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Día 14, 8 de Agosto: Venezia-Verona

 

Nos levantamos, revisamos la habitación, dejamos las mochilas en un cuarto del albergue y vamos al supermercado por nuestro desayuno.

Cogemos un vaporetto para San Marcos y callejeamos por una zona que no habíamos visitado el día anterior.

Nos sentamos a comer en las escaleras de una iglesia, donde un grupo de neozelandeses nos ceden comida y cubiertos porque se vuelven ese día para allá y no podían llevar la comida en el avión; bienvenido sea el maná.

En nuestro paseo nos animamos y compramos algún que otro antifaz, qué mejor recuerdo de Venezia.

Cuando el tren no nos da más margen cogemos un vaporetto, abarrotado de gente, camino de la estación, recogemos las mochilas y para el tren.

A las 5:00, ciao Venezia.

Una vez en Verona cogemos un autobús y nos bajamos una vez vemos la Arena. Buscando la calle del alojamiento le damos la primera vuelta a aquel circo, para regresar por la calle por la que nos había subido el autobús.

Por fin encontramos el B&B Citadella y empieza el caos. Llamamos a la puerta y no nos contesta nadie, llamamos al teléfono de contacto que tenían y no lo cogen. Empiezan los nervios porque a las 9 tenemos entradas para la ópera y son las 8. Seguimos llamando sin respuesta cuando por fin, se abre el portal y aparece una pareja, les empezamos a preguntar en inglés si saben algo del B&b y nos dice que vienen de allí, en ese momento nos damos cuenta de que también son españoles. Nos dicen que en el piso no hay nadie, pero nos dejan entrar y nos dan la clave de la puerta, con lo que subimos los bultos, nos cambiamos en el baño y empezamos a debatir qué hacer, mientras seguimos llamando por teléfono sin respuesta.

Por fin lo cogen y la chica nos dice que está allí en 5 minutos (que se convertirían en media hora). Llega la tipa, toda preparada para ir también a la ópera y nos dice que ahora vamos a la ópera y que después nos tiene que cambiar de sitio (sin aviso previo).

En fin, sin duchar y con muy mala leche marchamos camino de la arena para ver la ópera Aida.

Si podeis id a la ópera, pero procurad ir descansados, porque yo en el último acto daba unas cabezadas que casi caigo por la grada abajo. Además como llegamos muy justos de tiempo teníamos los peores sitios.

El caso es que salimos de la ópera y nos encontramos con los del alojamiento en el portal, subimos a la carrera a coger las mochilas porque ellos no sabían que las teníamos dentro del apartamento, pensaban que estaban en el portal.

Bajamos los trastes, los cargamos en un coche y unos vamos caminando con un tipo mientras una compañera nuestra va con la chica en el coche.

Por fin llegamos al nuevo alojamiento, más lejos que el que teníamos reservado, y se ponen a montar las habitaciones (sería como la 1 de la mañana). La chica nos dice que es que el negocio es de su hermano, pero que está de vacaciones y la dejó a ella al cargo.

En fin, por fin a las 2:30 nos metemos en la cama.

 

Día 15, 9 de Agosto: Verona

 

Nos levantamos, desayunamos e intentamos pagarle a la madre de la tipa, cosa que no es nada fácil porque no se entera de media. Si pagas con tarjeta te cobra un euro más, estamos de acuerdo, pero como te descuides te cobra el doble, así que ojito.

Una vez dejamos de ser morosos, nos vamos para la casa de Julieta, donde se les ha acabado la Verona card, una tarjeta que sacas por 10 euros€ y te sirve para ver monumentos varios, nosotros queríamos ver la casa de Julieta y una torre y ya con eso se amortiza, asi que…a la torre a sacar la tarjeta dichosa. De la torre nos mandan a un estanco, donde por fin conseguimos la entrada.

Vamos a la torre y el mismo rancio que nos había mandado al estanco sin mirarnos siquiera no nos hace ni puñetero caso para abrir el torno, así que a saltar se ha dicho.

