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Exiliado

Cuatro gallegos rumbo a italia

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De vuelta a casa (cosa mala eso de acostumbrarme a llamar “casa” a una tienda de campaña de 1,30 de ancho…), y cenamos unos macarrones con tomate

 

Eso es inevitable. Allí donde uno planta la tienda se convierte en tu "hogar", aunque sólo sea por una noche. Es al lugar al que volver cuando acaba el día.

:(

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Hala, otro día mas, estos días ando un poco liao con el tema examenes (excusa cutre) y, especialmente, preparando el "Vagabundo's Tour 08", que promete ser incluso mas miserable/apasionante que el anterior. Saludos.

 

 

Día 15

 

5:00 A.M. Camping Roma, Roma

 

Madrugamos de nuevo, pues hemos aprendido la lección de las colas del Vaticano y no estamos dispuestos a perdérnoslo. Desayunamos a toda leche, dejando de nuevo las tazas sin lavar por que los encargados de eso (léase Rafa en este caso) no tienen tiempo para peinarse y lavar las tazas.

 

Como siempre, bus y montamos en el metro con la megafonía de star wars (el “uscita lato destro” suena autentico a Jabba el Hutt), y cuando llegamos al museo vaticano solo tenemos delante a un grupo de estudiantes aparentemente polacos. Bien, son las 7:10 de la mañana, y esto no abre hasta las 10. ¿Qué hacer? Pues vamos a la basílica. Nos dividimos en dos grupos y nos toca a mí y a Garrido ir los primeros.

Que gozada ver la plaza totalmente vacía, no tener que esperar cola. Pudimos entrar rápidamente después de convencer a los de seguridad de que llevar a Garrido al lado no corrompe las normas de decoro y estuvimos alrededor de media hora mirando como poseídos a todos lados. No hay mucho que decir, la verdad, si lo has visto, ya sabes de que hablo, y si no, tienes que ir, porque es impresionante todo el montaje que es la impresionante catedral. Claro, si piensas que se dedicaron a moler monumentos romanos para hacer cal para las paredes, pues pierde un poco de encanto, pero si te limitas a contemplar el conjunto, e incluso si piensas el simbolismo que tiene el lugar para una gran cantidad de gente, pues resulta bastante impresionante.

 

Tan impresionante como el repentino ataque de fervor religioso de Garrido, que enseguida cogió una dinámica de agua bendita-misa en inglés-comulgación que me dejó bastante impactado. Después subimos a la cúpula, desde donde las vistas son espectaculares, y para cuando nos dimos cuenta, empezaba a hacerse tarde, y aun quedaban dos personas por ir. Volvimos corriendo y dimos el relevo, aunque la otra mitad del grupo tuvo que cambiar la cúpula por una visita a las tumbas. De vuelta a la cola, y a punto de abrir el museo, limamos como pudimos los resentimientos de “os tirasteis dos horas allí y casi no pudimos ver nada” y entramos en el recinto.

 

En el museo fuimos bastante a nuestra bola, especialmente Garrido, que se separo y acabo la visita media hora antes que nosotros y nos estuvo esperando al final. Nosotros nos acoplamos durante un buen rato a un guía mexicano gracias al cual nos enteramos de un montón de cosas. Si aprendí alguna cosa para otras visitas, es que acoplarse a una visita guiada es de lo mejor que se puede hacer, ya sea en plan discreto o descaradísimamente, en una buena manera de enterarse de las cosas.

 

A la salida del museo, dedicamos el resto del día a callejear en busca de las mil plazas que tiene Roma. De camino, paramos en un supermercado y compramos una especie de pizzas mugrientas cuya mayor virtud era costar 60 céntimos y no ser radioactivas, y unas barritas chungas de cereales. Ya en la caja, el tío pretendía cobrarme algo así como el triple del precio de las barritas, y esa fue la prueba de fuego de todo el italiano que había ido aprendiendo en estos días: discutir en italiano por el precio de unas barritas asquerosas. Al final, yo tenía razón y ellos habían colocado mal la etiqueta, pero el dependiente, viendo que yo prefería quedarme durante horas en la caja (¡con aire acondicionado y todo!) antes que pagar el euro de diferencia, acabó dejándome las barritas al precio barato para deshacerse de mí. Si, ha sido un poco triste pero… ¡Victoria!

