Jump to content
Conéctate  
Exiliado

Cuatro gallegos rumbo a italia

Publicaciones recomendadas

hola!

yo te leo de vez en cuando (algún día lo haré del todo , pero bastante tengo con subir mi diario de vietnam, diox! y poco más), pero mi consejo es q lo acabes no por la gente, sino por ti. yo tengo ya varios diarios acabados y es q cuando los ves al cabo del tiempo es la releche!!

ánimo y a continuar!!

Compartir este mensaje


Enlace al mensaje
Compartir en otros sitios web

Oh, que bonito, gente apoyandome...

Bueno, iba a continuarlo igual, me pasa como en la vida real, que para callarme tengo que estar bajo el agua o algo asi, pero agradezco mucho que os tomeis la molestia de decirmelo. Hasta ahora estaba de examenes, pero ya estoy haciendo planes para una posible escapada a turquia en enero, o algo asi.

Un saludo, pondré la última semana de viaje cuanto antes. Deica logo

Compartir este mensaje


Enlace al mensaje
Compartir en otros sitios web

Día 13

Camping Roma, Roma, 6:00 AM

 

Otra vez demasiado temprano, despertamos, ducha rápida y a toda leche a Termini a coger un tren. Nuestro destino: Caserta.

El tren va bastante lleno en el primer tramo, pero en alguna de las estaciones se vacía considerablemente, hasta el punto de quedarnos solos en nuestro vagón, que es el último.

 

Llevamos ya tres horas y media de viaje, hemos perdido la cuenta de las estaciones y de las veces que he perdido a las cartas, y Rafa y yo decidimos recorrer el tren entero para echar un vistazo.

 

Comenzamos a andar, y los temores de estar en un tren fantasma crecen: 10 vagones, y no hay nadie. En el vagón número 14, una anciana con aspecto de abuela de mafioso de película. En el 16, una chica sudamericana con sus hijos. En el 20, nos empezamos a preguntar por que tiene tantos vagones. En el 24, barajamos la posibilidad del tren sin fin. En el 28, ya estamos seguros de que el tren es circular, y de que Garrido y Pablo aparecerán en el siguiente vagón. Y en el 31, por fin, la puerta del maquinista. Y como no podía ser de otra manera, justo en ese momento se lee por la ventana un letrero: CASERTA.

 

Con nuestras mochilas a chiquicientos mil ciento y treinta quilómetros, echamos a correr por los vagones, con el tren a punto de salir para la siguiente estación. Por suerte, esta vez los compañeros han tenido un detalle, y nos han sacado las mochilas, así que podemos bajar.

 

La primera impresión cuando vas a visitar el Versalles italiano es importante, y en esta ocasión no es distinta a la de otros grandes lugares de Italia: Está en obras.

Casi es gracioso, todo el país está envuelto en sábanas blancas…

 

Decididos a no decepcionarnos, y tras esquivar al vendedor de guías, llegamos a la entrada lateral, y descubrimos que solo están remodelando el jardín delantero, pero que casi todo está bien. Y la verdad, está muy, muy bien. Primero pasamos e trámite de la entrada, en la que de alguna manera misteriosa Garrido, con su gorra y aspecto de turista cutre, con bermudas y polo a rayas y una gorra en la que pone “Marbella”, consigue colar como estudiante menor de edad presentando el carnet joven caducado gallego (cabe destacar que el que hacen en Vigo consiste en una foto plastificada de manera chafardera y con los datos escritos con rotulados, todo muy “made in feito na casa”), y sin hablar una palabra de italiano, mientras que nosotros tenemos que pagar 5 eurazos.

 

Una vez dentro, la indignación se pasa pronto, porque los jardines del palacio de Caserta son espectaculares. Durante varias horas, damos vueltas por allí, remojándonos en los aspersores tamaño B-52 y viendo estatuas y esculturas. Realmente, allí nos lo pasamos muy bien y nos sirvió para quitarnos el maldito estrés (existe un video bastante triste en el que yo ruedo colina abajo 200 metros en el jardín inglés, atravesando un parterre de cardos y finalizando el viaje contra un arbusto, que demuestra lo relajados que estábamos)

 

A la salida, visitamos el interior del palacio, y después comimos unas pizzas muy baratas y buenísimas, para a continuación dirigirnos a la estación otra vez. Dada la aparente inexistencia de los revisores al sur de Roma, un único billete nos sirvió para todo el día, y pronto estábamos en Napoli Centrale.

 

Otra anécdota fue cuando dos tipejos con pinta chunga se sentaron en nuestros asientos en el tren (atraídos, sin duda, por la pinta de primo de Garrido con su gorra azul con bolsas de la compra dibujadas), y empezaron a pedirnos dinero, a lo que pablo (con su barba de diez días, camiseta del celta y bañador) respondió con un cortante y efectivo “tío, hace una semana estaba durmiendo en la calle, tengo pinta de tener dinero para darte?” En pocos momentos, se habían ido.

