospechas sobre quien/es serán los miembros de La Org estarán a la orden del día. Por su parte La Org hará todo lo posible para llegar a la Gran Final sin ser descubierta . Tan solo el último día de viaje saldrá a la luz la verdadera identidad de La Org, resolviéndose el misterio.

     

    Y tú, como telespectador, ¿te atreves a hacer tus apuestas? ¿Quién crees que ganará el concurso? ¿Quién durará menos que Gloria sin una cerveza en la mano? ¿Quién forma parte de La Org?

     

    Nuestros participantes ya están vestidos con la equipación oficial del programa. Todo está listo para que arranque la Primera Edición de Istanbul Extress.

     

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    Turquía, tercer y último país de la ruta.

     

    Promo: Istanbul Extress. Proximamente.

     

    Comienza la aventura. 9 aventureros dispuestos a recorrer 1350 km viajando a través de 3 paises:

     

    - Croacia: desde Zagreb hasta Zadar bordeando la costa croata hasta llegar a la perla del Adriatico…Dubrovnik!!

     

    - Bosnia y su pasado bélico: de Mostar a Sarajevo.

     

    - Y por fin, Turquia, Istanbul, la asombrosa Santa Sofia y el descubrimiento de una nueva cultura.

     

    12 dias de carrera y un solo objetivo, llegar a meta.

     

    Arranca ISTANBUL EXTRESS!!!!

     


  18. Día 23. (2/08/12 Pescara): “Al sol sol y al vino vino”.

     

    A las 10 estamos en pie, bikini, ropa de playa y preparadas para una jornada interrailera bastante distinta a las que veníamos viviendo de patear y patear la ciudad. Piero nos lleva a buscar a Paolo y a dos amigas suyas y nos llevan a desayunar los ricos cannoli sicilianos. Ha llegado el momento de relax: sol, playa, comer y beber. Se acabaron las duras jornadas de tras dormir escasas 3 horas, patearse la ciudad sin descanso y arrastrar nuestros macutos como buenamente podemos.

     

    Nos vamos en coche a Ortona, pueblo natal de Rocco Siffredi (dato más representativo de la nueva localidad que vamos a visitar) y nos llevan a una playa de piedras y poco concurrida. Entre chapuzones y risas pasamos el día, acompañándolo para comer de pescaito frito y vinito blanco (hay que aprovechar que nos encontrarnos en zona marítima). Conocemos a Rocco en la playa y pese a que intenta hacerse nuestro amigo es imposible meterlo en la mochila de la expedición. Demasiadas horas al sol generan importantes quemaduras en nuestra piel y nos convertimos en pomodori.

     

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    Nuestros amigos italianos nos amenizan la vuelta en el coche con grandes clásicos como The best of you o Numb y paramos a merendar nuestro ya habitual helado. Nos duchamos y embadurnamos en after-sun para prepararnos para la noche y echarnos unas carreras con Alessandro (que muestra hacia nosotras una mezcla de cariño-agresividad bastante contradictoria).

     

    Cabe resaltar lo curioso que es la comunicación intralingüística, a medida que cumplimos años parece que entendemos menos idiomas, lo fácil que es comunicarse con un pequeño niño italiano de 3 años y a veces lo complicado que es entenderse con un italiano adulto sin conocimientos de español. Como siempre he pensado, el que quiere que le entiendan se hará entender.

     

    Para cenar nos llevan con un porrón de gente italiana y también viene Francesco (otro amigo del Erasmus de Noelia); probamos el típico arrosticini de la zona (brochetas de carne) y pizzas con vino italiano. A la hora de elegir chupito para hacer la digestión opto por el clásico disaronno mientras que Noe se arrepiente de innovar y se queda con un chupito de canela más malo que bueno. En esos momentos en que te juntas en una mesa con unos 20 italianos te das cuenta que nuestros conocimientos lingüísticos siguen siendo insuficientes, en una conversación uno a uno nos defendemos, en conversaciones multidireccionales es un caos.

     

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    Finalizada la cena abandonamos el restaurante, en los escasos 10 minutos de viaje en coche hasta la zona de fiesta creo que voy dormida 9 minutos y medio… parece que la insolación producida por tanto día de sol influye en mi cuerpo de manera determinante. No sabiendo cómo, puesto que al bajar del coche no soy persona… consigo irme espabilando y entramos en varias discotecas del paseo marítico.

     

    Entre canciones de estilos variados (desde reggaeton a canciones de corte político-izquierdistas-reivindicativas pasando por alguna típica estilo Rafaela Carra) va transcurriendo la noche y nos dejamos llevar por la fiesta en el Benidorm Italiano.


  19. Día 22. (1/08/12 Roma y Pescara): “El Vaticano”

     

    El hecho de que por primera vez en muchos días no nos hayamos vuelto a dejar llevar por la fiesta italiana conlleva que a las 10 estemos en pie como unas campeonas. Mientras Noe se va al supermercado a comprar algunos regalillos para nuestro hospedador, yo me encargo de adecentar un poco la casa. Vincen se ha ido antes a trabajar por lo que cargamos nuestras mochilas y cerramos la puerta de la casa...habiendo dejado encima de la mesa como regalos una botellita de Absolut, unas cuantas de sangría, otras tantas cervezas y una bonita nota de despedida y agradecimiento.

     

    Dejamos nuestros macutos en la consigna de la estación de Termini y partimos rumbo al Vaticano en autobús. Tras encontrarnos una larga cola para entrar en el edificio (la verdad es que avanza de manera vertiginosa); en apenas cinco minutos estamos ante la revisión de vestuario y nuestro consecuente tapamiento con todos los chales que portábamos habiendo prevenido que la ropa de verano no iba a ser aceptable para entrar en el santuario. Tras la visita al templo en un alarde de generosidad Noe decide dar “todo lo que tiene” al Vaticano y desposeída de sus cargas proseguimos la marcha una vez informado su hermano de su noble e histórico acto.