 

Comimos las pizzas tirados en el suelo de una avenida, junto a un árbol,y seguimos nuestra ruta, que nos llevó hasta la plaza de España, aunque los tres perezosos que me acompañaban no tuvieron valor de subir la escalinata de la plaza (que por cierto, también estaba en obras)

 

Después tuvimos una especie de pique con Garrido, que decidió seguir un rato por su cuenta, y nos acabamos encontrando de nuevo en la mismísima puerta del Partenón, donde entramos en cuanto acabó la misa. Por último, una visita a la Piazza Navona, que estaba en… si! En obras de restauración!...

 

Con la tontería, se nos paso la tarde, y volvimos al camping, aun sin saber si volveríamos a la ciudad para salir o si montaríamos la juerga en el camping. Al final, después de estar casi una hora para hacer un arroz con tomate y salchichas, optamos por quedarnos en el camping. Hicimos los preparatorios correspondientes: Rafa, peinarse; Pablo, lavarse los dientes; Garrido se ducha y se pone el pijama; y yo, cojo el vodka.

 

Aparentemente, Garrido se va a dormir, pero no, solo se está poniendo cómodo. Enseguida agarra una tacita de las del desayuno y, obviando mi sugerencia de pedir algo en el bar y rellenarlo de vodka, para conseguir hielo y estas cosas, se baja muy tranquilo dos vasos de vodka, solo y caliente. Ole sus huevos. Después de media horita de esta mecánica de calentamiento, se va a la discoteca del camping y pide en la barra un vaso vacio con hielos, que reparte conmigo.

 

El detalle reside en que sigue en pijama, un pijama además que es azul y amarillo, de pantalón corto, y con un dibujito de un tío bebiendo chupitos de tequila.

Lo mejor aún está por llegar, pues otros tres cubatas después, Garrido ya es el amo de la fiesta y entra con su pijama a bailar en la discoteca, mientras Rafa y yo nos infiltramos en un grupo de vascos que estaban por allí de fin de curso o algo así.

 

Al cabo de una hora, el toque de gracia, entrar en la discoteca y ver a Garrido con una cerveza y un cubata a los que le han invitado, bailando con una chica oriental y siendo fotografiado por la mitad de las personas del local. Mientras tanto, a mí se niega a darme un vaso con hielo ni pagando. Como la situación ya está totalmente degenerada, y ya son las tres y media, Rafa y yo nos retiramos y dejamos a Garrido a su bola. Hasta el día siguiente, en el que un Garrido resacoso aun se mostrará orgulloso de su “hazaña”.

Editado por Exiliado

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Bueno, esto esta muy abandonado, intentare colgar los ultimos días, ya menos interesantes, en breve. Mientras tanto, una escueta selección de imagenes principalmente nuestras para ilustrar nuestro modelo de viaje. Como las imagenes son muy cutres en cuanto a calidad, no pondre las fotos de los sitios bonitos ni los grandes paisajes, pues cualquiera con una buena cámara ha hecho fotos un millón de veces mejores, he incluso buscando en google salen mejores fotos. En cambio, salen fotos nuestras durmiendo en lugares penosos, o sobreviviendo en condiciones paupérrimas.

 

Revisten un nulo interés científico-social, pero bueno. Además, me sirven como punto final al vagabundo's Tour 07 pues... ya estamos preparando el Vagabundo's Tour 08!!!

