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otro que te lee! como se llamaba vuestro hostal?? porque por las fotos y la descripcion del barrio donde estaba me suena bastante!

 

al final alguna noche no fuisteis a la karlovi lazne? aunque la entrada costara un riñon luego la cerveza dentro estaba tirada y la verdad merecia muchisimo la pena!

bueno, continua, un saludo! :lol:

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ya era hora hombre!!!!!.

Eso de la torre de comunicaciones son bebes gatenado?. Por cierto, comisteis los perritos en unos tenderetes rojos, con menus? Que como mucho valia 50 cK incluyendo bebida?. Eso si quee staba bueno...

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La respuesta a las 2 preguntas es si. Aunque a mi me habrian gustado mas las salchichas con ketchup y no solo con mostaza, sin mencionar tb q no conocen el p... termino de barra de pan XD.

 

Un saludo

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Venga, otra entrega mas de la historia, que estoy motivado. Se empiezan a acercar los dias en que el viaje deja de ser un viaje de placer para convertirse en un infierno en vida, pero de momento, seguimos en Praga, que es muy bonita. Por cierto, el hostal se llamaba "Hostal Olet", como hacia el este de la ciudad, y estaba bastante bien a pesar del barrio (que tampoco es que nos diese ningun problema, todo hay que decirlo)

 

 

7 de Julio. Praga.

 

Día 4. El comando Lacasito asalta Praga.

 

 

Como casi todos, el día comienza muy perro, remoloneando y con pocas ganas de moverse.

 

Durante el desayuno, disfrutamos de la sorprendente mezcla de estilos musicales del desconocido dueño del mp3 que hay enchufado a la radio. Si tuviésemos que imaginar su aspecto a partir de su afición por Ricky Martin, techno chungo, la banda sonora de matrix, la música turca y el pop pasteloso del equivalente croata de los 40 principales… aggg, prefiero no pensarlo…

 

Para darle el toque final al desayuno, Rafa decide lucirse antes las cuatro mujeres y el jeviatra que hay en el comedor tocando un par de piezas bastante correctas en el piano del albergue, aunque el efecto final acaba siendo un poco siniestro cuando empieza a tocar tétricos nocturnos. Si hubiésemos tenido un órgano, puede que hasta hubiésemos fundado una secta en ese mismo lugar.

 

Pasamos a la sala común, donde viciamos un buen rato al futbolín y al ping-pong (calculo que en un par de sesiones mas habré aprendido a no meterme goles en propia puerta).

En esto que Rafa descubre a un español registrándose en recepción, despertando nuestra curiosidad. ¿Quién será el sujeto de las gafas de malote y los múltiples piercing?

 

En seguida sabremos que viene de Barcelona, tiene 30 años y se llama Iván desde el día que nació.

Como su mujer-que-no-es-su-mujer no podía venir, se ha venido solo a Praga, y procede en el acto a acoplarse a nosotros por unos días. Sea bienvenido.

 

La mañana ya está perdida, y además llueve un poco, así que el único turismo que hacemos es al supermercado Albert a comprar cerveza a precios ridículos y alimentos varios. (¿9 coronas la cerveza, te devuelven 3 si traes la botella, y la cajera esta buenísima? Erasmus en Praga YA)

 

Subimos al último piso del albergue, un cuarto que parece un noveno gracias a las escaleras embrujadas que se alargan hasta la eternidad, y empezamos a cocinar.

 

En cinco minutos se monta una buena: acaban de llegar unos seis u ocho vascos recién venidos de Múnich y que son unos cracks (quedó pendiente lo de aprender a forzar candados con un clip).

Mientras todos preparamos la misma comida, pasta con salchichas, hablamos, bebemos, reimos… vamos, que se nota cuando se junta un grupo de españoles (mmm… ocho vascos, cuatro gallegos y un catalán… me sé de alguno que diría que muchos españoles tampoco había…)

 

La pasta es bastante comestible y abundante, y quedamos como muertos de hambre al repetir varias veces. Ahora toca una breve sobremesa y comenzar la ruta que hemos decidido esta mañana.

