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Jenn88

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  1. Día 17 - Winterthur - Konstanz - Lindau

     

    Después de haberme despertado a las 3 de la mañana a causa del lanzamiento de cargador que hizo mi vecina de encima de la litera, conseguí dormir hasta las 7:30. Salgo echando leches y consigo llegar al mismo tren que había cogido el día anterior dirección Konstanz. Igual que el día anterior, lo primero que hice fue ir hasta la oficina de turimo y pedir información sobre cómo llegar al punto de salida de los catamaranes. Llegué a la oficina que eran las 9 menos algo, acababan de abrir y la de información me respondió con un "simpatiquísimo" al fondo y a la izquierda. Vale. Después de semejante alarde de simpatía salí y me fui directa a preguntar a un abuelete muy majo que me indica como llegar.

     

    Aquí están las vistas del puerto, muy cuco, hay que decir:

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    Finalmente llego a la oficina y veo en un mapa que tiene detrás el tipo del mostrador que se puede llegar a Lindau directamente en barco. Mi idea inicial era llegar hasta Friedrichshafen para después coger el tren a Lindau, pero decido ir directamente por el lago. Resulta que Lindau es el último pueblo en el que para el ferry antes de pasar a Austria, así que el viaje, es de aprox 3h. Ese día hacía un sol de justicia, y aproveché para pasar las 3h en cubierta tomando el sol y churrascándome como jamás pensé podría pasarme en Alemania. Eso sí, al día siguiente tenía un moreno paleta precioso.

     

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    Durante el viaje disfruté de las vistas de los diferentes puertos. Casi todos tenían algún detalle que los hacía únicos. En uno de los primeros había esta especie de obra de arte extraña,

     

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    Y a la altura de Friedr... me encontré con esto en el cielo:

     

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    La entrada al puerto de Lindau es muy significativa, está flanqueada por dos construcciones enormes:

     

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    Resulta que yo no había desayunado ese día ya que había pasado todo el día corriendo. Dado que venía de Suiza, mis reservas de comida mochilera estaban bajo mínimos. Y así me encontré en Lindau, quemada, con dos mochilones que parecían pesar más día tras día, a las dos de la tarde bajo un sol abrasador, y en ayunas, con un hambre que me subía por las paredes. Intenté ir andando hasta el hostal, pero me encontré con que no fui capaz de encontrar el puente de salida de la isla. Igual que Mainau, Lindau es un pequeño islote unido a tierra por un puente. No estaba en mi mejor momento así que me revisé las indicaciones sobre como llegar al hostal y cogí el bus que recomendaban para llegar (linea 1, 2€). Ahí me encontré con el problema de que yo, sin saberlo, me había subido a un bus en el que el pequeño televisor en el que te dicen por qué parada va, estaba estropeado. Así que sin saberlo, me había pasado 3 paradas.

     

    Pero no hay mal que por bien no venga! El autobús me dejó justo delante de un supermercado enorme! Aproveché y entré a comprar palitos de olivas y unas galletas príncipe (sí, iguales que las nuestras). Me volví a la parada y esperé casi tres cuartos de hora más a que llegara el bus. Durante la espera un abuelete tuvo la consideración de tener una conversación unilateral conmigo pese a hacerle yo saber que no hablaba alemán.

     

    Finalmente llegué al hostal (Jugendherberge Lindau Youth Hostel, 1 noche, 25,50€). En la recepción había una chavalina más interesada en chatear por el facebook con algún amigo que en hacerme el checkin. Yo soy consciente que no estaba en mi momento más social, tenía calor, estaba sudada y enfadada con el mundo, pero cagondiez que tipa más inútil. Se quedaba mi tarjeta de crédito por confusión, tuve que bajar dos veces porque no me dio sábanas, no me dijo ni que el desayuno estaba incluido ni donde era. Y no hablemos de su inglés, yo que estaba desesperada por la lavandería le tuve que explicar que la lavandería era ese sitio con máquinas con agujeros en los que metías la ropa sucia y salía limpia. En fin...

     

    Volví a la habitación, dejé los trastos y me hice la cama. Conozco a una de mis compañeras de habitación, una señora de mediana edad que está de vacaciones. La verdad es que casi todo el mundo que vi en Lindau parecían Alemanes de vacaciones, debe ser un tipo de retiro caluroso donde se escapa el norte de Alemania en verano. Me di una vuelta por el hostal alucinando con la cantidad de familias que había por allí y rezando porque no me tocara ningún niño en la habitación. Me di una ducha que me supo a gloria y me volví a hacer turismo a la insel.

     

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    Me propuse llegar andando y lo cierto es que estaba muy cerca. El pueblo es una cucada y el paseo marítimo una preciosidad, todo lleno de músicos y artistas varios. Muy bonito. Aproveché para ver las dos iglesias del pueblo y sus torres.

     

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    Y el ayuntamiento, algo horterilla, pero bueno...

     

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    Subí al faro (otra recomendación forera), aunque fui una cobarde y después de ver una rata de tamaño gato debajo del último tramo de escaleras apenas aguanté arriba más de cinco minutos.

     

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    Aproveché la tarde para pasarla paseando por el pueblo aunque me recogí temprano que me quedaba una camiseta y un pantalón limpio. Estoy contenta por la elección de haberme llevado solamente 7 piezas de cada... pero era una gran limitación cuando se te iba agotando. He de añadir que me encogió absolutamente toda la ropa por una secadora cruel, pero bueno, ya estaba en las últimas del viaje.


  2. Día 16 - Zürich - Winterthur - Konstanz - Mainau - Winterthur

     

    Me levanté de nuevo bien temprano y desayuné a sabiendas de que estando como estaba en Suiza, más me valía aprovechar. Conseguí coger el tren de las 8 a así que me planté en Wintentur a las 9 en punto. El siguiente tren en la dirección que me interesaba pasaba justo una hora más tarde así que tenía que darme prisas o perdería una hora más. El hostal (Depot 195, 35.5 CHF, 1 noche) estaba muy bien, muy cerquita de la estación y todo de punta en blanco. La chica de la recepción me iba a dejar que dejase la mochila pero se las apañó para buscarme una cama que ya estuviese libre. Hice el Check-in, la cama y conseguí salir a pillar el tren de las 10.