 

Saludos a todos

 

3colgaosok1.jpg

tres de los vagabundos en Bolonia

 

comerenlacalleua2.jpg

comiendo macarrones en monterosso

 

montectqr1.jpg

primera noche en la cinqueterre

 

dormirvernazzawf1.jpg

dormir al raso te hará rudo... si no mueres de frío

 

vernazza2et8.jpg

durmiendo en un parque en vernazza

 

pisaow8.jpg

plaza pública en Pisa. Nótese el yonki del saco que sobresale a la izquierda

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Día 16

 

8:00 A.M. Camping Roma, Roma

 

Por fin podemos dormir hasta una hora más o menos civilizada. Toca desayunar, pero para eso hay que ir primero al super. Aunque ya lo sabíamos, toca mucho la moral ir al supermercado recién levantado a comprar galletitas. Por suerte, esta justo enfrente, y nos aprovisionamos rápidamente.

En la caja, mantuvimos un interesante diálogo acerca de lo monstruosamente lentas que son las cajeras italianas, y acabamos diciendo verdaderas barbaridades bajo el amparo de la “inmunidad idiomática”. Ese fue el momento justo en el que la cajera, que resultó ser latina, nos pregunto en perfecto castellano si queríamos una bolsa, dejándonos bastante cortados.

 

Cruzando el viaducto de vuelta al camping, nos dimos cuenta de que la viejecita que nos cruzamos realmente tuvo miedo por su integridad física, lo que casi nos lleva a plantearnos el tema de la imagen personal. Por suerte, fue un momento fugaz.

 

Para hoy, tenemos planeado visitar los jardines de villa Borghese y dan un último paseo por la ciudad. Pero la mañana la dedicaremos primero al descanso y la vagancia. A la hora de comer, hicimos unos precocinados chungos y unas patatas fritas en grado de tentativa, y aproximadamente a las 4 de la tarde conseguimos activarnos y salir de allí.

 

Inicialmente llegamos a una explanada junto a la estación de metro que parecía bastante deprimente, pero luego llegamos a un gran parque muy agradable, donde nos remojamos en un estanque y descansamos un rato. Continuamos por la zona inmediatamente al sur, buscando una cripta hecha de huesos y estas cosas, pero aunque a esta llegamos cuando estaba cerrada, de camino atravesamos la zona de hoteles de 5 estrellas, embajadas extranjeras y aparcamientos con cochazos de muchos ceros, donde estábamos un poco fuera de lugar, pero nos lo pasamos bien rajando de los millonarios.

 

Por la noche, nos montamos una cena en plan mediterráneo, a base de pan con tomate, aceite, ajo y embutidos varios.

La verdad es que todos habíamos perdido parte de nuestro impulso inicial, y es que el ritmo que llevábamos en cuanto a alimentación y calidad de vida estaba siendo un poco duro. Lo aguantamos bien, pero el problema llegó cuando tuvimos un mínimo de comodidades, pues nos apalancamos del todo.

 

Aprovechamos esa tarde-noche para arreglar nuestras cosas, organizarnos e higienizar un poco nuestras tiendas, lo cual derivó en el caso de la tienda de Rafa en un improvisado mercadillo de ropa en estado de descomposición, húmeda pero agradablemente perfumada desde que se rompió el bote de detergente. Conscientes de que era nuestra última noche, nos dormimos mentalizándonos ya de que esto llegaba a su fin.

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Día 17

 

7:30 A.M. Camping Roma, Roma

 

Me despierta Pablo, que siempre es el primero en despertarse, porque tenemos visita. Justo delante de nuestra tienda, uno de los gorilas de seguridad, avisado por el miserable inglés que estaba junto a nuestras tiendas y que ha pedido un traslado, nos está diciendo algo. Despejado a toda velocidad, intento entender lo que nos dice. Básicamente, nos está tomando por unos miserables vagabundos que están allí de gorra, y nos pide que mostremos los pases.

Después de buscarlos un rato, pues la confianza con el gallego de la puerta nos ha hecho pasar mucho de ellos, y pasando unos momentos en los que el de seguridad parecía querer tirarnos por encima del muro, encontramos los pases. Además, al decirle que nos íbamos ese mismo día, pareció tranquilizarse y nos dejó en paz.