 

Haciendo un acopio de moral, quedamos los cinco en la puerta y empezamos recorriendo el enorme cementerio que tan cerca tenemos.

Realmente es muy grande, y aunque tiene tumbas modestas y tumbas monumentales, de los dos tipos hay algunas muy siniestras, como las que tienen grabados con las caras de los familiares muertos. Claro, ves un abuelo dibujado, y pase, pero empiezas a ver niños de doce años dibujados en lapidas de mármol negro…

 

cementerioqf3.jpg

una de las tetricas avenidad del cementerio. Ideal para paseos tranquilos.

 

Quisimos entrar en el cementerio judío también (¡vamos a ver a Kafka!), pero como a tantos sitios, llegamos cuando habían cerrado.

 

Llegamos a la plaza Wenceslao, desde donde seguimos por el pasaje Lucerna, pasando por el monumento a las víctimas del comunismo. Después de pararnos antes las estatuas raras de David Cherny (el mismo de los bebes de la torre de comunicaciones), seguimos por un parque alargado donde Pablo se entretuvo poniendo cara de violador en potencia y asustando a toda mujer que se atrevía a cruzarse con su mirada (ahora se quejara y dira que no pero… tío, tu cara era un poema…)

 

Caminando un poco más, con el cielo amenazando lluvía, y como buen alumno de arquitectura, conduje al pelotón hasta la "dancing house", una de las divertidas paranoias del señor Ghery, que por supuesto todos mis profesores abominarán.

 

gheryhz8.jpg

estos checos no saben ni construir las casas derechas...

 

Empezaba a llover, y empezaba por lo tanto la etapa lacasito. Si, resulta que cada uno tiene un impermeable de diferente color: rojo, azul marino, azul menos marino... y mi poncho amarillo de Pizzamovil, por supuesto.

 

Así, disfrazados de cuadro de Mondrian, seguimos hacia Viserahd. Por el camino, los barrios comenzaron a cambiar hasta tomar un aspecto un poco más deprimente, y como estábamos teniendo problemas para encontrar el lugar donde cruzar las vías de tren elevadas, paramos en un banco destartalado a comer lo que habíamos comprado en el lidl de ahí al lado.

 

lacasitosxq5.jpg

Lacasito's Style. Así, en plan discretos

 

Nada especial, lo básico para sobrevivir: yogurt bebible, barritas energéticas Sirius con glaseado, ositos de goma y otras gominolas varias. Vamos, comida sana para gente que gasta energía.

 

Mientras detrás de mí probablemente planeaban un sangriento golpe de estado por dirigirles por barrios marginales solo para ver “los excepcionales ejemplos de arquitectura cubista que solo podéis ver en Chequia”, conseguí calmar los ánimos cuando volvimos a ver mercedes por la calle y llegamos a la colina de Viserahd.

 

10 puntos para el guía (parece que no tengo abuela), la subida a la colina coincide con la puesta de sol, que en Praga es totalmente única. El cielo se tiñe de color dorado, y los destellos color miel se reflejan en las largas nubes y en los tejados de bronce de la ciudad. Es entonces cuando en el juego de luces y sombras que se extiende por la ciudad descubres los mismos tonos de los grandes edificios y las catedrales en este noble país: oro y sable, el negro de las sombras, y el dorado de las piedras centenarias a contraluz.

 

puentesdepragakh1.jpg

momento poético, foto típica de turista

 

En pleno momento poético-místico, aniquilo las pilas de la cámara fotografiando los puentes de Praga y a Pablo meditando, y recorremos lo que queda de colina, ahora ya en dirección al metro, de vuelta al refugio.

 

pablomeditaef4.jpg

"el sentido de la vida" o "fijo que de fondo de pantalla mola la hostia"

 

Por el camino nos acosa por enésima vez la chica de la pizzería, ‘Super-prize’ dice, pero ya tenemos nuestras propias pizzas cutres para hacernos en el albergue.