Después de unas cuantas escaleras (tranquilos, también hay ascensor), subimos a la torre y disfrutamos de las vistas.

Después nos vamos para la casa de Julieta, subimos al balcón, le tocamos la teta y de ahí marchamos a la iglesia de Santa Anastasia y al Duomo (en Verona hay que pagar para muchas de las iglesias, a no ser que tengas la super verona card).

Una vez visto, una de las integrantes del grupo nos lleva mediante su incomparable olfato (increíble pero cierto) hasta un kebab, mucha comida a precio razonable, genial.

Nos sentamos a comerlo en unas ecaleronas frente a la arena y llega una policia en una motuca y nos dice que comer ahí no, asi que al suelo del parque de enfrente.

De postre nos compramos unos helados, los helados definitivos, merece la pena ir a Verona sólo para comer esos helados (heladería Savoia, en la Vía Roma, IR allí).

Mientras nos deleitamos con los distintos sabores (recomendación: melón y coco), vamos al castillo.

Le damos un par de vueltas y vamos por la orilla del rio camino del teatro romano. Lo vemos, disfrutamos del ensayo de unos bailarines y nos vamos para la tumba de Julieta. Si no teneis la Verona card no os gasteis 4€ para ver eso porque no merece la pena, hombre, hay exposición de pintura que si entendeis algo igual si que os gusta, pero lo que es la tumba no tiene nada, nada de nada, un rectángulo de piedra todo lleno de firmas a rotulador, ni lápida, ni estatua, ni nada.

Entre risas y pensando el dinero que se embolsarán por la gente que va a ver la tumba (pobres románticos) nos vamos a la estación a preguntar por trenes para ir al lago de di Garda, cerca de Verona. Para llegar hay que coger un tren a Desenzano y allí coger un autobús.

Una vez informados regresamos al hotel, nos duchamos y preguntamos por el uso de la lavadora, que la noche antes la tipa nos había dicho que estaba a nuestra disposición, pero que ese día su madre dice que nones, que 5 eurazos poner la lavadora. Yo me niego a pagarle más dinero a esa gente y me cojo mi chimbo y hala, a pasar un rato entretenido.

Con la ropa limpia nos vamos a cenar un super helado (4 bolas 3 euros€, 5 bolas 3,5 euros€) y a casa a dormir, o eso creíamos.

A las 4 de la mañana la tipa, borracha, llama a una de mis compañeras (le habíamos dado el número como contacto el día de la ópera por si se escapaba) y le dice que se le han olvidado las llaves que si por favor le puede abrir, tocate los güevos (sí, con g). Cuando nos lo contó por la mañana flipamos, pero mucho, mucho.

 

Día 16, 10 de Agoto: Verona-Lago di Garna-Verona

 

Nos levantamos a las 7, desayunamos y vamos al tren.

Llegamos a Desenzano y esperamos al autobús que nos lleva a Sirmione, donde llegamos a las 10:00.

Vemos el castillo, que estaba cerrado (esos lunes) y callejeamos hasta llegar a la playa que tienen montada al lado del lago. SI teneis ocasión id.

Montamos el campamento en un prado, escoltados por las hormigas y por turnos vamos a disfrutar de esas aguas.

A las 6 no nos queda otra que volver y hacer el recorrido inverso hasta Verona (autobús-tren).

Llegamos a casa y ¡oh, sorpresa!, nos encontramos unas bragas colgadas del pomo de nuestra habitación, yo no sabía si abrir o no, no quiero interrumpir nada. Por fin abrimos y, aunque no nos habían hecho la cama, nos habían quitado la cuerda de tender (que tan bien habíamos instalado en la terraza) y teníamos la ropa doblada en la cama.

Cogiendo las bragas ajenas con dos deditos le preguntamos a la madre de la tipa que qué hacía eso colgando de nuestro pomo, un poco nerviosa dice que creía que eran nuestras, CARAJO y no las puedes meter en la habitación como el resto de la ropa?. En fin, veis la buena organización y el plan de aquel sitio.