     

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    Hacemos parada para comer en un pequeño restaurante italiano, Noe optando por una bolognesa y yo por una degustación de porciones de pizzas. Compramos un rosario y un calendario como regalo para las componentes más veteranas de nuestras familias y volvemos con tiempo suficiente a Términi para averiguar cómo llegar a nuestro próximo destino: Pescara.

     

    Por fin nos damos cuenta que nuestros móviles no cogían estos días la wifi publica de las calles puesto que nuestros terminales son españoles, (espesas hemos estado en no darnos cuenta de este impedimento mucho antes xD).

     

    Nuestro tren sale de la estación de Tiburtina así que una vez recuperadas nuestras mochilas cogemos el metro-sauna y llegamos a dicha estación (obviamente nuestro tren low-cost está en la otra punta de la estación). 4 horas es el transcurso del viaje (al menos esta vez sin los apresurados cambios de tren); el viaje transcurre bastante tranquilo… sólo acompañadas por un viajero en el vagón que en el momento que Noe se fue un segundo al baño intentó hacerse amigo mío diciéndome cosas un poco-bastante extrañas; por lo demás he conseguido sobrepasar el tercio de lectura de mi novela policiaca en inglés y Noe duerme felizmente en nuestro pequeño pero apañado asiento.

     

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    Por fin llegamos a la zona costera, en Pescara están esperándonos Paolo, Valeria y Piero. Nos vamos los cinco a que nos enseñen el centro de la ciudad y cenamos unas deliciosas pizzas con cervezas en el paseo marítimo acompañadas por un típico crepê de nutella blanca. En nuestro paseo comprobamos el carácter de las mujeres italianas y su alto nivel de celos (especialmente ante mujeres que prescinden de sujetador por la calle).

     

    Pescara es una típica ciudad de costera, prácticamente nada turístico (sólo hay una estatua en una plaza que es fea, inutilizable y muy cara) pero con muchas discotecas a pie de playa y bonito sitio para veranear. Tras finalizar nuestra visita nocturna nos vamos a casa de Piero; y él como caballero italiano nos cede su cama para que durmamos las dos juntas mientras el pobre se va a dormir al sofá. Hombres italianos: caballeros y cabezotas; por mucho que insistamos en que el sea el que duerma en su cama y nosotras en el sofá, no cede. Poco a poco cerramos los ojos tras otro duro día de interrail y Noe recibe alguna que otra patada nocturna de mi parte mientras yo sin ser consciente de ello duermo felizmente…


  20. Día 21. (31/07/12 Roma): “Roma no se hizo en un día”.

     

    La cleaning-lady a nuestro alrededor canturreando y limpiando la casa con gran esmero es lo que nos encontramos al abrir los ojillos. Nuestro cuerpo está acostumbrado a dormir 5-6 horas al día y empezamos la ruta turística a las 13 h.

     

    Castel Sant'angelo y Palacio de justicia son nuestras primeras visitas; continuamos paseando por la orilla del Tiber y nos adentramos en el Trastevere. La segunda parte de la ruta del día consiste en la visita al Panteón, Bocca della verita, Piazza Navona y la Gelateria con 150 sabores de helados hace de nuestras delicias.

     

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    Problemas que nos encontramos en Roma durante la jornada:

    1) Lo de poner las paradas de la misma línea (para sentido contrario) una enfrente de la otra no se estila… en ocasiones te las ves y deseas para encontrar tu correspondiente parada puesto que sólo encuentras la del sentido contrario a la que necesitas.

    2) Ahorro en marquesinas de autobús con la consecuente deshidratación en pleno verano a 45 grados.

    3) Sufrimos la gran dificultad de encontrar un supermercado abierto para comprar algún regalo a nuestro amigo Vincenzo; imposible. Horarios restringidos y en el centro tampoco es que viésemos muchos sitios donde comprar.

    4) La conducción con gran temeridad, y la indiferencia entre que el semáforo esté en rojo o en verde para atravesar los pasos de cebra… llego a la conclusión de que la primera causa de mortalidad en esta ciudad deben ser los atropellos.

    Por todo lo demás, ciudad perfecta.

     

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    Nos arriesgamos a entrar en un kebab y no contábamos con que sin duda en picante no escatiman en Italia. Noe casi no es capaz de probar su pollo asado y yo me las veo y deseo para comerme la mitad del kebab. Y eso que siendo precavidas…le habíamos preguntado al hombre antes de pedir que si era spicy? Ante un rotundo NO del vendedor. Así que nos marchamos con más hambre que un perro para casa.

     

    La ducha nos sabe a gloria después del turístico día y Vincenzo y su amigo Jean Luca nos preparan pasta a la carbonara (seguimos pensando que a los niños italianos en la educación primaria les imponen como materia obligatoria cocina….no puede ser que todos los italianos cocinen, y encima tan bien) xD

     

    Cuatro tipos de bollitos sicilianos nos sacan de postre (y los cuatro obviamente son probados por mí) xD; especialmente rico el cannolo siciliano! Los chicos nos han comprado un par de botellitas de absolut y zumo (porque saben que es la bebida favorita de Noe) para que empecemos la fiesta, pero tras muchos días seguidos viviendo más de noche que de día.. hoy no somos capaces; nuestras fuerzas flaquean y mientras todos ven la película “Agua para elefantes” yo duermo felizmente sobre las piernas de mi compañera de Ruta….Nunca me han gustado los dramas románticos.

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