     

    Llego a Konstanz alrededor de una hora más tarde. La información turística está en la misma estación de tren así que me acerco y les pido info para llegar a Mainau (Gracias Teru Teru por la idea =)). Me hizo gracia que en la estación hubiese un cartelito en el que ponía "aduana", así como diciendo, si te apetece pásala, si no, no hace falta. Sigo sorprendida ya que estoy de vuelta en Alemania y no me han pedido en ningún momento pasaporte ni documentacion, ni para entrar ni para salir. En fin, me acerco al punto de info y les pido indicaciones para llegar a Mainau y un mapa. Existe la opción de ir en barco, en shuttle o en el autobús n.4, que salía justo a 2 metros de la estación de tren. Decidí coger el bus (2'20€ x 2, ida y vuelta).

     

    Mientras esperaba a que pasara el bus me puse a charlar con un chavalín muy majo que había por allí. Se ve que era nativo y estaba a punto de irse de Erasmus a Valencia. Charlamos un ratito hasta que llegó su bus. El viaje en bus apenas dura 30 minutos y te deja justo delante de las taquillas. La entrada cuesta 17'50€. Como recomendación yo diría que si se viaja en Agosto se puede ir a visitar todo después de las 5 de la tarde y así te sale todo al 50% de descuento. Yo estaba muy motivada así que los pagué y adelante, de todas maneras, a saber si voy a volver.

     

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    Mainau es una especie de islita contectada con tierra por un puente. Está completamente rodeada por agua y es una cucada impresionante. Nada más entrar y dejar las taquillas atrás te encuentras con una flor enorme hecha de flores con sonrisa. Casi casi hay que hacer cola para poder sacarte una foto sin público, pero vale la pena.

     

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    De ahí, me fui directa a por el Pavo Real, que se merece estar escrito en mayúsculas. Pero que monada, es enorme!

     

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    Y al lado están los patitos!

     

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    Yo seguí mi técnica habitual de perderme y ver a dónde me llevaban mis pies. Me encontré con unos cuantos cercados llenos de ponis, y potrancos, cabritas, niños y bichos varios en general. Una de las cosas más divertidas que vi fue a los niños intentando alimentar a las cabras, qué manera de atacar!

     

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    El parque en general es muy bonito, entre los caminos hay muchas esculturas y demás cosillas escondidas. Es un buen sitio al que irse a echar el día sin prisas, a disfrutar perdiéndose por allí.

     

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    Las vistas del lago desde los jardines del palacio son impresionantes. Tienen una fuente preciosa y una rosaleda bastante importante. En el palacio dio la casualidad de que estaban haciendo una exposición sobre algunos de los últimos premios Nobel de ciencias. Cada persona que lo había ganado salía aguantando un poster con un dibujo muy simple que intentaba ser un guiño a su trabajo. Había además un pequeño instrumento parecido al estetoscopio que te lo ponías en el oído y te daba una pequeña explicación en inglés (gracias) de su proyecto dado por el mismo ganador del Nobel. Había algunos personajes realmente impresionantes. El palacio este, es pequeñín, pero tiene también anexada una pequeña iglesia bastante bonita.

     

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    En la isla, además de los jardines y todo lo que menciono antes hay un mariposario. La idea es buena, pero las variedades de mariposas que tenían era bastante escasa. De todas maneras, estos bichos son bastante fotogénicos así que aproveché para hincharme a sacar fotos.

     

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    Hacia las 3 de la tarde me volví a Konstanz. Me bajé del bus justo antes de cruzar el puente y aproveché para pasarme unas cuantas horas paseando por el barrio antiguo.

     

    (he aqui un biergarten que me encantó, aunque sea solamente de nombre)

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    Me senté en un restaurante a comer simplemente por el placer de decir, vuelvo a estar en Alemania y me lo puedo permitir, así que hoy voy a comerme una señora pizza agusto.

     

    En el paseo aproveché para subir a la torre de la catedral (2€). Las vistas son impresionantes. Se ve el lago que parece un mar, todo lleno de veleritos. Tuve suerte y me hacía un día impresionante, con bastanta calor, pero sobrellevable. Me lucieron muchísimo las fotos. En la barandilla de la terraza de la torre había una especie de palitos con agujeros. Tu te agachabas, mirabas por el agujero y solamente veías un eficio, y justo debajo te ponía qué estabas viendo. Me gustó muchísimo el detalle y lo encontré muy entretenido.

     

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    Finalmente me volví a Wintertur cuando ya empezaba a anochecer. Iba a hacer la colada, que empezaba ya a andar corta de ropa, pero me salía por 8 CHF solo lavar. Decidí estirarla un día más y me fui a dormir temprano.

    • Positivo 2

  3. Día 15 - Zürich - Luzern - Zürich

     

    Me levanto otra vez a las 6:30, desayuno como si no hubiese un mañana y e encamino a la estación. Cojo el tren de las 8:04 a Luzerna. Zurich estaba rara, llena de vallas, pero yo sin remota de nada.

     

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    Llego a Luzern y nada más salir quedo encantada. En cuanto dejas la estación das directamente al lago. Tuve suerte y hacía un día estupendo, un paisaje de lo más idílico.

     

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    Lo primero que hice fue ir al puente romano. Estaba todo decorado con flores, con dibujos en cada poste y un montón de cisnes nadando por debajo. Una preciosidad vamos. Una de las cosas que más me llamó la atención fue la ingente cantidad de japoneses que había por allí. Las cantidades de nipones que me fui encontrando hacia el final de mi viaje fueron impresionantes.

     

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    En fin, que me pierdo, después de pasear por el puente romano me perdí un ratito en la feria de productos artesanos que había por allí. Me di una vuelta visitando todas las iglesias que pude encontrar buscando sus campanarios y me paseé por el muelle.

     

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    Subí a la muralla y saqué doscientas fotos disfrutando de las grandes vistas que había desde allí.

     

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    Aproveché y visité también el ayuntamiento, algo horterilla pero curioso:

     

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    Al pasear por el centro vi una tienda de souvenirs curiosa. En una de sus postales había un león esculpido en la misma piedra. Así que como no sabía dónde estaba ni tampoco tenía mucho itinerario pensado, me entré en la tienda y le pregunté a la dependienta dónde estaba. Me dio las indicaciones y la verdad es que el sitio era bastante pintoresco.