Salimos a cenar, nos metemos otro maravilloso helado savoia entre pecho y espalda (5 bolas, que para algo es el último día allí) y paseamos hasta la plaza del Erbe, donde nos habían dicho que podía haber gente. Ni un alma encontramos, así que a casa, ducha, preparar la maleta y a la cama.

 

Día 17, 11 de Agosto: Verona-Milán-Mentón

 

A las 7:15 ya estamos en pie, desayunamos, cogemos las mochilas y dejamos el dichoso B&B Citadella (no vayais) camino de la estación.

Cogemos el tren de las 8:40 para Milán y una vez allí preguntamos, después de una larguísima cola, los horarios para Mentón…¡sorpresa! Tenemos 3 horas hasta que salga el único tren que podemos coger, así que a la carrera a la consigna (4€ por bulto) y al metro.

En el metro cogemos un billete de 10 viaje, pensando que somos 5 asi que nos sale redondo para ir y volver pero no, porque el billete es válido solo para una persona, así que una vez se pasa la primera vez hay que esperar no se cuanto para volver a picarlo, preguntamos a un segurata y nos dice que se puede cambiar pero en la parada del duomo, asi que sacamos billetes simples y allá vamos.

Llegamos al impresionante duomo y entramos por turnos, para poder aprovechar la bandera de Asturias (que útil nos fue) y otra pañoleta para entrar tapadas (nada de pantalones muy cortos ni camisetas de tirantes). Una vez la visitamos todos le damos una vuelta completa y nos dirigimos a las galerías, con su parada en Mc Donalds para ir al baño by the face, y de ahí al castillo de los Sforza, paseamos un poco por sus patios y a buscar un supermercado para abastecernos.

Con provisiones volvemos a la catedral, le damos una última vuelta y yo me voy a buscar la oficina para cambiar los billetes, reto conseguido después de rellenar un papel y de que la señora de la oficina me entendiera, oh milagro.

Ya con 8 billetes simples emprendemos el regreso y claro, ahora sobra 3, así que pillo a unos españoles por banda y se los doy, aunque no se fiaban mucho de que estuvieran sin usar, desde luego…

Corriendo vamos a por las maletas y nos subimos al tren a 10 minutos de que salga.

Buscamos un compartimento y allí nos metemos, una auténtica sauna, no se podía dormir porque te despertaban las gotas de sudor corriendo por la espalda. Así entre sudar y comer llegamos a Mentón a las 8:15, 5 horas después de haber cogido el tren en Milán.

Ya en Mentón preguntamos en un bar por el albergue de la juventud (NO vayais) y pone cara de estar lejos, lejos. Nos da las primera indicaciones y nos dice que luego volvamos a preguntar.

Llegamos a un paso por debajo de la vía y ahí encontramos a una señora que nos dice que a ella le queda de camino, que la sigamos, así empezamos a subir con nuestras mochilas por unas cuestas, sudando como pollos (casi más que en el tren), y después la señora gira y enfila unas escaleras, y nosotros con unas caras, la señora se partía de risa. Así, gracias a la amabilidad de la señora y 325 escaleras después llegamos a un camping, en cuesta como no, que hay que atravesar para llegar al dichoso albergue.

Por fin entramos y nos encontramos con la recepción vacía, llamamos a un timbre y un ratito después, sin prisa oiga, aparece el recepcionista, un hombre desagradable y maleducado como iríamos viendo.

Nos da la llave de nuestra habitación y allá vamos. Vamos al baño, penando por una ducha y vemos que en 10 minutos ya no se pueden usar las duchas, así que todas al montón a meterse debajo del agua.

Las habitaciones son de 8, separados chicos y chicas (no vaya a ser), así que nosotras compartimos habitación con otras 4 personas y nuestro compañero con 7. Inocentemente preguntamos al recepcionista por las taquillas y nos dice que no tienen, que nunca han tenido ningún problema, y si lo tienen al franchute ese (mira que me caen bien los franceses, pero este…) que más le da.