 

El día de hoy no nos ha cundido demasiado, y hemos seguido la rutina de supermercado-vagancia, alternando con formas arcaicas de alimentación. Esto último se refiere, por supuesto, al lujo que nos permitimos al comprar unas patatas, cosa que acabó en desastre después de quedarnos sin gas a media cocción, dando lugar a masas aceitosas semifritas que nos comimos a medias, como quien dice, por amor propio.

 

Después de comer, cogimos todos nuestros bártulos, nos despedimos de las gentes del camping, y partimos de nuevo a Roma con la intención de hacer una última excursión, que empezó en el Quirinal y derivo en un callejear sin sentido ni rumbo, al fondo del cual se divisaba indefectiblemente el Coliseo (maldito…), y en la que, cargando las mochilas como íbamos, estábamos entrando de nuevo en modo agotamiento absoluto.

 

Garrido se pico de nuevo por que estaba harto de que no tuviésemos ni zorra de orientarnos, así que se piró y dijo que nos veríamos en el aeropuerto. En fin, ya conocemos a Garrido…

 

Cuando por fin encontramos el lugar donde está el Moisés, estaba cerrado, y nos piramos a Termini para ir al aeropuerto.

Cogimos los billetes, llegamos a Ciampino y… o, vaya, el aeropuerto está un poco alejado, pero hay un autobús lanzadera por… ¡1 euro! Están locos estos romanos, no tenemos suficiente dinero, así que decidimos ir andando. (Resulta reseñable que desde el día 16, San Cajero ha dejado de atender mis ruegos y me ha informado de que no nos queda dinero, incluso he gastado parte del de Rafa que estaba en la cuenta, el de emergencia… todo. Menos mal que el camping ya está pagado y que nos quedan aun como 30 euros en efectivo)

 

De lejos pudimos ver a Garrido, que curiosamente no llegó mucho más pronto que nosotros, pero el sí estaba subiendo a la lanzadera.

 

Pronto llegamos al muro del aeropuerto, por lo que solo faltaba andar hasta encontrar una puerta, ¿O no?

Oh, que grave error… preguntamos a un paisano si la puerta estaba muy lejos, a lo que contesto con un “a piedi?” El “sí” que recibió por respuesta le hizo poner cara de alucinado, nos contó que este era el aeropuerto militar y que el civil estaba bastante lejos. Bueno, el vuelo sale por la mañana, pero ir andando va a ser mortal…

 

En esto, nuestro nuevo amigo nos da la gran noticia: “Os llevo, tengo que ir hasta allí a una farmacia”

¡Sí, por fin un poco de suerte! Y menos mal, porque si Claudio no nos hubiese llevado, fácilmente habríamos tardado 3 horas por la autopista. Al final, todo acabó bien, conversamos con él, y acabamos sanos y salvos en el aeropuerto.

 

Nos reencontramos con Garrido, que se ha hecho amigo de dos chicas norteamericanas que estudian en una especie de colegio de monjas en Málaga, o algo así, y cenamos por ahí tirados los 6. Cuando por fin toca dormir, montamos por última vez la tienda de campaña en el mejor césped desde Bergamo (el del aparcamiento) y dormimos plácidamente nuestra última noche en Italia

 

Día 18

 

Aparcamiento del aeropuerto, Ciampino. 7:20 AM

 

 

Despertamos y lo primero que vemos es un coche de los carabinieri, cuyos ocupantes están… ¡Riéndose de nosotros! En fin, al menos no se han puesto pesados. Recogemos todo y facturamos, después embarcamos, y algunas horas después del desayuno ya estábamos en Madrid, para hacer transbordo a Vigo.

 

Ya estamos aquí, Peinador, aeropuerto de Vigo, igualito que siempre. Un colega se ha acercado junto con un surtido de padres a saludarnos, y poco podemos hacer para disimular los kilos perdidos, o mi mugrienta barba de 18 días (ni Pablo ni yo hemos tenido intención de afeitarnos)

Pablo se larga andando a su casa, presto a darle una sorpresa a su madre, que cree que el vuelo se ha cancelado y que volvemos mañana. Los demás podemos llegar en coche a casa.