     

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    Justo delante de la estación había un puerto donde salían ferries que daban una vuelta por el lago parando en cada pueblecito. Me venía mucho de gusto disfrutar de una vuelta en barco así que me dije, si pasa de 20CHF no lo hago. Cuando andaba por allí buscando información me encontré con un chavalín que hacía de informador turístico que nada más oir mi inglés se puso a hablarme en castellano (lo encontré un poco triste ya que tenía mi acento en buena estima). Pero es que al oirme hablar en castellano se me puso a hablar en catalán. Impresionante. En resumen, que le expliqué que quería dar una vuelta pero que me tenía que bajar en alguna estación con tren para poder volver a Zurich. Me llevó hasta la estación y allí me asustaron diciéndome que el trayecto me salía por 39.5 CHF, pero... que con el pase del IR me hacían un 50% de descuento. Vamos que me quedaba justo por debajo de los 20 CHF que tenía pensado gastarme como mucho. Estaba encantada. El chavalín en un principio me dijo que tendría que hacer un transbordo y luego que no así que andaba un poco liada. Creo que le pregunté 3 veces al revisor a ver cuando me tenía que bajar que no lo tenía demasiado claro. Al final resultó que me llevaba directo.

     

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    El barquito va así como rebotando entre puertos de lados opuestos del lago. La verdad es que es impresionante. Las vistas quitan el hipo. Se ve que lo que mucha gente hace es pararse en un par de pueblos que tienen teleféricos hasta los picos para subir y disfrutar de las vistas. Tiene que ser impresionante, pero una servidora aún estaba asustada de los precios suizos y me daba miedito hasta preguntar.

     

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    Finalmente, después de dos horas de viaje y de haberme colado en primera para ver las vistas mejor desde la parte alta del río, llegamos a Brunnen. Es un pueblecito pequeñísimo que se ve a legua tiene gente de muchísimo dinero. Me perdí un poquito, aunque conseguí encontrar las vías del tren y las seguí hasta topar con la estación. En el momento en que llegué tenía dos opciones, o me esperaba 1h30min para coger el tren a Zurich directamente, o me volvía a Luzern con un tren que llegaba en pocos minutos y de ahí a Zurich. Haciendo cálculos iba a echar casi el mismo tiempo, pero mejor ir en tren que estar esperando dos horas sentada en el suelo de un andén pasando calor.

     

    Llegué a Zurich que eran apenas las 4 de la tarde. Estaba llena de jovenzuelos borrachos. Acojonante. Resulta que era el Street Parade, un festival que atrae a gente de toda Suiza. Cuando uno piensa en festivales grandes, o al menos yo lo hago, suelo pensar que los harán en las afueras, pues no. Todo el centro de Zurich estaba completamente colapsado. Intenté pasear y ver alguna que otra cosilla pero después de haber visto a tíos sobándose en la calle empalmados y abueletes con tangas de leopardo microscópicos... he de confesar que estaba algo asustadilla. Así que cuando me dieron las 7, traumatizada para un buen tiempo, decidí volverme al hostal y acabar de comerme los restos de lo que había comprado en Escocia.

     

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  4. Desde mi humilde opinión encuentro que hacer una encuesta para que nosotros te decidamos qué itinerario seguir es un poco una chorrada. Sois vosotros los que vais a hacer el viaje y vosotros deberíais escoger dónde vais.

     

    Dicho esto,

     

    Itinerarios 1 al 3: parece que una de las mayores restricciones que teneis es el dinero, no? Pues evitad Suiza. Es un país extremadamente caro. Es bonito, pero de las ciudades de Suiza que yo he visitado, sin lugar a duda Basel es la más sosa. Quizás os podríais plantear volver de otro sitio o acabar en alguna otra ciudad. P.e., hay un [acronym=Train à grande vitesse. Tren de alta velocidad francés]TGV[/acronym] directo Munich - Paris de 6h que no es nocturno (mirado con la página de Bahn). Quizás sería planteable.

     

    Itinerario 1: sin más, solamente he estado en las últimas tres ciudades de tu lista, pero parece viable.

     

    Itinerario 2: En el 3 comentas que querrías ver campos de concentración y demás, cerca de Munich tienes el campo de concentración de Dachau, el más grande de Alemania y el segundo en importancia detrás de Auswitz.

     

    Itinerario 4: Yo me plantearía eliminar Hamburgo como parada, en mi opinión no tiene demasiado para ver. Podríais añadir alguna otra ciudad interesante o empezar en otro sitio, p.e. Praga.

     

    Apa, adiós!


  5. Día 14 - Edimburgh - Basel - Zurich

     

    Mi vuelo de vuelta a la ruta por Alemania salia a media mañana así que me levanté, salí a comprar algunas cosillas para gastar menos en Suiza y me dirigí al aeropuerto. Llegué al Euroairport sin problemas. Volví a coger el bus hasta la estación de tren (4'30 CHF) y llegué a la estación. Saqué la mochila de la consigna después de pagar 12CHF más y me dirigí hasta Zurich.

     

    A estas alturas estaba condenadamente asustada de los precios que tenía todo allí así que decidí pasar los dos días que tenía por delante a base de agua, pan y chocolate.

     

    Llego a la estación central de Zurich y pregunto en información cómo llegar hasta Brunau, la parada que me queda más cerca del hostal. Me lo indican y me subo en una especie de tranvía que en pocas paradas me deja allí. Por aquellos caprichos del destino, fue pisar el suelo y ponerse a diluviar, así que ahí estaba yo, con un frío del carajo, las dos mochilas a cuestas tapadas con los dos chubasqueros como podía y calándome hasta los huesos.

     

    Cuando por fin llegué al calorcito del hostal e hice el checkin me dieron la alegría de que el desayuno estaba incluído (Youthhostel Zurich, 84 CHF, dos noches). El hostel está muy bien, la única pega es que queda bastante alejado del centro.

     

    Salí del hostal después de haber hecho la cama y cargar un poco el teléfono, me acerqué a la estación de "tranvía" para ir al centro y aprovechar la tarde. Me compré el bono de 6 billetes (22'50 CHF, aún me dan escalofríos al pensarlo).