Así salimos a cenar y al volver conocemos a dos de nuestras compañeras de habitación, dos hermanas, mayores ya, pero muy majas.

Después de un intento de conversación con ellas nos vamos a la cama.

 

Día 18, 12 de Agosto: Mentón-Mónaco-Mentón Con chanclas y a lo loco

 

A las 7 de la mañana empieza el movimiento dentro de nuestra habitación, aunque aguantamos en la cama y no nos levantamos hasta las 9.

Nos vestimos y subimos a desayunar, o a intentarlo. Llegamos y no hay tazas, ni leche ni pan, así que se lo decimos a nuestro amigo el recepcionista que estaba en la terraza echando un cigarro y nos dice que ahora lo ponen. Al cabo de un cuarto de hora nada había cambiado y una señora se nos acerca y nos ofrece parte de su desayuno, que no era el del albergue, es entonces cuando reparamos en que la mayoría de la gente se ha comprado el desayuno por su cuenta, vamos que la falta de alimento se debía de dar a menudo. Nos asomamos y ahí sigue el hombre en la terraza, cuando justo asoma una chica por la puerta de la cocina, le decimos si nos puede reponer el desayuno y por fin, saca algo de pan y la leche.

Una vez desayunados nos ponemos nuestro mejor bañador y emprendemos el camino, escaleras abajo, para ir a la playa. Antes, paramos en la estación de tren para preguntar los horarios para Mónaco, ya que el día antes la oficina estaba cerrada. Allí nos dicen que para poder ir a Carcassonne desde Mónaco (que es lo que pensábamos hacer al día siguiente) hay que salir de Mónaco a las 11 de la mañana, con lo que de verlo nada.

Hacemos gabinete de crisis y decidimos subir al albergue, cambiarnos e ir a Mónaco ese día.

Comenzamos a subir las escaleras, quedándose una compañera abajo porque se encontraba mal.

Llegamos 3 arriba y cuando vamos a entrar al albergue llega el franchute de su asiento en la terraza y empieza a decir que hasta las 5 (nada más y nada menos) no se puede estar allí, que tiene mucho travaille (y está fumando en la terraza pero bueno). Le intentamos explicar que sólo queremos coger los playeros, pero se cierra en banda, se pone todo loco y ni nos escucha.

Llega la otra compañera y dice que tiene que coger medicación para la chica que está mala abajo, y el tipo dice que esa historia ya se la conoce, que no abre, todo de la peor manera posible.

Yo, no se bien por qué, había metido en la mochililla del día unos playeros y unos calcetines, así como el billete de interrail, pero el resto de compañeros no, así que EN CHANCLAS Y A LO LOCO, cogimos el tren para Mónaco (después de volver a bajar las dichosas escaleras).

Llegamos a Mónaco y al salir de la estación vamos a un puesto de información, donde nos dan un mapa y nos informan sobre las cosas para ver.

Partimos rumbo al castillo de los Grimaldi, aguzando vista y oido a la caza de algún coche curioso. Sin éxito en la búsqueda de coches llegamos al castillo, sacamos la entrada (35€ con el carnet de estudiante internacional, ISIC, sacarlo) que nos vale para el castillo y el museo napoleónico y viene con audioguía gratis. Vemos el castillo por dentro, las salas, algunas de las cuales todavía se utilizan hoy en día para recepciones y demás, vemos el museo napoleónico y nos ponemos a comer en la plazuela, frente al castillo, cuando sale en coche el principe Alberto (somos gente importante y quería vernos).

Así que con la anécdota para contar, acabamos de comer y vamos para la catedral a través de unos jardines muy bonitos.

En la catedral vemos las tumbas de los distintos monarcas y las pantallas de plasma cada dos columnas.