 

Una vez en Pompeya, dimos vueltas por la ciudad buscando una fuente, que encontramos en no-se-que congregación de monjas, para después dirigirnos a la ciudad histórica de Pompeya.

Admiramos lo bien conservada que esta la ciudad, y admiramos el gusto de los romanos por el hipócritamente bautizado “arte erótico paleocristiano”, vamos, azulejos porno.

 

Ya de retirada, en Nápoles, teníamos una hora antes del tren a Roma, y quisimos aprovecharla para dar una vuelta por la ciudad. Yo estaba lamentando que no fuésemos a ver casi nada del sur de Italia, y apenas nada de Nápoles.

Salimos de la estación, y todo aquel que haya estado allí sabrá de que le hablo cuando me refiero a verdaderas montañas de basura, gente roñosa durmiendo en pilas de cojines, bolsos desvalijados por el suelo, 4 personas en una scooter, cosas tan mugrientas que hasta las manchas estaban sucias…

 

Además, nos metimos por un callejón bastante nauseabundo y roñoso, que tenía incluso más mierda que la plaza principal, y allí ya estábamos en plan, creo que me piro. El problema principal es que era un poco tarde, y el mercadillo que tan animado debía estar antes, ahora estaba totalmente hecho un asco. Dimos un buen paseo, y paramos en un puestecillo a coger unas pizzas, pero después de que el dueño me dirigiese una mirada asesina a la vez que repetía “1,50, 1,50” por retrasarme doce millonésimas de segundo en sacar las monedas, volvimos para la estación.

 

Que no se me malinterprete, que la ciudad me gustó y todo, pero tengo que volver en otra clase de viaje para disfrutarla.

 

En la estación, montamos un pollo tremendo intentando colarnos en el nocturno a Milán, porque yo había calculado que ahorraríamos una hora de viaje, y cuando estaba a punto de salir, comprobé que era mejor otro tren y no sé que lio. Pablo y Garrido se limitaron a seguirme mientras corría de un vagón a otro, y de un tren al siguiente, pero Rafa se empeño en entender lo que estábamos haciendo, y casi se queda en el tren que lo habría dejado en Turín.

Finalmente, llegamos a Roma, maratón de autobuses, y de nuevo en nuestro “campeggio”, donde conocimos a nuestro nuevo vecino, un americano que se negaba a contestar a los saludos y al cual obstruíamos un poco el paso a su tiendo (recordar que estamos en unas losetas cutres entre dos tiendas de verdad)

 

No nos queda comida, así que hoy no hay cena, y después de dar unas vueltas por el camping, echarnos unas risas con los negratas y reírnos un rato, nos fuimos a sobar.

 

Aun rafa se llevo una última sorpresa al meterse en su saco. Básicamente, estaba acabando de apañar mis cosas en mi tienda para dormir, cuando oigo “Pablo, no me arañes”

Inmediatamente, me da una especie de shock y me quedo un momento prestando atención, para saber si dormir tranquilo, o irme al bar a dejar intimidad…

Entonces, llega la respuesta: “Aun no estoy en la tienda”

Entonces… esto es… ahhh!!! Un bicho!!!

 

La siniestra alimaña devoradora de carne era “guiri”, el gato del camping que nosotros bautizamos así porque, a pesar de hacerse muy amigo nuestro, pasaba de nosotros cada vez que venía una turista extranjera, o en su defecto cualquier ser humano con tetas (excepto garrido, que no cuenta)

 

Bueno, otro día mas… y otro en el que no he podido irme de bares...

Compartir este mensaje


Enlace al mensaje
Compartir en otros sitios web

BUENO, AÑADIR QUE NAPOLES es una de las ciudades mas chulas en las que he estado. (este veranito). Yo la ruta la hice en sentido opuesto.. en vez de partir desde la estacion, pille el metro y fui al extremo opuesto de la ciudad.. y fui andando hacia la estacion. Vaya contrastes de una zona a otra.:P

Compartir este mensaje


Enlace al mensaje
Compartir en otros sitios web

Día 14

Camping Roma, Roma

 

Aprovechando las merecidas horas de sueño después de la paliza de ayer, nos despertamos con calma y desayunamos lo mejor que podemos, con la intención de visitar el vaticano hoy.