     

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    Paseé por el centro y aunque vi bastante no saqué demasiadas fotos, tenía pensado pasar toda la tarde siguiente en Zürich (ay... inocente de mí) así que me limité a pasear con tranquilidad y disfrutar en general.

     

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    A la vuelta al hostal conocí a unas chicas de Cuenca muy majas que me invitaron a salir de fiesta con ellas y un chico chileno que llevaba varios meses recorriendo Europa y estaba a punto de acabar su viaje viajando a Bcn.

     

    (cómo foto final os dejo un detalle de una fuente del centro de Zürich, estaba plagada de estos patillos!)

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  6. Teru, gracias! la pena de esa entrevista es que quedé segunda y el tema realmente me encantaba. Una pena, que se le va a hacer. Pero bueno, ahí sigo insistiendo.

     

    Y David, merci por seguirme!

     

    Floyd... todo es tener un buen incentivo jajaja

     

    A ver si me pongo y avanzo un poco más que tengo esto algo dejado.


  7. Día 13 - Glasgow - Edimburgo

     

    Después de hacer una de las mejores entrevistas que he hecho me dirigí a Edimburgo a disfrutar del festival. Resulta que yo pensaba pasar los dos días en Glasgow pero el día que salía descubrí que era el festival de la ciudad así que utilicé la app de hostelworld (tremendamente útil he de decir) y cambié la reserva para poder hacer noche en Edimburgo, un acierto he de decir. Había estado antes en la ciudad, es una preciosidad, pero no había tenido tiempo de aprovecharla a fondo. Aún con la tarde que pasé allí no la acabé de ver, pero con lo que adoro Escocia volveré fijo.

     

    Llegué hacia el medio día y me fui directa al hostel (Royal Mile Hostel, 29 Libras, carete, pero siendo el festival y estando justo en el meollo... no me puedo quejar). El hostal está a 5 min de la estación de tren y da a la calle principal del centro, se puede visitar todo andando que queda extremadamente cerca. Como curiosidad, cada habitación, en vez de número tenía nombre. La mía se llamaba "The Fridge", vamos la nevera, y cada cama tenía el nombre de una cerveza, en mi caso "Guiness". No era el mejor hotel en el que estuve pero había muy buen rollete y todo era muy correcto.

     

    En resumen, dejé la mochila y le pedí un mapa al chavalín de recepción. Le dije que solamente iba a estar allí por la tarde y me ayudó a diseñar una ruta con la que ver lo máximo posible. Salí y me perdí un buen rato entre los diferentes escenarios que había. Había gente cantando, actuando, bailando. Impresionante. Ibas paseando y la gente te iba invitando a espectáculos gratuitos que hacían esa misma noche. No sé, todo me dio un muy buen rollo.

     

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    Una de las primeras cosas que vi fue una iglesia rehabilitada convertida en un bar con una sala de conciertos. Estaba llenísima de gente, pero me las apañé para entrar (era gratis!) y disfrutar un ratito del tipo que estaba cantando allí. Lo hacía muy bien y así aproveché para resguardarme de la llovizna que había empezado a caer. Estuvo medio lloviendo casi todo el día, pero no llegaba a ser molesto.

     

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    Más adelante, siguiendo por la calle principal había una iglesia muy maja con todos los escudos de los clanes escoceses en el interior. Te pedían me parece que un par de libras por hacer fotos, aunque mucha gente no los pagaba, a mi la abueleta me pareció muy maja y... eran solamente dos libras así que las pagué y saqué tropecientas fotos. Está muy cuidada y vale la pena verla.

     

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    Siguiendo andando llegué al castillo. Es impresionante, enorme. Esa noche había una especie de gala de las bandas militeras de gaiteros (sí yo tampoco sabía que había gaiteros militares) así que todo el castillo estaba habilitado con unas gradas. Si no hubiese sido tan cara la entrada creo que hubiese ido, pero bueno, aún y así había gaiteros ambientando las calles.

     

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    Después de ver el castillo me fui al otro extremo de la calle y llegué hasta el palacio de la reina. Se ve que es donde se aloja cuando va a Edimburgo. Sin demasiado que resaltar. Aproveché para rondar las calles menos principales y me encontré, entre otros, con el lugar de nacimiento de Harry Potter y otros monumentos extraños.

     

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    Una ciudad preciosa que definitivamente se merece más que una tarde. Aquí la última foto que saqué de Edimburgo.

     

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  8. Día 12 - Karlsruhe - Basel - Glasgow

     

    Aquí empieza la escapadita que me hice a Escocia para hacer una entrevista de trabajo... que al final no conseguí, pero bueno, que se le va a hacer.

     

    Salgo del hostal a las 7:30 y cojo el tranvía hasta la estación (esta vez 2.30€, más que el día anterior, así que algo debí de hacer mal). Llego a la estación y miro a ver qué trenes salían destino Basel. Miro en las máquinas y veo que hay uno que sale en 3 min, claro con las prisas no me dio tiempo a ver cuando llegaba al destino y me pasé el viaje en tensión. Cuando finalmente llegué me sorprendí cantidad que absolutamente nadie me pidiera el pasaporte. Yo que estaba preocupada por que estaba saliendo de la UE y ahí nada de nada. Llego a Basel y dejo la mochila en consigna en la estación con los bultos grandes y la mayoría de mi ropa de verano (6CHF por los que aún lloro cuando lo recuerdo). Tiré hacia el aeropuerto (billete de aerobus 4.30CHF) y ala, hacia Edimburgo.

     

    Resulta que unos días atrás me encontré con un revisor empeñado en marcarme el billete. Fue cuando llevaba ya casi una semana de viaje así que me peleé con él y no le dejé. Cuando llegué a la estación de Edimburgo para coger el tren que me llevaría a Glasgow, un amable revisor inglés tuvo el detalle de explicármelo: el billete sin sellar el primer día del viaje no es válido. Durante un breve lapso de tiempo pensé en lo cabezona que había estado en el tren alemán, pero se me pasó rápidamente. En fin.

     

    Ya en Glasgow aproveché para comprarme la cena (hay que pensar que acababa de pasar las primeras horas de mi vida en Suiza y estaba escandalizada con los precios, así que aproveché) y cogí un taxi hasta el hostal (me costó alrededor de 5 libras). Llegué, hice el check in y estuve una horita preparándome la entrevista hasta que me fui a dormir (Glasgow Youth Hostel, 21 libras). El hostel fue bastante malillo, el Wifi era a libra la hora.