 

cosaanemonosaak4.jpg

¿eh, mario, a que cojones le estas haciendo fotos ahora?

 

Estábamos ya en el albergue, tostando las pizzas en el horno y rajando de los guiris en general, y del extraño equipo de beisbol o algo que ha llegado esta mañana en particular, que tiene gente desde los 15 a los 40 años, y del cual dos chicos están presentes en la cocina, esperando a que acabemos con el horno.

En esto que uno se levanta y se dirige a nosotros, para a continuación preguntarnos

¿A cuántos grados está el horno? Estos son los momentos que nos hacen bajarnos del globo, que nos sirven para que nos quede claro que nosotros, cuatro gallegos venidos de un país de nuevos ricos con pretensiones, venimos del culo de Europa.

 

Desde el siglo XVII somos los últimos monos del continente, y lo seremos probablemente cuatro siglos mas (aunque molamos), pero aun así uno no se espera que el que te baje los humos sea un chico de quince años que viene de Letonia y que sabe castellano a un nivel que no es precisamente básico, que te escuche hablar de él y que te apuñale de forma cortés con un comentario inocente.

 

Para acabar de rematarlo, las dos letonas que vienen con el grupo son unas de las tías más espectaculares vistas en bastante tiempo. ¿Que comen aquí en el norte para ser todas altas, tan rubias y estar así de buenas?

 

Bajamos a comer al primer piso, entre otras cosas para que ‘Ratón’, uno de los tíos que limpia el albergue y que se supone que manda, pero que duerme al lado de la cocina, pueda descansar.

 

Durante la cena encontramos a unas chicas mexicanas y comimos todos juntos. Ellas nos contaron su viaje, y como una de ellas se había dado una leche descomunal yendo en bici por Berlín, y nosotros tratamos en vano de enseñarles a jugar al gilipollas.

A pesar de ser el juego más simple del mundo (tal vez por detrás de ese de tirar cartas al suelo por turnos), puede llegar a ser una tarea imposible enseñar a jugar a alguien a quien le cuesta 20 minutos entender que si el cinco es una carta más baja que el seis (que juego más raro, verdad?), el cuatro es… ohh! más baja todavía!!!

 

Pero claro, como la chica, aunque un poco espesita, no era fea del todo, pues tuvimos que aguantar mientras Rafa, que es todo un caballero, hacía grandes esfuerzos por enseñar a la chavala.

 

Cuando la cosa declinaba, nos levantamos con cuidado para no resbalar con toda la espuma que había soltado Rafa acerca del sus dotes de pianista-tenista-tío molón-que-te-cagas-enróllate-conmigo-ya, y nos fuimos a dormir.

 

Esta vez hemos perdido la oportunidad de irnos de juerga por Praga, pero es que estamos todos bastante muertos, y mañana queremos visitar Cesky Krumlov.

 

rafaespumeandopw4.jpg

oh, vaya!!, lo siento Rafa, esta era la foto que no tenía que poner... que fallo...

Editado por Exiliado

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8 de Julio. Praga. Cesky Krumlov

 

Día 5. "donde el pueblo ese de Hostel"

 

4:00 AM. Algún retorcido mecanismo en mi interior me está impidiendo dormir. Llevo ya un buen rato dando vueltas en la cama después de apena un par de horas de sueño. Harto de perder el tiempo, se me ocurre una gran idea: dar una vuelta por ahí.

Esto no es más que otra prueba de la gran verdad universal: a esas horas no se toma nunca ninguna decisión buena.

 

Totalmente desvelado, me levanto, me pego una ducha y me bajo a recepción, donde la recepcionista está muriéndose de asco después de pasar toda la noche vigilando la puerta. Durante unos minutos, se produce un lamentable intento de conversación en pseudo-inglés entre un gallego insomne y una eslovaca medio zombi acerca de nuestros respectivo pueblecitos rurales.

Cojo el metro, bastante cerca del albergue, y a las 4:30, por muy duro que suene, ya estoy en el puente de Carlos.