Salimos ya camino de la zona nueva, Montecarlo. Desde lo alto vemos una piscina al lado del puerto y especulamos sobre el precio que tiene que tener, si es que puede entrar cualquiera.

Seguimos bajando, sacamos fotos varias y llegamos a la altura de la piscina, donde vemos, para nuestra sorpresa que el precio es, a partir de las 4:30 de la tarde, 180€, más barata que la piscina de nuestro pueblo. 3 integrantes del grupo no pueden resistir la tentación y se quedan ya en la piscina, mientras 2 subimos al casino, babeando por los coches (que estaban todos aquí escondidos) y sin parar de disparar. Vemos el casino y bajamos, casi a la carrera a juntarnos con nuestros compañeros en a piscina.

Dejamos nuestra ropa en un ropero y la chica nos dice que tenemos que dejar también las chanclas, que hay que entrar descalzos (nos costó entenderla un ciento claro), así que resignadas dejamos allí las chanclas y nos mentalizamos a coger un puñado de hongos, eso sí, monegascos.

Disfrutamos como enanos en la piscina, de agua salada, y a las 7:20 nos dicen que para fuera.

Volvemos a subir, rumbo al casino, a tener envidia (sana y no sana) por los coches y hacemos fotos, muchas fotos, a la puerta del casino. Después paseamos por los jardines de delante del casino, vamos a la famosa curva del casino y al túnel. De ahí, al puerto, elegimos barco (Romance siempre te recordaremos) y soñamos con que algún día podremos tener uno de esos.

Con los ojos como platos, y con muy buen sabor de boca, volvemos a la estación y corriendo, corriendo cogemos el tren, de vuelta a la realidad de Mentón.

Una vez en Mentón corremos por las calles buscando algún sitio para poder coger algo de comida para llevar y subir al albergue, porque teniamos miedo de que éste cerrara a las 11 y nos dejara en la calle. Así que, mientras 2 suben para ver el horario, 3 buscamos algo, encontrando una pizzería. Pedimos 3 pizzas y nos llega un mensaje del grupo que ya había subido, no cierra hasta las 12, así que podemos ir con calma.

Con nuestras pizzas en la mano emprendemos el ascenso, dejándonos llevar por el olor de la comida y guiándonos por la luz del móvil, porque lo de las farolas , pese a tener la ciudad de la luz, no lo tienen muy claro los franceses, al menos en ese pueblo.

Por fin llegamos al albergue y a cenar.

Preparamos las maletas y hablamos de la hora para levantarse al día siguiente. Una vez estamos todos de acuerdo nos vamos a la cama.

Editado por 4 en la carretera

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Hola, a ver, gastamos 300€ para el billete, 490 en alojamiento y lo que fuera de comida y museos, que no te sé decir exactamente cuanto fue. Importante mirar antes los precios de los trenes, nosotros no amortizamos el billete por 36€ por ejemplo, y las distintas tarjetas que hay en las ciudades para ver los museos o para el transporte, con eso te puedes ahorrar mucho dinero (roma pass, rolling venezia, verona car, etc)

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Hola, a ver, gastamos 300€ para el billete, 490 en alojamiento y lo que fuera de comida y museos, que no te sé decir exactamente cuanto fue. Importante mirar antes los precios de los trenes, nosotros no amortizamos el billete por 36€ por ejemplo, y las distintas tarjetas que hay en las ciudades para ver los museos o para el transporte, con eso te puedes ahorrar mucho dinero (roma pass, rolling venezia, verona car, etc)

 

 

lo d amortizar el billete dpende d los paises q visits, yo para italia no creo q compre billete d interrail xq estuve mirando en la pagina d trenes italiana y m sale mejor comprarlos por separado, si vas a diferentes paises o a uno q sea bastant caro pues si q compensa

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Día 19, 13 de Agosto: Mentón-Carcassonne

 

Nos levantamos, desayunamos, cogemos las maletas y llamamos al albergue de Carcassonne para avisar de que vamos a llegar bastante tarde, nos dicen que no hay problema, que tienen gente allí las 24 horas.