  9. Día 11 - Stuttgart - Tübingen - Karlsruhe

     

    Para variar me despierta un compi de habitación, esta vez a las 6:15. Pensaba salir a las 7 así que aprovecho y me lo tomo con calma. Cuando llego a la estación descubro que tengo que esperar una hora para coger el tren. Me lo tomo con filosofía hasta que finalmente salgo para Tubinga. Dejo la mochila en la estación (3€) y salgo camino del castillo Hohenheim, la antigua universidad. Voy paseando por el pueblecillo, es muy bonito, hace sol y el río se ve precioso. Llegué hasta el punto de inofrmación turística de la ciudad y pedí un mapa e indicaciones sobre cómo llegar al castillo. Me planeé una ruta hacia la universidad pasando por la plaza mayor con su iglesia enorme. Eché a andar.

     

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    Al lado de la iglesia que había en el centro de la ciudad había una escultura de la molécula de DNA (se descubrió en esa universidad en el s. XIX)y yo, con lo tremendamente freak que soy, le saqué doscientas fotos encantada.

     

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    Desde el castillo había muy buenas vistas, la puerta para entrar tenía pintas de fortaleza. Muy pintoresco todo. Quería entrar a los laboratorios en la visita guiada que hacían pero justo el día que yo fui estaba cerrado. Una pena.

     

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    Me volví xino-xano hasta la estación y recogí la maleta. Me encamino hasta Karlsruhe. Este pueblo-ciudad tiene una forma peculiar. En un principio se construyó el palacio y de manera radial se fue construyendo el resto. Se ve que fue el modelo que siguieron cuando diseñaron algunas partes de Washington.

     

    Nada más llegar me fui a comer. Con la tontería se me había empezado a hacer tarde y yo ya arrastraba un hambre importante. Cogí el tranvía (1'80€) hasta el hostal (Gästehaus Kaiserpassage, una noche, 20€), dejé los trastos y salí a comer a un pub que había enfrente.

     

    Con la barriga llena decidí encaminarme al palacio. A un par de calles del hostal vi que empezaba a nublarse a lo lejos y se notaba esa electricidad en el ambiente previa a un tormentón. Decidí volverme al hostal y coger el chubasquero, fue llegar al hostal y las nubes llegaron a la ciudad. Me parece que jamás he visto llover con tanta mala leche. Me tuve que pasar media hora aguantando la puerta del balcón para evitar que el vendabal que hacía la abriera y la lluvia (casi casi jarreo) inundara la habitación. Cayeron varios rayos a escasas manzanas del hostal. Yo tardé casi una hora en echarle un par y salir.

     

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    Contando que una nunca sabe lo que puede pasar con semejante tiempo, cogí mi chubasquero y el chubasquero de la mochila y me fui, esta vez sí, al palacio. Está rodeado por el jardín botánico, por el que me paseé, aunque estaba algo desmejorado después de el aguacero. Me di una vuelta por el palacio y los alrededores aunque sin entrar. Ese día no me apetecía. Después me volví a la ciudad, recorrí las calles y me perdí un rato disfrutando del ambiente.

     

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    Es una ciudad bonita, tranquila y pequeña, y fácilmente se ve bien en una tarde.


  10. Día 10 - Heidelberg - Stuttgart - Ludwigsburg - Stuttgart

     

    Salgo a las 7:30 del hostal y cojo el bus hasta la Hbf (1'10€). Allí me voy en tren hasta Stuttgart para dejar la mochila en consigna (3€) para volver a coger el tren e irme patear Ludwigsburg.

     

    Me bajo del tren de cercanías en Favoritepark, que da al parque natural que hay detrás del Schloss Favorite, con sus ciervos y una enorme cantidad de ardillas y demás bichos silvestres. El paseo hasta el castillo está muy bien para ir haciéndolo poco a poco y con tranquilidad que es bastante largo y puede cansar. El parque es muy bonito, apenas se oye nada más que grillos y pájaros. Después de media hora de viaje llegué hasta el Schloss Favorite, pequeñito y cerrado ese día, era lunes, pese a todo, le saqué una foto:

     

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    Apenas cruzando una carretera que había delante llegabas a Ludwigsburg. Me costó un poco encontrar la entrada ya que estaba en uno de los laterales y no había señal ninguna.

     

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    Estuve un rato paseando por el interior hasta que me decidí y compré la entrada. Solamente se podía entrar con una entrada guiada y la única que hacían al día en inglés era a las 13:30, considerando que eran las 10 no me veía esperando 3 horas y media hasta el tour así que me cogí el de las 11 con visita en Alemán. Resulta que en esta visita no te daban ninguna hojita explicativa ni absolutamente nada, así que nada, yo y las otras cuatro personas que estábamos en el tour, hicimos la visita en Alemán. Yo no me enteraba absolutamente de nada, así que una de las otras cuatro personas, que resultó ser una Canadiense extramadamente maja a la que le debí de dar algo de pena, me hizo la retransmisión de la visita.

     

    Sobre el palacio: sin lugar a dudas este palacio fue el más impresionante que vi en toda Alemania. Si en algún momento alguien se plantea hacer una ruta por Alemania para ver castillos y palacios, este tiene que ser un indispensable sí o sí. No se podían hacer fotos, aunque la pequeña zona antes de entrar a la visita propiamente dicha sí era fotografiable:

     

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    El palacio por dentro es una mezcla de tres estilos: barroco, rococó e imperio, mezclados en el palacio pero separados por salas. En general el palacio es impresionante, los jardines están muy cuidados y casi todo el mobiliario es el original. ¡Hasta tienen su propio teatro y capilla! La visita guiada es bastante completa (7€ y es de 1h30min), te enseñan tanto las salas principales como algunas de la servidumbre dándote detalles curiosos en casi todas las salas (y esto lo digo considerando que entendí la mitad de la visita nadamás). Con la tontería salí del palacio que eran casi las dos de la tarde. Me acerqué a los jardines que se suponía eran gratuitas pero cuando me pidieron 8€ por visitar "los jardines encantados" básicamente me di la vuelta y me fui. Eché a andar hasta la estación central de Ludwigsburg aprovechando para ver un par de iglesias y el ayuntamiento por el camino. No había nadie por la calle, pero no sé si era por la hora, el calor terrible que hacía o que realmente en el pueblo no hay apenas nadie, fue curioso.