 

castillopragaab0.jpg

En el puente de buena mañana

 

La única ventaja que tiene estar despierto a estas horas en estos países es que, aunque ya es de día, la ciudad aún está desierta. Las mejores fotos que tenemos de Praga probablemente son las de esta mañana, con las calles vacías y la luz del amanecer.

 

pragamaanari5.jpg

Praga a la luz del amanecer es una visión digna de admiración...

 

pragamaana2fn0.jpg

...pero siempre debería ser el final de una fiesta, y no el principio de un día

 

 

Después de pegarme una buena pateada andando, vuelvo al albergue alrededor de las 6:30, me echo media hora en la cama, y procedemos a prepararnos para nuestra excursión a Cesky Krumlov.

 

Reunidos con Iván, que se apuntó a la visita, cogimos el primer tren, para hacer luego transbordo en Ceske Budejovice, pasando de un tren normalito a un cacharro de postguerra cuya velocidad de avance era muy semejante a cero.

Dicen que todo lo bueno se hace esperar, y al final llegamos a Cesky Krumlov, cuyo extraño nombre y ortografía hacen que en adelante se le conozca únicamente como “el pueblo ese de Hostel”.

 

ceskyhj2.jpg

El pueblo ese de Hostel

 

Después de caminar hasta el centro desde la estación, comenzamos la ruta por el pueblo, que viene siendo algo así como una escena de “Donde está Wally”, ambientada en una historia medieval para críos, por la cantidad de turistas y los edificios de colores y con ladrillos dibujados.

 

torrearbolitoshe3.jpg

Ahí esta. La famosa torre feliz del pais de las piruletas. Desde lo alto de esa torre, miles de turistas nos contemplan...

 

figurinasrm9.jpg

Cristal de bohemia de colores festivos. Objetivo: No perder todos nuestros dineros a mochilazos

 

Mientras seguíamos como borregos el camino comercial de tienda en tienda, se acercó a nosotros, sigilosamente, la enorme nube que presuponemos nos ha seguido desde Galicia, y en cuanto está situada suelta su carga sobre nosotros. Nos refugiamos como podemos junto a unos japoneses, y en cuanto clarea un poco decidimos hacer un alto para comer algo.

 

Para variar, hoy no llevamos nada de comer, y los precios de los restaurantes y bares están un poquito lejos del alcance de la gente que duerme en el Prat y tiene el orgullo de protagonizar un Vagabundo’s Tour.

 

De esta manera, y como somos muy rancios, acabamos saliendo de la ciudad en la búsqueda del bar perfecto para comer un bocadillo. Entonces empezamos a ver carteles de “TESCO, 1900 metros” y decidimos que apenas 2 kilómetros era una distancia razonable.

Y una mierda.

Desde aquí mando un importante aviso a los lectores: guárdense mucho de creer que lo que los checos llaman “sistema métrico” puede tener un remoto parecido con nuestra unidad de medida estándar, la típico diezmillonésima parte de blablabla.

El metro en República Checa es una unidad variable y sensible a quienes lo miden, y puede alargarse si el caminante está cansado, por ejemplo. Quedan ustedes avisados.

 

Caminamos durante más de una hora un mínimo de 6 kilómetros, pasando por delante de casas, polígonos industriales y un elefante tumbado en la hierba sin encontrar rastro de ningún tipo de supermercado (el lector despistado puede ser inducido a pensar que el elefante es un animal común en esta tierra, por lo tanto aclaro que era el campamento de una especie de circo gitano).

 

Al final, llegamos a otro pueblo diferente, desde nos dirigieron a otro supermercado, pero por el camino interceptamos un lidl y nos apalancamos a su puerta.

 

Decididos a exprimir al máximo el presupuesto, compramos entre todos una bolla de pan y una especie de salami rectangular, que repartimos equitativamente entre todos. Nos sentamos en un trozo de hierba detrás de una gasolinera y empezamos el festín. Y creo que hablo por todos cuando digo que aquello era la basura más infumable que podríamos haber encontrado, y que no hay persona en el mundo que pueda comerse esa bazofia.