Solucionado el tema del albergue bajamos para la playa, montamos el campamento y a disfrutar de un baño.

A las 2 nos vamos al supermercado a comprar comida para el viaje y para la cena y marchamos a la estación.

A las 3:00 cogemos un tren para Niza, en Niza cogemos otro para Marsella. En este cambio una de las chicas que viene tiene que comprar el billete porque no tiene interrail, así que con un cuarto de hora de margen vamos a la carrera a la taquilla, pero hay muchísima cola, intentamos sacarlos en una máquina pero tampoco hay forma así que subimos al tren con una polizona.

Cuando llega la revisora le explicamos que no le dio tiempo a sacar el billete y dice que no pasa nada, que en un rato pasa y se lo saca ella, pero nunca pasó, así que un viaje por la cara.

Ya en Marsella cogemos otro tren para Narbona, y en Narbona un tren con destino París que nos deja en Carcassonne. En este tren nos encontramos con el pica que nos dice que tenemos que pagar suplemento, cuando en otra estación nos habían dicho que no había que pagar nada a mayores; mientras el tipo rabila con su maquinita para sacarnos el billete nosotros vamos recopilando dinero, pero en esto que nos dice que no sabe como funciona la máquina así que nos deja sin pagar suplemento, ole.

Por fin, a eso de las 11:30 llegamos a Carcassonne y preguntamos en la estación cómo llegar a la ciudad vieja, donde está el albergue. Nos dicen que está bastante lejos, a kilómetro y pico, pero que hay una parada de taxis cerca de la estación.

Vamos a la parada y no hay ningún taxi, llamamos por teléfono y nadie responde, ya estamos mentalizándonos de la paliza con las mochilas hasta el albergue cuando se nos acerca un señor y nos pregunta que qué pasa. Le explicamos que queremos ir a la ciudad vieja, nos indica por donde es pero dice que está lejos, le decimos que no nos cogen el teléfono los de los taxis y ahí empieza la movilización del paisano. Intenta llamar con su teléfono, tampoco responden así que cruza a un bar y pregunta por otro teléfono, consigue contactar con los taxis y nos consigue uno por 18€ los dos viajes. Así que agradecidísimos a ese buen hombre, subimos el primer turno para el castillo y nos quedamos anonadados con lo bonito de la ciudad. En la puerta esperamos a nuestros compañeros y emprendemos la toma del castillo en busca del albergue, que resultó estar en el centro, centro, centro, de la ciudad antigua.

Llegamos y nos atiende la persona más amable del mundo, que encima habla castellano, y debió de alucinar con nosotros porque estábamos con una felicidad que no cabíamos en nosotros, claro después del rancio de Mentón llegas a Carcassonne y te dicen que tienes habitación para los 5, con ducha, desayuno incluido y te lo dice un tipo con una sonrisa de oreja a oreja y te enamoras del hombre.

Bueno, así a las 12:30 entramos en nuestra super habitación, nos vamos a duchar, cantando a grito pelao de felicidad (nuestras disculpas a aquellos que quisieran dormir) y nos vamos a la cama.

 

Día 20, 14 de Agosto: Carcassonne

 

A las 8:30 nos levantamos y vamos a desayunar.

Nuestro primer objetivo es la oficina de turismo, al lado de la entrada a la ciudad vieja, donde nos dicen que por ser menores de 26 la entrada al castillo y las murallas con visita guiada en castellano nos sale gratis, así que allá vamos.

Después de la visita vemos la catedral y volvemos a dar una vuelta al interior del castillo, porque la entrada es válida para todo un día, con lo que puedes entrar y salir todas las veces que quieras.

Antes de comer compramos unas entradas para una justa (10€) para la tarde. Buscamos un restaurante para darnos el lujo de comer algo de carne y a las 3, a la carrera como no, vamos a la justa. No es nada del otro mundo pero el entorno es inigualable y ya que la visita nos salio gratis…

A las 4 se acaba la justa y nos vamos a dar una vuelta a las murallas, sí, cuando el sol más calienta, quién dijo miedo.