     

    A la hora de volver me lié bastante ya que mi tren se paró en una estación que no conocía durante casi media hora, por lo que me bajé preocupada. Cuando el tren se marchó vi que en realidad era el que tenía que coger para marchar, así que nada, me tocó esperar una hora más a que llegase el nuevo tren y enfilar de nuevo hacia Stuttgart.

     

    Cuando llegué a Stuttgart iba con la intención de ir a ver Tubingen pero al final se me había hecho demasiado tarde así que fui echando un paseo hasta el hostal (Inter-hostel, 23€, 1 noche). Esperé a que bajase el sol un poco y la temperatura dejase de ser 35ºC y salí a hacer algo de turismo más y a cenar. No recomiendo para nada Stuttgart y menos aún el hostal, sucio, pequeño, en un barrio bastante malo. Les tuve que pedir que me cambiaran de habitación porque yo había pedido una con locker y ellos me habían puesto en otra. Aquella misma noche cuando me duché lo tuve que hacer en la única ducha de toda la planta, que estaba en un baño completo(con WC y demás), en la que no había ni mampara. En general, un desastre.


  11. Día 9 - Bonn - Cochem - Heidelberg

     

    Me levanto a las 6:30 y echo a andar hasta la Hbf. Cuando me subo descubro que voy a tener que compartir vagón con 200 alemanes de 16-18 años borrachos que fuman como carracas dentro del tren. Se ve que era el primer tren que tenían para volver de fiesta. La hora de viaje se hizo larga pero finalmente llegué a Koblenz con tiempo de hacer el transbordo. Alrededor de las 9 de la mañana llegué a Cochem.

     

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    El día estaba nublado, pero tenía un buen feeling. La estación de trenes era minúscula, pero me encantó, la única pega, que no había consigna, y yo con las dos mochilas. Pero nada, no dejé que me desanimara, salí y no veía el castillo en ningún lado así que intercepté un ciclista que pasaba por allí (pasaba por el paseo que había junto al río, una preciosidad) y le pregunté hacia dónde ir. Seguí la calle que me indicaba y al cabo de 5 minutitos empecé a ver vida por el pueblo. No hay que olvidar que era domingo a las 9 de la mañana. En medio de mi paseo de repente salió el sol, cada vez pintaba mejor.

     

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    La verdad es que el pueblo es muy pequeño, pero es una preciosidad. Las típicas casitas de madera de los cuentos, todo lleno de macetas a rebosar de flores coloridas a más no poder, todo limpísimo, el río lleno de barquitas pero sin llegar a saturar y, de telón de fondo, un precioso castillo. Sin dudas el lugar que más me gustó de toda Alemania y de todo el interrail.

     

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    Cuando llegué a lo que parecía el centro me encontré con la estación de autobuses, dónde había un shuttle que por 4 euros te subía y te bajaba. El primero era a las 10 y debían de ser alrededor de las 9:30 así que aproveché, me compré un trozo de Sacher que me supo a paraíso y descansé de llevar el mochilón. En ese momento de relax decidí disfrutar del ambiente y descubrí dos cosas, la primera, que el pueblecillo estaba plagado de "consignas" para dejar la mochila. Pagué el 1'50€ y más contenta que yo que sé me senté a esperar. La segunda cosa que descubrí fue que... ¡Era el festival del castillo!

     

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    Cuando llegué al castillo todo el alrededor estaba lleno de puestecitos de cosas tradicionales y artesanales además de las típicas chorradas para turistas. Ni que decir que de nuevo casi toda la gente que me encontré era nativa. Entre los puestos que había me encontré a una mujer que estaba garrapiñando frutos secos en un cazuelo enorme de cobre, o un herrero que tenía una fragua que funcionaba a pedales. Me encantó! La entrada al recinto me costó 7€ que me permitieron disfrutar de la feria y del castillo. Y de sus vistas. ¡Y qué vistas! Por 2€ más podías hacer una visita guiada al interior del castillo. Que sí que poco a poco te van sacando pelas que no te das cuenta, pero la verdad es que lo volvería a pagar sin pensármelo dos veces.

     

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    Nada más entrar al castillo (que lo había comprado el pueblo hacía pocos años) nos dijeron, son libres de hacer tantas fotos como quieran. Ni hace falta decir que casi casi salivé ante la perspectiva. El castillo se construyó en el siglo XI pero fue saqueado y semiderruido por los franceses. Hacia mediados del s. XIX lo compró un noble de la zona que lo convirtió en su palacio. Hace unos años el propio pueblo lo compró y llevan viviendo de él desde entonces. Se nota que es el motor económico del pueblo ya que de una manera o de otra todo el mundo estaba más o menos implicado. Yo que soy de una gran ciudad me encantó la sensación.

     

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    Y el guía (que tenía un apartamento en Torrevieja al que iba cada año, según me explicó, y hablaba unos 8 idiomas), explicando porqué la puerta tenía una muesca al llegar a la cerradura: para que cuando fuesen muy borrachos atinaran a meter la llave! Un muy buen guía!

     

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    Después de haber acabado la visita vagué un poco por el castillo escuchando al grupo que tocaba hasta que apareció una cantidad enorme de gente vestida al estilo típico haciendo una especie de teatrillo. Os dejo dos vídeos para que os hagais a la idea.

     

    http://www.youtube.com/watch?v=sbb0IgYMddc

    http://www.youtube.com/watch?v=ikhnegcCAFY

     

    Encantada a más no poder dejé el castillo y me volví al pueblo. Tenía una hora que matar antes de volver a la estación así que la aproveché para acabar de enamorarme por completo del pueblo. La plaza central es una cucada, las calles también, el paseo del río qué decir...

     

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    Cuando finalmente volví a la estación podía hacer dos cosas, ir a Trechtinghausen donde había dos castillos que quería visitar sin tener tiempo para ver Heidelberg, o hacer caso al par de venados que había conocido en Bonn y aprovechar para visitar Heidelberg, que decían valía mucho la pena. Decidí decantarme por Heidelberg, y acerté plenamente.