 

Mientras pensaba en donde podría haber un cubo de reciclaje de materiales radioactivos para tirarlo y lamentaba el terrible olor que se nos había quedado en las manos (y que aun duraría un par de días mas), nueva sorpresa. Rafa dice que no lo tiremos, que se lo comerá él luego.

 

En fin, ahora podría hacer uso de mi supuesto sentido del humor para carcajearme de mi compañero, pero este es un país libre, y para gustos, colores. En este caso, color mierda.

 

De vuelta hacia el pueblo, volvió a manifestarse el carácter variable de las distancias en este país: apenas tardamos 15 minutos largos en volver al pueblo, siguiente el camino que a la ida ignoramos en un estúpido acto de civismo, respetando la señal de “solo coches, personas por ahí”.

 

Entramos en el recinto del castillo, contemplamos los maravillosamente cutres edificios pintados, con ladrillos de pega, y decidimos subir la torre.

Pagamos la entrada al mirador y estuvimos un rato mirando a la lejanía, no sin antes haber hecho unas fotos a los pobres osos desgraciados que viven en el foso, y decidimos que estaba todo visto. Volvimos a la estación de tren, pasamos la espera tomando cervezas.

 

vistastorreqq0.jpg

y de regalo para los lectores, una postal de nulo interes y bucólicos colores, gratis

 

grupotorreswu0.jpg

Los cuatro vagabundos en plena pose para la posteridad

 

birrasenceskyko3.jpg

A este precio, hasta nos permitimos un 10 % de propina

 

En nuestro compartimento había una chica japonesa, y Jorge aprovechó para lucir sus conocimientos del idioma y dejarnos a todos flipando. La chica no se quedó atrás, y con su “flipante” nos hechamos unas risas un rato. Salvando esta mini-anécdota, el recorrido de vuelta fue un coñazo increíble, con la rutina habitual de cartas, siesta, cartas y más siesta…

 

cartaswu5.jpg

gastando todavía mas nuestra roñosa baraja

 

En el albergue cenamos un sencillo arroz con atún, echamos unos futbolines y pensamos en ir a dormir, porque a la mañana siguiente nos esperaba un nuevo tren. En efecto, esta es la última noche en Praga, pues mañana nos movemos a Brno. Recogimos un poco las cosas, lo cual no es una tarea trivial. En cuatro días, hemos convertido esta pequeña habitación de prescolar en un reducto de trastos y cosas tiradas, genuino estilo Zerg. Después, todos a aprovechar la última noche en cama.

 

habitacionmugrefr0.jpg

Misión completa. El desorden absoluto. La mugre perfecta. El comando Zerg, orgulloso de su trabajo.

 

Con este día acaba lo que se podría llamar “fase estable” del viaje: teníamos un albergue reservado, comida y dinero, y estábamos en una capital de país donde más o menos se habla inglés (tampoco es para tirar cohetes).

 

Empieza la incertidumbre, la aventura, la “fase vagabundo”. A partir de aquí, nada es seguro, a partir de aquí, todo es posible. ¿Dónde dormiremos mañana? ¿Dónde estaremos la semana que viene?

Editado por Exiliado

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oxtias ya decia yo que me sonaba ese hostal! segun comentabas ademas lo del barrio chungo lleno de putis, casino y lugares de apuesta ya me ha quedado claro: estuve en el mismo jaja. recuerdo que reservamos uan noche y la segunda teniamos pensado bajar a munich pero nos quedamos de farra en la karlovi lazne y a la vuelta a por nuestras mochilas nos colamos por la ventana de la sala de juegos xDDD, pobres ingenuos. nos quedamos alli a sobar hasta que nos duchamos con todo el morro y marchamos jeje.