 

Se ha acabado.

 

El Vagabundo's Tour 07 se ha acabado, pero ha dejado buen sabor de boca.

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Conclusiones

 

 

Han pasado ya seis meses desde la finalización del Vagabundo's Tour 07. Nuestro primer viaje en plan aventurero, aunque seguro que no el último. Los recuerdos más fugaces empiezan a confundirse y diluirse en la memoria, pero las profundas sensaciones despertadas tardarán mucho más en desaparecer. Aun nos reímos a carcajadas cuando recordamos las anécdotas del viaje, y las situaciones que en directo resultaron angustiosas, ahora son miradas con cariño y nostalgia.

 

Después del viaje, somos los mismos que antes, especialmente ahora que hemos recuperado un peso normal, pero también somos distintos. Hemos abierta una senda para abrir nuestras mentes, y trataremos de hacer el mundo cada vez más pequeño a partir de ahora.

 

Hemos aprendido muchas cosas, desde discutir precios en italiano hasta sobrevivir con una lata de melocotón, pasando por cocinar en 30 centímetros cuadrados; pero las más importantes no pueden ser descritas, o al menos yo no encuentro las palabas.

 

Los primeros días después del regreso resultaron muy extraños para mí, despertarme en un colchón, ducharme cuando y como quiero, comer en cantidades razonables… pero también se ha perdido la sensación de aventura, la grandiosa sensación de emoción y temor cuando no tienes ni idea de donde dormirás esta noche.

 

Algunos hábitos nos costarán quitárnoslos. Cuando camino por la calle, tengo una nueva tendencia a buscar sitios discretos y protegidos del viento donde quepa nuestra tienda de campaña.

 

Ahora ya estamos de nuevo con las rutinas habituales, siempre grises. Pero en ningún momento hemos olvidado la experiencia del verano. Aunque la idea tardó poco en surgir, es ahora cuando está cogiendo fuerza un Vagabundo's Tour 08.

 

Con nuestro pequeño fondo de experiencia, trataremos de no caer en errores del pasado, sino de buscar errores nuevos, que siempre son más divertidos. Además, intentaremos llevar una cámara de fotos que de verdad haga fotos, y no la cámara de video de los años 80 de llevábamos.

 

Aquí, y ahora, queda inaugurada la “fase preliminar” del Vagabundo's Tour 08, que debe llevarnos a explorar los confines de República Checa y Polonia en profundidad, allá por Julio.

 

Este relato no ha sido un diario. Ha sido el primer tomo de una saga.

 

 

Saludos, y gracias a todos los que me habeis leido.

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Soberbio, rapaces!

 

Ben, ao outro lado da pantalla, galega que anda a planear un primeiro Inter, (máis ben de proba, este ano) por Francia adiante.

 

De veras que o diario foi partirse, a repanocha, lin todo de un tirón (en vez de estar a acabar algún q outro traballo pá facul!)

 

A escribir máis. E que veñan, para iso, moitos máis Vagabundos'Tour, mozos!

Até loguiño!

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Ben, ao outro lado da pantalla, galega que anda a planear un primeiro Inter, (máis ben de proba, este ano) por Francia adiante.

 

De veras que o diario foi partirse, a repanocha, lin todo de un tirón (en vez de estar a acabar algún q outro traballo pá facul!)

 

A escribir máis. E que veñan, para iso, moitos máis Vagabundos'Tour, mozos!

Até loguiño!

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Soberbio, rapaces!

 

Ben, ao outro lado da pantalla, galega que anda a planear un primeiro Inter, (máis ben de proba, este ano) por Francia adiante.

 

De veras que o diario foi partirse, a repanocha, lin todo de un tirón (en vez de estar a acabar algún q outro traballo pá facul!)

 

A escribir máis. E que veñan, para iso, moitos máis Vagabundos'Tour, mozos!

Até loguiño!

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