     

    Llegué y me fui directa al hostal en bus (trayecto simple 1'90€) a hacer el check in (Lotte - The Backpackers, 23€, una noche). Estuvo muy bien, correcto y situado justo en el centro del meollo. Aproveché que estaba a apenas 3 metros del funicular para cogerlo y subir al castillo. No iba a poder entrar, eran las 16:45 y cerraban a las 17:00, pero quería disfrutar de las vistas y de los jardines. Son impresionantes. Heidelberg tenía ese algo vibrante que tienen las ciudades universitarias (su universidad es la más antigua de toda Alemania), que rebosan vitalidad. El castillo me gustó mucho también a pesar de estar en obras.

     

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    Al cabo de un rato de disfrutar de los jardines y las sombritas, me volví al centro y, aprovechando el mapa que la chica tan maja que tenían en recepción me había dado, visité el centro. Básicamente me alejé del hostal por la calle principal y luego volví bordeando el río. Es una ciudad preciosa.

     

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    Me pasee por la Altstadt y vi todas las cosas que tenía marcadas en el mapa y en mi lista. Vi el puente antiguo, con un ligero aire al puente de Carlos de Praga, vi el mono, y desde allí pude ver el antiguo castillo desde el río. Deja sin respiración semejante construcción allí metida entre los árboles. Es simplemente impresionante.

     

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    Hacia las 9 de la noche me volví al hostal, me di una bien merecida ducha y aproveché un ratito internet. Me fui a dormir contenta después de vivir uno de los días que más disfruté del viaje.


  12. Día 8 - Köln - Bonn - Brühl - Bonn

     

    Me levanté a las 7 de la mañana y aprovechando que el hostal tenía toallas gratis y no iba a tener que cargar con la mía mojada todo el día, me di una fantástica ducha matutina para quitarme la chicharrina que ya empezaba a hacer. Salí hacia Bonn a las 10 de la mañana. Llegué en lo que creo recordar fueron alrededor de 40 minutos. Al llegar a la estación seguí las indicaciones (bastante pobres) que había en la pag del hostal para conseguir llegar. Tenía que coger el S66 pero la estación era bastante macabrilla y apenas había señales ningunas. Me encontré con una chica a la que le pregunté cómo cogerlo, ella iba en la misma dirección y me dijo que podía usar su billete, que al ser estudiante los fines de semana podía llevar a una persona gratis (falta decir que me quedé alucinando). Para no perder la costumbre estuve un rato vagando sin rumbo intentando encontrar el hostal (Max Hostel, 22€, una noche). El barrio era bastante malo y el hostal rarísimo. Me dejaron dejar la mochila en una especie de garaje con bicis medio desmontadas por allí... bueno, no me gustó en lo más mínimo.

     

    Me vuelvo a la estación, esta vez andando y aprovechando para ver Bonn, que hay que decir, no tiene absolutamente nada interesante que visitar. Me meto en el tren y tachán, problemas con el billete. El revisor me coge el billete y se negaba a dármelo sin hacerle un agujero, yo por supuesto, llevaba una semana de viaje y en ningún momento me habían dicho nada semejante, así que me negué. El revisor en un principio solamente hablaba alemán, ahora, en el momento en que le quité el billete de las manos pasó a un inglés perfecto, menuda pieza. Finalmente acabamos discutiendo 5 minutos, él, que a ver si yo me pensaba que conocía su trabajo mejor que él, que tenía que agujerearlo o si no no era válido, y yo que no, que ni se te ocurra. Finalmente llegué a Brühl, básicamente agarré el billete y salí corriendo... en aproximadamente una semana más tarde me enteré que era él el que tenía razón.... pero bueno........

     

    En fin, al meollo. Cuando llegué a Brühl me acerqué a recepción para volver a comprar el pase diario a todos los palacios pero el chico me reconoce (hay que ver que tipo más majo) y me pregunta si tengo el billete de ayer y por aquella casualidad resulta que sí... y me deja usarlo! Ya que me siento expléndida decido coger también una audioguía por un euro. Dejé la mochila en la taquilla y me encontré un euro dentro, mira tú qué bien, la visita me salía gratis.

     

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    El palacio Augustusburg está totalmente vacío. Se ve que Augusto Clemente además de autoadorarse (en todas las salas hay alguna representación suya) tenía muchas deudas así que el palacio quedó pelado una vez murió en un intento de saldar las deudas que tenía. El vestíbulo y algunas salas de arriba son impresionantes pero el que esté todo tan vacío hace que acabes algo indiferente cuando paseas por allí, si lo hubiese sabido previamente probablemente no habría entrado, pero mira, lo hecho hecho está.

     

    Me volví a Bonn a pasear un rato por la ciudad, pero apenas hay nada para ver. Entre otros, intento entrar a la catedral pero le doy un par de vueltas sin ser capaz de encontrar la entrada. Paseo hasta la casa de Beethoven pero tampoco le veo demasiada gracia. Finalmente me rindo y me vuelvo al hostal.

     

    En este momento me arrepentí de haber dejado la mochila en el hostal ya que podría haber avanzado hasta Cochem y haber llegado con tiempo para buscar un hostal.

     

    Hice el check in (y me indigné por tener que pagar por las sábanas obligatoriamente y encima estar sin internet, el precio era el euro la hora) y pasé la tarde charlando con mis compañeros de cuarto, un polaco y dos californianos pirados que son profesores en Madrid. Parecían ir todos puestos de algo, pero bueno, echamos unas risas, finalmente surgió y nos fuimos a Colonia en el coche del polaco "de fiesta". Una que ya no tiene edad ni aguante ninguno apenas llegué me volví, pero cuando me desperté al día siguiente el polaco y otro aún no habían llegado.

     

    (Me dejó un saborcillo tan malo Bonn que no le saqué apenas fotos... prometo que la próxima entrada tendrá más chicha, oh, Cochem, precioso Cochem!)


  13. Aishh Gracias chicas... que me pongo colorá!

     

    Amplefrau, la intención era verlo todo pero solo a fondo ciertas cosas que ya llevaba programadas, Berlín, a pesar de haberle dado un buen tute, estoy casi segura de que volveré, por ejemplo. Pero a grandes rasgos yo creo que puedo tachar Alemania del mapa de pendientes sin tener demasiados remordimientos.

     

    Teru, gracias!