 

era un colegio que en verano lo usaban como hostal no?? lo que no entiendo es que si ibais a ahorrar estabais en una habitacion de 4 pa vstros? nstros pagamos menos de 7 euros en habitaciones de 12 :blink:

 

continua que me estoy echando unas risas, un saludo! :lol:

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Continuo con nuestra historia, empezando con la etapa que verdaderamente define nuestro estilo de viaje.

Y si, es cierto que pagamos una habitación de 4, pero salimos solo a 11 euros por persona y noche, con desayuno, y te aseguro que recuperamos el gasto en los días siguiente

 

 

9 de Junio. Praga. Brno.

 

Día 6. El fin del principio

 

 

Despertamos temprano, recogemos las últimas cosas y nos despedimos en nuestro fuero interno de la habitación, que ha sido nuestra cueva-refugio en los últimos cinco días.

Bajamos a desayunar, devolvimos la llave y empezamos la pateada a la estación (claramente, no iba a ser hoy el día que empezáramos a coger autobuses).

 

Hicimos el último esfuerzo por cruzar el paso de peatones vacilón, que solo está abierto seis segundos, para cruzar 40 metros de calle (no lo logramos), y atravesamos el parque yonki de enfrente de la estación por última vez.

 

Al llegar, compramos nuestros billetes en taquilla, y cogimos uno para Iván, que aunque llegado este punto se separaba de nosotros, aprovecha para disfrutar de la tarifa de nuestro carnet de estudiantes una última vez.

 

Todo estaba saliendo bien, incluso demasiado bien, hasta que nos dio por comprobar que nuestros trenes no salían en las pantallas. Extrañados e intrigados a partes iguales, nos acercamos al puesto de información, donde gracias a nuestro gran dominio del idioma checo (en su variante de signos) pudimos averiguar que, básicamente, nuestros trenes salían de otra estación.

Otra vez prisas, coger un metro a todo correr y llegar a la estación de partida con un margen muy escaso. Nos despedimos de Iván, y nos acomodamos en un compartimento.

 

dejamospragaqz2.jpg

¿Y lo de dejar de hacer fotos y subirte al tren, como lo ves?

 

Unas horas y muchas partidas de cartas después, entrábamos en la estación de Brno, la segunda ciudad del país. Pronto decidimos que una de las prioridades es comer algo, así que tras un breve paseo para ubicarnos, llegamos a la plaza central y nos apalancamos en un banco.

Para comer tranquilos y sentados ya lo tenemos casi todo. Estamos tranquilos, estamos sentados... pero estamos sin comida.

 

plazabrnosj3.jpg

La plaza central de Brno. Buen sitio para tomar el sol o mendigar

 

rafinhari4.jpg

El último pariente vivo del Profesor Beakman, en señal de paz y fraternidad

 

Pablo y yo nos acercamos a un supermercado cercano, donde después de evaluar los precios de las cosas y enfurecernos con el mundo checo por no conocer el concepto de “barra de pan”, compramos una de sus modalidades de pan raro y frambuesas.

 

Con unos ingredientes tan increíbles y abundantes teníamos que pegarnos un festín que nos nutriese por el resto del día. Por suerte contamos con la reserva de salchichonio (cuyo número atómico, como aprendimos en química, es deliziozo o también riconudo ) que Pablo guarda en su mochila.

 

Antes de que podamos empezar la ingesta de los manjares, empieza a llover, lo que nos lleva a refugiarnos en una galería comercial. Allí, sentados en el suelo, formamos una estampa curiosa.

 

Rodeados de mochilas, un tipo con gafas de sol corta un salchichón con una navaja, mientras otros tres lo miran. Irremediablemente, esto atrae a quien será nuestro siguiente personaje para añadir a la galería.

 

Se trata de ‘Sandokan’. Respiren tranquilos los alérgicos a los sables, o los que hayan tenido problemas con piratas de los mares del sur, pues este es únicamente el apodo cariñoso con el que acabamos de bautizar al sujeto que nos está rondando.