Una vez vistas las murallas y bien recocidos volvemos a entrar en la ciudad y callejeamos un rato curioseando por las tiendas. Después bajamos al pueblo nuevo, a un puente desde donde hay unas vistas muy bonitas de la ciudad vieja, de toda la muralla, así que a sacar fotos.

Paramos un rato en un parquecillo a la orilla del río y volvemos a subir a la ciudad. Volvemos a callejear un rato, cenamos y nos sentamos en una placita a escuchar a un músico. En esto que nos asomamos al pozo en el que estábamos apoyados y vemos ¡un escorpión!, sí, pequeño, pero escorpión.

Una vez recuperados del shock, parte del grupo va para el albergue y dos bajamos de nuevo al puente para ver la ciudad iluminada, no se tarda mucho a si que os recomiendo bajar alguna noche.

Subimos de nuevo a la ciudad, nos duchamos y jugamos unas partiditas de cartas en la terraza del albergue.

Al pasar las 12 felicitamos a una de las integrantes del grupo que cumplía años y le damos sus correspondientes regalitos, un peluche de Pocoyo y un cubito de piruletas artesanales, compradas a la carrera y de extranjis en Carcassonne temiendo que nos pillara la cumpleañera. Así quedamos de palique un rato y aprovechándonos de las piruletas ajenas hasta que nos vamos a la camita.

 

Día 21, 15 de Agosto: Carcassonne-Narbona-Carcassonne

 

Nos levantamos, desayunamos y decidimos ir a Narbona, ya que Carcassonne estaba más o menos visto.

En la estación nos informamos sobre los trenes para el día siguiente a Barcelona. El tren que queríamos coger y que nos permitía estar unas 6 horas en Barcelona está lleno, así que de ver Barcelona nada, qué se le va a hacer.

Con la pena de Barcelona subimos al tren rumbo a Narbona (aquí en Francia los trenes ya son carillos, el viaje de Carcassonne-Narbona, que serán unos 20 minutos, costaba 9€, creo).

En Narbona vemos la catedral, la plaza donde está el ayuntamiento y la via domitia. Después vamos a comer al Mc Donals más lento del mundo, pero como no había prisa ninguna.

Después de comer dos se van a la playa y el resto nos quedamos dando una vuelta por la orilla del río.

Saciadas de Narbona vamos a la estación, donde tenemos que esperar, en principio, tres cuartos de hora por un tren. Cuando se acercaba la hora de que llegara el tren lo cancelan, y tenemos que esperar otra horita por otro tren.

Por fin, llegamos a Carcassonne, subimos a la habitación y mientras la cumpleañera habla por teléfono marcho a la carrera (una vez más) a comprar unos pastelitos para celebrar el cumpleaños.

Nos duchamos, llegan los de la playa y vamos a cenar, a las 11:30 en Francia ¿misión imposible?, no, encontramos un sitio en una placita muy chula donde nos dan perfectamente bien de comer. Hablamos con el camarero y de postre nos sacan una copa de helado y los pastelitos que habíamos comprado junto con una vela, de San Antonio (no encontramos otra vela), para nuestra cumpleañera. Después de cantar el cumpleaños feliz y disfrutar de la copa de helado, a repartir entre 5, nos vamos a la ciudad nueva a una discoteca.

Entramos y no hay nadie, la discoteca era vieja, vieja, espejos en las paredes, lucecitas como de navidad, asientos de sky, música del año catapún y nosotros con la impresión de que en cualquier momento iba a salir una tipa a quitarse la ropa.

Por fin, a las 2 de la mañana, llega gente y la música se va adecentando. A las 3:40 volvemos a subir para el albergue y a las 4 estamos en la cama.

 

Día 22, 16 de Agosto: Carcassonne-Barcelona

 

Nos levantamos, desayunamos, acabamos con las maletas y vamos, poquito a poco, con nuestros muertitos a la espalda, hasta la estación.