    • Positivo 1

  14. Día 7 - Köln - Konigswinter - Brühl - Köln

     

    Ese día empecé animada, lo primero que hice fue pasarme por recepción a ver si tenían un mapa y qué me recomendaban para ver que quedara cerquita para ir en tren ya que me estaba viendo que Colonia se me haría cortita para estar un día entero allí. En la recepción un par de chicos me comentaron sobre un pueblecillo con un nombre bastante complicado, Konigswinter, en el que se ve que estaba Drachenfels, o la caída del dragón, que se supone tenía una torre y un castillo muy bonitos, así que nada, decidí que el itinerario sería ir dando un rodeo hasta la estación de tren andando y así aprovechar para ir haciendo turismo e ir directamente a Konigswinter, luego ir a Brühl por la tarde y finalmente por la noche acabar de ver lo que me quedase.

     

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    Fui dando un rodeo por el casco antiguo siguiendo mi mapa y zigzagueando un poco para aprovechar al máximo y la verdad es que me vi gran parte de las atracciones turísticas que tenía la ciudad. Cuando llegué a la estación me miré los horarios de los trenes de vuelta y de ida a Brühl y me fui al tren.

     

    Llegué en una hora y poco, y me di cuenta que no había una triste señal indicando hacia donde ir, vi que la única montaña que parecía haber cerca estaba a mano izquierda así que seguí las vias del tren hasta que tuve suerte de toparme con una mujer que no hablaba una palabra de inglés pero que conseguí que me indicara con el idioma universal. En ese momento me di cuenta de que yo no tenía ni idea, pero debía de parecer que sí sabía a donde iba porque llevaba un grupo de abueletas siguiendome a una distancia prudencial. Finalmente encontré dónde cruzar las vías y empecé a ver señales. Seguí hasta el punto de información que resultó ser la estación de telefericos. Yo no tenía ni siquiera la más mínima de que se podía subir en teleférico, por no saber no sabía siquiera que lo hubiese, así que pregunté y al final decidí coger el ticket para subir solamente, ya bajaría a pie (8€). Gracias que lo cogí.

     

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    En línia recta debimos de tardar apenas diez minutos en llegar a la cima. Nada más salir las vistas que hay te dejan sin respiración, se deben de ver kilometros y kilometros.

     

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    En la cima no hay mucho más que los restos de lo que supongo debió de ser la torre de un castillo hace muchos siglos. Es interesante subir, las vistas son aún mejores si puede ser y bueno, es original imaginar lo que tenía que parecer allí una torre en la cima pelada.

     

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    Después de disfrutar un ratito del aire y las vistas bajé con calma hacia la parada intermedia del teleférico, el castillo. Era una cucada, muy pequeñín, y probablemente habría estado muy bien por dentro, pero si quería llegar a Brühl no podía permitirme entrar. Una pena.

     

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    Aquí decidí plantearme empezar a bajar y enfilar hacia la estación. Me parece que nunca he visto una cuesta tan empinada. Pasé casi 40 minutos bajando por una pendiente de la que pensaba, como pierda pie, echo a rodar y pararé en las vías del tren. Me destrocé un tobillo aunque en ese momento no me di cuenta y me crucé con unos cuantos burros que iban haciendo el trayecto hacia arriba.

     

    (la estación burril:)

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    Cogí el tren y me volví a Colonia para poder ir a Brühl. Llegué allí hacia las 14:30, contando con que cerraban a las 18:00, me cogí la entrada completa para el palacio y el Falkenlust. El tipo me preguntó si era estudiante, que de alguna manera podría considerarse que lo soy, pero cometí el error de no llevarme ningun carnet de la uni así que no tenía manera de probarlo. A pesar de esto, el tipo, un solete, me cobró como estudiante (5,50€) y me dijo que me diera prisas en llegar y visitar la falconería o no me daría tiempo de verlo todo. Yo eché a andar siguiendo los jardines que eran una preciosidad mientras seguía los signos de un halcón que había por allí marcados. El camino era precioso, pero Dios, aquello era enorme, tardé muchísimo en llegar hasta la zona de los halcones. Me dieron las ya muy famosas alpargatas-deslizantes y me dejaron que me paseara por allí un rato. Desgraciadamente no dejaban hacer fotos, saqué alguna de destrangis, pero es que las seguratas que había por allí casi casi asustaban, así que me comporté. El palacio de cetrería es muy pequeño y además está completamente vacío, que sí, hay paredes decoradas con motivos interesantes, pero me pareció extremadamente soso.

     

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    Finalmente volví a Augustusburg, el palacio y... sorpresa! cerraban a las 16:00 en vez de a las 18:00. Chapó. Cómo soy una cabezota decidí que a pesar de tener que pagarlo dos veces yo iba a ver el palacio por dentro así que me volví a Colonia con intenciones de volver al día siguiente.

     

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    Volví a ir al hostal echando un paseo, entrando en la catedral (viendo el sarcófago de los reyes magos) y acabando de ver las cosas que me quedaban por ver de la ciudad, ahora ya completamente coja, el tobillo se había enfriado y había dicho hasta aquí hemos llegado. Llevaba ya una semana de viaje, y la ropa limpia empezaba a escasear, así que aprovechando que había una lavandería a media calle del hostal, aproveché y lavé toda la ropa que llevaba en la mochila (4€ lavar y secar, el jabón lo traía de Bcn).

     

    Finalmente guardé la ropa y me volví al hostal donde conocí a mis nuevos compañeros de habitación, una pareja de chicos que no dejaron de repetirme lo insoportables que éramos los que veníamos de Spain, que si ruidosos, gritones, porque sí, los yankis son todos perfectos. En fin... Acabé el día engullendo un trozo de pan que me quedaba del que compré en Wernie y un poco de chocolate.


  15. :shock: :shock: :shock: :shock: :shock: :shock: :shock: :shock: :shock: :shock:

    Adoro este diario, qué castillos! Me los tengo que visitar todos!

    Parece de cuento, precioso y apenas había turistas, tuviste que disfrutarlo un montón. Actualiza pronto que estoy enganchada :).

     

     

    Ampelfrau! me alegro que te encante! Tal y el nombre del diario ya podías hacerte una idea de a qué le daba prioridad en el viaje jejeje. Justo ese día era 1 de agosto, y no había ni cristo, merece la pena!

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