 

Lo presentare formalmente: Varón, caucásico, alto y con melena (no, no es Pablo), de unos cuarenta años de edad. Presenta el perfil típico de un perro flauta, aunque no se le conoce perro, ni flauta. Arrastra una bolsa blanca de considerable proporciones, donde debido a su delgadez sospechamos que duerme el propio personaje, convenientemente plegado.

 

Lleva uno cuantos minutos observando nuestras bolsas y haciendo caminos en círculo, cada vez más cercano, como acechando algo. La verdad, estamos bastante asustados, y debatimos entre nosotros los posibles modos de actuación.

 

Creyendo que lo mejor es recoger las cosas y alejarnos de la zona, hemos pensado en sentarnos en los bancos delante de la comisaría para estar más seguros.

 

sandokanfx1.jpg

Clase magistral de cortar lonchas finas sin cuchillo ni mesa. Y ni siquiera nos hecharon una moneda

 

 

Vale, si alguno se ha creído esto, que sepa que me indigna que podáis pensar tan mal de nosotros… La cosa queda como sigue:

 

- Repartirnos las tareas para pegarle una paliza si se acerca más (tu placas, tu pateas, yo le prendo fuego a la ropa…)

 

- Discutimos si en la bolsa blanca llevará cosas de más valor que las que llevamos nosotros (probablemente) y como nos las repartiremos.

 

- Tratar de calcular que número calza y a quien le sentarían bien sus zapatos.

 

- Hacernos los tontos para que se acerque y descargar un poco de adrenalina

 

 

Al final, aburridos de la situación, nos levantamos del suelo. Sandokan Vs. Tipo alto con greñas, tipo que capoeiriza gente, tipo de las gafas de sol y la navaja, y tipo de la peluca negra; se ve comprometido y se pira.

 

Bien, después de extenderme lo indecible en la anécdota de “vagabundo-se-nos-acerca-y luego-se-pira”, nos comemos los bocatas y empezamos a ver la ciudad.

 

Subimos a la colina de Petrof, con su catedral y su cripta con maquetas de papel, recorrimos las calles céntricas empedradas y dimos vueltas en círculos por la zona histórica, hasta que arriba, en el cielo, se oyó un ruido como de romperse algo y empezó a llover de manera brutal y repentina.

 

catedralbrnogt7.jpg

La catedral de Brno

 

arbolmalrollistacopiaqd3.jpg

El arbol chungo que nos vigilaba

 

Nos metemos a cubierto rápidamente, y nos tenemos que quedar en la puerta de una drogeria largo rato. Y como en la Grecia de los filósofos, el tiempo libre nos incita a pensar. ¿Y en que pensamos? Pues en un alarde de genialidad, a Jorge y a mí se nos ocurre entrar y comprar tinte de pelo. Gracias a su ridículo precio, salimos de la tienda con unas cajitas donde poner algo parecido a “azul oscuro extraño” y “morado molón”, en checo.

 

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Descanso en nuestro cursillo acelerado de sherpas

 

Guardamos los trofeos y cuando salió un poco de sol, salimos a pasear de nuevo por la ciudad. Nuestro objetivo, de nuevo arrastrados por mí, es la casa Tugendhat, diseñado por al arquitecto Mies Van de Rohe en el año… vale, me callo ya.

 

El caso es que tenemos reserva para entrar a las cinco, así que tenemos tiempo. A cambio, lo único que sabemos de su ubicación, es que no está cerca.

 

Después de una caminata de las buenas con las enormes mochilas a cuestas y de hacer un alto a comer pan de centeno con nutella en la puerta de un hospital, llegamos por fín a la casa… quince minutos tarde.

 

De nuevo siento el odio en el ambiente, porque encima, para los profanos, la casa por fuera es fea con ganas. A nadie parecen importarle mis aclaraciones acerca de la riqueza de materiales, el increíble dominio del espacio interior, que la fachada bonita sea la otra o el hecho de que parezca bastante moderna teniendo ya ochenta años. Para calmarnos, nos dirigimos a un parque muy grande y muy pijo que hay cerca.

 

mieseq8.jpg

Estas de coña... ¿no? ¿en serio es ESTO? eh...