Cogemos un tren a Narbona, de Narbona uno a Port-Bou, en el que vamos hablando con unos chicos marroquíes y con unas chicas inglesas, que andábamos todos viajando por el mundo.

En Cerbere, ciudad fronteriza, estamos parados un buen rato, pasa la policía revisando pasaportes y por fin seguimos camino.

Después de un túnel, empiezan a sonar los móviles cambiando de compañía, estamos en España.

Llegamos a Port-Bou y nos damos cuenta de que tenemos que sacar billete, y vemos la enorme cola, creíamos que el tren salía en 10 minutos, pero milagrosamente conseguimos sacar el billete y corremos hasta el tren. Yo subo, me asomo y no veo a nadie, sigo mirando y…me pilla la puerta del tren. Después de un forcejeo, menuda batalla, consigo liberarme. Allí estoy, en el medio de dos vagones con dos señores argentinos que tienen billete, pero no asiento (increíble pero cierto). Llamo a mis compañeros para ver en qué vagón están, pero…no se han subido al tren, con lo cual estoy de polizona, ole.

Después de varias llamadas entre túnel y túnel, me entero de que ese tren además no es el que tenemos que coger porque no es regional, así que entre la información que me dan mis compañeros y algunos pasajeros del tren (mil gracias), decido bajarme en Figueras, donde se para el tren que cogen mis compañeros.

Ya en Figueras como y espero hasta que llega el tren de mis compañeros, me subo pero…no en el vagón que es, y las puertas están cerradas así que no puedo cambiar de vagón. Por fin, en la siguiente parada bajo al anden, con miedo de que se fuera el tren, se asoma una compañera en el vagón en el que es y a la carrera cambio. Por fin todos reunidos, en un cercanías, camino de Barcelona.

2 horas después llegamos a Barcelona, sacamos los billetes y hablamos con el de seguridad para ver si había problemas para meter la espada comprada en San Marino, no hay problema, así que a buscar algo para cenar.

Nos comemos un heladito y compramos unos bocatas para la noche.

Cuando llega la hora vamos para los controles de seguridad, el segurata nos recomienda que no matemos a nadie con la espada y vamos en busca de nuestro vagón.

A nuestro compañero lo ponen en un compartimento a parte, de nosotras 3 vamos juntas y otra a parte, pero la chica que tenía que venir en nuestro compartimento no llega, así que nos reagrupamos en nuestra sauna particular. Damos una vuelta hasta el restaurante para aprovecharnos del aire acondicionado y después volvemos a la sauna a cenar y charlar un ratejo. A las 12 a dormir.

 

Día 23, 17 Agosto: Barcelona-Oviedo

 

Entre ruido, traqueteo y frenazos que hacen que móviles y demás útiles salgan volando en medio de la noche, a las 7:30 nos levantamos y recogemos los bultos.

A las 7:50 bajamos, llegamos a Oviedo, saludamos al comité de bienvenida y nos vamos a desayunar.

 

Ciao, interrail

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Hola!

Hace tiempo que estoy mirando información sobre Interrailr por Italia y tu información me sirve de gran ayuda, más que nada porque yo también soy de Asturias.

No sabia si ir en avión a roma y visitar esa ciudad sola o moverme pos más lugares y con esto de interrail creo que merece la penavisitar más sitios, aunque según dices no se amortiza del todo y e ahí mi pregunta..merece la pena comprar el pase para Italia o mejor comprar billetes por separado allí?

Mi idea era ir con un amigo a visitar Roma principalmente, a finales de Julio.

Para mas inri, soy celíaca, por lo que contaba con llevar algo de comida y comprar cosas por allí, que me he informado y puedo comer en bastantes restaurantes de Italia.

Lo dicho, que muchas gracias por contar tu experiencia y supongo que de aqui a Julio que tenía pensado realizar el viaje, seguiré buscando informacion.

Un saludo.

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