 

Llegamos como a las 10 de la mañana, y vimos una pequeña cola junto a las puertas de los museos vaticanos. Buscando el final de la cola, estuvimos 10 minutos caminando, hasta que, cuando contábamos unos 9 kilómetros de cola, desistimos de visitarlos. Tendría que quedar para otro día de madrugada máxima. La duda que me queda es: la gente que estaba en la punta opuesta del país, haciendo cola… ¿tiene alguna idea de donde está la puerta? ¿Realmente cree que va a poder entrar? Misterios misteriosos de la raza humana…

 

A continuación, hicimos nuestra primera visita a la Basílica de San Pedro. De nuevo, la cola iba a impedirnos entrar hoy, pero desde fuera la columnata y el templo resultaban sobrecogedores. Varios minutos de video se gastaron en ese momento.

 

Encantados, pero decididos a disfrutarlo mañana, caminaos hacia el centro buscando una panadería para hacernos unos bocatas. Entramos en la primera que vimos, y pedimos un par de barras, grandes y con pinta de bien rellenas… hasta que nos pidieron 5 euros por ellas. Tal como habían llegado a mis manos, volvieron a las del panadero, acompañadas de un ridículo intento de expresar indignación en mi italiano troglodítico.

 

Al final, recurrimos a un super de toda la vida y compramos dos baguettes de estar pre-congeladas que salvaron el momento. Vimos el castillo de Sant Angelo por fuera, pero decidimos no entrar.

 

De camino a otros museos, llegamos al Vittorino, al que hoy si pudimos entrar. Resulta sorprendente el grado de fetichismo que hay en Italia alrededor de Cavour, Garibaldi y el rey Vittorio Emmanuel, que supongo que aquí lo habrá hacia otros y yo no me doy cuenta pero… bueno, quiero decir, que dedicarles calles en todas las ciudades y días festivos, está bien, pero ¿el sable de Garibaldi? ¿El mosquete encasquillado de Garibaldi? ¿La bala extraída de Garibaldi? ¿la piedra de riñón de Garibaldi? ¿¿¿Los gayumbos de Garibaldi??? Es que ya me imagino a Prodi, desayunando en el Quirinal, frente a un pedestal con el cipote incorrupto de Garibaldi…

 

En las puertas de los museos capitolinos, comimos unos bocatas de embutidos de sabores curiosos (carne de algo al aroma de anchoa, o algo así) y pasamos al interior. Los más divertido de estos sitios es pasar delante de una estatua y recordar las clases de historia de la eso, pensando… Ja, toma esa Fernando, tendrás que buscar otro monumento para sorprendernos la próxima vez… que tiempos…

 

El museo está dividido en varias alas, y después de visitarlo a conciencia en un par de horas salimos, rumbo al coliseo. Nadie nos impidió pagar con excusa de alguna festividad, y entramos.

 

En mi opinión, en un lugar que parece decepcionantemente pequeño, pero a medida que vas andando por su interior y vas captando sus dimensiones y pensando la época en que fue construido, las cosas que allí han pasado y las películas en las que ha salido, va impresionándote mas y mas, hasta que sales de allí encantado de la vida.

 

Agotados de nuevo por la caminata, aun nos arrastramos hasta el antiguo “circus máximos”, un extenso aunque absolutamente vacio campo con forma de estadio. Si bien sus dimensiones hacen suponer un pasado glorioso, no se pierde nada el que no vaya, excepto un grupo de cuervos que volaban por allí.

 

De vuelta a casa (cosa mala eso de acostumbrarme a llamar “casa” a una tienda de campaña de 1,30 de ancho…), y cenamos unos macarrones con tomate, y como no podía ser de otra manera, nos fuimos a dar una vuelta nocturna con la gente que estaba de marcha por ahí. La cosa empezó bien, tirándole el cubata a un australiano y a punto de empezar una pelea multicultural, aunque quedo en nada y a la hora en la que los macarroni chapan los chiringos nos fuimos a sobar, pues mañana toca otra madrugada máxima para ir al Vaticano.

Compartir este mensaje


Enlace al mensaje
Compartir en otros sitios web

Bueno...es que para ir a los museos vaticanos, teniendo en cuenta que es el museo mas importante de Italia, sino de Europa y del Mundo Mundial.... y llegar a las 10 A.M. que es cuando abren... y sabiendo que la peña empieza a llegar sobres las 8 a.m. para ir haciendo la peuueña cola para pasar los detectores ect... y despues dejar bolsas ect....

 

Como recomendacion añadiria que de no llegar temprano intentarlo despues de las 12 (YA NO HAY COLA O ES DE 15 MINUTOS COMO MUCHO)... eso si...hay q ir a toda hostia y seleccionar... pq lo que hacen para vaciar es ir cerrando salas y van guiando a los visitantes hacia la salida como corderitos.

Compartir este mensaje


Enlace al mensaje
Compartir en otros sitios web

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Responder a este tema...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Only 75 emoji are allowed.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
Conéctate  



×

Información importante

Continuando en el sitio, aceptas nuestros Términos de Uso y Normas. Además, hay cookies. Puedes ajustar las cookies o continuar tal cual.