 

Un cartel en la entrada nos indica las normas del parque, entre las que destacan algunas como: no drogarse en el parque, no cocinar o dormir en el parque (¿Quién se ha chivado?), no romper cristales y no azuzar a las palomas.

 

Ya hacía rato que habíamos optado por el plan inicial de irnos a dormir a Olomouc, porque en Brno no quedaba mucho mas por ver, y Olomouc es una ciudad más pequeña, así que volvimos a la estación de tren. Por cierto, ¿a quién nos cruzamos en el camino de vuelta y nos planteamos invitar a una cerveza…? Si ha dicho usted “a Sandokan”, puede pasar a recoger su premio en nuestras oficinas de “Vagabundo’s evil corporation, S.A.”

 

Como siempre, llegamos con el tiempo mucho más que justo, subimos al tren casi en marcha y sin billete. Cuando vimos al revisor, nos cobró él el viaje, mas una comisión del tipo lo-que-me-dé-la-gana por ciento, que aceptamos pagar sin queja porque el precio seguía siendo ridículo.

Un par de horas después, Olomouc aparece ante nosotros. Por fin, la última etapa de un día movido en el que hemos cargado con las mochilas todo el día.

 

Comienza la búsqueda de un lugar donde caernos muertos. Pasamos por la zona universitaria y nos planteamos apalancarnos en un jardín de alguna facultad, pero al final, encontramos justo el tipo de sitio que buscábamos: un parque público.

 

Recorremos el parque en la oscuridad, evaluando rincones. Por el camino nos cruzamos con una especie de monumento-altar pagano donde Rafa sugiere meterse… va a ser que no.

 

Encontramos nuestro rincón feliz junto a unos matorrales, cerca del río pero con poca humedad ambiente. Mientras casi se puede sentir como baja el precio del suelo gracias a nuestra presencia, metemos todo en las quechuas y nos disponemos a sentarnos en un banco a cenar.

 

olomouc1lb3.jpg

Deshauciado el oso yogi, nuevo inquilinos ocupan el solar

 

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Apalancaos en nuestro nuevo "hogar-por-un-día"

 

Si ya en Italia nos quejamos de la calidad de las conservas y el embutido en general, este año no somos capaz de imaginarnos a qué clase de retorcida mente se le puede ocurrir meter en un tarro metálico las migas de las sobras de los restos de la caspa de un atún viejo y mugriento, para luego llamarlo “nosequevaya tuniya”, y calificarlo como “alimento”, pero el caso es que no somos tampoco demasiado escrupulosos, así que extendemos la pasta rosada sobre rebanadas de pan de molde y cenamos.

 

De postre, (porque sí, dormimos en un parque, pero tenemos postres. Y bien es sabido que mientras hay postre, hay esperanza), más pan de molde, pero esta vez untado en cremosa nutella, un bote de los grandes que nos acompaña nada menos que desde Vigo.

 

Mientras cenamos, aun tenemos la oportunidad de asustar a cuatro desgraciados que pasean por el parque, con pinta de volver a sus casas. Oh, vale, somos un alto greñudo, un armario barbudo, el último pariente vivo del profesor Beakman y una especie de demente con una navaja, pero tampoco tenemos un aspecto tan siniestro… estas cosas afectan profundamente a nuestra autoestima.

 

cenaolomouctd1.jpg

Oh, venga, no es para tanto chicos, quedaros un rato... muhahaha

 

Acabada la cena, nos metemos en las tiendas antes de que las encuentren los mosquitos, y nos metemos en los sacos. Nuestros hombros han quedado machacados hoy, y no estamos seguros de cuanto tendremos que andar mañana, pero al menos la hierba es bastante blandita.

Editado por Exiliado

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Otros con la nutella cargá!!! Yo en mi inter a sido mi salvación,anda que no he cenao noches nocilla en sandwich,en pan, en galletas, en nada..., buen diario os sigo!! Pero no tardeis tanto ¬¬

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